Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

domingo, 13 de diciembre de 2009

José María Gil Robles


José Mª Gil Robles y Quiñones había nacido en 1898. Catedrático de Derecho Político. Hombre entregado en cuerpo y alma a la Iglesia y sus jerarquías. Se inició en la política en las filas del partido social popular de D. Ángel Ossorio y Gallardo (quien, a raíz del golpe de estado del General Primo de Rivera en 1923, se hizo crítico de la monarquía y fue luego una destacada personalidad en la II República). Gil Robles fue diputado del partido agrario por Salamanca en 1931; luego diputado de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) por Salamanca en 1933 y 1936. Jefe de la «acción popular» que unos han visto como partido democristiano y otros como clerical-fascista. Su línea era la del reaccionarismo posibilista: llevar a la República tan a la derecha como fuera posible no planteando de momento la cuestión de la forma de gobierno; ministro en el «bienio negro» (1934-35) y responsable máximo de la dura represión del levantamiento obrero de Asturias (oct. de 1934). En 1936, con todas las demás fuerzas de la oligarquía española, se unió a la causa de la conspiración antirrepublicana y apoyó la sublevación fascista capitaneada por Francisco Franco, a cuyas órdenes mandó que se colocaran las huestes de la CEDA, que a menudo fueron de las más sanguinarias en el exterminio de los «rojos».

En 1933 consiguió formar alrededor de su partido una gran coalición conservadora, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que resultó el partido más votado en las elecciones de aquel año. Erigido en árbitro de la situación política, en 1934 consiguió tres carteras ministeriales para la CEDA en el gobierno de coalición de las derechas, lo cual provocó el estallido de la Revolución de Octubre, pues la izquierda veía en Gil Robles el representante español de la oleada de dictadores reaccionarios que se estaba adueñando de Europa (Mussolini, Hitler, Dollfuss...).


Reprimida la revolución de 1934 por el Ejército, al año siguiente la CEDA obtuvo cinco carteras en el Gobierno, con Gil Robles como ministro de la Guerra; desde ese puesto se dispuso a desmontar la obra reformadora del primer bienio republicano, pero un escándalo político (el caso del estraperlo) lo impidió, al romper la coalición en aquel mismo año.

Al no ser llamado a formar gobierno por el presidente Alcalá Zamora, como él esperaba, Gil Robles se inclinó ya decididamente por la opción de un golpe militar para tomar el poder, aunque el golpe no fraguó entonces porque lo consideraron prematuro los militares con los que Gil Robles estaba en contacto (como Mola o Franco). En las elecciones celebradas en 1936 se dio un retroceso importante de la CEDA, paralelo al triunfo de las fuerzas de izquierdas agrupadas en el Frente Popular.

Al producirse finalmente el golpe militar en el verano de aquel año, Gil Robles prefirió salir de España y desarrolló una campaña de apoyo a los sublevados desde Portugal. Tras el triunfo en la Guerra Civil (1936-39) del bando de Franco, que no le reservó papel político alguno, Gil Robles se integró en el consejo del pretendiente monárquico don Juan de Borbón. En 1953 regresó a España e intentó formar un movimiento demócrata-cristiano (1953); expulsado de nuevo en 1962, no pudo volver a la política activa hasta la muerte del dictador, en 1975. Participó entonces en la formación de la Federación Demócrata Cristiana, con la que se presentó a las elecciones de 1977, en las que fracasaron tanto él como su opción política.

D. Niceto Alcalá-Zamora caracterizó así a la C.E.D.A.: `Fue el más heterogéneo conglomerado, sin más vínculo que la unión personal en Gil Robles, cuyas dotes de caudillaje se mostraron en eso mucho más que las de gobernante. Había en aquélla (en la C.E.D.A.) una buena parte de democracia cristiana, con gentes modestas y devotas, algunos clérigos transigentes y previsores, y núcleos de abolengo paradójicamente tradicionalista, [...] Hubo también otra parte o ala derecha de origen y de simpatías hacia el régimen monárquico, formada por propietarios asustadizos y aristócratas de segunda o tercera fila. En el centro bullía con agitación violenta una hueste de impulsos, métodos y fórmulas fascistas. [...] El tercero era el inadaptable, el peligroso... y lo peor fue que con éste coincidía, más bien que por la ambición por el temperamente, Gil Robles, con decidida y funesta preferencia.' (Memorias, Barcelona: Planeta, 1977; citado por Manuel Rubio Cabeza, Las Voces de la República, Barcelona: Planeta, 1985, p. 164.)


Gil Robles declaraba en 1937 (Aldo Garosci, Los intelectuales y la guerra de España, p. 203): `El ejército ha sido su iniciador [del alzamiento] y es el instrumento eficaz de la victoria. Pero, detrás de él, sin distinciones de regiones ni de clases sociales, están todos los españoles que no se han resignado a caer en las garras del comunismo. Es el levantamiento de una nación entera que, salvándose a sí misma, salvará a toda la civilización occidental'. O sea, a la propiedad privada. Entre los españoles resignados, según Gil Robles, a caer en las garras del comunismo estaban: Portela Valladares, Alcalá Zamora, Azaña, Prieto, Ossorio y Gallardo, Jiménez de Asúa, Martínez Barrio e incluso Juan Ramón Jiménez, Luis Recaséns Siches, el propio Menéndez Pidal, ninguno de los cuales se sumó al Alzamiento Nacional ni estaban «detrás» del ejército.

Cierra España.

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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte