Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

jueves, 10 de septiembre de 2009

Entre el advenimiento de la República

   Entre el advenimiento de la República, tras las elecciones municipales de abril de 1931 y 1934, la Masonería española tuvo su teórico mejor momento en cuanto al número y aparente calidad de sus miembros, aunque la realidad es que la Orden admitió en su seno a profanos que en muchas ocasiones carecían de las cualidades morales y espirituales que definen a un masón, sin que eso signifique, en todos los casos, que no estuvieran dotados de otras.


   El resultado fue que estos nuevos hermanos propiciaron una no deseable politización de las logias, que las apartó del trabajo puramente masónico. La orientación que los recientes miembros de los talleres imprimieron al trabajo masónico fue pagada muy duramente por la Orden en los años sucesivos.

   La República fue acogida con alborozo por la Masonería española, «La República es nuestro patrimonio» titulaba el Boletín Oficial del Supremo Consejo del 33 y último Grado para España y sus dependencias. En aquel momento, el total de logias del Grande Oriente Español llegaba a 167, y el numero de miembros apenas era superior a los 5.000, de los que 17 eran ministros, 5 subsecretarios, 15 directores generales, 183 diputados a Cortes (de un total de 470), 5 embajadores, 9 generales de división y 12 generales de brigada. De entre ellos se pueden destacar, hasta el año 1934 a: don Manuel Azaña Díaz, ministro de la Guerra, presidente del Consejo de Ministros y más tarde presidente de la República; don Alejandro Lerroux y Gracia, ministro de Estado y presidente del Consejo de Ministros; don Diego Martínez Barrio, Gran Maestre, ministro de Comunicaciones, Guerra y Gobernación y presidente del Consejo de ministros; don Fernando de los Ríos Urruti, ministro de Justicia, Instrucción Pública y Estado; don Marcelino Domingo San Juan, ministro de Instrucción Pública y Agricultura; don José Giral, ministro de Marina; don Alvaro de Albornoz Liminiana, ministro de Fomento y de Justicia y presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales; don Emilio Palomo, gobernador de Madrid, subsecretario y ministro de Comunicaciones; don Juan Botella Asensi, ministro de Justicia; don Rafael Guerra del Rio, ministro de Obras Publicas; don Juan José Richa García, embajador en Portugal, presidente del Consejo de Estado, ministro de la Guerra y de Marina; don Gerardo Abad Conde, subsecretario de Comunicaciones, presidente del Consejo de Estado, y vocal del Tribunal de Garantías; don Rodolfo Llopis, director general de Primera Enseñanza; don Mateo Hernández Barroso, director general de Telégrafos; don José Salmeron, director general de Obras Públicas y de Montes; don Antonio Pérez Torreblanca, director general de Agricultura; don Ramón Franco Bahamonde, director general de Aeronáutica; don Augusto Barcia, Soberano Gran Comendador, delegado del Gobierno en el Consejo Superior Bancario; don Benito Artigas Arpón, delegado del Gobierno en los Canales del Lozoya y director general de Comercio y Política Arancelaria; don José Domínguez Barbero, ministro del Tribunal de Cuentas; don Salvador Albert Pey, embajador en Bélgica; don Francisco Maciá, presidente de la Generalidad de Cataluña; don Rafael Salazar Alonso, presidente de la Diputación provincial de Madrid y ministro de la Gobernación; don Eduardo Ortega Gasset, gobernador civil de Madrid; don Pedro Rico López, alcalde de Madrid; don Carlos Esplá Rizo, subsecretario de Gobernación; don Eduardo López Ochoa, capitán general de Cataluña, inspector general de la Tercera Inspección de Ejército y vocal representante del ministerio de la Guerra en el tribunal revisor de los fallos por Tribunales de Honor; don Jaime Ayguadé, alcalde de Barcelona; don Casimiro Giralt, consejero de la Generalidad de Cataluña; don Dionisio Correas, consejero de Cultura; don Ramón González Sicilia, director general de Primera Enseñanza y subsecretario de Instrucción Pública; don Demófilo de Buen, consejero de Estado, presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo; don Luis Jiménez Asúa, vicepresidente primero del Consejo Superior de Protección de Menores; don Antonio Jaén, ministro de España en Perú; don Manuel Torres Campaña, subsecretario de Gobernación y de la Presidencia del Consejo; don José Moreno Galvache, subsecretario de Agricultura, de Industria y Comercio y de Instrucción Pública; don Nicolás Sánchez Belastégui, delegado del Gobierno en los servicios hidráulicos del Guadalquivir; don Ramón Carreras Pons, comisario general de Cataluña; don Fernando Valera Aparicio, director general de Agricultura y subsecretario de Justicia; don Pedro Vargas Guerendiain, subsecretario de Comunicaciones; don Sidonio Pintado, consejero de Cultura; don Gabriel González Taltabull, vocal del Tribunal de Garantías; don Ramón Pérez de Ayala, embajador en Inglaterra; don Rafael Blasco García, vocal suplente del Tribunal de Garantías; don Pedro Armasa Briales, subsecretario de Instrucción Pública; don Luis Doporto Marchori, director general del Instituto Geográfico, gobernador civil de Valencia y consejero de Cultura; don Eloy Vaquero Cantillo, director general de Previsión y Acción Social; don Angel Rizo Bayona, delegado del Estado en el Consorcio Nacional Almadrabero; don José Juncal, embajador en Portugal; don Antonio Tuñon de Lara, director general de Beneficencia; don Alvaro Pascual Leone, director General de Administración Local; don Antonio Montaner Castaño, gobernador civil de Sevilla y director general de Ferrocarriles; don Angel Galarza Gago, fiscal de la República, director general de Seguridad y Subsecretario de Comunicaciones.

   La práctica totalidad de los arriba nombrados fueron, además de los cargos indicados, diputados de las Cortes de la República, como lo fueron los también masones: don Melquiades Alvarez González, don Eugenio Arauz Pallardo, don Sebastián Banzo Urrea, don Francisco Azirín Izquierdo, don Miguel Bargalló Ardevol, don Eduardo Barriobero Herrán, don Luis Bello Trompeta, don Cayetano Bolívar Escribano, don Miguel de Cámara Cendoya, don Hermenegildo Casas Jiménez, don Adolfo Chacón de la Mata, don Andrés Domingo Martínez, don Eladio Fernández Egochaga, don Joaquín García Hidalgo Villanueva, don Pedro Vicente Gómez Sánchez, don Miguel Granados Ruiz, don Emilio González López, don Julio Just Jimenez, don Eduardo Layret Foa, don Julio María López Orozco, don Vicente Marco Miranda, don Lucio Martínez Gil, don José Martín Gómez, don Mariano Merediz Díaz-Parreño, don Manuel Moreno Mendoza, don Manuel Morón Díaz, don Manuel Muñoz Martínez, don César Oarrichena Jenaro, don Manuel Olmedo Serrano, don Alonso Pérez Díaz, don Joaquín Pérez Madrigal, don Domingo Pérez Trujillo, don Manuel Portela Valladares, don César Puig Martinez, don Romualdo Rodríguez Vera, don Amós Sabras Gurrea, don Juan Antonio Santander Carrasco, don Francisco Saval Moris, don Jaime Simó Bofarrull, don Narciso Vázquez Lemus y don Rodolfo Viñas Arco. (6)

   Todos los nombres de las personas que han sido incluidos en esta página como miembros de la Masonería española, proceden de los Boletines Oficiales del Grande Oriente Español y del Supremo Consejo del Grado 33 y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España y sus Dependencias.

 
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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte