Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

sábado, 26 de diciembre de 2009

Julián Besteiro


Madrid 1870-Carmona 1940


Julián Besteiro nació en Madrid en el año 1870, en el seno de una familia de clase media. La desahogada situación económica de sus padres, que regentaban un pequeño negocio de ultramarinos, les permitió enviar a su hijo a estudiar a la Institución Libre de Enseñanza. En este centro, verdadera vanguardia de la experimentación y renovación pedagógicas en España, Besteiro conoció a algunos de sus mejores amigos y profesores, entre los cuales destaca Manuel Bartolomé Cossío, con quien trabará una gran amistad.

En 1887 inició sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid. De esta época cabe destacar su relación con Nicolás Salmerón, que se convertiría en un importante referente y que le introduciría en la militancia política de la mano del Partido Unión Republicana, fundado en 1902.

Tras obtener la licenciatura en Filosofía, y tras unos años de profundizar en el estudio de la Psicología Experimental, Besteiro opositó -y obtuvo- la plaza de Catedrático de Filosofía en un instituto de Orense, primero, y en otro de Toledo, poco después. En esta última ciudad, Besteiro se presentaría a las elecciones municipales de 1903, logrando el puesto de concejal por el partido republicano de Salmerón.

A partir de entonces, los intereses filosóficos y psicológicos y la vocación política se desarrollan paralelamente. En 1908 se produce la escisión lerrouxista del partido republicano, que Besteiro secundó afiliándose al nuevo Partido Radical Republicano. Ese mismo año le fue concedida una licencia de estudios en Alemania que empleó para estudiar durante tres años la filosofía kantiana y preparar su tesis doctoral. También descubrió en esa época la doctrina marxista y conoció los vivos debates entre el reformismo bersteiniano y la ortodoxia de Kaustky, situándose junto a este último. La formación marxista le llevó a alejarse del radicalismo burgués y a acercarse al socialismo, movimiento en el que militaría al volver a España.

Su vuelta a Madrid, en 1911, se precipitó por una convocatoria de oposiciones para la Cátedra de Lógica en la Universidad de Madrid a las que se quería presentar. En noviembre de ese año obtenía el Doctorado en Filosofía y a principios de 1912 aprobaba la citada oposición. Pocos meses después se producía la afiliación al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y a su sindicato hermano, la Unión General de Trabajadores (UGT).

Su carrera en las organizaciones socialistas fue ciertamente meteórica. En 1913 era elegido concejal de la conjunción republicano-socialista en Madrid, dos años después de su afiliación entraba en el Comité Nacional del PSOE, y en 1916 ya era el número dos de una jerarquía que encabezaba, en el partido y el sindicato, Pablo Iglesias.

Sin embargo, su aparición en la vida política nacional no se produjo hasta 1917, en que tuvo una decisiva intervención en el organización de la Huelga General. Esta huelga, acordada entre UGT y la CNT, iba a ser la expresión última de un malestar progresivo entre diversos sectores sociales (obreros empobrecidos por la inflación producida por la Guerra Mundial; militares disconformes con la política africanista del gobierno; nacionalistas catalanes molestos por el rechazo a cualquier proyecto de autonomía, y un descontento latente entre los republicanos ante la decadencia de la Restauración y el turno dinástico), pero escapó del control de la ejecutiva socialista a raíz de una huelga ferroviaria en Asturias, cuya brutal represión precipitó la convocatoria de la Huelga General con el objetivo de derrocar el régimen político existente y convocar unas Cortes Constituyentes.

Esa movilización fracasó ostensiblemente, pero fue el pistoletazo de salida del proceso de descomposición del sistema canovista que habría de culminar en la proclamación de la República en 1931. Los responsables políticos de la Huelga (Besteiro, Largo Caballero, Anguiniano y Andrés Saborit) fueron procesados en consejo de guerra y encarcelados, aunque en mayo 1918 las nuevas Cortes decretaban su amnistía. En las elecciones a esas Cortes, habían obtenido escaños seis dirigentes del PSOE: Iglesias, Prieto y los miembros del Comité de Huelga, Besteiro entre ellos.

Esas Cortes, y las siguientes, fueron el principal escenario de la actividad política de Besteiro en los últimos años del parlamentarismo dinástico. Los efectos políticos y económicos indirectos de la Guerra Mundial en España, así como la drástica decadencia de los partidos garantes de la estabilidad del régimen, el partido conservador y liberal, en beneficio de la oposición republicana, socialista y nacionalista, abrió un proceso de descomposición del modelo político en que descansaba la Restauración que se tradujo en una enorme inestabilidad política y social, en el desgaste que sufrieron los partidos dinásticos como consecuencia de su política de concentración nacional y en la reacción antidemocrática de la oligarquía dominante, que suspendió en repetidas ocasiones las garantías constitucionales. En este contexto, las intervenciones de Besteiro como diputado de la minoría socialista siempre se encaminaron hacia la denuncia de la corrupción y ausencia de libertad, de las injusticias cometidas desde el poder y contra la arbitrariedad de los gobernantes. Uno de los episodios en que su forma de hacer política fue más visible fue ante el desastre del Annual y el conflicto de Marruecos, cuando exigió responsabilidades rigurosas y fue uno de los principales promotores de la investigación parlamentaria que se llevó a cabo.

En 1923, el general Primo de Rivera dio el golpe de gracia al turnismo con el golpe de Estado y la posterior instauración de la dictadura. En este nuevo contexto de represión y autoritarismo, llama la atención que, mientras las organizaciones obreras y opositoras en general fueron prohibidas y perseguidas duramente, el PSOE y la UGT gozaron de una cierta permisividad del régimen, de forma que Largo Caballero llegó a ser consejero de Estado en esta etapa.

Besteiro no fue hostil a esa tolerancia del poder hacia las organizaciones socialistas. Como se dijo anteriormente, desde poco después de su afiliación se había convertido en el virtual líder del socialismo español ante los cada vez más frecuentes achaques de Pablo Iglesias. Cuando éste falleció, en 1925, Besteiro se hizo con las riendas del partido y el sindicato, y desde su posición de liderazgo defendió siempre la importancia de participar en todas las instituciones, legítimas o no, que permitieran la expresión de la lucha de clases y las demandas del proletariado. Ello le situó enfrente de un sector cada vez más numeroso que veía en la participación socialista un colaboracionismo y un soporte a la dictadura que había que evitar. En 1929, cuando la Dictadura ofreció a la UGT la posibilidad de entrar en la futura Asamblea Nacional Constituyente, los comités nacionales del PSOE y el sindicato rechazaron la propuesta, contra la opinión de Besteiro. Fue el primer enfrentamiento del presidente socialista con los sectores más radicales de su partido.

En 1930, tras la dimisión de Primo, empezó a tomar forma la alianza republicana contra la Monarquía. La participación o no del movimiento socialista en esa alianza, de marcado carácter burgués, también dividió profundamente a las organizaciones: Besteiro defendía una participación que no desdibujara el carácter proletario del PSOE y la UGT; mientras otros dirigentes, como Largo, apostaban por involucrarse sin matices en el pacto republicano.

Esa polémica acabó provocando la dimisión de Besteiro como presidente de UGT y PSOE cuando, el 22 de febrero, las direcciones del partido y el sindicato rechazaron su propuesta de canalizar su colaboración con el Comité Revolucionario republicano burgués a través del presidente socialista, y aprobaron designar a dos interlocutores con plena libertad para comprometer al movimiento socialista dentro de Comité. Ello significaba, de hecho, la sumisión del movimiento socialista y proletario español a una alianza republicana esencialmente burguesa, y así lo entendió Besteiro al renunciar a su cargo.

Junto con la acción política en la presidencia, Besteiro desarrolló una importante producción teórica sobre socialismo y marxismo, y no abandonó su docencia en la Universidad, de la que sus compañeros y alumnos guardan muy buenos recuerdos del profesor eficaz, distinguido y recto que era Don Julián.

En las elecciones municipales de abril de 1931, que precipitaron la proclamación de la República, Besteiro fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Meses más tarde, asumía la presidencia de las Cortes Constituyentes, cargo que ejercería entre 1931 y 1933 con mucho acierto y no pocas dificultades, a juzgar por la opinión generalizada de prensa y parlamentarios.

A partir de 1933, coincidiendo con el triunfo de las derechas en las elecciones y la constitución del gobierno radical-cedista, el movimiento socialista, influido por la experiencia rusa, inició un proceso de radicalización que lo llevó a alejarse del parlamentarismo y de las instituciones republicanas. Julián Besteiro se situó siempre en contra de esta radicalización, apostando por la legalidad constitucional y el respeto a las formas democráticas. Otros sectores, agrupados en las Juventudes Socialistas esencialmente y representados en el Partido por Francisco Largo Caballero, desconfiaban de la lealtad de las derechas gobernantes y se marcaron como objetivo tomar el poder a través de una Revolución social proletaria, siguiendo el modelo soviético.

En julio de 1934, Largo forzaba la retirada de la minoría socialista del Parlamento, contra la opinión de Besteiro y De los Ríos, principalmente. Sin embargo, el máximo exponente de esta bolchevización fue la Revolución de Octubre de ese mismo año, que ocasionó un grave enfrentamiento entre Besteiro y la dirección del PSOE, respaldada por los sectores más radicales. Esta polémica, en que Besteiro apostó decididamente por fortalecer las instituciones republicanas y mantenerse dentro de las reglas democráticas, le supuso una pérdida muy importante de prestigio entre cierta militancia socialista.

La revolución fracasó en la práctica totalidad del territorio nacional. Sólo en Cataluña, donde el presidente de la Generalidad proclamó la independencia y fue apresado por el Ejército, y en Asturias, donde los obreros se hicieron con el control de los medios de producción y del poder, tuvo un cierto éxito, aunque fue reprimida con dureza. La insurrección, tal y como había previsto Besteiro, sólo sirvió para fracturar la sociedad española y fortalecer a los sectores más reaccionarios que propugnaban una "solución autoritaria" a la crisis.

La crispación social fue acompañada por un clima de división y enrarecimiento en el seno del socialismo español. Las discusiones entre los partidarios de Besteiro y los elementos más radicales a propósito de la Revolución derivaron en un durísimo enfrentamiento abierto entre los sectores más moderados (centristas y besteiristas), con fuerza en UGT; y los núcleos caballeristas, que controlaban la Ejecutiva del PSOE y las Juventudes. El pulso entre revolucionarios y moderados se desarrolló muy intensamente hasta el año 1936 en el campo de la acción política (en la que Largo vetó la vuelta a la Cámara contra la opinión del resto de sectores), de la propaganda y el debate teórico (Araquistáin y Baráibar, entre los caballeristas; Saborit, Mario de la Coca y el propio Besteiro entre los moderados, desarrollaron una verdadera guerra editorial desde publicaciones afines que llevó al socialismo al borde de la quiebra), e incluso degeneró en episodios de violencia contra los líderes moderados, como el propio Besteiro.

Cuando se produjo el Alzamiento fascista, y al contrario que muchos políticos republicanos, Besteiro declinó todas las invitaciones que se le hicieron desde el Gobierno para abandonar el país y permaneció en Madrid, argumentando que "creo mi deber acompañarles [a los madrileños] en las circunstancias difíciles en que actualmente se encuentran y las que todavía les esperan verosímilmente". Aparte de eso, y en consonancia con su desacuerdo con la línea desarrollada por el Partido Socialista, abandonó cualquier cargo y actividad en el partido y se limitó a trabajar por la defensa de Madrid; primero desde el Comité de Reforma, Reconstrucción y Saneamiento de Madrid, y posteriormente, cuando Cataluña cayó y las instituciones republicanas había naufragado (Azaña había dimitido como Presidente y el gobierno dependía cada vez más de los comunistas), a través del Consejo Nacional de Defensa, negociando la rendición de la capital e intentando evitar un derramamiento de sangre en la toma nacionalista de Madrid.

Su actuación en el CND, que desconoció la autoridad del agonizante gobierno de Negrín en el tramo final de la guerra, ha provocado dudas sobre una lealtad a la República que en ese momento era incontestable. La situación era que en Madrid, los responsables militares de la zona veían con temor la deriva comunista de un gabinete que ya no era constitucional y lo consideraban un lastre para negociar con los nacionalistas una rendición con las mejores condiciones posibles. Por ello, el general Casado, responsable militar del Centro, negoció con partidos y sindicatos madrileños (IR, UGT, PSOE, UR, CNT, etc.) la participación en el CND y solicitó a Besteiro que apoyara al Consejo para evitar bajas innecesarias, a lo que éste accedió. Tras algunos enfrentamientos armados con organizaciones comunistas, el Consejo se hizo con el control de Madrid y negoció la rendición de la capital a las tropas franquistas. Cuando llegaron éstas, Besteiro les esperó y, una vez más, rehusó huir.

Tras el fin de la guerra, Besteiro fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua por un tribunal militar. Tanto en la farsa de juicio que se le organizó como en las sucesivas cárceles que recorrió, mantuvo la dignidad, la rectitud y el compromiso con los principios y los ideales que había defendido durante toda su vida. Falleció el día 27 de septiembre por una negligencia médica, en la prisión de Sevilla. A pesar de las dificultades que pusieron las nuevas autoridades para enterrarlo, dos obreros consiguieron llegar hasta el ataúd del político y pensador socialista. Uno de ellos, poniendo una mano sobre el féretro, afirmó sencillamente: "Este hombre ha muerto por nosotros". Y difícilmente podían haberle hecho un mejor, y más sentido homenaje; y difícilmente podía haberse hecho una síntesis más breve, y más fiel, a lo que Julián Besteiro, el lord marxista, "el hombre de la víspera y del día después", el aficionado a nadar contra corriente, el socialista, el marxista, el filósofo, pero sobre todo, el hombre austero, recto y profundamente comprometido con los problemas de su tiempo, significó y significa.

Cierra España.

10 comentarios:

  1. Este al menos se quedó y dió la cara, por que Largo Caballero y Carrillo a la minima que vieron que su bando iba a perder se marcharon a vivir de lujo en el exilio.
    Por cierto, ¡Feliz Navidad!.

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  2. Besteiro creía en una República democrática y siempre se enfrentó a los golpistas como Largo Caballero e Indalecio Prieto,cuya única intención era instaurar una dictadura estalinista en España.
    Sólo hay que ver, como incluso hoy en día,Besteiro es una figura marginal dentro de la iconografía del PSOE.

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  3. siempre ha sido una figura que me ha interesado, mas por estar hasta el final en su puesto y no huir como aquellos cobardes que un 6 de marzo cogen un avion en Monovar, me refiero a Carrillo y a la pasionaria, recuerdo ver en television una obra de teatro basada en su juicio y como era defendido por un abogado militar y el le agradecia su defensa

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  4. Un caso raro, un socialista consecuente con sus ideas...

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  5. Cierto es que fue uno de los pocos que se mantuvieron en su puesto hasta el final,muchos deberian de aprender de el,sobre todo el que aun queda vivo.

    cierra españa.

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  6. Eso os hubiera gustado que se quedaran todos para fusilarlos. Si no que se lo pregunten a los españoles que trajeron de Francia cuando Serrano Suñer era colega de los nazis de la Gestapo.

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  7. Sr. Anónimo, si ha leído usted los comentarios, se habrá dado cuenta que todos coincidimos en lo mismo, en la lealtad a los principios que este hombre represento hasta su muerte, cosa que no hicieron ninguno de sus compañeros, ya muertos y menos aun el que queda vivo, así que creo que su comentario esta fuera de lugar, en cuanto al cuñadísimo, aun no he llegado a el, cuándo lo haga seria un placer debatir con usted de sus pros y contras referente a este personaje.

    Cierra España.

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  8. Señor Pasoslargos, permítame que me quite el sombrero ante usted. Es, posiblemente, el único blog de ideología franquista donde se publican todos los comentarios, o no se borran, que no coincidan con el autor. Felicidades.

    Un abrazo.

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  9. Sr. anónimo, por la parte que pueda corresponderme gracias por su comentario, si es cierto, no borro ningun comentario, sean de mi ideologia o de la contraria, si alguna vez he borrado alguno, solo ha sido por comentarios fuera de lugar, cuando atañen al respeto mutuo entre dos personas.

    cierra españa.

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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte