ENTRONIZANDO LA ANARQUÍA
SE reducen a la cuarta parte las cárceles de partido. No nos oponemos a que desaparezcan todas, si es conveniente.
Pero debe señalarse con alarma, como muestra de que el Gobierno colabora por su parte con la anarquía reinante, ESE AFAN HUMANITARIO Y ANTIPENAL QUE SE RESPIRA OFICIALMENTE.
Hay una mujer encargada de las prisiones españolas, como si las prisiones hubieran de ser hospicios. Se han prodigado los indultos y amnistías; se han vaciado violentamente las cárceles. LOS TRIBUNALES Y EL CODIGO PENAL SE ENCUENTRAN EN VACACION PERMANENTE.
Y todo ello mientras aumentaba la criminalidad hasta hacerse inaccesible su control al poder de las estadísticas. Siempre los períodos de humanitarismo imbécil coinciden con la mayor carencia de humanidad en las costumbres. Somos, sin duda, hoy, el pueblo de mayor criminaliad de todos los llamados civilizados, porque vivimos en un estado de criminal guerra civil que oficialmente se ha reconocido respecto a una región extensa de Andalucía.
En estas circunstancias, es pintoresco, por no decir salvaje, que una señora se determíne, en nombre del Estado, a suprimir cárceles por innecesarias.
¿Es que el Gobierno se resuelve a dar por buenos los crímenes sociales y la lucha política como uno de los bienes que nos ha traído la revolución parlamentaria y marxista? Lo que sobran no son prisiones, sino cobardías y complicidades en las alturas con los numerosos elementos que debían poblarlas.
Hay que alejar de ese puesto a la ridícula directora humanitaria, como hay que arrojar de todos los mandos a una política que claudica con la inhumanidad desarrollada impunemente.
Lo primero, muy por encima de la República demagógica que los españoles honrados padecen, es LA JUSTICIA Y EL HONOR DE PUEBLO CIVILIZADO QUE VAMOS PERDIENDO.
Déjese la nación a otro régimen de mayor hombría y de más verdadero amor a España, ya que el actual, a fuerza de querer "hacer justicia" a sus enemigos, no se atreve a hacerla con los que a diario reconquistan para España el nombre de pueblo bárbaro.
Pedimos no tanto responsabilidades como vida de Derecho. NO IMPORTA AL PAIS QUE LA REPUBLICA SE VENGUE DE LA MONARQUIA, sino que se entronice de nuevo, por quien sea, el orden, .
el respeta a la propiedad y la inviolabilidad de la vida de los españoles, garantizados por el Estado español.
(Anónimo. Libertad, núm. 11, 24 de agosto de 1931.)
LA REPÚBLICA EN PELIGRO
HE aquí el comodín de la impunidad. Nos referimos a la impunidad política con que los gobernantes de hoy licencian a cada momento el concepto de libertad, que les valió para ser lo que afanosamente en la oposición procuraban.
Que "la República está en peligro" es una expresión monologada, sin juicio contradictorio: el Gobierno se lo dice cuando quiere y en el mismo acto salta todas las leyes para poner sobre ellas su capricho.
Ese es el triste paradero de las ilusiones liberales de muchos que votan, pero no mandan.
Bien lo saben quienes, con la deshonrada bandera de la Libertad, se proponen disfrutar una democracia desde lo alto del Poder. Su empeño, su necesidad única, es fabricarse una Cámara propicia, y en este arte de atrapar votos se progresa mucho todos los días. Así como nuestros clásicos caciques se valían del distrito histórico, del dinero y de la Guardia Civil, la demagogia utiliza la calumnia, el griterío, las grandes promesas -sobre todo de Libertad-, la coacción del motín y los censos preparados por decreto. Se trata de cazar votos, de domesticar ciudadanos, Y ya se sabe que en uno Y otro arte son utilizables el cebo, el veneno, el lazo, la estaca y aun la pólvora sola. Loimportante es no tener escrúpulos, sino afición, y seguir sin desmayo la presa de la mayoría, que al fin se alcanza.
Una vez arriba, Y con una mayoría de cazadores de votos triunfantes en la Cámara, el arte, como es natural, está en escamotear todas las promesas Y en ir soslayando todos los bellos compromisos, cargando al adversario con la culpa de no cumplirlos.
Hay también numerosos trucos en el régimen de demagogia, para salir triunfantes en este deporte político del escamoteo. Las reglas fundamentales del arte son: 1ª Invertir el orden de los problemas, desorientar al llamado pueblo, haciendo que pequeños escándalos con aspecto favorable a los dominadores, Y a menudo suscitados por éstos, ocupen el lugar que la opinión debiera prestar a los grandes fracasos en que los gobernantes resultarían cogidos.-2ª Que la Nación resista mucho, porque inevitablemente su descomposición acarrea la estrepitosa caída de los farsantes. Por esto los demagogos prosperan más tiempo cuando suceden a un régimen que dejó una Hacienda saneada, por ejemplo.
Discurrir amagos de guerra civil Y achacar a los mismos, después de inventados, la baja de la peseta es un truco capaz de sostener ante una mayoría de camaradas cinegéticos hasta el prestigio de un ministro que ha visto perder a la moneda en cuatro meses el 26 por 100 de su valor.
Llamar "herencia" del régimen precedente a todas las dificultades que la propia ineptitud no puede acometer es otro truco que mantiene meses enteros en la categoría de ministro de Fomento a un periodista mediocre como Alborno.
zY así, entre alegaciones calumniosas, alarmas "democráticas", imprecaciones farisaicas o rasgamiento de vestiduras, se pueblan de enemigos políticos las cárceles desalojadas de criminales, se secuestra la Hacienda de una clase de personas, se ponen en prenda los tesoros del Banco Nacional y se implanta, sin decirlo, el régimen comunista para la Prensa.
"La República está en peligro", arguye el Gobierno "liberal", y eso basta.
(Anónimo. Libertad, núm. 12, 31 de agosto de 1931.
Cierra España.
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