Revolución en Barcelona y Asturias: Desarrollo de la situación barcelonesa
La Vanguardia, de 9 de octubre de 1934
Desde primeras horas de la mañana pudo notarse en la Generalidad un movimiento inusitado, viéndose cómo personas no conocidas en la casa entraban y salían de algunos Departamentos como si acudieran en busca de noticias o de instrucciones.
En la galería gótica el número de público que se había congregado era realmente extraordinario. Contrastando con la quietud del día anterior, reinaba entre los grupos una manifiesta efervescencia y se afirmaba que los sucesos ocurridos en distintas poblaciones españolas habían revestido extraordinaria gravedad y que el Gobierno Lerroux no podía, a pesar de sus esfuerzos, dar eficacia a los resortes del Poder público, asegurándose que en distintas guarniciones se había iniciado el levantamiento que se iba extendiendo lenta, pero firmemente, por todo el territorio de la República.
Se aseguraba también que el Gobierno había tomado el acuerdo de proclamar la República catalana, pero que puesto de acuerdo más tarde con los señores Azaña, Maura, Domingo y otras personalidades del que fué Gobierno provisional de la República, se había acordado proclamar el Estado catalán, como integrante de la federación de la República española.
¿Discusión violentísima? - Alocución del consejero de gobernación
Poco después de las once y media llegó el consejero señor Dencás a la Presidencia, pasando rápidamente entre los periodistas, con cara preocupadísima.
Seguidamente penetró en el despacho del Presidente, con el que sostuvo una larga conferencia, en la que, según se dijo, se marcaron dos criterios absolutamente opuestos. El señor Dencás mantuvo enérgicamente su actitud, y sin escuchar las palabras del Presidente, abandonó el despacho de éste, marchando rápidamente al de Gobernación. En el zaguán del Palacio encontró al ex-jefe de los servicios de Orden Público, señor Badía, y le hizo subir al coche, diciéndole:
-Ven conmigo. Te necesito.
Poco después de su llegada, el señor Dencás radiaba su alocución dando cuenta que por acuerdo de la Generalidad las fuerzas adictas a «Estat Catalá» pasaban a ocupar la vía pública para impedir con su vigilancia que sectores extremistas aprovecharan en favor suyo la huelga declarada contra el Gobierno Lerroux.
El Presidente sale para el Departamento de Gobernación
Los periodistas, después de escuchar la alocución del consejero de Gobernación, pidieron saludar al Presidente, y éste les hizo decir, por mediación de su secretario, señor Alavedra, que nada tenía que comunicarles, y que no podía hacer más comentario que el de que la situación política era gravísima en todo el territorio de la República.
Preguntado respecto al alcance de la alocución radiada, el secretario, señor Alavedra, afirmó -y parece que así era en efecto- que la desconocía el Presidente.
Poco tiempo después, el señor Companys, dando muestras de malhumor, abandonó su despacho y montó en el coche presidencial, que había dejado de ostentar la bandera republicana. En cuanto al alcance de dicha visita, se nos dijo que el Presidente había llamado a su despacho al consejero, y como éste había alegado que ante el trabajo que tenía no podía abandonar la Consejería, el señor Companys había decidido ir al Departamento de gobernación.
En éste, posiblemente, debió continuar la discusión que, violentamente, se había iniciado en el despacho de la Presidencia y a la que antes nos hemos referido.
Preparativos de la proclamación
Por la tarde, a partir de la cinco, fueron llegando a la Generalidad comisiones y representaciones, algunas de las cuales pasaban en compañía de diputados al antedespacho de la Presidencia, donde al parecer se celebraba una reunión.
Los periodistas lucharon con grandes inconvenientes para cumplir su misión, ya que no se les permitió pasar de la galería gótica.
A las seis y media de la tarde, los consejeros abandonaron el Consejo que había venido celebrándose y se dirigieron rápidamente a sus Departamentos respectivos.
En la reunión acababa de tomarse el acuerdo de proclamar el Estado catalán y ofrecer refugio al Gobierno provisional de la República federal española en el territorio catalán, hasta que las circunstancias le permitieran instalarse en la capitalidad del Estado.
Momentos más tarde, el Presidente ordenó a los Mozos de Escuadra que despejaran todas las dependencias del palacio y que en éste no permanecieran más que aquellos que hubieran de cumplir una misión determinada.
Los periodistas, como el resto del público, fueron invitados a abandonar el Palacio, cosa que hicieron cuando el presidente pasaba a la «Casa dels Canonges».
Entrevistas trascendentales
Según se nos dijo -ya que a partir de aquel momento el periodista tenía que valerse forzosamente de referencias-, el comandante militar de Barcelona, general Batet, se encontraba en la «Casa dels Canonges», donde deseaba conferenciar con el Presidente.
La entrevista fué breve y -siempre según las referencias a que hemos de acogernos- en ella el general parece ser que manifestó al Presidente que las órdenes que había recibido del Gobierno le habían de obligar, en caso de un posible alzamiento, a proceder con toda la energía del fuero militar, y que como medida previa había ordenado el desarme de determinada unidad y que fueran subidas al castillo de Montjuich piezas de artillería pesada.
Parece ser también que inmediatamente después el Presidente sostenía una larga conferencia con destacadas personalidades del que fué Gobierno provisional de la República y del Comité revolucionario que había precedido a éste.
En la Plaza de la República
Poco después de las siete y media regresó a la Generalidad el consejero de Gobernación, señor Dencás, acompañado de los directivos de las agrupaciones de «Estat Catalá».
Al llegar al despacho rodearon al Presidente, dando vivas a Cataluña, y con él se dirigieron al halcón principal del Palacio.
La Plaza de la República aparecía casi totalmente ocupada por los que integraban la manifestación, formada por elementos de «Estat Catalá» y de Alianza Obrera, pidiendo la proclamación del Estado catalán federal.
Al aparecer el Presidente en el balcón fué saludado con entusiastas aplausos y vivas a la libertad de Cataluña. El público, que se mostraba excitadísimo, y buena parte del cual esgrimía armas, no cesó en sus aclamaciones hasta que el Presidente hizo ademán de que iba a dirigir la palabra.
Discurso del señor Companys
El Presidente dió entonces lectura a la siguiente alocución que le había sido facilitada momentos antes por uno de los que formaban el grupo:
«Catalanes: Las fuerzas monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar la República, han logrado su objetivo y han asaltado el Poder.
»Los partidos y los hombres que han hecho públicas manifestaciones contra las menguadas libertades de nuestra tierra, los núcleos políticos que predican constantemente el odio y la guerra a Cataluña, constituyen el soporte de las actuales instituciones.
»Los hechos que se han producido dan a todos los ciudadanos la clara sensación de que la República, en sus fundamentales postulados democráticos, se encuentra en gravísimo peligro.
»Todas las fuerzas auténticamente republicanas de España y los sectores sociales avanzados, sin distinción ni excepción, se han levantado en armas contra la audaz tentativa y fascista.
»La Cataluña liberal, democrática y republicana no puede estar ausente de la protesta que triunfa por todo el país, ni puede silenciar su voz de solidaridad con los hermanos que, en las tierras hispanas luchan hasta morir por la libertad y por el derecho. Cataluña enarbola su bandera y llama a todos al cumplimiento del deber y a la obediencia absoluta al Gobierno de la Generalidad, que desde este momento, rompe toda relación con las instituciones falseadas.
»En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido, asume todas las facultades del Poder en Cataluña, proclama el ESTADO CATALAN de la República Federal Española, y al establecer y fortificar la relación con los dirigentes de la protesta general contra el fascismo, les invita a establecer en Cataluña el Gobierno provisional de la República, que hallará en nuestro pueblo catalán el más generoso impulso de fraternidad en el común anhelo de edificar una República Federal libre y magnífica.
»El Gobierno de Cataluña estará en todo momento en contacto con el pueblo. Aspiramos a establecer en Cataluña el reducto indestructible de las esencias de la República. Invito a todos los catalanes a la obediencia al Gobierno y a que nadie desacate sus órdenes. Con el entusiasmo y la disciplina del pueblo, nos sentimos fuertes e invencibles. Mantendremos a raya a quien sea, pero es preciso que cada uno se contenga sujetándose a la disciplina y a la consigna de los dirigentes. El Gobierno, desde este momento, obrará con energía inexorable para que nadie trate de perturbar ni pueda comprometer los patrióticos objetivos de su actitud.
»Catalanes: La hora es grave y gloriosa. El espíritu del presidente Maciá, restaurador de la Generalidad, nos acompaña. Cada uno en su lugar y Cataluña y la República, en el corazón de todos.
»Viva la República y Viva la libertad.- Palacio de la Generalidad, 6 de octubre de 1934.»
Discurso del señor Gassol
A continuación, el señor Gassol pronunció el siguiente discurso:
«Catalanes: Ya habéis oído al Honorable presidente de la Generalidad, Luis Companys. Sus palabras tienen el eco histórico que nos recuerda que él es el digno sucesor del inmortal Francisco Maciá y fiel continuador de su historia de gestas gloriosas y de sacrificios ejemplares al servicio de Cataluña, de la República y de la libertad.
»Yo ahora, en nombre del Gobierno, os pido que marchéis por todo Barcelona y por Cataluña a llevar la nueva histórica de la proclamación del Estado Catalán en la República Federal de España.
»Ayudad a las fuerzas del Gobierno de Cataluña a imponer el orden, que hoy más que nunca es indispensable. Defendiendo con palabras y con actos, si es que hay necesidad, contra cualquier agresión, cueste loo que cueste y vengan de donde vengan.
»Este movimiento en defensa de la República del 14 de abril triunfa en todas las tierras de España.
»Nuestra Cataluña es inmortal.
»Nuestra Cataluña es invencible, pero conviene que todos estéis alerta para seguir a cada momento la voz y las órdenes del Gobierno de Cataluña.
»¡Viva Cataluña! ¡Viva la República Federal!»
A continuación fué izada la bandera catalana con grandes aplausos, pero con las protestas de un grupo que era portador de una bandera de «Estat Catalá» y pretendía que fuera aquélla la que ondeara, hasta que desde el balcón se les exhortó a mostrar disciplina a las órdenes del Presidente.
A poco, fué despejándose la plaza, quedando algunos grupos que disolvían los Mozos de Escuadra.
El Consejo de la Generalidad notifica la proclamación al mando militar de Cataluña
Después del acto de la Plaza de la República, el presidente, señor Companys, llamó telefónicamente al general Batet manifestándole que en aquel momento acababa de proclamar el Estado Catalán.
El comandante militar replicó que no podía darse por notificado a través de una llamada telefónica y que esperaba que el Consejo se lo comunicara en regla.
En vista de ello, el Presidente ordenó fuera redactada la correspondiente comunicación, dando cuenta al general del acuerdo tomado por el Gobierno y refrendado por el Parlamento y por el pueblo que había asistido a la proclamación.
«Excmo. Sr. Como presidente del Gobierno de Cataluña, requiero a V.E. para que con la fuerza que mande, se ponga a mis órdenes para servir a la República Federal que acabo de proclamar. Palacio de la Generalidad, 6 de octubre de 1934.- Luis Companys. Sr. Domingo Batet, General de Cataluña.»
Fué encargado de hacer llegar a manos del general Batet dicha comunicación el director general de Trabajo, señor Tauler y se asegura que el general al leer lo que en aquélla se le decía le expresó que, sintiéndolo mucho, no podía dar a aquella comunicación más que una contestación: y entregó al señor Tauler uno de los ejemplares que tenía preparados proclamando el estado de guerra en Cataluña.
Al regresar el señor Tauler a la Generalidad los consejeros tuvieron un breve cambio de impresiones, después se reunieron a cenar con el presidente y un reducido número de personalidades del partido de la «Esquerra» en una dependencia vecina a la secretaría particular.
Cuando era servido el primer plato llegó hasta los reunidos el fragor de las primeras descargas con que se iniciaba el levantamiento.
El Bando declarando el estado de guerra.
Don Domingo Batet y Mestres, general de División y del Ejército y jefe de la Cuarta División Orgánica.
Hago saber:
Que de conformidad con lo prevenido en decreto de esta fecha recibido a las veinte horas, queda declarado el estado de guerra en todo el territorio de la región catalana, y asumo, por tanto, el mando de la misma, estando dispuesto a mantener el orden público a todo trance, empleando al efecto cuantas medidas de rigor sean necesarias, esperando de la sensatez y cordura de los ciudadanos que no llegue a precisar su empleo, y que por parte de todos con su civismo y amor a la República, contribuirán al restablecimiento de la paz perturbada.
De acuerdo con los preceptos de la Constitución, Ley de Orden Público, Código de Justicia Militar y Orden de 6 de enero de 1934, después de requerir a los rebeldes y revoltosos a deponer su actitud para quedar exentos de pena, los que no sean jefes, si lo hacen en el término de dos horas a partir de la publicación de este bando, y a cumplir todo lo que en él y en las prevenciones anexas se dispone:
Ordeno y mando:
1º Los reos del delito de rebelión militar serán juzgados en juicio sumarísimo si a ello hubiere lugar, y castigados con la pena de muerte o con la de reclusión perpetua a muerte, según los casos, y los establecido en el Código de Justicia Militar.
2.º Serán considerados reos de tal delito, según la Ley, entre otros, los que al alzarse en armas contra el Gobierno legítimo hostilicen a las fuerzas del Ejército, Cuerpo de Seguridad y fuerzas de Asalto, estos dos últimos cuando vistan sus uniformes reglamentarios; los que ataquen a los cuarteles, polvorines o dependencias militares, los que atenten contra las vías o redes de comunicaciones, metros o servicios públicos, incluso los a cargo de empresas particulares, Bancos, fábricas y establecimientos y edificios de todas clases que estén custodiados por fuerzas del Ejército u otras de las unidades armadas citadas anteriormente.
3.º La mera tenencia de armas, artefactos explosivos, incendiarios, de gases (asfixiantes o lacrimógenos) que hagan presumir propósitos de ataque, destrucción o resistencia, si no tuviese calificación más grave, se considerará, según el caso, como tentativa o auxilio a la rebelión.
4.º Incurrirán en análoga calificación los que abandonen su ocupación o trabajo habitual, o los que por haberlo abandonado no se reintegren al mismo y faciliten de este modo los planes de los rebeldes; y en todos los casos, los que atenten contra la libertad individual y de trabajo.
5.º Serán culpables de seducir, provocar o excitar a los rebeldes los que en cualquier forma inciten a la revuelta, desobediencia, resistencia, desacato o menosprecio a las autoridades y sus agentes, cualquiera que sea el medio empleado, incluso la imprenta, el grabado o dibujo.
6.º La agresión, insulto o amenazas a todo militar que vista su uniforme reglamentario, se considerará insulto a la fuerza armada.
7.º Igualmente serán juzgados por la jurisdicción de Guerra los delitos de robo en cuadrilla, secuestro de personas, incendio y cuantos afecten de un modo evidente y directo al orden público, con relación, conspiración, provocación, inducción, excitación, sedición y auxilio a la rebelión citada.
8.º Se recuerda a los reclutas en Caja, a los que se encuentren en primera o segunda situación activa, y a los de la reserva, que por los delitos comprendidos en el Código de Justicia Militar o en este bando, serán reputados como militares y sometidos al fuero de Guerra en toda su integridad.
9.º Por último, se advierte que las autoridades y los agentes autorizados para ello, se consideran como centinela, salvaguardia o fuerza armada, con arreglo al Código de Justicia Militar, y que las órdenes recibidas para hacerse obedecer son severísimas, por lo que deben ser acatadas por todos los ciudadanos, sin distinción de clase ni de categoría alguna, por elevada que ésta sea.
Artículo adicional. A los efectos de términos legales, se hace la publicación de este bando a las veinte horas de hoy, día de la fecha.
Como catalán, como español y como hombre que sólo mira y aspira al bien de la humanidad, lamento este momento y espero de la cordura de todos que no se dará lugar al derramamiento de sangre.
Barcelona, 6 de octubre de 1934
Domingo Batet
Prevenciones anexas al Bando
1.º Se invita a cuantos rebeldes tengan armas, artefactos explosivos, incendiarios o de gases, a la entrega inmediata de los mismos, o indicar dónde se encuentras, para proceder a su destrucción.
2.º Queda prohibido en absoluto, con la pena de sanciones que expresa el bando, utilizar aviones para efectuar vuelos locales o a distancia, salvo las empresas y líneas regulares autorizadas.
Excepto a los equipos de relevo, que acreditarán su identidad, queda terminante y absolutamente prohibido aproximarse desde las seis de la tarde a las siete de la mañana a las líneas férreas, de energía eléctrica, conducciones de agua, gas, cuarteles, polvorines y dependencias militares, Bancos y establecimientos fabriles e industriales y edificios públicos y serán repelidos por la fuerza sin previa intimación los actos de violencia realizados contra los mismos.
3.º Se declaran incautados y a mi disposición los automóviles de carga, viajeros y particulares, motocicletas, bicicletas, aviones particulares y vehículos de todas clases, tanto en el interior de las poblaciones, como fuera del casco de las mismas, y en las carreteras, caminos, pistas y veredas, en tanto los conductores no se provean de una licencia especial para cada caso y viaje, que será solicitado de la autoridad militar o de los jefes de puesto de la Guardia Civil más próximo de las localidades donde no exista Comandancia Militar, quienes las concederán previas las garantías que se consideren oportunas.
4.º Toda persona que presencia cualquier agresión o acto de violencia, queda obligada a concurrir inmediatamente a la Comisaría, Cuartel, Juzgado, Tribunal o lugar oficial más próximo para aportar su testimonio, y si no lo hiciere, incurrirá en desobediencia grave.
5.º Las fuerzas del servicio de Orden Público, dependientes de la Generalidad (Guardia Civil, Mozos de Escuadra, Cuerpo de Seguridad y Asalto, Somatenes, guardias armados del Municipio) pasarán a depender únicamente de mi autoridad, sin que obedezcan otras órdenes que aquellas que de mí emanen, y serán reputadas fuerzas o auxiliares del Ejército, a los efectos de quedar sometidos a los preceptos del Código de Justicia Militar, por lo que se refiere a disciplina y subordinación, estando dispuesto a castigar con la máxima energía cualquier infracción que cometan.
Todos los individuos pertenecientes a Somatenes presentarán en esta División los carnets correspondientes para su revisión, entregando las armas ínterin al Parque del Ejército; de no efectuarlo en un plazo de cinco horas, contadas a partir de las ocho horas del día de mañana, se les considerará como sediciosos o rebeldes.
6.º No podrá celebrarse ninguna reunión, mitin, conferencia o manifestación pública, ni aun las juntas generales ordinarias o extraordinarias de Asociaciones o Sindicatos, sin autorización, que será solicitada por escrito, con expresión del objeto de la misma, por lo menos tres días antes del en que hayan de tener lugar; autorizado que sea cualquiera de dichos actos, asistirá a los mismos, cuando lo consideren conveniente, un delegado civil o militar, según se acuerde en cada caso, el cual podrá suspenderlo tan pronto como por los que tomen parte o asistan a ellos se pronuncien discursos o se profieran frases atentatorias al régimen, al Jefe del Estado o a las autoridades, o exciten a cometer cualquier acto contrario a los mismos o al orden público o hagan la apología de la violencia o la apelación a conseguir por la fuerza cualquier ideal o propósito.
En tales casos serán, además, detenidos en el acto el orador o personas que profieran las frases o conceptos delictivos, y el presidente, y serán puestos a disposición de los Tribunales competentes.
La reunión del Pleno municipal. El acta auténtica de la sesión
Minutos antes de las diez de la noche comenzaron a llegar al Ayuntamiento los concejales convocados. Todos ellos pasaron seguidamente al pequeño salón del Consistorio, donde debía reunirse el Pleno. Este, que duró veinte minutos escasos, comenzó poco después.
Como en realidad se trata de una sesión verdaderamente histórica, para dar mayor valor informativo a la misma, nos limitaremos a reproducir textualmente el acta levantada. Dice así dicho documento:
«En la ciudad de Barcelona, siendo las 10,20 de la noche del día 6 del mes de octubre de 1934, bajo la presidencia del señor Escofet y con asistencia de los señores Mori, Rosell, Granier, Barrera, Pumarola, Cordomí, Junyent, Cortés, Hurtado, Gispert, Bernades, Altaba, Codó, Salvadó, Pla, Pi y Suñer, Ventós, Durán y Reynals, Vilalta, Martínez Cuenca, Durán y Ventosa, Sagarra, Roda Ventura, Vendrell, Bausili, Codolá, Saltor, Calderó, Carbonell y Oliva, consejeros, se reunió en sesión extraordinaria el Ayuntamiento de Barcelona, actuando de secretario el titular del mismo, don José María Pi y Suñer.»
El presidente manifestó que se leería una proposición presentada por distintos consejeros, dando cuenta el secretario de la misma.
La proposición dice así:
«Al Ayuntamiento Pleno.- Los consejeros municipales que suscriben, ante la proclamación del Estado Catalán de la República Federal Española, fieles a los ideales que han servido lealmente toda la vida, proponen al Pleno consistorial que acuerde su firme y decidida adhesión al Presidente y al Gobierno de Cataluña.- Barcelona, 6 de octubre de 1934.
Lo firman el alcalde, señor Pi y Suñer; los consejeros-regidores y algunos concejales de la mayoría consistorial.»
Se levantó a defenderla el señor Pi y Suñer, glosando sus conceptos y pidiendo al Pleno que la aprobase.
El señor Durán y Ventosa se opuso, en nombre de la minoría de Lliga Catalana, extendiéndose en consideraciones para demostrar la improcedencia de dicha proposición.
Rectificaron ambos, sosteniendo sus respectivos puntos de vista.
El señor Durán y Ventos pidió votación nominal, que dió el siguiente resultado:
Votaron que sí: Mori, Rosell, Granier Barrera, Pumarola, Cordomí, Junyent, Cortés, Hurtado, Gispert, Bernades, Altaba, Codó, Salvadó, Pla, Pi y Suñer, Ventós, Durán y Reynals, Vilalta, Martínez Cuenca, Carbonell y Oliva, y el presidente, señor Escofet. Total 22.
Dijeron que no: Durán y Ventosa, Sagarra, Roda Ventura, Vendrell, Bausili, Condolá, Salto y Calderó. Total 8.
Dado cuenta del resultado, el presidente declara aprobada la proposición y se levanta la sesión a las 10,40.
Cierra España.