Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

viernes, 8 de enero de 2010

Diego Martínez Barrio


«Un partido republicano, en cuanto instrumento de la democracia libre tiene por misión ser freno para las impaciencias de la izquierda y acicate para el inmovilismo de la derecha». (Palabras de Diego Martínez Barrio en su última intervención pública, poco antes de morir.)


«Para la mayoría del país Don Diego es una figura un tanto desvaída que no suscita animadversiones entre los socialistas ni en ninguno de los diversos sectores republicanos. Tan sólo la extrema derecha monárquica y católica ve con recelo y desconfianza su ascensión por el simple hecho de ocupar —según rumor persistente— un elevado puesto en la masonería. Pero aún siendo masón, la oligarquía española lo considera cien veces menos peligroso para sus intereses que puedan serlo sindicalistas, comunistas y socialistas e incluso que los demagogos del radicalismo, de la Esquerra catalana o del federalismo histórico»>.

«que el 14 de abril la mayoría de los españoles quisiera el cambio a la izquierda y en 1933 casi toda España votase el cambio a la derecha... y que en febrero de 1936 otra vez se girase a la izquierda, sólo puede entenderse desde la falta de una concienciación política, económica y cultural».

(Sevilla, 1883 - París, 1962) Político español. De origen humilde, trabajó como panadero, como tipógrafo y en el bufete de un procurador. Propietario de una imprenta, imprimió el semanario republicano El Pueblo. Inició su carrera política en 1903, año en que se afilió a la Unión Republicana, cuyo dirigente era el cordobés Alejandro Lerroux. Cuando esta formación política se rompió en 1907, la amistad que tenía con Lerroux y la innegable fascinación que sobre él ejercía le llevaron a colaborar en la formación del Partido Radical. Durante la Dictadura del general Primo de Rivera colaboró con todas las intentonas de la oposición.

Firmó el manifiesto del comité republicano de 1930 y se vio implicado en los sucesos que llevaron a la Sublevación de Jaca por parte de los capitanes Galán y García Hernández, lo que lo llevó a huir por un tiempo al extranjero. Trabajó por el advenimiento de la República, para lo que representó a los republicanos de Andalucía en el Comité Revolucionario que se reunió en San Sebastián bajo la presidencia de Alcalá Zamora.

Proclamada la República, se hizo cargo en el Gobierno Provisional de la cartera de Comunicaciones. Con Lerroux de presidente del Consejo de Ministros, fue ministro de la Gobernación y, en 1933, se hizo cargo de la presidencia del Consejo de Ministros. Desde esa posición, preparó las elecciones de noviembre de 1933, en las que triunfó el centro y la derecha. Por un tiempo breve (desde diciembre de 1933), fue ministro de la Guerra, pues en enero de 1934 volvía a la cartera de Gobernación.

Su actitud crítica respecto de los gobiernos radicales acabó por alejarlo del partido junto a un grupo de trece diputados; con ellos, y con militantes del Partido Radical Socialista, fundó la Unión Republicana. Disueltas las cortes tras la fallida Revolución de Asturias, se coaligó con la Izquierda Republicana de Manuel Azaña y los partidos marxistas para formar el Frente Popular.

Tras las elecciones de febrero de 1936, el triunfo del Frente Popular le llevó a la Presidencia de las Cortes; por otra parte, a la destitución de Alcalá Zamora, ocupó de forma interina la Presidencia de la República (desde el 7 de abril al 10 de mayo). Al producirse la sublevación del 18 de julio, pretendió llegar a un pacto con el general Mola, a quien correspondería un ministerio en el nuevo gobierno; sin embargo, su intento fracasó, aunque logró que la Región Militar de Valencia permaneciese leal a la República.

Durante la Guerra Civil fue uno de los consejeros de Azaña y presidió en varias ocasiones las cortes de la República; aparte, fue un destacado francmasón, que tuvo rango de Gran Oriente de España. Finalizada la guerra, se refugió en Francia para pasar más tarde a México y, al final, volver a Francia, donde sucedió a Manuel Azaña como presidente de la República Española en Exilio; en este país, concretamente en París, vivió humildemente hasta su muerte, acaecida al inicio de 1962.

Treinta y ocho años después de su muerte, los restos mortales de Martínez Barrios fueron inhumados en el cementerio de San Fernando en Sevilla (España), la ciudad donde nació y en la que había pedido ser enterrado junto a su primera y segunda esposa. La llegada del féretro estuvo arropada por miles de simpatizantes que quisieron rendir homenaje al último presidente de la Segunda República, además de personalidades políticas e intelectuales del país.
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El político sevillano Martínez Barrio, llegó a ser Presidente de la II República Española en el exilio. Pese a ello y a su trabajo al frente de varias carteras ministeriales y como jefe del gobierno, es desconocido para la mayoría de los andaluces.

Diego Martínez Barrio nació en Sevilla en 1883 en el seno de una familia humilde, trabajó desde los diez años en una panadería y más tarde de aprendiz de tipógrafo, y en el bufete de un procurador. Luego lograría ser dueño de su propia imprenta donde se imprimía el semanario republicano "El Pueblo". Se incorporó con 20 años al grupo que lideraba el cordobés Alejandro Lerroux dentro de la Unión Republicana que éste fundara junto con Salmerón. Al abandonar Lerroux la Unión Republicana y fundar en 1908 el Partido Radical, Martínez Barrio le sigue formando el partido en Sevilla donde logra ser concejal en dos ocasiones, desde 1910 a 1913 y desde 1920 a 1923.

Complicado en la sublevación de Jaca, tiene que huir brevemente al extranjero (1930) pero ya ha representado a los republicanos andaluces en el Comité Revolucionario reunido en San Sebastián y presidido por Alcalá Zamora, donde se ha logrado el llamado Pacto de San Sebastián que facilita la proclamación de la II República Española el 14 de abril de 1931.

Nombrado Ministro de Comunicaciones en el gobierno provisional, en 1933 es nombrado Ministro de Gobernación y después sustituye a Lerroux como Presidente del Consejo de Ministros desde el cual convocó las elecciones de noviembre, cuyos resultados, dieron el triunfo a las derechas.

Nombrado Ministro de Guerra el 16 de diciembre de 1934, el 14 de enero de 1934 pasó de nuevo a Gobernación. Su dimisión el 1 de marzo provocó una crisis total en el gobierno presidido por Lerroux y apoyado por la C.E.D.A., dos meses después abandonó el Partido Radical de Lerroux por la política moderada que este llevaba logrando ser seguido por muchos militantes andaluces y por trece diputados con los que funda el grupo parlamentario denominado Radical-demócrata. Con la llegada de militantes del disuelto Partido Radical Socialista, constituyó uno nuevo llamado Unión Republicana.


Disueltas las Cortes tras la revolución de Asturias y la unión Lerroux-Gil Robles, Martínez Barrio forma una coalición con la Izquierda Republicana de Azaña y los partidos marxistas: el Frente Popular, que vence en las elecciones de febrero de 1936 y es elegido Presidente de las Cortes, ejerciendo interinamente de Presidente de la República desde el 7 de abril al 10 de mayo de 1936 por la caída de Alcalá Zamora.

Destacado miembro de la Masonería española, el 18-19 de julio del 36 intenta con su prestigio personal, sus grandes dotes organizativas y políticas, y sobre todos su humanidad y moderación, formar un gobierno de concentración que agrupara a todos los partidos para anular la rebelión franquista, pero fracasa en su intento pese a que con sus constantes llamadas telefónicas logra la adhesión de los generales de la región de Valencia.

A la caída de la República Martínez Barrio se refugia en Francia, de ahí huye a México donde sucede a Manuel Azaña como presidente de la República en el exilio, y finalmente regresa a Francia donde muere modestamente en París, a comienzos de 1962.
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(Sevilla,1883-París,1962) Era tipógrafo y periodista. Era la mano derecha de Alejandro Lerroux en el Partido Radical Republicano. Fue gran maestre del Grande Oriente de España de la masonería. Fue teniente de alcalde republicano en el ayuntamiento de Sevilla. Fue miembro del Comité revolucionario de 1930, por lo que tras la sublevación de Jaca en diciembre de 1931 huyó a Hendaya y París.

En la II República fue Ministro de Comunicaciones con el gobierno provisional (1931). Fue diputado en todas las legislaturas republicanas. Con Lerroux fue Ministro de Gobernación en 1933, presidente del consejo de ministros, ministreo de la Guera entre diciembre y marzo de 1934, así como nuevamente Ministro de Gobernación en 1934, periodo en que se separó de Lerroux y fundó Unión Republicana (el 16/5/1934), que integraría dentro del Frente Popular. Fue presidente interino de la República tras la maquinación para destituir a Alcalá Zamora y hasta el nombramiento de Azaña, en otra operación para librarse ahora de éste.

Tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga, Azaña le encargó elaborar un gobierno para frenar el alzamiento nacional del 18 de julio, pero sólo le duró un día por su negativa a armar descontroladamente a los milicianos y las manifestaciones de milicianos socialistas y comunistas contra su nuevo gobierno moderado (con un programa que prohibía las huelgas, el desarme de las milicias, gobierno moderado, disolución de lsa cortes y referendum sobre el régimen político), así como que Mola (a quien ofreció un ministerio) le indicase que todo era ya irreversible, tras el cual le sustituyó José Giral. Con su caída, según Hugh Thomas "lo que quedaba de la España liberal había entrado en su agonía mortal", es decir, la zona republicana ya no defendía la democracia ni la Republica del 14 de abril. A continuación sin avisar a nadie abandonó Madrid y se fue a Valencia, pese a lo que quedó como presidente de las Cortes (nombrado el 3 de abril de 1936 después de las elecciones de febrero) durante toda la guerra (aunque durante la guerra sólo fue una ficción, ya que sólo se reunieron parte de los diputados del Frente Popular y ningún diputado de la oposición, que, o estaban encarcelados, asesinados, ocultos o en la zona nacional).

Tras la caída de Barcelona huyó a Francia, en 1940 a Cuba y luego a Méjico. Ya en el exilio y a causa de la dimisión de Azaña fue el Presidente de la supuesta República en el exilio en París hasta su muerte (desde 1945 vivió en París).

NOMBRAMIENTO DE PRESIDENTE INTERINO.- (Gaceta de Madrid de 8/4/36) "En la sesión celebrada por el Congreso de Diputados en el día de hoy, convocada con la antelación y en la forma que determina el artículo 106 de su Reglamento, para tratar del caso previsto en el último párrafo del artículo 81 de la Constitución, se ha sometido a la deliberación y acuerdo de la Cámara una proposición para que las Cortes, a los fines del último párrafo del citado artículo 81 declaren que no era necesario el decreto de disolución de Cortes de 7 de enero de 1936.

"Y habiendo el Congreso aprobado la propuesta por 288 votos de los 417 Diputados que actualmente lo constituyen, ha cesado en sus funciones como presidente de la República el Excmo. Sr. D. Niceto Alcalá-Zamora y Torres, y entrando a ejercer sus funciones con carácter de interinidad el de las Cortes, Excmo. Sr. D. Diego Martínez Barrio, en cumplimiento de lo que dispone el artículo 74 de la Constitución.

Palacio del Congreso, 7 de abril de 1936. El Vpte. del Congreso, en funciones de Presidente, Luis Jiménez de Asúa".

Cierra España.

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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte