Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

sábado, 19 de septiembre de 2009

La enseñanza en el Estatuto de Cataluña, José María Gil Robles - Diario de Sesiones, 2 de agosto de 1932


   La historia nuevamente se repite, y se repite cuando se olvida o cuando no se cuenta tal como fue, los mismos problemas que antaño nos llevaron a una guerra fraticida entre hermanos, vuelve a surgir como alma que lleva el diablo.
"A la familia es a la que corresponde, no por derecho, sino por estricto deber, la suprema función instructiva y educadora.

A esto es a lo que aspiramos nosotros para la Universidad: la creación de Universidades que puedan competir con las del Estado; yo defiendo este principio, a pesar de que soy catedrático universitario y perteneciente a un escalafón del Estado".

   Lo avanzado de la hora y el estado de fatiga en que, indudablemente, tiene que encontrarse la Cámara van a imponer una extraordinaria brevedad a mi intervención. De buen grado yo quisiera, señores diputados, circunscribirla al aspecto particular del caso que hoy se discute, del cual, en cierto modo, la han apartado algunas palabras del Sr. Companys, que yo me creo en la necesidad de recoger.

   De manera constante se viene haciendo referencia a la actitud de nuestra minoría, calificándola de sistemáticamente obstruccionista, tanto en lo que respecta al problema del Estatuto de Cataluña como al proyecto de Reforma agraria. Tengo que recordar aquí que nuestra minoría, ajena a todos lo pactos y convenios que se traducen en las actuales deliberaciones parlamentarias, se limita a usar de un derecho reglamentario defendiendo puntos de vista que obedecen a una convicción y que, en algún caso, han sido incluso recogidos por las Comisiones dictaminadoras, y que, por consiguiente, mal se puede hablar de obstrucción sistemática cuando por la mayoría se estiman tan respetables algunos puntos que son incorporados al proyecto y, en definitiva, convertidos en ley.

   Sin afán polémico de ningún género, y para puntualizar el caso actual, voy a recordar uno de obstrucción, que indica perfectamente lo que es esta maniobra parlamentaria tan distinta de la táctica que nosotros seguimos. Cuando en este Parlamento se discutió una ley tan interesante como la reforma del régimen municipal, que podía ser base para la solución del problema regionalista, la Cámara discutió la totalidad durante veinte días; la parte referente al régimen municipal, durante ciento veintisiete; las enmiendas que se presentaron fueron 1.387, y de esas 1.387 enmiendas, 724 fueron presentadas y defendidas por la minoría republicana. Ese es, señores diputados, un caso típico de obstrucción parlamentaria; nada tiene que ver con ello la conducta de una minoría que defiende racionalmente sus puntos de vista y que, en el artículo que nos ocupa, ha llevado sus intervenciones a la máxima parquedad.

   Y concretándome al tema objeto de la discusión de hoy, permitid que sintetice nuevamente la doctrina de las derechas que nosotros aquí defendemos, como venimos defendiendo constantemente.

   A nuestro juicio, se ha planteado de un modo erróneo el problema de la enseñanza en el Estatuto, colocando frente a frente los derechos de la Generalidad y los derechos del Estado. Nosotros tenemos que mantener, por encima de todo, los derechos naturales e imprescindibles de la familia en materia de enseñanza. A la familia es a la que corresponde, no por derecho, sino por estricto deber, la suprema función instructiva y educadora; que la educación, señores, no es, en definitiva, más que la perfección de un ser naturalmente imperfecto, y los padres, responsables de la existencia de ese ser imperfecto, tiene, no el derecho, sino la obligación de perfeccionarlo por medio de la enseñanza; y como los padres, en la mayor parte de los casos, no pueden realizar esta labor instructiva y educadora, tiene que venir, como consecuencia, la escuela, que no debe ser más que una continuación de la familia y en ningún caso estar en contraposición con la enseñanza del hogar, so pena de abandonar espiritualmente al niño. Por eso nosotros sostenemos el principio, que el Sr. Sánchez Román encontraba algo pasado de moda, de la libertad de enseñanza, definiendo y garantizando, por encima de todo, el derecho de los padres de buscar para sus hijos aquellas enseñanzas, aquellas escuelas, aquellos profesores que sean la continuación de la enseñanza del hogar y una salvaguardia de los derechos que naturalmente le corresponden. Y al Estado no le toca aquí más que una función, que en el orden público, en el orden social, cumplir aquellas deficiencias y velar por el cumplimiento de determinados postulados comunes a la existencia de la sociedad. Por eso nosotros encontramos inadmisible, por defectuoso, el punto de vista que, por unos y otros, se mantiene. Aquí se va a substituir el principio, para nosotros inadmisible, del Estado docente por el principio de la Generalidad docente; aquí no hay un principio de libertad de enseñanza; aquí no queda garantizado ni el derecho de los padres, ni el de las instituciones naturalmente docentes para que puedan enseñar en Cataluña con arreglo a su criterio; aquí no hay más que una substitución de la docencia y del monopolio del Estado por el monopolio docente que se quiere entregar a los órganos de la Generalidad.

   En cuanto al problema específico de la Universidad, también yo siento que, en nombre de nuestra doctrina, tenga que discrepar de pareceres tan autorizados como los de los Sres. Sánchez Román y Unamuno. Nosotros defendemos, ante todo, la autonomía de la Universidad. El Sr. Sánchez Román hacía una referencia muy certera a la crisis actual de la Universidad española; él la atribuía casi exclusivamente a que España no produce el personal científico necesario para impulsar esta obra de la cultura; pero si fuéramos a buscar más hondas raíces del mal, quizá las encontráramos en ese monopolio docente del Estado, que ha transformado las Universidades en meros establecimientos de expedición de títulos profesionales.

   Yo pediría la autonomía no para la Universidad de Barcelona, que me parecería muy poco, sino para todas las Universidades españolas; una libertad de movimientos, una autonomía docente, pedagógica, administrativa, que no solamente sirviera para que se desplegaran ampliamente las actividades universitarias, sino para que la sociedad, y aquí está, señores, lo interesante, le prestara a la Universidad el calor, el apoyo y la asistencia que hoy le niega, porque no llega a las entrañas ni al corazón del pueblo. A esto es a lo que aspiramos nosotros para la Universidad: la creación de Universidades que puedan competir con las del Estado; yo defiendo este principio, a pesar de que soy catedrático universitario y perteneciente a un escalafón del Estado. Quisiera que en mi país pudieran, al lado de la Universidad de Cataluña, florecer las Universidades autónomas del tipo de las que existen en los Estados Unidos, en Bélgica, en Holanda, en Suiza, en todos aquellos países que van a la cumbre de la cultura, y que esas Universidades autónomas pudieran atraer todas esas energías sociales que hoy no van a estos centros de cultura por no encontrar allí un organismo vivo. Al mismo tiempo, señores diputados, queremos nosotros el mantenimiento de los organismos docentes del Estado, el mantenimiento de la Universidad tiene que cumplir esa función supletoria que corresponde al Estado, conforme al principio que nosotros sustentamos, y si en todo momento es necesario que exista esa Universidad del Estado, más necesario que nunca lo es en los instante actuales en Cataluña.

   Yo no voy a reproducir argumentos expuestos certeramente por el Sr. Sánchez Román; pero no es para nadie un secreto que esa Universidad bilingüe que hoy se va a conceder a Cataluña, o que la Universidad autónoma que, en otra hipótesis, pudiera constituirse, no serán más que un instrumento de catalanización, mejor podríamos decir de desespañolización, que acabaría con todo germen de cultura española dentro del ámbito a que alcanzara la actividad de la Universidad catalana. Por eso yo pido facultades para que Cataluña se le permita crear los Centros superiores de enseñanza que tenga por conveniente, pero que el Estado mantenga sus órganos propios con objeto de garantizar la cultura española y los derechos de los españoles, no catalanes, que residan en Cataluña y que aspiren a una enseñanza superior. Y no se me puede argumentar que sería muy poco conceder a Cataluña una Universidad si no se le da, al mismo tiempo, la facultad de otorgar los títulos profesionales. En primer lugar, punto es éste que nosotros no podemos discutir porque está resuelto en el art. 48 de la Constitución; pero, en segundo término, ¿es que es función esencial de la Universidad el otorgar los títulos profesionales? ¿Tiene algo que ver esa parte meramente adjetiva, secundaria, de la actividad docente con lo que es la substancia de la Universidad, que no es, en definitiva, más que elaborar la ciencia, promover la formación de núcleos científicos y corregir, con la amplitud de la doctrina, los excesos de especialización propios de la cultura moderna, como hacía muy bien notar D. Francisco Giner de los Ríos? Pues a todo eso totalmente ajena la función de otorgar los títulos profesionales. Por eso nosotros seguimos defendiendo la facultad para Cataluña de crear los centros docentes que tenga por conveniente; pero que el Estado mantenga los suyos como supremo vigilante de la cultura nacional. Y como nada de esto encontramos en el dictamen de la Comisión, como ésta no garantiza la verdadera libertad de enseñanza, ni deja a salvo los derechos del Estado de Cataluña, porque lo que hace es entregar la Universidad española, ya organizada, atada de pies y manos al nacionalismo catalán, nosotros, en nombre de nuestra doctrina y de una convicción patriótica hondamente sentida, tan hondamente como la vuestra, anunciamos q ue, sintiéndolo mucho, votaremos en contra del dictamen de la Comisión.

Cierra España.


Discurso sobre el proyecto de congregaciones religiosas. 1 de marzo de 1933


   Seguimos con la política de la izquierda en la II Republica y como no con las mujeres ya que dicen que somos tan machistas, los franquistas o fascistas o como cojones a la izquierda falseadora de esta nuestra España les venga en ganas añadir, decir y descalificar, vamos a seguir rompiendo moldes y esta vez con otra mujer, a ver si de una puñetera vez, los lerdos del pueblo de a pie de este país de dios nos damos cuenta de las falacias y  argumentaciones mezquinas que la izquierda y sus historiadores nos llevan vendiendo desde hace mas de cuarenta años.


  Margarita Nelken Mansberger, política socialista, y después comunista, española, representante movimiento feminista en España durante la década de 1930, hija de una francesa y de un joyero español, ambos descendientes de judíos alemanes, se le debe la primera traducción de Kafka al español, en los primeros meses de 1931, ingresó en el PSOE y participó, como candidata de la Agrupación Socialista de Badajoz, en las elecciones parciales de octubre de 1931. Resultó elegida entonces y también en noviembre de 1933 y febrero de 1936. De hecho, es la única mujer que consiguió las tres actas parlamentarias en la Segunda República.

   Fue contraria a otorgar derecho de voto a la mujer, sostenía que, la falta de madurez y de responsabilidad social de la mujer española, podía poner en peligro la estabilidad de la República, ya que un porcentaje muy elevado, antes de votar, lo consultaría con su confesor. Las elecciones de 1933, primeras en las que votaron las mujeres, dieron el triunfo a las derechas.

   Su discurso ante las cortes además concerniente a la religión lo plasmare en dos partes por ser demasiado largo y por no cansar al lector de este blog, así pues al final y como siempre que cada cual, saque su opinión del mismo.

Discurso sobre el proyecto de congregaciones religiosas.

   Señores diputados, el intervenir yo en este debate obedece únicamente a la convicción de que era necesario que una voz de mujer se dejase oír al tratarse de un asunto que, según se nos asegura constantemente en los sectores de la extrema derecha apasiona sobre todo a las mujeres.

   Y no es, señores diputados, que en mi hagan mellas esas afirmaciones, están todavía muy resientes las intervenciones entorno al tema del divorcio, cuando un día y otro día en la prensa de la derecha, en la propaganda de la derecha y en la prensa de la derecha, se nos aseguraba que la mujer en España repugnara esa ley, no se lo que pasaría si la mujer en España repugnara esa ley, por que el hecho es que, apenas implantada, había solo en la audiencia de Madrid unas 700 demandas de divorcio, firmadas en su mayoría por mujeres y no necesito deciros, señores diputados, el agobio, que las demanda de divorcio dan a nuestras audiencias.

   No me hacen pues, mucho efecto esas declaraciones de que la opinión, la inmensa desea o no que se apruebe el dictamen sobre la ley de congregaciones. Además bien se que quitando un pequeño sector, que mientras no se demuestre lo contrario tenemos derecho a creer que, así mismo, representa fuera del parlamento un pequeño sector, por encima de cualquiera de las discordias que de momento pueda separar las fracciones de este parlamento, en este punto concreto, no de persecución, sino de una ley que ha de dar por fin la paz a los espíritus tanto tiempo perseguidos, estamos perfectamente de acuerdo los distintos sectores de esta cámara.

   Hay en este tema un doble aspecto social y moral, incluso un aspecto tan delicado, que es difícil tratarlo, sin pecar de sectarismo, y es el aspecto que se refiere a la asistencia a los enfermos de las religiosas en los hospitales y asilos. No creo yo, desde luego, que una religiosa carezca de los meritos que puedan adornar a una persona seglar, no solo admito la paridad, si no que, si queréis, incluso quiero admitir que todas las religiosas, cuanto mas de acuerdo estén en sus convicciones, con las que les llevaron a pronunciar votos, mas incompatibles serán con la vida, no digo de una republica, sino simplemente con nuestros días.

   Para una religiosa, el mundo, el mundo terrenal, no puede existir, para una religiosa solo puede existir una segunda vida, a la cual tienden todos sus actos, y todo lo que en ella pueda ser sacrificio, esto lo hará tanto mas digna de respeto para un creyente, para los que no somos creyentes, esto lo hará distanciarse de nosotros. es natural que una mujer que se cree en posesión de una verdad absoluta y de una verdad que es nada menos que la felicidad eterna, por bondad, por caridad, por convicción quiera hacer disfrutar de esta felicidad eterna al mayor numero de posible de sus semejantes, así nos encontramos señores diputados, con aquello que es una perfección desde el punto de vista católico, desde el punto de vista de los no católicos es un instrumento de opresión, serán muy pocos, quitando los sectores de la derecha, serán muy pocos los señores diputados que están en la cámara que no tengan el recuerdo por si mismo, de algún familiar, por algún compañero, de verdaderas torturas morales inflingidas en nombre de esa perfección en el momento sagrado de la muerte. No voy a traer a qui, si se me obliga lo traeré, pero no creí útil traer ejemplos que estén en la memoria de todos, ejemplos verdaderamente pavorosos, porque, señores diputados, si para un creyente el momento del transito supremo se encuentra consolado con la asistencia junto a su lecho de un símbolo religioso que a de conseguirle la máxima esperanza, para el que no ha tenido nunca esta creencia o para el que no la quiere ya tener, ese símbolo que se le impone, que se le ha impuesto a la fuerza, solo representa la angustia de la opresión que le ha perseguido durante toda la vida. Esta es la verdad de los hospitales, señores diputados, los que aquí hablamos en nombre de aquellos que tienen que ir a sufrir sus enfermedades y a morir en los hospitales, nosotros sabemos que esa caridad de las religiosas es la mayor crueldad, la mayor frialdad, la mayor dureza. solo quiero recordar esto, que desde hace muy poco tiempo, desde que hace a penas pocos meses precisamente el temor a esta ley ha aconsejado mayor prudencia en el ejercicio de este proselitismo, a los enfermos en los hospitales se les despertaba una determinada hora de la mañana para rezar, los señores que aquí hablan en defensa de unas determinadas congregaciones y que no han tenido que ir a ningún hospital, cuando hayan pasado una noche de sufrimiento, una noche de insomnio y después de esta noche interminable hayan, por fin conciliado el sueño, habrán tenido a las personas de su custodia, para decir; “ silencio, no despertarle, que ha pasado mala noche”.

   A los enfermos en los hospitales se les despertaba, hubieran pasado no una noche de sufrimiento, y yo se de una enferma, de una recién operada, que después de una noche de sufrimientos horrendos, habiendo, por fin, conciliado el sueño de madrugada fue despertada a las siete de la mañana con estas palabras; “sino reza, no tendrá desayuno” (Rumores en el hemiciclo). Esto no es sectarismo si quiera, ¿ que se les va a pedir a unas mujeres por santas que sean ( no quiero dudar de su santidad), son casi todas completamente incultas, completamente alejadas todas de sus funciones de enfermeras?,¿ como se les va a exigir que posean conocimientos que nadie cuido de darles?, la imposición de un habito, el pronunciamiento de unos votos, podrán abrir el camino del cielo, no pueden dar, por desgracia, la ciencia infusa……………………….


Cierra España.

Discurso ante las Cortes sobre el voto femenino


   Reproduzco el diario de sesiones sobre el voto femenino por victoria Kent, la cual fue incluso, ironizada llegado a este punto por la propia izquierda de Azaña, esta ley como dije anteriormente en uno de los artículos de este blog, se llevo a cabo por la votación afirmativa de la derecha, ante la negativa política de los componentes progresistas de esta política, que mas de izquierda era liberal, aunque dentro del grupo político de la izquierda española de la época.

   La Srta. KENT: Señores Diputados, pido en este momento a la Cámara atención respetuosa para el problema que aquí se debate, porque estimo que no es problema nimio, ni problema que debemos pasar a la ligera; se discute, en este momento, el voto femenino y es significativo que una mujer como yo, que no hago más que rendir un culto fervoroso al trabajo, se levante en la tarde de hoy a decir a la Cámara, sencillamente, que creo que el voto femenino debe aplazarse. (Muy bien.- Aplausos) Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. (Muy bien.) Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. (El Sr. Guerra del Río: Los cavernícolas hablan de pastel.) Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres, que se encuentran aquí reunidas, opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque, dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes. Tal ocurre en el partido radical, donde la Srta. Campoamor figura, y el Sr. Guerra del Río también. Por tanto, no creo que esto sea motivo para esgrimirlo en un tono un poco satírico, y que a este problema hay que considerarle en su entraña y no en su superficie.


   En este momento vamos a dar o negar el voto a más de la mitad de los individuos españoles y es preciso que las personas que sienten el fervor republicano (Muy bien). , el fervor democrático y liberal republicano nos levantemos aquí para decir: es necesario aplazar el voto femenino. (Muy bien). Y es necesario Sres. Diputados aplazar el voto femenino, porque yo necesitaría ver, para variar de criterio, a las madres en la calle pidiendo escuelas para sus hijos; yo necesitaría haber visto en la calle a las madres prohibiendo que sus hijos fueran a Marruecos; yo necesitaría ver a las mujeres españolas unidas todas pidiendo lo que es indispensable para la salud y la cultura de sus hijos. Por eso Sres. diputados, por creer que con ello sirvo a la República, como creo que la he servido en la modestia de mis alcances, como me he comprometido a servirla mientras viva, por este estado de conciencia es por lo que me levanto en esta tarde a pedir a la Cámara que despierte la conciencia republicana, que avive la fe liberal y democrática y que aplace el voto para la mujer. Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República. Por esto pido el aplazamiento del voto femenino o su condicionalidad; pero si condicionamos el voto de la mujer, quizás pudiéramos cometer alguna injusticia. Si aplazamos el voto femenino no se comete injusticia alguna, a mi juicio. Entiendo que la mujer, para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con la República; que vean las mujeres que la República ha traído a España lo que no trajo la monarquía: esas veinte mil escuelas de que nos hablaba esta mañana el Ministro de Instrucción pública, esos laboratorios, esas Universidades populares, esos Centros de cultura donde la mujer pueda depositar a sus hijos para haberlos verdaderos ciudadanos.


   Cuando transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y recoja la mujer en la educación y en la vida de sus hijos los frutos de la República, el fruto de esta República en la que se está laborando con este ardor y con este desprendimiento, cuando la mujer española se dé cuenta de que sólo en la República están garantizados los derechos de ciudadanía de sus hijos, de que sólo la República ha traído a su hogar el pan que la monarquía no les había dejado, entonces, Sres. Diputados, la mujer será la más ferviente, la más ardiente defensora de la República; pero, en estos momentos, cuando acaba de recibir el Sr. Presidente firmas de mujeres españolas que, con su buena fe, creen en los instantes actuales que los ideales de España deben ir por otro camino, cuando yo deseaba fervorosamente unos millares de firmas de mujeres españolas de adhesión a la República (La Srta. Campoamor: Han venido.), cuando yo deseaba miles de firmas y miles de mujeres en la calle gritando "¡Viva la República!" y "'Viva el Gobierno de la República!", cuando yo pedía que aquella caravana de mujeres españolas que iban a rendir un tributo a Primo de Rivera tuviera una compensación de estas mismas mujeres españolas a favor de la República, he de confesar humildemente que no la he visto, que yo no puedo juzgar a las mujeres españolas por estas muchachas universitarias que estuvieron en la cárcel, honra de la juventud escolar femenina, porque no fueron más que cuatro muchachas estudiantes. No puedo juzgar tampoco a la mujer española por estas obreras que dejan su trabajo diariamente para sostener, con su marido, su hogar. Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino. (Muy bien.- Aplausos.)


   Pero en estas horas yo me levanto justamente para decir lo contrario y decirlo con toda la valentía de mi espíritu, afrontando el juicio que de mí puedan formar las mujeres que no tengan ese fervor y estos sentimientos republicanos que creo tener. Es por esto por lo que claramente me levanto a decir a la Cámara: o la condicionalidad del voto o su aplazamiento; creo que su aplazamiento sería más beneficioso, porque lo juzgo más justo, como asimismo que, después de unos años de estar con la República, de convivir con la República, de luchar por la República y de apreciar los beneficios de la República, tendríais en la mujer el defensor más entusiasta de la República. Por hoy, Sres. Diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer. Yo no puedo sentarme sin que quede claro mi pensamiento y mi sentimiento y sin salvar absolutamente para lo sucesivo mi conciencia. He ahí lo que quería exponer a la Cámara. (Grandes aplausos.)



Cierra   España.

Seguidores

Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte