Ni derechas ni izquierdas
Candidato del Pueblo
Noviembre 1.932
Unos y otros. izquierdas y derechas se movilizaron con saña contra Onésimo Redondo. Pero si de las izquierdas cabía esperarlo todo ante aquellas elecciones que debían ser las que consolidaran el régimen republicano-marxista de las derechas en cambio, necesitadas de afirmar una ruta intransigentemente nacional podía haberse esperado otra actitud muy distinta con respecto a Onésimo Redondo y a todo lo que él significaba. Sin embargo, no bien supieron los elementos derechistas el regreso de Onésimo Redondo del destierro, conscientes, al fin, de su valer y de la popularidad que por sus campañas periodísticas y orales y por sus hechos decididos y revolucionarios tenía entre las masas, comenzaron a urdir la espesa trama que impidiera que el nombre juvenil y prometedor del auténtico caudillo figurase en la candidatura antimarxista. Para ello, prescindiendo de la fuerza propia que la personalidad de cada candidato podía ejercitar sobre los sectores, se atuvieron en las reuniones preelectorales al número de afiliados que en el fichero de cada partido figuraban como inscritos y con este argumento, como primer elemento polémico, fácil y sencillamente eliminaron a Onésimo Redondo, Olvidado en aquella hora todo lo que había hecho Onésimo Redondo por los agricultores castellanos creando un poderoso Sindicato de productores que les había reportado beneficios económicos incontables, y dejando a un lado, también, toda su magnífica acción política contra el marxismo en tiempos de cobardía general, quedaba confirmada, una vez más, la ineptitud, cuando no la mala fe, que las juventudes nacionales venían señalando constante y reiteradamente en los elementos derechistas.
Quiso Onésimo Redondo, sacrificando su tranquilidad, hacer patente en aquellos momentos de confusionismo que las nuevas generaciones salvarían a España mediante una disciplina auténticamente popular y nacionalista alejada por igual de la gresca partidista, fuera de izquierdas y de derechas.
Además de "Igualdad" reapareció en aquellos días "Libertad". A base de los dos periódicos, arrebatados con afán de las manos de los vendedores por el público, se mantuvo una intensa campaña de prensa, originalmente dirigida. Se fijaron en las esquinas infinidad de pasquines como éstos:
VOTAD A ONESIMO REDONDO, CANDIDATO DEL PUEBLO.
Para estrangular el plan caciquil, para corresponder al pensamiento del primer luchador de la política nueva, votad en masa a ONÉSIMO REDONDO.Sólo la juventud salvará a España, votad a ONESIMO REDONDO.A la vez se inició una intensísima propaganda oral por los pueblos: Rosario Pereda, Víctor Gómez Ayllón, Marino Dávila, Javier M. de Bedoya, Mariano Tobalina, Emilio Gutiérrez Palma, Narciso García, Carlos Sanz, José Villanueva con Onésimo recorrían cada día muchos pueblos dando cada uno dos y tres mítines diarios Nacional-Sindicalistas.
Era Onésimo Redondo, pues, el único candidato nacional-sindicalista que en Castilla se presentaba. En el resto de España solamente en Cáceres se presentó otro candidato afecto al movimiento.
Se dedicaron entonces los elementos derechistas a propalar que por efecto de nuestra actitud iban a triunfar los marxistas. Movilizaron en esta tarea a elementos militares, religiosos y a las mujeres anticomunistas organizadas entonces en una poderosa Liga. Temeroso Onésimo Redondo de contribuir, quizá, al triunfo de algún marxista decidió retirar su candidatura después de haber dejado bien claro en aquella ocasión memorable que no éramos ni derechas ni izquierdas. En "Igualdad" apareció un entrefilet que decía:
RETIRAMOS NUESTRA CANDIDATURA POPULAR, SABEMOS SACRFICARNOS UNA VEZ
MAS, NO QUEREMOS QVE NADIE NOS LO AGRADEZCA, SOMOS LA "UNICA" FUERZA
EFICAZ ANTIMARXISTA Y EN TODAS LAS OCASIONES LO DEMOSTRAMOS
El artículo editorial de " Igualdad" de aquel mismo día, decía:
NUESTRO GESTO
Derechas, Izquierdas. He aquí los polos, alrededor de los cuales gira la actividad electoral. Y ahora, más que nunca, se evidencia la impresión y vaguedad de ese absurdo encasillado político. ¿Hasta dónde llega la derecha? ¿Hasta dónde la izquierda?. ¿Dónde termina una y dónde comienza la otra?
Frente a estos rígidos moldes de política decimonónica, la juventud nacional toma una postura de franca y legitima rebeldía: ni derechas, ni izquierdas. No queremos saber de eso.
Si por derecha, se entiende espiritualidad, nosotros somos derechas. Y presentamos brillante historial de catolicismo auténtico, práctico, no rutinario, juvenil, enérgico y sentido, no topicista. Si por derechas se entiende, táctica diferencia del capital o burgués, reducto de ambiciones liberal conservadoras, baluarte de apetitos pequeño-burgueses, nosotros somos izquierda, nosotros somos revolución. Si por izquierdas, se entiende, beocia demagógica, motín populachero, destrucción y anarquía, nosotros somos derecha, propugnando un nuevo orden constructivo.
Si por derechas se entiende, conservadurismo beato, sensiblería blandengue, derrotismo legalista, nosotros somos izquierda.
Cae, pues, por su base, el tinglado de la actual política No nos vaciamos en sus viejos moldes. Ello explica, la actitud quizá agria, pero noblemente rebelde, que hemos adoptado ante la próxima batalla electoral.
Nosotros, no podemos seguir siendo "los cuatro exaltados derechistas", que pegan pasquines, escriben letreros en jornadas nocherniegas, y reciben las tortas que en la calle se pierden, mientras los "pacíficos" burgueses toman el aperitivo en el Casino, o cotillean en cualquier tertulia política. Se les ha acabado el juego.
Desde ahora, marchamos solos, pocos o muchos, sin necesidad de andadores. Queremos emanciparnos, porque tenemos fe en nuestra idea.
Ni derechas, ni izquierdas. Somos jonsistas,
Al mismo tiempo lanzó Onésimo Redondo una proclama al pueblo de Valladolid castellano, de la que son estos párrafos:
Hemos cumplido con el irrenunciable, aunque durísimo deber, de proclamar en momento estratégico de la lucha electoral la existencia sustancial de una fuerza que no es de derechas ni de izquierdas, que está solamente inspirada por el anhelo de una España nueva, purificada totalmente de las máculas de la vieja política.
Este propósito de reafirmación del movimiento obrero y juvenil que nosotros alentamos, está logrado. Como con dolores de parto, entre la tenebrosa cólera de cuerpos políticos decrépitos, que no pueden comprender el derecho de los nuevos a romper lo caduco para buscar su propia vida, hemos nacido al ambiente de independencia total que necesitábamos. No podíamos desear mayor gozo, aunque en la operación se hayan quedado desviadas algunas colaboraciones y simpatías, que la acción purificadora del tiempo volverá a traer, si ellas lo merecen. ¿Qué nos toca ahora? Hemos recorrido el corazón de la provincia; hemos percibido el latir de los pueblos. Nos hemos acercado sistemáticamente a los elementos de opinión más interesados en la derrota del marxismo y más propicios a la colaboración con nuestro plan de construir de verdad una política antica-ciquil. No está descartado, como muchos creen, el triunfo en minoría de algún candidato marxista. En estas circunstancias, nosotros, somos los auténticos y absolutos antimarxistas de Valladolid, que contra el marxismo hemos sufrido los mayores desgarrones, no haremos nada que pudiera facilitar su triunfo. Nuestro grito de independencia, condición estratégica de nuestra conservación, está dado. Ya saben los obreros, los jóvenes y las clases medias que nutren nuestras masas, que nada tenemos ni queremos con los viejos usos caciquiles de uno u otro lado, de uno u otro color.
Siguió, a pesar de haber retirado la candidatura, la campaña de afirmación nacional-sindicalista por todos los pueblos de la provincia. Sorprendente y original campaña aquélla en la que en medio de la turbia agitación electoral un manojo de jóvenes, nuevos apóstoles, seguidores fieles del caudillo, iban hablando contra derechas e izquierdas, a la vez, predicando la nueva doctrina del porvenir. Ahí quedan sus frases, recogidas en "Igualdad", como gavilla de tiernas promesas:
"Venimos a comunicaros el aliento de una España renovada que vive en el pecho de la juventud como protesta contra la desviación, contra las traiciones y las ruinas consumadas por todos los políticos". (Tobalina) "Cuando este Parlamento fracase, el comunismo, hoy sin importancia, tendrá una fuerza terrible, y enfrente sólo habrá una milicia nacional de juventud que ahora propugnamos y que será la que revolucionariamente llevará el triunfo a España". (Bedoya), "Ha de ser un porvenir violento de donde ha de nacer una España nueva". (Gómez Ayllón), "Por la razón o por la fuerza la juventud salvará a Castilla y Castilla salvará a España", (Narciso García)
"El próximo episodio electoral es muy poco en la gran tarea de incorporación de Castilla, de poner de una vez en pie a este pueblo, para la salud de España", (resumía Onésimo Redondo),
Y la consigna de aquella campaña oral idealista era ésta: Rodearemos la ciudad con un movimiento renovador de masas campesinas.
El 13 de noviembre, seis días antes de las elecciones, en el último número que "Igualdad" publicó dejando paso definitivamente a "Libertad", escribía Onésimo Redondo, siempre vidente, siempre seguro y certero, un artículo bajo el título ¿ QUE PASARA?, cuyo párrafo final es el siguiente:
"No interesa, pues, fundamentalmente lo que pasará en las inmediatas elecciones. Damos por descontado el triunfo de la reacción derechista, que es natural y viene rodeado de un alto prestigio justiciero. Pero damos también por descontado el fraccionamiento de esas derechas conservadoras a raíz de triunfar, la imposibilidad circunstancial de crear un orden nuevo, y su ineptitud para invalidar la impotencia detenida, más no desvirtuada, del marxismo sindical y revolucionario. Entonces -dentro de pocos meses- se verá más claro por muchos alegres confiados de hoy, que la reacción no basta, que las derechas conservadoras no sirven. Y volverá los ojos el pueblo a la juventud, que -sólo ella- posee contenido doctrinal, aptitud combativa y capacidad revolucionaria para invalidar al marxismo e instaurar con mano firme un orden nuevo, un Estado nacional".
Con el triunfo de los elementos conservadores el nacional-sindicaliamo tiene que cumplir la misión difícil de combatir en dos frentes peligrosos: frente al marxismo criminal y frente al conservadurismo gobernante. Onésimo Redondo salva este difícil período con dignidad y eficacia castellanas.
Cierra España.
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