Las incursiones: entra en acción la aviación soviética
A partir de octubre de 1936 llegó a zona republicana abundante material soviético. Entre esta ayuda destacó el bombardero Tupolev SB-2, llamado “Katiuska”, que sería el protagonista del resto de los bombardeos sufridos por Córdoba.
A finales de dicho año, el general Queipo de Llano desencadenó una ofensiva que puso en sus manos gran parte de la zona olivarera de la provincia de Córdoba. De nuevo la aviación nacional se volcó en apoyo de las tropas de tierra, incluida la Patrulla Azul, formada a partir del 23 de diciembre de 1936 (31), mientras que la republicana se dedicó a realizar incursiones sobre la retaguardia nacional empleando los rápidos “Katiuskas”.
Salas Larrazábal recoge una incursión sobre Córdoba el 5 de diciembre de 1936 (32), sobre la que no hemos encontrado más datos. El siguiente ataque tuvo lugar el 24 de diciembre a mediodía; según la prensa, nueve bombas cayeron en las proximidades de la estación central de ferrocarril, ocasionando daños en la Estación Sanitaria de la Victoria y dos heridos leves por tejas y cristales desprendidos. Nuevamente volvieron los aviones sobre Córdoba y Alcolea el día de Navidad, arrojando bombas de gran potencia (33). Según el parte gubernamental, una escuadrilla de bimotores atacó, “con positiva eficacia”, la estación y los cuarteles de Córdoba, mientras que una segunda escuadrilla arrojó veinte bombas de gran tamaño sobre la estación y el puente de Alcolea (34).
El siguiente ataque tuvo lugar el 31 de diciembre a mediodía. El 1 de enero de 1937, sobre las 16.00 horas, dos bimotores arrojaron varias bombas, resultando una mujer herida de metralla y daños escasos. El día 2 de enero hubo varias alarmas, consiguiendo finalmente los aviones lanzar sus bombas por la tarde, de nuevo con la estación como objetivo (35). La prensa, concretamente el diario Guión de esa misma tarde, da una lista de ocho heridos en este ataque, también confirmado por el parte republicano (36).
La caza nacional no había logrado interceptar a los nuevos bombarderos por la elevada velocidad de éstos. Las tornas cambiaron el día 3, cuando dos “Katiuskas” se aproximaron a la ciudad después de tres alarmas previas; en esta ocasión los esperaba en el aire García-Morato, quien logró derribarlos en las proximidades de Andújar (37). El Defensor de Córdoba de 4 de enero informó de dos alarmas ese día, a las 11.00 y a las 16.00 horas, sin consecuencias, alarmas que confirma el diario de vuelo de Morato.
A partir de este momento vuelve un período de relativa calma. Una vez tomada Málaga, en marzo de 1937 el general Queipo de Llano desencadenó una ambiciosa ofensiva que, desde Peñarroya, Espiel y Villaharta, habría de poner bajo control nacional todo el norte de la provincia de Córdoba y permitiría la liberación de los sitiados en el santuario de la Virgen de la Cabeza. La ofensiva se estancó por falta de reservas y fue seguida de un fuerte contraataque republicano que puso en serios aprietos a los nacionales. La Patrulla Azul fue llamada de nuevo a Córdoba para colaborar en el restablecimiento de la situación.
Coincidiendo con estos hechos, el 1 de abril de 1937 tuvo lugar uno de los bombardeos más trágicos de la guerra, con un balance mínimo de 37 muertos identificados. Especialmente castigado resultó el Hospital Militar, donde se contabilizaron 18 muertos, 7 de ellos en la Farmacia (38). También resultó muy afectado el barrio de Cercadilla, próximo al cuartel de Artillería y a la estación del mismo nombre. El Hospital Psiquiátrico, situado frente al Militar, resultó alcanzado por segunda vez en la guerra y con grandes daños, si bien no hemos encontrado víctimas en él. Otras bombas cayeron en el centro de la ciudad lejos de cualquier posible objetivo militar.
Según el parte del Ministerio de Marina y Aire los objetivos de este ataque eran los talleres de la Electromecánica y los cuarteles, y se emplearon 40 bombas de 25 kg y otras 40 de 50 kg (39). El parte nacional del día es lacónico: “La aviación roja bombardeó la población de Córdoba y, especialmente el Hospital Militar, causando algunas víctimas”. En el parte del 9 de abril vuelve a mencionarlo junto con otros bombardeos republicanos sobre la retaguardia, concretamente los de Valladolid, Zaragoza y Melilla (40). Este bombardeo enfureció al general Queipo de Llano, quien en su charla radiofónica de esa noche reconoció haber ordenado como represalia el bombardeo de Jaén la tarde del mismo día 1, que causó 155 muertos y ocasionó, a su vez, una saca de derechistas y eclesiásticos detenidos en la catedral de Jaén que fueron fusilados en días sucesivos en el cementerio de Mancha Real (41).
No hemos podido comprobar el derribo de un “Katiuska” por el teniente Narciso Bermúdez de Castro en abril-mayo de 1937 cuando aquél venía a bombardear Córdoba (42). Según el Historial, el 9 de mayo de 1937 la capital cordobesa sufrió 2 ataques, a las 6.15 y a las 16.00 horas, con 3 y 4 aviones, respectivamente. El parte republicano recoge 2 bombardeos, uno a las 16.00 sobre los cuarteles y otro a las 18.15 horas con “la fábrica de municiones”, la Electromecánica, sin duda, como objetivo. Añade el parte que 2 bombas cayeron sobre la vía férrea (43). La prensa local, concretamente Azul del día 10, coincide con el Historial en cuanto a la hora de los bombardeos, pero, al igual que esta fuente y el propio parte nacional del día 9, sólo reconoce heridos en los ataques. Lo cierto es que resultó totalmente destruido el Dispensario Antipalúdico y muerto su conserje; este centro sanitario estaba situado en la actual avenida de la República Argentina y relativamente próximo a los cuarteles de Artillería y Guardia Civil y al Parque de Artillería. Otra víctima mortal fue un ferroviario, por lo que es posible que fuesen realmente alcanzadas las vías.
El domingo 4 de julio de 1937 se produjo un bombardeo a las 15.00 horas. Extrañamente, los rotativos consultados dan la noticia en forma totalmente idéntica y fechada el día 6 en Sevilla. Según esta nota, muy posiblemente inspirada por el Cuartel General del Ejército del Sur, un “trimotor” arrojó 6 grandes bombas sin que se produjeran víctimas. Los bomberos realizaron una salida entre las 15.15 y las 17.00 horas para extinguir el incendio declarado en los alrededores de la cementera ASLAND, en la carretera de Almadén, a consecuencia del bombardeo (44).
El 28 de julio fueron 2 las incursiones. Según el Historial del Regimiento de Artillería, que yerra al fijar la fecha de los ataques como la del día 29, la primera fue a las 7.15 horas, a cargo de un aparato que fue rechazado por el fuego de la batería antiaérea de 88 mm., pero que, no obstante, consiguió arrojar 4 bombas sobre el campo de aviación; el segundo ataque fue llevado a cabo a las 15.17 horas por 6 bimotores que lanzaron 16 bombas entre el barrio de las Margaritas y la Electromecánica, causando 6 muertos, que constan en el Registro Civil de Córdoba como fallecidas en el barrio de Occidente el día 28 a las 15.00 horas a consecuencia de “heridas de metralla producidas por la aviación marxista”. El Defensor de Córdoba de la tarde del día 29 informa de 7 asistidos en la Casa de Socorro por heridas de metralla, pero sin mencionar bombardeo alguno; algunos de estos heridos lo fueron por metralla de los proyectiles antiaéreos, al no estar resguardados durante la incursión (45). Por su parte, los bomberos registraron una salida el 28 de julio entre las 15.00 y las 16.15 horas para desescombrar casas hundidas en el barrio de Occidente, donde rescataron 3 muertos y 3 heridos. Este bombardeo está recogido por Solé y Villarroya, si bien dan las 18.30 horas como hora y citan 5 víctimas mortales (46). Mientras que el parte nacional guarda silencio, el republicano se hace eco de ambos ataques y menciona el aeródromo como objetivo en ambos casos (47).
Volvieron los aviones el 16 de agosto de 1937 a las 7.00 horas, pero, según el Historial, la barrera de fuego antiaéreo les impidió sobrevolar de la ciudad, por lo que soltaron su carga sobre la cárcel nueva, próxima a la carretera de Almadén.
La Electromecánica y la batería antiaérea, situada en El Fontanar, detrás del cementerio de la Salud, fueron, según el Historial del Regimiento de Artillería, el objetivo del bombardeo del día 14 de octubre de 1937 a las 11.30 horas; las 25 bombas lanzadas no produjeron víctimas, pues según la prensa local cayeron en el cauce del río y otros lugares. El parte republicano del día 15 habla del bombardeo de la Hidroeléctrica de Córdoba (48), lo que explicaría la caída de bombas en el río mejor que la hipótesis manejada por el Historial.
El 19 de octubre tuvo lugar un bombardeo en 2 oleadas sucesivas, a las 15.10 y 15.15 horas, respectivamente (49). Según el Historial del Regimiento de Artillería, el primer grupo de 7 aviones tipo “Natacha” bombardeó el emplazamiento de la batería antiaérea sin producir daños; a los 5 minutos, otros 7 aparatos del mismo tipo atacaron la Electromecánica, sin producir efecto sobre los talleres pero causando 2 muertos y 4 heridos. También consiguieron cortar la vía férrea en el kilómetro 3 de la línea de Málaga, la línea telegráfica con esa capital y la telefónica con Sevilla y Algeciras. Se lanzaron 30 bombas de todos los tamaños, predominando el tipo de 100 Kg. La batería antiaérea efectuó 149 disparos. Solé y Villarroya también citan este ataque (50).
El 13 de junio de 1938 se presentaron 3 aparatos a 6.000 metros, que arrojaron 14 bombas sobre la fábrica “La Fundición”, según se explica en el Historial del Regimiento de Artillería, sin que hallamos encontrado otros datos ni sepamos a que fábrica se refiere. El último ataque con víctimas mortales ocurrió el 9 de diciembre de 1938. Según el citado Historial, 6 aviones se presentaron a las 8.30 horas y desde 4.000 metros arrojaron 40 bombas con una débil oposición de la batería antiaérea de 76,2 mm., que tan sólo hizo 17 disparos. En el Registro Civil aparecen 7 muertos en esta incursión, todas en la huerta y barriada del Maimón, un barrio modesto formado por las calles de Simón del Toro y de Santa Leocricia situado en las proximidades del cementerio de la Salud, cerca del actual teatro de la Axerquía (51).
En el Archivo General Militar de Ávila se conservan unas fotos aéreas tomadas por los atacantes que permiten reconstruir este bombardeo con bastante exactitud (52). Los aviones se aproximaron a la ciudad a 4.800 metros de altura siguiendo la orilla izquierda del Guadalquivir y, una vez llegados a la vertical del Camino Viejo de Castro del Río, giraron a la derecha para enfilar los objetivos desde el sureste. Quizás siguieron este rumbo para tratar de coger desprevenida a la defensa antiaérea, lo que explicaría el bajo número de disparos hechos por ésta. Las fotos muestran claramente los impactos de las bombas en el barrio del Maimón y en las inmediaciones de la vía férrea, justo antes de la bifurcación de la línea de Málaga. A falta de otra información sólo podemos especular con que los verdaderos objetivos fuesen la propia batería antiaérea, situada en un montículo tras el cementerio de la Salud y relativamente próxima al barrio del Maimón, y la factoría de la Electromecánica. En una de las fotos aparece una nota curiosa referente a una acequia mal situada en el mapa 1:50.000; debe referirse al canal del Guadalmellato, que fue desviado en el verano de 1936 para alargar la pista del aeródromo de Córdoba.
El parte republicano silencia este bombardeo, no así el parte nacional, que cita 8 muertos y 10 heridos civiles causados por las bombas en “un barrio popular” (53). El rescate de las víctimas y el transporte de los heridos a los centros sanitarios debió ser muy rápido, porque la salida de los bomberos entre las 9.00 y las 11.30 horas sólo sirvió para rescatar unas caballerías atrapadas en los escombros. Las últimas incursiones de la guerra, todas en el mes de febrero de 1939, no fueron bombardeos, sino que consistieron en el lanzamiento de propaganda. Ocurrieron durante el mes de febrero de 1939, el día 5 a las 4.00 horas, el 7 a las 20.55 horas y el 8 a las 3.15 horas.
En esta fase de la guerra se observa una disminución en el número de incursiones, pero llevadas a cabo por aviones más modernos, que volaban a mayor altura y velocidad y que portaban más bombas y más potentes. La velocidad de los “Katiuskas”, excepcional para la época, los hacía difíciles de interceptar para los cazas nacionales. Los bombarderos rara vez alcanzaron sus objetivos, posiblemente por la necesidad de volar alto para eludir la defensa antiaérea, por lo que estos bombardeos no aportaron prácticamente nada al esfuerzo de guerra republicano.
Sí se aprecia a partir de finales de 1936 un concepto más “estratégico” en la elección de los objetivos a atacar, como se desprende de los partes republicanos. El propio Indalecio Prieto dejó constancia de su empeño en bombardear la Electromecánica y de cómo sus órdenes eran saboteadas por los consejeros soviéticos (54). No obstante, la información que manejaba en esta época la aviación republicana no parece muy exacta. En el Archivo General Militar de Ávila existen unas fichas sobre instalaciones de industrias militares en Zona Nacional elaboradas por el Estado Mayor de la Jefatura de las Fuerzas Aéreas de la Zona Centro-Sur (55). En estas fichas se menciona una improbable fábrica de líquido inflamable atendida por personal alemán e italiano sita en el castillo de la Albaida, en la carretera de Santa María de Trassierra, así como un depósito de líquido inflamable enclavado en la nave central de la fábrica de cemento ASLAND, en la carretera de Almadén, que pudo ser el objetivo de las incursiones del 4 y del 16 de agosto de 1937. También yerran en la denominación y situación de la fundición de Bernardo Alba Pulido. Este establecimiento radicaba en la avenida del Obispo Pérez Muñoz (hoy Ollerías) y sí fabricaba material de guerra, mientras que la información republicana la nombraba como Fernando Alba y la situaba en las Margaritas, zona, por cierto, bastante castigada por los bombardeos.
En resumen, el Historial fija la cifra de 65 incursiones sobre Córdoba, coincidente con la que aparece en un informe elaborado por José Marín Alcázar, gobernador civil tras la sublevación, al objeto de solicitar para Córdoba el título de “Ciudad Heroica” (56). Sin embargo, si descontamos las incursiones en que se lanzó propaganda, no se consiguió lanzar las bombas y las que no hemos podido confirmar contabilizamos un mínimo de 38 bombardeos efectivos sobre la ciudad.
En el Archivo Municipal de Córdoba no hemos encontrado datos sobre daños producidos por los bombardeos. Paradójicamente, hemos hallado la copia sin firma de un informe del arquitecto municipal sobre el particular en un archivo particular (57); este informe, fechado el 28 de mayo de 1938, detalla daños producidos por las bombas en 265 edificios, pero sólo hasta el 1 de abril de 1937 inclusive, por lo que es incompleto.
Cierra España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario