Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

sábado, 26 de diciembre de 2009

Julián Besteiro


Madrid 1870-Carmona 1940


Julián Besteiro nació en Madrid en el año 1870, en el seno de una familia de clase media. La desahogada situación económica de sus padres, que regentaban un pequeño negocio de ultramarinos, les permitió enviar a su hijo a estudiar a la Institución Libre de Enseñanza. En este centro, verdadera vanguardia de la experimentación y renovación pedagógicas en España, Besteiro conoció a algunos de sus mejores amigos y profesores, entre los cuales destaca Manuel Bartolomé Cossío, con quien trabará una gran amistad.

En 1887 inició sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid. De esta época cabe destacar su relación con Nicolás Salmerón, que se convertiría en un importante referente y que le introduciría en la militancia política de la mano del Partido Unión Republicana, fundado en 1902.

Tras obtener la licenciatura en Filosofía, y tras unos años de profundizar en el estudio de la Psicología Experimental, Besteiro opositó -y obtuvo- la plaza de Catedrático de Filosofía en un instituto de Orense, primero, y en otro de Toledo, poco después. En esta última ciudad, Besteiro se presentaría a las elecciones municipales de 1903, logrando el puesto de concejal por el partido republicano de Salmerón.

A partir de entonces, los intereses filosóficos y psicológicos y la vocación política se desarrollan paralelamente. En 1908 se produce la escisión lerrouxista del partido republicano, que Besteiro secundó afiliándose al nuevo Partido Radical Republicano. Ese mismo año le fue concedida una licencia de estudios en Alemania que empleó para estudiar durante tres años la filosofía kantiana y preparar su tesis doctoral. También descubrió en esa época la doctrina marxista y conoció los vivos debates entre el reformismo bersteiniano y la ortodoxia de Kaustky, situándose junto a este último. La formación marxista le llevó a alejarse del radicalismo burgués y a acercarse al socialismo, movimiento en el que militaría al volver a España.

Su vuelta a Madrid, en 1911, se precipitó por una convocatoria de oposiciones para la Cátedra de Lógica en la Universidad de Madrid a las que se quería presentar. En noviembre de ese año obtenía el Doctorado en Filosofía y a principios de 1912 aprobaba la citada oposición. Pocos meses después se producía la afiliación al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y a su sindicato hermano, la Unión General de Trabajadores (UGT).

Su carrera en las organizaciones socialistas fue ciertamente meteórica. En 1913 era elegido concejal de la conjunción republicano-socialista en Madrid, dos años después de su afiliación entraba en el Comité Nacional del PSOE, y en 1916 ya era el número dos de una jerarquía que encabezaba, en el partido y el sindicato, Pablo Iglesias.

Sin embargo, su aparición en la vida política nacional no se produjo hasta 1917, en que tuvo una decisiva intervención en el organización de la Huelga General. Esta huelga, acordada entre UGT y la CNT, iba a ser la expresión última de un malestar progresivo entre diversos sectores sociales (obreros empobrecidos por la inflación producida por la Guerra Mundial; militares disconformes con la política africanista del gobierno; nacionalistas catalanes molestos por el rechazo a cualquier proyecto de autonomía, y un descontento latente entre los republicanos ante la decadencia de la Restauración y el turno dinástico), pero escapó del control de la ejecutiva socialista a raíz de una huelga ferroviaria en Asturias, cuya brutal represión precipitó la convocatoria de la Huelga General con el objetivo de derrocar el régimen político existente y convocar unas Cortes Constituyentes.

Esa movilización fracasó ostensiblemente, pero fue el pistoletazo de salida del proceso de descomposición del sistema canovista que habría de culminar en la proclamación de la República en 1931. Los responsables políticos de la Huelga (Besteiro, Largo Caballero, Anguiniano y Andrés Saborit) fueron procesados en consejo de guerra y encarcelados, aunque en mayo 1918 las nuevas Cortes decretaban su amnistía. En las elecciones a esas Cortes, habían obtenido escaños seis dirigentes del PSOE: Iglesias, Prieto y los miembros del Comité de Huelga, Besteiro entre ellos.

Esas Cortes, y las siguientes, fueron el principal escenario de la actividad política de Besteiro en los últimos años del parlamentarismo dinástico. Los efectos políticos y económicos indirectos de la Guerra Mundial en España, así como la drástica decadencia de los partidos garantes de la estabilidad del régimen, el partido conservador y liberal, en beneficio de la oposición republicana, socialista y nacionalista, abrió un proceso de descomposición del modelo político en que descansaba la Restauración que se tradujo en una enorme inestabilidad política y social, en el desgaste que sufrieron los partidos dinásticos como consecuencia de su política de concentración nacional y en la reacción antidemocrática de la oligarquía dominante, que suspendió en repetidas ocasiones las garantías constitucionales. En este contexto, las intervenciones de Besteiro como diputado de la minoría socialista siempre se encaminaron hacia la denuncia de la corrupción y ausencia de libertad, de las injusticias cometidas desde el poder y contra la arbitrariedad de los gobernantes. Uno de los episodios en que su forma de hacer política fue más visible fue ante el desastre del Annual y el conflicto de Marruecos, cuando exigió responsabilidades rigurosas y fue uno de los principales promotores de la investigación parlamentaria que se llevó a cabo.

En 1923, el general Primo de Rivera dio el golpe de gracia al turnismo con el golpe de Estado y la posterior instauración de la dictadura. En este nuevo contexto de represión y autoritarismo, llama la atención que, mientras las organizaciones obreras y opositoras en general fueron prohibidas y perseguidas duramente, el PSOE y la UGT gozaron de una cierta permisividad del régimen, de forma que Largo Caballero llegó a ser consejero de Estado en esta etapa.

Besteiro no fue hostil a esa tolerancia del poder hacia las organizaciones socialistas. Como se dijo anteriormente, desde poco después de su afiliación se había convertido en el virtual líder del socialismo español ante los cada vez más frecuentes achaques de Pablo Iglesias. Cuando éste falleció, en 1925, Besteiro se hizo con las riendas del partido y el sindicato, y desde su posición de liderazgo defendió siempre la importancia de participar en todas las instituciones, legítimas o no, que permitieran la expresión de la lucha de clases y las demandas del proletariado. Ello le situó enfrente de un sector cada vez más numeroso que veía en la participación socialista un colaboracionismo y un soporte a la dictadura que había que evitar. En 1929, cuando la Dictadura ofreció a la UGT la posibilidad de entrar en la futura Asamblea Nacional Constituyente, los comités nacionales del PSOE y el sindicato rechazaron la propuesta, contra la opinión de Besteiro. Fue el primer enfrentamiento del presidente socialista con los sectores más radicales de su partido.

En 1930, tras la dimisión de Primo, empezó a tomar forma la alianza republicana contra la Monarquía. La participación o no del movimiento socialista en esa alianza, de marcado carácter burgués, también dividió profundamente a las organizaciones: Besteiro defendía una participación que no desdibujara el carácter proletario del PSOE y la UGT; mientras otros dirigentes, como Largo, apostaban por involucrarse sin matices en el pacto republicano.

Esa polémica acabó provocando la dimisión de Besteiro como presidente de UGT y PSOE cuando, el 22 de febrero, las direcciones del partido y el sindicato rechazaron su propuesta de canalizar su colaboración con el Comité Revolucionario republicano burgués a través del presidente socialista, y aprobaron designar a dos interlocutores con plena libertad para comprometer al movimiento socialista dentro de Comité. Ello significaba, de hecho, la sumisión del movimiento socialista y proletario español a una alianza republicana esencialmente burguesa, y así lo entendió Besteiro al renunciar a su cargo.

Junto con la acción política en la presidencia, Besteiro desarrolló una importante producción teórica sobre socialismo y marxismo, y no abandonó su docencia en la Universidad, de la que sus compañeros y alumnos guardan muy buenos recuerdos del profesor eficaz, distinguido y recto que era Don Julián.

En las elecciones municipales de abril de 1931, que precipitaron la proclamación de la República, Besteiro fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Meses más tarde, asumía la presidencia de las Cortes Constituyentes, cargo que ejercería entre 1931 y 1933 con mucho acierto y no pocas dificultades, a juzgar por la opinión generalizada de prensa y parlamentarios.

A partir de 1933, coincidiendo con el triunfo de las derechas en las elecciones y la constitución del gobierno radical-cedista, el movimiento socialista, influido por la experiencia rusa, inició un proceso de radicalización que lo llevó a alejarse del parlamentarismo y de las instituciones republicanas. Julián Besteiro se situó siempre en contra de esta radicalización, apostando por la legalidad constitucional y el respeto a las formas democráticas. Otros sectores, agrupados en las Juventudes Socialistas esencialmente y representados en el Partido por Francisco Largo Caballero, desconfiaban de la lealtad de las derechas gobernantes y se marcaron como objetivo tomar el poder a través de una Revolución social proletaria, siguiendo el modelo soviético.

En julio de 1934, Largo forzaba la retirada de la minoría socialista del Parlamento, contra la opinión de Besteiro y De los Ríos, principalmente. Sin embargo, el máximo exponente de esta bolchevización fue la Revolución de Octubre de ese mismo año, que ocasionó un grave enfrentamiento entre Besteiro y la dirección del PSOE, respaldada por los sectores más radicales. Esta polémica, en que Besteiro apostó decididamente por fortalecer las instituciones republicanas y mantenerse dentro de las reglas democráticas, le supuso una pérdida muy importante de prestigio entre cierta militancia socialista.

La revolución fracasó en la práctica totalidad del territorio nacional. Sólo en Cataluña, donde el presidente de la Generalidad proclamó la independencia y fue apresado por el Ejército, y en Asturias, donde los obreros se hicieron con el control de los medios de producción y del poder, tuvo un cierto éxito, aunque fue reprimida con dureza. La insurrección, tal y como había previsto Besteiro, sólo sirvió para fracturar la sociedad española y fortalecer a los sectores más reaccionarios que propugnaban una "solución autoritaria" a la crisis.

La crispación social fue acompañada por un clima de división y enrarecimiento en el seno del socialismo español. Las discusiones entre los partidarios de Besteiro y los elementos más radicales a propósito de la Revolución derivaron en un durísimo enfrentamiento abierto entre los sectores más moderados (centristas y besteiristas), con fuerza en UGT; y los núcleos caballeristas, que controlaban la Ejecutiva del PSOE y las Juventudes. El pulso entre revolucionarios y moderados se desarrolló muy intensamente hasta el año 1936 en el campo de la acción política (en la que Largo vetó la vuelta a la Cámara contra la opinión del resto de sectores), de la propaganda y el debate teórico (Araquistáin y Baráibar, entre los caballeristas; Saborit, Mario de la Coca y el propio Besteiro entre los moderados, desarrollaron una verdadera guerra editorial desde publicaciones afines que llevó al socialismo al borde de la quiebra), e incluso degeneró en episodios de violencia contra los líderes moderados, como el propio Besteiro.

Cuando se produjo el Alzamiento fascista, y al contrario que muchos políticos republicanos, Besteiro declinó todas las invitaciones que se le hicieron desde el Gobierno para abandonar el país y permaneció en Madrid, argumentando que "creo mi deber acompañarles [a los madrileños] en las circunstancias difíciles en que actualmente se encuentran y las que todavía les esperan verosímilmente". Aparte de eso, y en consonancia con su desacuerdo con la línea desarrollada por el Partido Socialista, abandonó cualquier cargo y actividad en el partido y se limitó a trabajar por la defensa de Madrid; primero desde el Comité de Reforma, Reconstrucción y Saneamiento de Madrid, y posteriormente, cuando Cataluña cayó y las instituciones republicanas había naufragado (Azaña había dimitido como Presidente y el gobierno dependía cada vez más de los comunistas), a través del Consejo Nacional de Defensa, negociando la rendición de la capital e intentando evitar un derramamiento de sangre en la toma nacionalista de Madrid.

Su actuación en el CND, que desconoció la autoridad del agonizante gobierno de Negrín en el tramo final de la guerra, ha provocado dudas sobre una lealtad a la República que en ese momento era incontestable. La situación era que en Madrid, los responsables militares de la zona veían con temor la deriva comunista de un gabinete que ya no era constitucional y lo consideraban un lastre para negociar con los nacionalistas una rendición con las mejores condiciones posibles. Por ello, el general Casado, responsable militar del Centro, negoció con partidos y sindicatos madrileños (IR, UGT, PSOE, UR, CNT, etc.) la participación en el CND y solicitó a Besteiro que apoyara al Consejo para evitar bajas innecesarias, a lo que éste accedió. Tras algunos enfrentamientos armados con organizaciones comunistas, el Consejo se hizo con el control de Madrid y negoció la rendición de la capital a las tropas franquistas. Cuando llegaron éstas, Besteiro les esperó y, una vez más, rehusó huir.

Tras el fin de la guerra, Besteiro fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua por un tribunal militar. Tanto en la farsa de juicio que se le organizó como en las sucesivas cárceles que recorrió, mantuvo la dignidad, la rectitud y el compromiso con los principios y los ideales que había defendido durante toda su vida. Falleció el día 27 de septiembre por una negligencia médica, en la prisión de Sevilla. A pesar de las dificultades que pusieron las nuevas autoridades para enterrarlo, dos obreros consiguieron llegar hasta el ataúd del político y pensador socialista. Uno de ellos, poniendo una mano sobre el féretro, afirmó sencillamente: "Este hombre ha muerto por nosotros". Y difícilmente podían haberle hecho un mejor, y más sentido homenaje; y difícilmente podía haberse hecho una síntesis más breve, y más fiel, a lo que Julián Besteiro, el lord marxista, "el hombre de la víspera y del día después", el aficionado a nadar contra corriente, el socialista, el marxista, el filósofo, pero sobre todo, el hombre austero, recto y profundamente comprometido con los problemas de su tiempo, significó y significa.

Cierra España.

SUCESOS 1934.2ª parte



El socialismo español se decide por Largo Caballero abandonando a Prieto (centrista) y Besteiro (moderado)


Claridad, de 27 de enero de 1934

Ayer se celebró en el salón terraza de la Casa del Pueblo la importante reunión de la Unión de Grupos Sindicales Socialistas.
A las diez y media de la noche dio comienzo la sesión, bajo la presencia del representante del Grupo de Albañiles, Gancedo, y actuando de secretario el representante del Grupo de Oficinas, Liqueta.

El Grupo de Artes Gráficas presenta una proposición previa, manifestando que la Unión de Grupos Sindicales no tiene por qué deliberar sobre el orden del día que se somete por la Ejecutiva, por no tener ninguna atribución para fijar posiciones políticas, que corresponden únicamente a la Comisión ejecutiva del partido socialista.

El de Vidrieros y Fontaneros protesta de la forma en que se ha hecho la convocatoria, por considerarla antirreglamentaria.

Por la Comisión ejecutiva hace uso de la palabra Alvarez del Vayo, que en defensa de la posición mayoritaria mantenida por él, Rubiera y Peinado manifiesta que «la Ejecutiva de la U.G.S.S. ha estimado necesario convocar este Pleno extraordinario. Coincidía con la petición de algunos Grupos Socialistas Sindicales la necesidad que siente esta Ejecutiva de fijar y aclarar la misión de la U.G.S.S. Dentro de la Ejecutiva se habían marcado dos criterios antagónicos: uno, mayoritario -que es el que yo represento en este momento-; un criterio que sujeta estrictamente la función de la U.G.S.S., creada por la Agrupación Socialista de Madrid, que sujeta esta actuación a seguir las directrices de la Agrupación Socialista Madrileña y a extender estas directrices en los Grupos Socialistas Sindicales, y otra concepción que parecía adjudicar a la U.G.S.S. una cierta función aparte, por así decir, neutral, independiente de las directrices que marcara la Agrupación Socialista de Madrid.

Nosotros hemos creído que era preciso traer estos criterios divergentes a la asamblea de los Grupos Socialistas Sindicales y ver si había aquí una mayoría coincidente con el criterio de la Ejecutiva, que sostiene que la misión exclusiva, la misión predominante de la U.G.S.S. es ser un vehículo de las directrices y de las orientaciones de la Agrupación Socialista Madrileña en los distintos Grupos Sindicales, y que no puede ser otra. Este es el criterio que mantiene el núcleo mayoritario de la Ejecutiva y que somete a vuestra consideración. Deseoso, evidentemente, de oír la opinión de todos en toda su amplitud, sin querer imponer criterio ninguno, sino aguardando a ver si este criterio obtiene el asentimiento de la mayoría, y si no, proceder en consecuencia.»

Nuevamente protesta el Grupo de Vidrieros, rechazándose su posición por la mayoría de la asamblea.

Artes Blancas dirige una pregunta a la Comisión ejecutiva, contestando a uno y otro Alvarez del Vayo en forma adecuada.

Piedra y Mármol manifiesta que es necesario que la Comisión ejecutiva proponga una resolución completa y no hable de la forma en que lo ha hecho. Entonces lee Alvarez del Vayo la siguiente proposición:

«La asamblea extraordinaria de delegados de los grupos que integran esta Unión de Grupos sindicales Socialistas acuerda la siguiente proposición:

»Que consecuente con sus postulados, y estimando hoy más que nunca imprescindible fijar una posición que, por su firmeza, no permita equívoco alguno y sirva, por tanto, de consigna para la actuación de todos los militantes, declara:

»a) Su absoluta identificación con la Agrupación Socialista Madrileña, cuyas directrices no sólo acata, sino que se compromete a propagar con todo entusiasmo dentro de las organizaciones sindicales respectivas, contribuyendo así a darles su máxima eficacia.

»b)Por la extraordinaria importancia que tiene, y no obstante figurar entre las directrices de la A.S.M. la de procurar la unificación del proletariado, consignamos como nuestro deber más imperioso de esta hora el de realizar cuanto esté de nuestra parte por lograr dicha unificación, premisa esencial de nuestra victoria proletaria.

»c) En razón de todo lo que antecede, la U. de G.S.S. se congratula de la actuación meritísima que está realizando en ese sentido el camarada Largo Caballero.

»d) La U. de G.S.S. declara que todos sus militantes no obedecerán otras consignas ni realizarán otras actuaciones que aquellas que emanen de la Comisión ejecutiva de la U.G.T. y de la A.S.M. o de las que en cada caso puedan ser dictadas por la Comisión ejecutiva de la U. de G.S.S.»

El secretario da lectura al siguiente voto particular de Atalaya:

«Aun estando de acuerdo con algún punto de la citada proposición, como he de explicar al Pleno, con el fin de no dejar nada confuso, entiendo que lo que procedía al convocar a este Pleno extraordinario era marcar una orientación a los Grupos Sindicales Socialistas, con el fin de que su actuación dentro de los Sindicatos correspondientes, y en sus relaciones con los demás Grupos, tuviera la eficacia para la que fueron creados en su tiempo por la Agrupación Socialista Madrileña, infiltrando en ellos la savia socialista, según los acuerdos emanados de los Congresos de nuestro Partido.

Como sigo entendiendo que esto no es lo que se hace en la referida proposición, es por lo que se permite proponer al Pleno de delegados rechace la aludida proposición, por estimar que lo que en ella se hace es marcar más las diferencias en el seno de nuestro Partido, cosa que no creo sea de la competencia de la U. de G.S.S.»

Interviene Atalaya para defender su posición, manifestando que en principio fueron constituídos los grupos sindicales socialistas para que los Sindicatos tuvieran un impulso por parte de los elementos afiliados o simpatizantes a la organización socialista. Pero esta Unión de Grupos no puede aceptar otras posiciones que no sean las aprobadas por el Partido Socialista.

Analiza la posición de la mayoría, la que acepta; pero, a pesar de esto, formula el voto particular.

Seguidamente interviene Alvarez del Vayo, que comienza diciendo:

«No podía hacer observaciones al compañero Atalaya antes de oírle. Sólo tengo que decir a la asamblea que lo que la Ejecutiva se ha planteado es esto: La U.G.S.S. ¿va a estar encuadrada en la línea de la Agrupación Madrileña, sí o no? ¿Es ésa su función? Para precisarlo nosotros formulamos esta proposición, que no difiere en absoluto con lo que anteriormente he manifestado. Si nosotros tenemos una discrepancia en la Ejecutiva, era un deber de lealtad y de sentido de la responsabilidad de quienes tienen la dirección de un organismo de la importancia de éste, venir a la asamblea y decir: En la Ejecutiva hay dos criterios que se reducen a esto: un criterio que sostiene que la U. de G.S.S. está o debe estar al servicio de una tendencia o interpretación de los problemas del Partido Socialista, que es la que representa la Agrupación de Madrid, y otro que cree que la U. de G.S.S. puede adoptar una actitud superior o de neutralidad y ponerse un día al lado de una tendencia y al otro día al lado de la tendencia contraria. Y para aclarar esto se ha convocado esta asamblea. Nosotros decimos por qué hemos venido aquí. Atalaya ha mostrado su extrañeza porque se hubiera convocado un pleno extraordinario, y nosotros venimos aquí a justificar la convocatoria del pleno diciendo que era necesario que se discuta esto y sepamos si tenemos la mayoría total de los grupos a favor de nuestra posición.»

Piedra y Mármol plantea una cuestión de no ha lugar a deliberar, basándose en que la Unión de Grupos Sindicales Socialistas no tiene por qué dar instrucciones u orientaciones ni a la Agrupación ni al Partido Socialista. Los Grupos Sindicales son organizaciones auxiliares del Partido y, por consiguiente, tienen que hacer lo que éste determine.

Califica la posición de la mayoría de la Ejecutiva de la Unión de Grupos de escisionistas, produciéndose en este momento un revuelo entre los delegados, que piden retire esas manifestaciones. Encuadernadores interviene, manifestando que no debe permitirse bajo ningún concepto que se hagan manifestaciones de este tipo.

Rubiera manifiesta que no es pertinente, conveniente ni eficaz el que se plantee una proposición como la de Piedra y Mármol, porque en buena norma de discusión todos los problemas que se traen a deliberación de la Asamblea tienen que ser discutidos inmediatamente. El colocarse en la posición de no discutir significa un voto de censura para esta Ejecutiva.

Valentín López, por el Vestido y Tocado, manifiesta que la Unión de Grupos no viene a escindir a nadie. Lo que pasa es que no hay una línea clara marcada por la Ejecutiva del Partido Socialista; pero es que, además, nosotros estamos bajo las órdenes de la Agrupación Socialista Madrileña, y, por consiguiente, tenemos que aceptar todas las orientaciones y normas que ellas nos dé.

Piedra y Mármol hace nuevamente uso de la palabra para manifestar que en vez de ocuparse de estas cosas, el Comité debía preocuparse de que hay conflictos huelguísticos en Madrid y tenía que dar unas normas para luchar por la consecución de las mejoras de los trabajadores.

Interrumpe un delegado y le responde Vayo adecuadamente. la Asamblea increpa al interruptor, que trata de explicar lo que ha dicho.

Después de una breve rectificación de Vicente López, hace uso de la palabra Alvarez del Vayo:

«El compañero que ha interrumpido desconoce probablemente -y es la única observación de tipo personal que me permito hacer- que en todos los años, desde 1912, en que yo milito en el Partido Socialista Obrero Español, por una convicción absoluta, jamás he reaccionado ante un ataque de tipo personal. Y ésa ha sido mi fuerza. Y, constantemente, en las reuniones de la Agrupación, de aquí o de donde fuese, yo he dicho que aunque contra mí se dirijan todos los ataques que se quiera, yo reduciría siempre la controversia al terreno de la teoría y de la táctica, de la conducta socialista. Y cuando yo veo al lado de todas las polémicas de tipo personal cierta tendencia a dirigir ataques contra mí, afirmo mi convicción de que de lo que ha adolecido nuestro Partido ha sido de querellas de tipo polémico y no de llevar la discusión de los problemas específicos y fundamentales del Partido.

»Si yo he reaccionado de la manera dura en que he reaccionado esta noche, no es porque yo considerase el ataque contra mí, y si lo ha habido lo desdeño en absoluto, sino porque eran observaciones concretadas sobre cuál es la actuación de la minoría parlamentaria. Y el hecho de que esta Unión de Grupos, que yo presido por accidente, la presida el mismo que preside la minoría parlamentaria, me ha hecho ver claro a dónde iban dirigidos los ataques. Y por eso, no en defensa de una posición mía, sino de alguien ausente, que merece todos los respetos y que es la esencia de la verdad y de la línea justa del Partido y que está midiendo los minutos, los segundos, para que lleguemos al Congreso extraordinario, ordinario o como se llame, para, por encima de todas esas discusiones personales y por mucho que quieran embarullar, con toda una fe apasionada en favor de la clase obrera española y de la revolución proletaria española, que yo siento desde hace años, desde niño, con una intensidad que nadie me puede superar, llevar allí los problemas de fondo de nuestro Partido.

»Decía Rojas: ¿Es que la actitud de la Agrupación puede quizás marcar directrices que lleven a los afiliados a una actitud de indisciplina en contra de los acuerdos generales de los Congresos?

»¿Está la Agrupación de Madrid en una actitud de perfecta obediencia con los acuerdos generales de los Congresos del Partido? Yo no quiero tratar aquí esta noche de la discusión sobre el problema general del Partido. Nosotros veremos en el Congreso quién estaba dentro no sólo de la justa posición socialista, sino de la ley socialista, concreta y terminante del Partido Socialista Obrero Español.

»¿Que no debíamos haber venido aquí a traer este problema? Pero, ¿qué concepto se tiene de la responsabilidad de dirección? ¿Por qué estoy yo aquí, sino como vicepresidente de la Agrupación Socialista Madrileña y en quien el camarada Largo Caballero, presidente de la Agrupación, ha delegado, sino únicamente en relación con la Agrupación de Madrid, presidiendo la asamblea de la U. de G.S.S.? En el momento en que salga la U. de G.S.S. del arbitrio de la Agrupación, ¿qué relación tenemos nosotros con la U. de G.S.S. ni por qué tenéis vosotros al presidente de la Agrupación como presidente nato de vuestros Grupos Sindicales Socialistas? ¿Para que después cada uno tire por su lado enfrente de la Agrupación?

»Yo quiero saber lo que presido y hasta qué punto la mayoría de la U. de G.S.S. está con la Agrupación. Yo no discuto que la U. de G.S.S. pueda tener otra misión independiente; pero, en relación con la Agrupación, no tiene más que esa misión: la de ser un vehículo en los medios sindicales de las concepciones de la Agrupación de Madrid. Y si no es eso, vosotros podéis, por mayoría, modificar su función; pero yo y la Agrupación Socialista, si vosotros cambiaseis vuestra fisonomía, no veo por qué tendríamos que continuar unos lazos de conexión que habrían perdido lógicamente toda su razón de ser.»

Puesta a votación la propuesta de no ha lugar a deliberar del Grupo de Piedra y Mármol, es rechazada por 31 contra 9.

Ocho de los nueve que han votado en contra intervienen para explicar el voto. Produciendo continuos incidentes para que no se discutiera la propuesta.

Después de intervenir en contra de la propuesta el Grupo de Postales y de defenderlo el de Ferroviarios, se aprueba la proposición de la Comisión ejecutiva por 28 votos en pro y tres en contra.

A más de la una de la madrugada terminó esta importante reunión, que ha representado un nuevo triunfo para la tendencia izquierdista del Partido Socialista

Cierra España.

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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte