Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

domingo, 13 de junio de 2010

74 aniversario del enfrentamiento de un pueblo. (Iª parte)

Estamos a las vísperas de la conmemoración del 74 aniversario, de una contienda que destruyo España, de una contienda que hizo que hermanos a consecuencia de las políticas y políticos de izquierda, combatieran y derramaran su sangre, esta situación no llega por entrar en el 36 un gobierno de coalición de izquierda o frente populista, sino por el mal funcionamiento de un gobierno y una Republica durante años, donde se perdió la decencia, la honradez y se llevo al pueblo a la mas profunda de las miserias, siendo la gota que colmo el vaso y el colofón del mismo, el gobierno de coalición frente populista de las izquierdas de España.

El acercamiento alcanzado entre los partidos republicanos a partir de abril de 1935 sirvió a Azaña para proponer a los socialistas la formación de una coalición electoral para recuperar la República del primer bienio. La aceptación del PSOE (dividido entre prietistas y largocaballeristas), tuvo que superar reticencias de éstos último que condicionaban el pacto a la presencia en él de otras organizaciones obreras. En enero de 1936 la practica totalidad de toda la izquierda (la CNT mantenía una actitud de cierta neutralidad), firmo el Manifiesto Electoral del Frente Popular, que con un contenido moderado, estaba concebido para ser desarrollado por un gobierno compuesto por miembros de partidos republicanos con ayuda exterior de las fuerzas obreras. A este bloque de izquierdas se le opondría otro de derechas encabezados por la CEDA.

La victoria del Frente Popular fue acompañada de la practica desaparición del Partido Radical y la configuración de un sistema de partidos pluralista polarizado. Los comunistas entraban con 16 diputados. El sistema de partidos seguía presentando una alta fragmentación, reflejando los diferentes conflictos (regionales, confesionales, sociales y sobre la forma de gobierno) que se manifestaban en la realidad española del momento.

Los republicanos formaron el primer Gobierno frentepopulista presidido por Azaña hasta que en mayo pasó a ocupar la presidencia de la República tras la destitución de Alcalá-Zamora pro las Cortes. El Gobierno concede una amnistía para los represaliados de la revolución de 1934, restablece la Autonomía de Cataluña y reanuda una serie de reformas (entre ellas la agraria), en un situación de graves tensiones sociales y gran violencia. Se hace necesario que el PSOE entre en el Gobierno para contrarrestar la debilidad manifiesta de los republicanos, pero los largocaballeristas bloquean esta salida. Esta situación deja un vasto espacio para la actuación muy radicalizada de los sindicatos UGT y CNT que se han convertido en auténticos poderes sociales.

Mientras tanto, la CEDA está atenta a los movimientos y pierde relevancia política en la medida que ganan peso otras formaciones derechistas de nítido antiparlamentarismo (la trama militar de inspiración monárquica), en la conspiración contra la republica. El ejército tendrá el protagonismo en el golpe de Estado que se inicia en Melilla el 17 de julio de 1936, y la división en sus filas abrirá las puertas a la Guerra Civil.

En España, a partir de abril de 1935, Manuel Azaña y otros republicanos de izquierda propugnaron la cooperación y la unión de las fuerzas políticas liberales y obreristas; en julio-agosto de este mismo año la III internacional, en su séptimo congreso, revisó su política de oposición sistemática a la socialdemocracia y propuso la agrupación de todas las fuerzas izquierdistas en un Frente popular, con objeto de oponerse al ascenso del movimiento nazifascista. Entretanto, y después de los escándalos del estraperlo y de Nombela, Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la República, encargó a Portela Valladares la formación de un nuevo gobierno (14 diciembre 1935), con la misión de disolver las cortes y realizar elecciones (Alcalá Zamora deseaba la victoria del centro, que afianzase la democracia y la república moderada, pusiese un freno al avance de las izquierdas y del marxismo, y eludiese el peligro de que la república fuese gobernada por elementos no declaradamente republicanos).

El 7 de enero de 1936, Portela Valladares anunció la convocatoria de elecciones. Días más tarde (15 enero) se firmaba el pacto electoral del Frente Popular, entre Izquierda Republicana, Unión Republicana, el PSOE, el PCE, el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), la UGT, la Federación Nacional de Juventudes Socialistas, el Partido Sindicalista y el Partido Republicano Federal; al mismo tiempo, en Cataluña se acordaba el Front d'esquerres de Cataluña. Estas alianzas electorales tenían un programa mínimo en el que se prometía una amnistía para los 30 000 presos politicosociales (en gran parte consecuencia de la fallida revolución de octubre de 1934) y el retorno a una política claramente republicana y evolucionista.

Por parte de los partidos firmantes del pacto se establecieron listas conjuntas de candidatos, y se convino en que, en caso de victoria, se formaría un gobierno exclusivamente de republicanos, mientras que los partidos obreros lo apoyarían sin formar parte de él. Incluso la dirección anarquista de la CNT, atemorizada por la represión sufrida y deseosa de que sus presos recobrasen la libertad -como exigían sus masas-, se abstuvo de hacer campaña antielectoral, y alguno de sus miembros, privadamente, recomendó se votase a las izquierdas. Éstas prometieron que el gobierno de la Generalidad -entonces encarcelado- sería reintegrado en el poder, y que se aceleraría la transferencia de funciones a la Generalidad; se propugnó, asimismo, la concesión de la autonomía al Vascongadas.

Las elecciones se celebraron el 16 de febrero, presididas por Portela Valladares, jefe del gobierno y ministro de Gobernación (la mayoría de los gobernadores civiles habían sido nombrados después de la victoria centroderechista de 1933 o fueron designados para sustituir a los gobernadores civiles izquierdistas separados después de la revolución de octubre de 1934). En 52 de los 70 distritos electorales los votantes pudieron elegir entre dos listas: la del centro-derecha y la del Frente popular. El 20 de febrero las juntas electorales dieron a conocer los resultados: el Frente popular había obtenido 257 diputados y unos 4.800.000 votos, la derecha 139 y 3.997.000, y el centro 57 y 449.000; 20 escaños quedaron sin decidir y hubo que recurrir a una segunda vuelta. El Frente popular se había impuesto en Cataluña, Madrid, País Valenciano, Aragón, Murcia, Andalucía, Extremadura, Galicia, Asturias y Vizcaya.

Emisarios de las fuerzas derechistas urgieron a diversas personalidades militares (entre ellas a Franco) a que se diese un golpe de estado, lo que fue rehusado por considerar que las circunstancias no eran oportunas. El 19 de febrero Azaña se hizo cargo del poder, sin esperar a la apertura de las cortes, prevista para el 16 de marzo. El gobierno Azaña, formado por nueve ministros de Izquierda republicana y tres de Unión republicana, amnistió a los presos politicosociales (22 febrero), suspendió el pago de las rentas agrícolas en Andalucía y Extremadura, primer paso para la revitalización de la reforma agraria (23 febrero), restableció en sus funciones a los ayuntamientos vascos suspendidos en el verano de 1934, al gobierno de la Generalidad, a los ayuntamientos catalanes y a los socialistas suspendidos después de la revolución de octubre de 1934. Azaña envió a Franco a la capitanía de las islas Islas Canarias y a Goded a la de las Baleares, con objeto de alejarlos de Madrid.

Al constituirse las cortes (17 marzo), los partidos del Frente popular contaban en ellas los siguientes diputados: socialistas 99, comunistas 17, Izquierda republicana 87, Unión republicana 39, Esquerra y sus aliados 36, federales 2, independientes de izquierda 17. El 7 de abril Alcalá Zamora fue depuesto de su cargo de presidente de la república (por 238 votos contra 5), acusado de haber disuelto por dos veces las cortes. El cargo lo ostentó Diego Martínez Barrio, presidente de las cortes, hasta que Azaña fue elegido presidente el 8 de mayo. Éste confió el gobierno a Casares Quiroga (10 mayo), quien lo formó con siete ministros de Izquierda republicana, tres de Unión republicana, uno de Esquerra y un independiente de izquierda.

Cierra España.

Seguidores

Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte