Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

martes, 27 de octubre de 2009

Patente de corso.



La milicia no es angélica


ARTURO PÉREZ-REVERTE  25 de Octubre de 2009

Creo que alguien debería explicarle a la ministra de Defensa lo que es un soldado. Me refiero a uno de esos que desfilaron hace un par de semanas con casco y escopeta. Es cierto que la ministra tiene alrededor, en cada foto, un montón de generales y uniformados varios que podrían explicárselo perfectamente. Pero tengo la impresión de que no se expresan bien; tal vez porque a medida que asciendes, te suben el sueldo y te acercas a la jubilación, uno suele volverse menos elocuente. Con lo fácil que sería, por otra parte, abrirle a la titular del ramo el diccionario de la RAE por la palabra soldado, mostrarle que significa persona que sirve en la milicia, llevarla luego a la palabra milicia y hacerle leer algo que no admite equívocos: (Del latín militia. Femenino). 1. Arte de hacer la guerra y de disciplinar a los soldados para ella. 2. Servicio o profesión militar. 3. Tropa o gente de guerra. Es cierto que hay una cuarta acepción: coros de los ángeles, que lleva como ejemplo la milicia angélica. Pero cuidado. Que no se haga ilusiones la ministra. Ahí ya estamos hablando de otra cosa.

Lo que no dice el diccionario, desde luego, es tropa o gente de paz. En sentido recto, soldado remite a lo que debe: un fulano disponible para matar y que lo maten en guerras defensivas u ofensivas. Alguien que por patriotismo, obligación, dinero o lo que estime oportuno, está entrenado para escabechar a sus semejantes; procurando que palmen más fulanos del otro bando que del suyo. El lado turbio del oficio –matarife, a fin de cuentas– se compensa con otros aspectos respetables: disciplina, disposición a soportar penalidades y miserias, y el sacrificio singular de exponerse al dolor, la mutilación y la muerte. Hay gente a la que no le gusta ese paisaje, y desde un punto de vista tan digno como su opuesto defiende la desaparición de soldados y ejércitos, en favor de un mundo ideal –y me temo que imposible– donde la palabra soldado sea un anacronismo. Otros, más realistas, admiten que la existencia de soldados profesionales, que sirven de modo voluntario y aceptan los riesgos del oficio, es necesaria en un mundo imperfecto y violento como el nuestro.

En todo caso, la palabra humanitario nada tiene que ver. Eso no corresponde a los soldados, sino a las organizaciones y oenegés adecuadas. A ellas corresponde poner tiritas, repartir agua embotellada y socorrer a los parias de la tierra. Por el contrario, la misión básica de los soldados –considerando la convención de Ginebra y la conciencia de cada cual– es hacer todo el daño posible al enemigo. Matarlo mucho y bien, inspirarle temor y vencerlo, disuadiéndolo de intentarlo de nuevo. Los soldados no fueron ideados para otra paz que la impuesta por sus bayonetas, ni para inspirar afecto, sino temor. Incluso en una misión de paz se trata de pacificar a hostias, si hace falta. Llegado el caso, lo que se espera de ellos es eficacia letal; de un modo compatible, dentro de lo que cabe en su sangriento oficio, con la decencia y la piedad, cuando se pueda. Que maten más y mejor que nadie, de manera que los intereses de su patria natural o adoptiva, o de la paz ajena que defienden, sean respetados por otros. Eso significa eficacia y ausencia de complejos. Por eso, llegados a tales extremos, las palabras soldado y misión humanitaria pueden ser no sólo incompatibles, sino confusas y hasta mortales.

Es lo que ocurre en España. Incapaces de conciliar de modo inteligente la necesidad de un ejército con la tendencia pacifista de la sociedad occidental actual, nuestros gobernantes –eso incluye al Pesoe como al Pepé– intentan lo imposible: unas fuerzas armadas desarmadas compuestas por soldados humanitarios, cuyo objetivo no es hacer la guerra sino la paz, y a los que se respeta más cuando se dejan matar que cuando matan. Esa imbecilidad se desmorona cuando lo real se presenta en forma de mina, emboscada o combate, y las familias largan en el telediario, con toda razón, que nadie les habló de guerra, y que su chico no fue a que le volaran los huevos, sino a repartir leche condensada. Es entonces cuando la ministra o ministro de guardia en esta charlotada bélico humanitaria del Bombero Torero, atrapados en su propia incongruencia, se adornan con media verónica ahuecando la voz y poniéndose estupendos mientras hablan de la deuda que España tiene con los difuntos y difuntas. Haciendo, además, que éstos queden como pardillos, al negarles incluso la palabra guerra; que, por políticamente incorrecta que sea, es la única que explica una muerte en combate. Cuando en un ejército profesional, voluntario, las familias protestan y se dicen engañadas si sus chicos mueren, alguien no se ha explicado bien. O no tenemos soldados, o los tenemos. Y si los tenemos, es para que palmen sin rechistar cuando les toque. No para que la ministra de Defensa –y sigo sin saber lo que defiende– venga a decirnos, con voz trémula y solemne, que acaban de matar a un cervatillo en el bosque de Bambi.

Cierra España.



Pues yo tambien soy Español y como no, segun la politica correcta, pues terrorista, pero al menos, defiendo a España, la justicia hoy, aqui, no existe.


Orgulloso de tí. Amigo y camarada Javier





Octubre 27, 2009

Escribo estas breves líneas de forma incondicional, personal y fuera de vinculaciones políticas en apoyo de Javier López, detenido el pasado viernes en Navarra por su supuesta vinculación con amenazas al entorno proetarra.

Ha sido detenido en el marco de una operación policial con un nombre en sí mismo esclarecedor, “quimera” - que según la RAE, es Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo - lanzada por Rubalcaba y este gobierno necesitado de dar aire al entorno abertzale para la preparación de una nueva negociación con la banda terrorista ETA. Javier, en todos los años que le conozco, es una persona ejemplar, tanto a nivel personal como militante y más en un terreno duro y hostil como es Navarra, donde son muy pocos los valientes que se atreven a levantar una voz en favor de España frente al separatismo y la complicidad y cobardía de los partidos del sistema.

Esta es una nueva operación del actual régimen de la corrupción institucionalizada que, disfrazado bajo el paraguas de “su democracia” y de “su libertad de expresión”, pretende desmantelar cualquier oposición incómoda a un más que previsible nuevo acercamiento entre los etarras y el gobierno.

Javier ha sido detenido ni más ni menos porque el jueves en el Parlamento Navarro los parlamentarios de Nafarroa Bai armaron bastante revuelo con que hubiera pintadas y desperfectos en herriko tabernas. Javier lleva años plantando cara activamente a ese entorno, haciéndolo a nivel político y llevando un mensaje nacional allí donde hace falta. Una vez más se produce la doble moral de una libertad de expresión desigual, típica de este régimen: si los que se manifiestan en Pamplona lo hacen con banderas de España y califican a Otegui como se merece, son multados enérgicamente por la derecha de Miguel Sanz, si los batasunos queman cajeros y mobiliario a plena luz del día, no se producen detenciones ni se imponen sanciones.

El pensamiento y la expresión están dirigidos en una sola línea, y el que osa salirse de ese cuadro de lo políticamente correcto y sugiere o expresa a través de libros o artículos una realidad histórica diferente a la impuesta, entonces será condenado no haber hecho un buen uso de su libertad de expresión.

Ya desde medios pro-etarras se establece que hay una vinculación entre un “grupo terrorista” y el Frente Nacional. Que nadie sea tan ingenuo de no darse cuenta de que para este sistema político es fácil meter a miles de españoles en un montaje pues somos muchos los que tenemos libros prohibidos y banderas proscritas. Así, esa daga con empuñadura de marfil que nos trajeron de Marruecos, o esa espada de recuerdo de Toledo (y que en nuestras manos se convierten en peligrosas armas), son susceptibles de aparecer en cualquier telediario junto a una bandera con el Águila de San Juan, dos libros sobre la División Azul y un cartel con el yugo y las flechas. Ya tenemos a un terrorista de ultraderecha. ¡Que horror!

No ha faltado tiempo para que algunos hayan adoptado una vez más la táctica del avestruz metiendo la cabeza bajo tierra y calificando de una forma repugnante a este grupo de personas que hoy son inocentes y que mañana serán juzgadas por este régimen corrupto, olvidando que pasado mañana pueden ser ellos quienes se vean en esta misma situación.

Por todo ello yo personalmente no quiero renegar de Javier. Ha defendido a España, ha mantenido con valentía y tesón una postura honorable en un entorno hostil y mientras “los ciudadanos ejemplares” soportan con cobarde resignación la chulería de las bandas separatistas él les ha plantado cara. En un entorno tan egoísta y cobarde como el de la actual Navarra, la figura de Javier se acrecienta como la de aquel comisario de una vieja película que, abandonado por todos, se enfrentaba en solitario a los malhechores. Al final, los cobardes salían prestos de sus escondites a felicitarle. En España y en Navarra, queda ya tan poca dignidad, que ni tan siquiera un puñado de hombres buenos tendrá una palabra de aliento para el héroe abandonado.

Si él es el terrorista, yo me sumo a serlo, antes que aparecer como un espectador acobardado de la defunción de mi Patria.

Fernando Cantalapiedra
 
Entregado por administracion de Cruzada Hispanica /Lobo Ibero.
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Parece ser que esta salida de madre de la política desigual de este país venia a traer cola sobre este asunto, esta claro como muchas veces y bajo mi opinión, sin pertenecer a ningún grupo político he anotado siempre, la justicia se mueve según el interés partidista y las circunstancias que les rodea , dejando de ser justicia, para convertirse en opresión, coartar la libertad y ajusticiar a quien no se debe, a cambio de no hacerlo con los que realmente hieren, matan, ofenden, envilecen y difaman a España, pagados por el pueblo para mas INRI.


Pues bien, aquí el defender a esta nación es delito, el plantar cara a los que de un tiro en la nuca asesinan y coartan al pueblo es delito, tanto es así, que se le juzga por terrorismo cuando en las diputaciones, ayuntamientos y la vida política debemos de aguantar a terroristas, separatistas y asesinos, pagados por el gobierno y a los cuales no se les juzga y si se hace se realiza con pasividad, y con el tiento de hacerlo de forma que estos no se desesperen; no se mide con la misma vara  en ningún caso.

Si el defender a España como unidad, como país, como nación, como reino, en un destino común para todos, el defender a todos los que son coartados por asesinos, el increpar a los que se llaman de izquierdas, libres y terroristas, que solo usan la dialécticas de las pistolas y los puños,; si el portar la insignia nacional en el balcón de casa, de la ventana o en una simple camiseta, sintiendo ese orgullo de ser español, si el apuntar con el dedo al que es un hijo de puta bastardo terrorista , si el no ser políticamente correcto; si el no querer bajarte los pantalones para que estos bastardos y sus cómplices te sigan follando el culo, y si además por realizar esto eres detenido, como terrorista, para que se pueda volver a hacer el gilipollas con los que llevan asesinando al pueblo desde hace mas de treinta años y que se sigan riendo de los españoles, no me queda mas que añadir, que con ETA, sus cachorros, los separatistas que les acompañan, y toda esa mugre, no se dialoga, ni se pacta, sólo se acaba con ellos.

Y como soy y me siento español, y me duele esta injusticia, yo también me proclamo terrorista, defensor de España, hasta la ultima gota de mi sangre.

Arriba España¡¡

Cierra España.




Seguidores

Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte