Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

lunes, 23 de noviembre de 2009

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.9ª parte.

> La Falange en la guerra de España<

Este libro lo escribe un español que desde el 19 de abril de 1937 no milita en ningún partido. Aspiro a que sea, netamente, un hecho historiográfico. He prescindido de cualquier sentimiento subjetivo, a costa de gran esfuerzo espiritual. Pues la glacialidad en la exposición y en el estilo debían salvarme de los riesgos panfletarios que habrían desvirtuado el valor científico y didáctico de la obra.


Fui testigo directo, interesado, o actor, en todas las etapas fundamentales cubiertas por Falange Española de las JONS desde 1934 hasta la guerra, y me incorporé al territorio dominado por el Alzamiento a mediados de septiembre de 1936. Llegaba yo desde Barcelona, adonde fui enviado por José Antonio Primo de Rivera. A partir de esa última fecha, participé en la serie de acontecimientos que desembocaron en la unificación decretada por el generalísimo Franco. Durante los días de mi prisión, a raíz de aquel decreto unificador, intuí que si la decisión final de la guerra era victoriosa para las armas franquistas, sería improbable que llegara a ser editada la crónica más verídica que hoy publico. Fui corroborando mi intuición por espacio de cinco lustros, y a la vez me preparé para narrar lo que no debía subsistir oculto ni ser desfigurado. La primera línea del TESTIMONIO, la escribí después de haber publicado más de veinte obras sobre cuestiones históricas españolas, vinculadas a lo político, lo económico y lo social.

Ese fue mi primer ejercicio, en busca de la objetividad historiográfica. No pretendo encarecer las dificultades halladas. Por una razón de cronología, he sido el primer escritor dentro de España que después de la guerra ha vuelto a plantear problemas españoles arduos, supliendo a veces a una bibliografía sumaria, incompleta o desaparecida, y en otras ocasiones componiendo con rigor la biografía de hombres sobre los que recaían tácitos veredictos de silencio, rencor o menosprecio. Mi empeño por alcanzar la objetividad hasta el límite humano, y dada la coyuntura, no ha sido estéril. En la hora presente, mis libros han logrado un "label", dentro y fuera de España, que reconoce su objetividad y una idónea inspiración informativa.

En 1963 comencé a escribir el presente TESTIMONIO, recorriendo España para colectar pruebas testificales y documentales. Mi designio fue conocido en la esfera gubernamental apenas comencé a realizarlo. Nunca oculté que trataba de cumplir un objetivo en el que venía pensando desde el mes de abril de 1937. Tampoco omití decir que no proyectaba hacer un mero panfleto, con inicial - y quizá justo - éxito escandaloso. En punto a metodología, mi propósito era el de publicar una colección de testimonios refundidos, a la manera de un libro diplomático. Advertí, ya inmerso en el quehacer, ciertos defectos de información, ilación y coherencia. Han transcurrido cerca de seis lustros, y si las generaciones contemporáneas de la guerra tienen la memoria debilitada, o lavada, por una presión incesante y por notorias deficiencias informativas, las nuevas promociones tendrán mayores dificultades para la inteligibilidad del texto. Enormes dificultades, muchas de las cuales han sido expuestas por Herbert Rutledge Southworth, en su obra El mito de la cruzada de Franco. Los antecedentes son, en buena medida, esenciales, como la descripción minuciosa y objetiva de las coyunturas a que se refieren los plurales testimonios. Me dediqué, pues, a un trabajo historiográfico que diera ilación y coherencia al libro, y por un prurito de modestia, sugerí en esas páginas que habían sido redactadas por un equipo : he tenido asistencias amistosas para recoger testimonios documentales y testificales, siguiendo mis indicaciones, pero en verdad, la obra ha sido enteramente redactada por mí. Empero, he conservado la forma primitiva del TESTIMONIO, hasta el punto de que mis declaraciones aparecen en tercera persona.

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Han desaparecido del mundo de los vivos algunos testigos y actores. Su testimonio lo he suplido con antecedentes que sirven para caracterizarlos y con referencias de otros testigos y actores que asistieron a su actuación. Aquel caso es, verbigracia, el de los generales Yagüe, Queipo de Llano y Mola. Faltan dos testimonios, sin duda importantes, pero inaccesibles : los del generalísimo Franco y su hermano Nicolás. Podrían precisar numerosas cuestiones, pero estoy seguro de que no desvirtuarían lo esencial de este libro. He acudido a todas las fuentes accesibles, tanto documentales como testificales, de tal manera que a las gentes informadas, estas páginas darán la sensación de que vienen a ser un " panier à crabes ". En ellas comparecen quienes fueron enconados enemigos antes y después de la unificación; los "frères ennemis" de la Falange; bastantes fautores de la extinción del falangismo autónomo; traidores y leales al mando del movimiento nacionalsindicalista; ejecutores mercenarios; domésticos de los grupos político-económicos en los que ha recaído la máxima rentabilidad de la trágica guerra civil; miembros de la Comunión Tradicionalista adversarios de la Unificación...

Esa conjunción de españoles tan abismalmente separados, ha exigido cierta destreza táctica. Un primer testimonio ha servido para obtener otro u otros. X, acusador de Y, ha promovido la reacción de éste. Por otra parte, un amplio conocimiento directo de los hechos me fue utilísimo para brindar, a todos los requeridos, una opción simple : la de su testimonio, que sería reproducido con absoluta fidelidad, o la libre descripción de su conducta, actitud, obra. Debo señalar que todos prefirieron la primera. Otros testimonios han sido allegados con gran facilidad. Se trata de los procurados por españoles que en 1965 deploran el hecho de la unificación, y opinan que la Falange cometió lamentables errores políticos antes del 18 de julio, y en las semanas sucesivas a esa fecha. Siguen irritados por los desvirtuamientos, deformaciones y apropiaciones estériles de que fue objeto su organización. Hay otro motivo que explica la contribución testifical de la mayoría. Me refiero al sentimiento de protesta contra la injusticia.

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¿ A cual de las injusticias cometidas por el poder constituido concierne aquel sentimiento ? Aquí debe ser explicado, minuciosamente, el título que he dado al TESTIMONIO, es decir, la presencia en él de Manuel Hedilla. Es un hecho incontestable que transcurridos ya veintiocho años desde sus condenas a muerte, y a pesar de un aplastante silencio oficial y público en torno a su persona, Hedilla promueve en España un movimiento de atención - a veces de evidente curiosidad - insólito. Por lo que de él sé, puedo afirmar que no desarrolla ninguna actividad política, ni está comprometido con ninguno de los grupos que actúan o pretenden actuar en la vida de la nación. Han vuelto a la densa oscuridad de la que salieron innumerables hombres militares y civiles, postulados por espacio de años a través del aparato de propaganda del Estado, y que asumieron funciones de poder. Sus nombres se han borrado de la memoria de la inmensa mayoría española. Hedilla, empero, tiene permanente actualidad.

En este libro, su presencia está justificada por los hechos. Asumió el 3 de septiembre de 1936, la jefatura de la Junta de Mando provisional de la Falange. Fue el segundo y último jefe nacional de la organización : el sucesor de José Antonio. Es el único falangista que tuvo función de mando específicamente política y doctrinal, hasta que fue decretado el Partido Único; por ello se convirtió, antes de ser elegido jefe nacional, en el máximo representante e intérprete de la Falange. Su puntual biografía es, aún, desconocida. En torno a Hedilla polemizan el mito, la leyenda - de vario signo - la estricta realidad y aun el interés político, éste asimismo con signos contradictorios. Hay quienes aspiran a hundirle aún más en el silencio y en la impotencia, y otros que desearían colocarle a la cabeza de grupos políticos. De éstos, los que suponen - ignoro con qué fundamentos - que la Falange anterior a la unificación podría resurgir...

Era necesario incluir en mi libro la biografía de Manuel Hedilla, personaje histórico por su intervención en la guerra y en la política, por haber sido determinante de la unificación y también por su circunstancia de resistente a las órdenes drásticas del generalísimo. Es el español que se negó a desempeñar un cargo que en el orden político, le habría situado a continuación de Franco. La personalidad de Hedilla clarifica los acontecimientos, los cuales, en notable parte, dependieron de su carácter y de su formación. En ciertos momentos, y para fines militares, el generalísimo tuvo que apelar, al jefe de la Junta de Mando, para que éste remediara considerable penuria de combatientes. Hedilla, por sí mismo, alcanzó un poder político, de cuyo empleo tendrá que rendir cuenta a la historia. Esta es una cuestión tangencial al presente libro, pero también determina la inclusión de la biografía del segundo y último jefe nacional de Falange Española de las JONS.

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Es lógico que, en 1965, los españoles - y el mundo entero- aspiren a conocer los orígenes y el sucesivo desarrollo de la organización nacionalsindicalista. La bibliografía en sí misma es parca, y un libro fundamental de Ramiro Ledesma Ramos ¡Fascismo en España! - publicado en Madrid, 1935, bajo el pseudónimo " Roberto Lanzas"- no ha vuelto a ser editado. Las biografías de José Antonio Primo de Rivera son convencionales, y tributan un desmesurado culto a la personalidad. Los periódicos y las revistas de las JONS, de la Falange Española, y de Falange Española de las JONS suelen ser desvirtuados, trucados - o truncados - por medio de una discriminación previa, a la que se pretende carácter antológico. Mas, si todo ese material fuera publicado íntegramente, tampoco daría noción exacta de lo que fueron las organizaciones jonsista y falangista, y luego la Falange Española de las JONS. Uno de los problemas - insoluble, ciertamente - que se plantea el historiador, es el de conocer las edades y las profesiones de quienes, a partir de 1934, se denominaron falangistas. Aparte de las destrucciones de censos y ficheros - espontáneamente unas veces, otras a consecuencia de intervenciones policíacas - la mixtificación y la falsedad predominaron en la reconstrucción censual. Toda suerte de gigantismos falaces, de minimizaciones protervas, de tergiversación incoherente y mercantil, han mediado y median en los conatos, limitadísimos, de historiografía falangista publicados hasta hoy. Extinguida la Falange Española de las JONS, los rentistas del Partido Único no han sido siquiera capaces de encontrar un Zinoviev - o un equipo de redactores semejante al ruso y a los que le rectificaron al triunfar Stalin y ahora son rectificados por la nueva ola de Nikita Krustchev - a fin de lanzar una historia, aunque fuese convencional y deformada, de la organización. He aquí los motivos que han aconsejado la elección de una provincia española que en en este libro sirve de índice a los orígenes y desarrollo falangistas. Se trata, por lo demás, de la provincia de Santander, donde nació Manuel Hedilla y ejerció su primer mando. La Montaña está ligada a la epopeya del futuro jefe nacional. Encuentro, en esa provincia, bastantes similitudes con idéntico proceso en las restantes. Debo hacer una salvedad interesante: en Santander no existía Universidad. El ámbito universitario, en Madrid, y en alguna otra ciudad, constituyó un foco de propaganda y recluta de la Falange.

Cuanto hubo de puro y de impuro en el nacimiento de la organización; de limpio y de defectuoso en el material humano que fue nutriéndola; de aspiración a realizar un movimiento revolucionario inédito y de torvo propósito derechista, enrolado en la más degradante e inhumana mesnada; de generosidad y de cainismo; de sentimientos de solidaridad humana y nacional y de rabiosa persecución al enemigo ideológico, se manifiesta y actúa en el microcosmos santanderino. En mi libro, me limito a describir los hechos y los personajes. Cada uno obtendrá de ellos lo que le dicte su espíritu...

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Este libro, escrito para todos los españoles, y también dedicado a cuantos en el mundo consideran que el ciclo histórico-político de la guerra española aún no está cancelado, se atiene, escrupulosamente, a la terminología vigente de 1936 a 1937 en la llamada zona nacional. Yo dejé de creer - en 1937 - en los conceptos Alzamiento nacional y Movimiento nacional. Nunca creí que la guerra tuviese carácter de Cruzada, palabra que siempre me produjo considerable irritación. Carecí de fe en la revolución nacionalsindicalista, desde que Franco fue situado en la jefatura del Estado. Anuncié, reiteradamente, los ataques y presiones de las fuerzas reaccionarias, inciviles y bárbaras, de España. La derecha española fue, es y será, la más cerrada, aviesa y sanguinaria de Europa. Aun más que la de Europa central y la Rusia zarista. Es una derecha troglodítica, y en este punto debo rehabilitar el acierto de los republicanos de 1931 : la veían recién salida de la caverna. Ese vocabulario coetáneo de la guerra es una necesidad historiográfica y a veces logra definitivo valor expresivo. Viene a ser la exhumación de una mitología, cuyo conocimiento resulta indispensable para comprender profundamente el hecho español. Como sucede en el teatro realista o de costumbres, cada personaje, grupo u organización habla su lenguaje propio, genuino. Ignoro, claro es, y es probable que todos sigamos desconociéndolo hasta que el pueblo de España pueda expresar su opinión con libertad, en qué profundidades subyace esa mitología, o si está convertida en polvo inerte. El porvenir nos responderá. Mas en cualquier caso, la adecuación terminológica de mi libro al tiempo que abarca, creo que puede ser aleccionadora. Pues no oculto que si al escribir prescindí de fines políticos estrictos e inmediatos, he intentado, por el contrario, cumplir una misión docente en pro de los españoles. ¿Docencia? El concepto es grave. Pero no rehuso su empleo. He pretendido demostrar, desde un plano objetivo - y confiado en la fuerza de los hechos - que el único camino por el que puede marchar nuestra España, afrontando el futuro dignamente, es el de la Libertad y la Justicia. En 1965 todos - hasta la reacción - sabemos cuál debe ser el contenido de la Libertad y de la Justicia.

Maximiano García Venero

Cierra España.

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.8ª parte.

R ECUERDO a todos, pero sobre todo me recuerdo a mí mismo, que estas apuntaciones no pueden ser -ni lo pretenden siquiera- una historia de la Falange, que a mi juicio está aún por hacer pese a que existan media docena de libros sobre el tema. Yo trato tan solo de llamar la atención de mis lectores sobre algunos puntos que me parecen relevantes a la hora de juzgar el pasado inmediato de España, entender su presente y tratar de intuir su futuro.


Dicho esto, retorno al final de mi última apuntación sobre el tema. Estamos en abril de 1937: acaba de morir FE-JONS y de nacer la Falange Tradicionalista. Franco, guiado más por su visión militar que por sus convicciones políticas, ha comprendido que para ganar la guerra necesita -entre otras- dos cosas: a) tener directamente bajo su mando las dos fuerzas militares más populares del momento: los Tercios de Requetés y las Banderas de Falange; y b) tener también a sus órdenes, de modo directo y operativo, una fuerza cívica capaz de integrar en sentido "nacional" las inquietudes sociales latentes o manifiestas en gran parte de la población española: el Alzamiento militar y cívico no había sido ni burgués ni monárquico; por eso convenía encauzar y resaltar tales caracteres a la hora de afrontar la tarea de ganarse el respeto y la adhesión del pueblo.

La fuerza cívica que Franco necesitaba en aquel abril de 1937 excedía en mucho de la que tenían y podían darle los partidos políticos que desde el 18 de julio anterior se habían sumado al Alzamiento. Sólo dos de ellos, significativamente minoritarios en la última primavera, la Comunión Tradicionalista y FE-JONS, sobre todo ésta, habían incrementado su militancia de forma extraordinaria. Los tradicionalistas eran poco "sociales" -al menos, en la forma vigente en Europa- y sí muy monárquicos -pero en nada partidarios de la corona derrocada en 1931. Los falangistas eran en su gran mayoría claramente republicanos y se movían por profundas inquietudes sociales. La historia de España y de FET-JONS no pueden comprenderse si no se tienen en cuenta los citados argumentos. Franco desechó casi enseguida las incitaciones que su hermano Nicolás y personas afines le hicieron desde el 1 de octubre de 1936 para construir algo parecido a lo que el general Primo de Rivera hizo en su Dictadura. Aceptó mejor el consejo de su cuñado Ramón Serrano Suñer. Por eso FET-JONS no sería nunca una simple Unión Patriótica.

En la vida de la Falange franquista yo distingo las siguientes etapas:

1ª) Desde el 20 de abril de 1937 al 2 de diciembre de ese mismo año Franco trató de organizar y consolidar su nueva organización política. Muestra de ello es el Decreto 266, de 22 de abril, que nombra a los diez miembros del Secretariado o Junta Política de FET-JONS: Manuel Hedilla Larrey, Tomás Domínguez Arévalo, Darío Gazapo Valdés, Tomás Dolz de Espejo, Joaquín Miranda, Luis Arellano Dininz, Ernesto Giménez Caballero, José María Mazón, Pedro González Bueno y Ladislao López Bassas. Estos nombres revelan la FET que Franco quería en aquel momento: Hedilla era el Jefe Nacional de FE-JONS; Domínguez Arévalo -conde de Rodezno-, Dolz de Espejo -conde de La Florida-, Mazón y Arellano eran miembros destacados de la Comunión Tradicionalista, carentes en aquel momento de toda representatividad en ella, pues dependían en todo de sus legítimos mandos, el Príncipe Javier de Borbón Parma y su Delegado Manuel Fal Conde; Gazapo Valdés era un Teniente Coronel de Estado Mayor que se había afiliado en la primavera de 1936 a la Falange de Marruecos, de donde venía unido al Cuartel General de Franco; Giménez Caballero tenía -y siguió teniendo- una peculiar forma de entender la disciplina y las ideas falangistas, pues desde 1933 había militado en ellas, las había abandonado, volvió a aceptarlas, fue sancionado y por último tomó parte en la conjura anti Hedilla; Miranda había sido desde el 18 de Julio un incondicional de Queipo, al que dejó por Serrano Suñer en cuanto este llegó a la zona nacional; López Bassas y González Bueno, por último, compartían con Gazapo Valdés la condición de neofalangistas y la de miembros del Cuartel General del Generalísimo.

A los dirigentes de la vieja Falange les sentó muy mal que para dirigir la nueva no se contara con ellos y sí con advenedizos. Por eso durante los días 22, 23, 24 y 25 discutieron entre sí cual debería ser su respuesta política a la decisión de Franco. Un grupo, minoritario, creía que para todos ellos y para toda la Falange lo mejor era someterse a la voluntad del Generalísimo y negociar con él, dentro de FET-JONS, lo que esta debería ser y hacer en pro de España. Otro grupo, integrado por personas de mayor relieve en la Falange primera, pensaba que lo más conveniente era obedecer, pero dejando notoria constancia desde el primer momento del malestar que en los falangistas había causado la forzada unificación. Por ello creían necesario que Hedilla no aceptara ser miembro de la Junta Política de FET, y en tal sentido presionaron al cántabro para que cuanto antes hiciera llegar a Franco su renuncia a tal puesto. Entre otros, Agustín Aznar, José Antonio Girón, Fernando González Vélez, Luis González Vicent, Pilar Primo de Rivera y Dionisio Ridruejo eran partidarios de esta actitud de firme pureza.

Franco reunió el 25 de abril, bajo su presidencia, al Secretariado Político antes mencionado. Hedilla no acudió a la convocatoria e hizo llegar su negativa a formar parte de tal Junta. A las siete de aquella tarde, Hedilla y treinta falangistas más, algunos de mucho relieve político en aquel tiempo y/o en días venideros, fueron detenidos y procesados por haber participado en los sucesos del 16 de abril que dieron lugar a la muerte del falangista Goya. Era, con toda evidencia, una clara demostración de que Franco creía

en la fuerza política recién creada y de que pensaba utilizarla en toda su plenitud.

Antonio Castro Villacañas

Cierra España.

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.7ª parte.

El 21.4 Franco envió un telegrama a las divisiones militares, para impedir desacatos al Decreto de Unificación. Pero el 22 Hedilla, presionado por otros compañeros, envió otro telegrama a los jefes provinciales de Falange, contrarrestando las órdenes del Cuartel General de Franco. Venía a reconocerse Jefe Nacional de FE de las JONS, y no miembro de la Junta Política de FET y de las JONS, como acababa de nombrarle Franco. Este telegrama surtió escaso efecto, pero la Junta Política nombrada ese mismo día por Franco no gustó mucho a los “camisas viejas” falangistas, que pidieron a Hedilla que no aceptara el cargo: lo que hizo. aunque sin oponerse a la unificación. El 25 fueron detenidos Hedilla y otros 30 falangistas (Vicente Cadenas, Gaceo, Alcázar de Velasco, Víctor de la Serna, Martín Almagro, etc), en parte porque la prensa falangista mencionaba a Hedilla Jefe Nacional del Movimiento.


El 9.5 se abrió proceso judicial contra 28 falangistas, acusados de desplazar a Franco del mando civil y político de la España Nacional, desacato y rebeldía al Decreto de Unificación, telegramas para que no se acatasen las órdenes de Franco, creación de Falange Autónoma, ocultación de fondos y armamento, etc.

Lo único cierto es que se habían manifestado a favor de Hedilla, reivindicando las aspiraciones nacionalsindicalistas, y habían enviado los telegramas. Las principales de estas manifestaciones tuvieron lugar en San Sebastián e Irún, pero en las de San Sebastián se habían dado también vivas a Franco, porque se intentó demostrar apoyo tanto a Franco como a Hedilla. Pero el auto de procesamiento contra Hedilla y otros jefes falangistas del 29.5 dio por probado maquinaciones para privar de la Jefatura del Estado a Franco, ejercer Hedilla la jefatura nacional de FE de las JONS, manifestaciones no autorizadas, ocultación de fondos y de armamento; figurando Hedilla como el máximo responsable del delito de rebelión. Por lo que el 5.6 el consejo de guerra condenó a muerte a Hedilla, Ruiz Castillejos, De los Santos y al capitán Chamorro; reclusión perpétua para López Ontiveros y Alcázar de Velasco; veinte años de reclusión para Nieto; diez para Inaraja y Rodiles y dos para Arrese. Hedilla fue condenado también a muerte por los enfrentamientos ocurridos en Salamanca los días 16 y 17 de abril.

El embajador Alemán solicitó, a título personal, la conmutación de las condenas a muerte, y se conmutaron, siendo trasladado Hedilla al Puerto de Santa María, después a Las Palmas de Gran Canaria, donde permaneció cuatro años, pues se revisó el proceso y se le disminuyó la condena. En junio de 1941 fue indultado y confinado en Palma de Mallorca hasta 1946.Ningún falangista protestó en defensa de Hedilla, y Sunday Press (15.6) calificó los sucesos de Salamanca como atentado contra Franco. El PSOE admitió gestiones de Hedilla con Negrín y Prieto para poner fin a la guerra, y el 29.5.38 Franco vino a reconocer que los hechos de Salamanca habían sido dirigidos desde la zona republicana.

El Decreto de Unificación recuerda la fusión de fascistas, nacionalistas y monárquicos en la Italia de 1923,y las funciones que se atribuyeron al secretario general debían bastante al modelo italiano.

Los tres primeros secretarios generales del Movimiento fueron López Bassas, Joaquín Miranda y Raimundo Fernández Cuesta. Los estatutos de 1939 crearon el cargo de vicesecratario, y se atribuyó al secretario general categoría de ministro. Por lo que Fernández Cuesta fue sustituido por Agustín Muñoz Grandes, con Serrano Súñer como presidente de la Junta Política. El 1941 se nombró secretario general a Arrese, en 1951 de nuevo a Fernández Cuesta y en 1956 de nuevo a Arrese.

El predominio de Falange en el Movimiento fue evidente, y el pretendiente carlista, Francisco Javier de Borbón, condenó la participación de los carlistas en el Movimiento, aunque sin éxito.

El 31.1.38 Franco nombró su primer gobierno, con Serrano Súñer como ministro de Gobernación, cinco militares, la mayoría monárquicos, y dos falangistas: Fernández Cuesta y Pedro González Bueno.

En noviembre de 1938 dio carácter oficial a la muerte de José Antonio, añadiéndose al uniforme falangista la corbata negra en señal de duelo, y el régimen conmemoró todos los 20.11 la muerte de José Antonio, creándose cátedras en Madrid y Barcelona para difundir su pensamiento, un concurso nacional en su memoria e incripciones en los muros de catedrales e iglesias.

El 1.4.39 Franco firmó el último parte de guerra, aunque Sánchez Mazas dijo que España seguiría en guerra contra sus enemigos interiores y exteriores. Y las fiestas oficiales del régimen fueron: de la Victoria, el 1 de abril; de la Unificación, el 29 de abril (apenas festejada);de la exaltación al trabajo, el 18 de julio, y del Caudillo, el 1 de octubre.

España fue consagrada el apóstol Santiago (25.7),y tanto Mussolini como Hitler ofrendaron coronas a José Antonio cuando fue enterrado oficialmente en El Escorial: aunque también asistieron a dicho funeral los embajadores del Vaticano, Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Portugal, Bélgica, Perú y Brasil.

Cierra España.

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.6ª parte.

El 16.4.37 Aznar, Dávila, Muro, Moreno y Garcerán intentaron destituir a Hedilla como presidente de la Junta de Mando Provisional, molestos por la campaña de prensa, nacional e internacional, que hacía de Hedilla un “mito obrero”,”uno de los personajes más importantes del mundo”,”Jefe de FE de las JONS”,”gran conductor de pueblos”,etc


La prensa falangista también se refería a Hedilla, muchas veces, como Jefe Nacional de FE de las JONS, y los militares estaban muy disconformes con sus declaraciones políticas, asegurando que la España de Franco sería falangista, llamando a la reconciliación entre los dos bandos, e identificando el régimen de Franco con los de Italia y Alemania.

Molestó especialmente unas declaraciones de Hedilla a L´Emancipation Nationale, (3.4.37),con fotografías de Hedilla a triple tamaño que las de Franco, en las que hablaba de reforma agraria de verdad, nacionalsindicalismo, etc. Y en una entrevista concedida al general italiano Canevari, publicada por Il Regime Fascista, tras declarar que al término de la guerra los ex combatientes falangistas se constituirían en Milicia Nacional, guardianes de la Revolución, afirmó que el programa falangista no cambiaría tras la victoria,y Falange sería el partido del Estado, como en Italia y Alemania. Y el 30.3 la Junta de Mando Provisional aprobó dirigirse por escrito a Franco, solicitando que Falange gobernara España, excepto en los ministerios de Guerra y Marina. Aunque Hedilla, en el escrito que cursó, exigió menos.

Los carlistas desaprobaban que Falange captara militantes tanto de derechas como de izquierdas, y colaboraban con los falangistas en el frente, pero competían con Falange en la retaguardia.

Como se intentaba crear un partido franquista mediante unificación, por Decreto, de FE de las JONS y la Comunión Tradicionalista, Falange se escindió entre los partidarios de su fusión con los carlistas (Yagüe), a los que se había adscrito ya el partido Nacionalista Español, tras el asesinato de Albiñana, existiendo muy buenas relaciones entre La Comunión y Renovación Española, y los que preferían una Falange Autónoma.

La mayoría de los carlistas defendía la colaboración con Franco, y la reconciliación con los monárquicos alfonsinos, por lo que se entrevistaron Sancho Dávila (falangista) y el conde de Rodezno (carlista),y el 17.2.37 falangistas y carlistas acordaron en Lisboa la instauración de la monarquía, a cambio de que los tradicionalistas aceptasen la doctrina falangista. Por su parte Gamero del Castillo ofreció a don Juan de Borbón la jefatura de falange, hasta que fuera nombrado rey.

Las negociaciones entre falangistas y carlistas no gustaban a Hedilla, porque despreciaba al carlismo, y admitía la restauración monárquica como lejana, aceptando la solución franquista, siempre que prevaleciera el ideario y programa falangista.

Algunos jefes falangistas querían a Franco como jefe nacional, por lo que Hedilla se entrevistó en abril con dos carlistas opuestos al sector navarro, acordando la fusión de carlistas y falangistas antes de que lo hiciera Franco por decreto; acordando además dimitir si Franco firmaba el decreto de Unificación anunciado, aunque siguieran colaborando en el frente.

Antonio Goicoechea disolvió Renovación Española el 8.3,y Franco recibió el 12.4 a los carlistas Martínez Berasáin y Rodezno, convocando también a Hedilla, para comunicarles la inminente unificación por decreto de todas las fuerzas políticas.

Hedilla reaccionó aspirando a la jefatura nacional de FE de las JONS, y convocó Consejo Nacional extraordinario, los días 18 y 19.4

Las dos facciones falangistas enfrentadas intentaron resolver sus diferencias a tiros, muriendo uno por cada bando, encarcelando cada falangista a los del bando opuesto y escoltando las milicias a Hedilla pare defenderlo de la facción contraria.

Hedilla convocó el 13.4 Consejo Nacional en Burgos para el día 25,a fin de disolver la Junta de Mando Provisional y elegir Jefe Nacional, hasta el regreso de José Antonio, o de Fernández Cuesta.

Aznar, Moreno, Dávila, Muro y Garcerán se reunieron en la Administración general de Falange en Salamanca el 16.4,para destituir a Hedilla por la fuerza y nombrar un triunvirato, que fuera el que convocase el Consejo Nacional. Destituyeron a Hedilla, y Aznar, Dávila y Moreno se constituyeron en triunvirato, con Garcerán de secretario. Recabaron la presencia de Sainz y Hedilla, y acusaron a Hedilla de falta de información y traición a la Junta de Mando, ineptitud manifiesta, propaganda desmedida e impropia, y resistencia, no habiendo presentado a Franco el escrito acordado en la última reunión. Por lo que le destituyeron, asumieron sus funciones de triunviros, y convocaron un Consejo Nacional en 50 días. Hedilla se retiró sin darse por destituido, Moreno retornó a Zaragoza, y el resto solicitó entrevista a Franco, que los recibió a las 16.30,mientras Hedilla era recibido por el coronel Antonio Barroso.

El Cuartel General de Franco ordenó no divulgar estos acontecimientos, pero Sainz trajo de Toledo varias decenas de milicianos, y con ayuda de sus partidarios Hedilla recuperó el control, siendo en la madrugada del 17.4 cuando murieron un falangista por cada facción, cuando Hedilla intentó detener al triunvirato.

El 18 convocó Consejo Nacional para el 19, en Salamanca, ordenando detener a más falangistas, mientras recibía el apoyo de la Falange navarra, lo que despertó el recelo de las autoridades militares.

Franco suspendió el 17.4 todos los actos convocados, ordenó que no dejaran salir a los milicianos del frente, y que se detuviera a los enlaces forasteros de Falange, con vigilancia especial para la Falange de Valladolid.

El 18.4 se celebró el último Consejo Nacional de FE de las JONS, que acordó negociar con Franco, defendiendo Hedilla su gestión y criticando al triunvirato. Se estudiaron las repercusiones del Decreto de Unificación que se esperaba, con división de opiniones, eligiéndose a Hedilla jefe nacional con 10 votos, 8 abstenciones, y un voto para Sainz, Merino, Ruiz Arenado y Muro.

A las 22.30 Franco pronunció por Radio Nacional el discurso que anunciaba el Decreto de Unificación, redactado por él con la colaboración de Giménez Caballero. Al día siguiente se difundió el Decreto de Unificación, y la prensa no falangista apenas mencionó al Consejo Nacional.

La posibilidad de un partido franquista que aglutinara a todas las fuerzas políticas de la zona nacional fue idea primero de Nicolás Franco, en el otoño de 1936.El plan fue aprobado por los representantes de Italia y Alemania, pero Franco apoyó esta idea más 1)para impedir el pronto restablecimiento de la legalidad monárquica, acordada ya por carlistas y falangistas,2)para que las disensiones de carlistas y falangistas no influyeran en la moral de combate de las milicias, y 3)por consejos de Serrano Súñer, que era ahora su consejero político, encargado de institucionalizar el nuevo Estado.

El partido franquista se llamo Falange Española Tradicionalista y de las JONS, aceptando los primeros 26 Puntos de falange, y el saludo falangista. Los falangistas aportaron la camisa azul, y los carlistas la boina roja, conforme había querido Yagüe en 1936.

La misión reglamentaria que recibió Franco fue la de comunicar al Estado el aliento del pueblo, y llevar al pueblo el pensamiento del Estado. Y sus órganos rectores fueron 1)el Jefe del Estado,2)un secretariado y Junta Política, y 3)un Consejo Nacional. Los diez miembros de la Junta Política seguían siendo nombrados cinco por el Consejo Nacional, y cinco por el Jefe del Estado. El Jefe del Estado era también Jefe de la Milicia Nacional.

El Decreto de Unificación recibió la aprobación casi unánime de la zona nacional, y hasta Gil Robles puso Acción Popular a disposición de Franco. En mayo Renovación Española se incorporó al nuevo partido.

La mayoría de los falangistas aceptó el Decreto de Unificación, con artículos elogiosos de Laín Entralgo, Eugenio Montes y Giménez Caballero.

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.5ª parte.Continuacion.

2. Otro de los puntos claves de la conversación es el que se refiere al propio fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, fusilado tras un proceso en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936, pero de cuyo hecho, a más de tres meses de distancia, parecía no haber seguridad, especialmente en las mismas filas de la Falange, como Danzi puede percibir, sobre todo después de esas palabras sobre cuando “José Antonio recupere su puesto”. La duda sobre la suerte que hubiera podido correr José Antonio, le lleva a plantearlo directamente a su interlocutor, a quien considera hombre enterado:


Considero oportuno referirme a los detalles que constituyen las fases del coloquio con el señor Menéndez. El señor Menéndez es uno de los fundadores del falangismo, amigo personal de José Antonio Primo de Rivera y de Raimundo Fernández Cuesta, ahora prisionero en Alicante pero que, en el caso de que De Rivera fuese asesinado (cosa que por otra parte Menéndez excluye) se convertiría en Jefe de la Falange. Menéndez ejercía como abogado en Madrid y era, con los dos hombres citados, uno de los máximos exponentes del falangismo antes del 18 de julio. Parece un hombre inteligente, culto y astuto.

Tiene una sólida preparación política. [La pregunta viene inmediata:] ¿Pero de dónde saca usted la convicción de que José Antonio esté vivo? [La respuesta de Menéndez es también pronta y rotunda:] El mes de mayo pasado el señor De Rivera había demostrado en varias ocasiones una vivísima simpatía por 76 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol

Indalecio Prieto. Este último había mostrado antes en algunos de sus discursos una clara sintonía falangista. Durante el periodo de su permanencia en la Cárcel Modelo de Madrid, cuando yo mismo estaba arrestado, José Antonio Primo de Rivera me confío expresamente que consideraba probable la adhesión al falangismo de Indalecio Prieto.

Por tanto debe existir un fluido personal de simpatía entre estas dos personas. Es incluso muy probable que sea el mismo Indalecio Prieto el que se oponga al fusilamiento de José Antonio. La muerte de José Antonio no aportaría ninguna ventaja a los rojos. Un José Antonio vivo es siempre una buena carta, incluso para jugar en caso extremo.

Prescindiendo de esto, están todavía vivos algunos jefes del movimiento falangista de primera hora, Raimundo Fernández Cuesta, secretario del Partido, detenido en la cárcel de Madrid, Miguel Primo de Rivera, detenido en la cárcel de Alicante, mientras que su hermano Fernando ha sido asesinado por los rojos. Y de todo esto tenemos noticia segura.

En cualquier caso, vivo o muerto José Antonio, el falangismo es la única fuerza vital revolucionaria en España. Aunque nosotros no tengamos un jefe de la grandeza de Mussolini, podemos disponer de un centenar de intelectuales, técnicos, etc… que son sin duda los más aptos para que el falangismo pueda afrontar mañana el más vasto programa revolucionario y en consecuencia asumir el poder”.

¿Era pura estratagema dilatoria de Menéndez? Los biógrafos de José Antonio han mantenido que la noticia de su muerte se supo inmediatamente, al menos en la zona republicana, “aunque no se le diese mucha importancia”, comenta Ian Gibson11. De la misma forma se sabe que en el Cuartel General de Franco se tuvo inmediata noticia.

Dada la escasa simpatía y por supuesto los recelos del general hacia el líder falangista, “el problema – apunta Gibson – que se presentó a Franco, era saber si divulgar o no en zona nacional la noticia de su fusilamiento”12. Indalecio Prieto, ya en el exilio mejicano, en 1947 y dentro de un artículo titulado “El testamento de Primo de Rivera”, se referiría explícitamente a un artículo de José Antonio en el que con el título “Prieto se acerca a la Falange” y comentando el discurso que Prieto diera en Cuenca en uno de mayo de 1936, afirmaba: “El discurso del tribuno socialista se pudo pronunciar casi de la cruz a la fecha en un mitin de Falange Española. Algunos párrafos, párrafos enteros, me han oreado el espíritu como encuentros felices con viejos amigos que uno había dejado de ver. Aquí en mi celda tengo la colección del diario Arriba, donde está impreso el texto literal de los discursos pronunciados en actos de la Falange. Es un deleite comprobar cómo frases casi textuales nuestras y sobre todo pensamientos característicos han sido transplantados al discurso del orador de Cuenca”. Para reafirmar esta coincidencia, José Antonio insiste: “¿Qué lenguaje es este? ¿Qué tiene que ver con el marxismo, con el materialismo histórico, con Amsterdam ni con Moscú? Esto es preconizar exactamente la revolución con sentido nacional. La revolución nacional. La de la Falange”13.  En carta a otro exiliado, Agustín Mora, llegado a Veracruz a bordo del Guinea en junio de 1942, Prieto hace una larga referencia a José Antonio, cuyos últimos escritos redactados en la prisión en víspera de su fusilamiento le fueron entregados. En esa carta Prieto recuerda sus intentos para evitar la muerte de José Antonio, así como 11 Ian GIBSON: En busca de José Antonio, Barcelona, Planeta, 1980, p. 237.12 Ibídem, p. 238.13 En Indalecio PRIETO: Convulsiones de España, Méjico, Ediciones Oasis, 1967, t. I, p. 136. Cuadernos de Historia Contemporánea 77 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol la de su hermano y su cuñada, gestión en la que, como el mismo Prieto afirma, no estaba solo: “El presidente de la República, don Manuel Azaña, y el jefe del Gobierno, don José Giral, luchaban de modo inútil a fin de evitarlo. El gobernador se veía impotente para complacerles. Sus esfuerzos eran nulos ante el llamado Comité de Orden Público que ejercía la autoridad efectiva, como otros comités en diversos territorios”14. Precisamente uno de los puntos que toca en dicha carta es revelador de ese silencio que siguió a la muerte de José Antonio y por el que se interesa Danzi.

Cierto día, instalado ya el Gobierno en Valencia [escribe Prieto] el ministro de Justicia, Manuel de Irujo, me pidió que recibiera a uno de sus hermanos que traía misión urgente y reservada. “Pero su hermano –pregunté a Irujo– ¿no estaba preso en Pamplona?”. “Le han puesto en libertad para hablar con usted –me contestó–; él se lo explicará”. A los pocos minutos el hermano de Irujo hallábase en mi despacho. Se le acababa de excarcelar, mediante acuerdo entre los falangistas y requetés navarros, para comprobar si era cierto que a Primo de Rivera no se le había fusilado, sustituyéndosele en el acto de la ejecución por otro reo, y si yo le tenía oculto y bien guardado. Esto, según mi visitante, era convicción firmísima entre los falangistas y precisamente por ello daban en llamar El Ausente a José Antonio. Mas querían corroboración oficial de mi parte, dispuestos a mantenerla en secreto. Yo desengañé al emisario, diciéndole que en el fusilamiento no hubo simulación y que la sentencia se había cumplido”15.Tomás López Zafra, que había sido secretario del juzgado especial instructor del sumario, negaría la intervención especial de Prieto en víspera del cumplimiento de la sentencia, a no ser que se refiriera a otra intervención anterior de Prieto en el mes de agosto, sobre la que él mismo habla16. La lectura de los escritos y discursos de Manuel Hedilla, recopilados recientemente17, no hace sino corroborar la insistencia con que dentro de la Falange se hacía referencia a un José Antonio simplemente “ausente” y al que se aludía siempre como el “Caudillo”: “Y entre balazos y martirios de un lado y silencios hipócritas de otro, aparecía de pronto la hermosa y soberbia figura de nuestro Caudillo lleno de aquella arrogancia viril, (…) un enviado celeste, con su camisa azul, sus fuertes puños de atleta, su noble y alta frente destacada” – evidentemente no se retrataba a Franco – clamaba la oratoria de Hedilla para terminar con un voto de fidelidad a “José Antonio, en su ausencia”18. Hace unos años, en una revisión historiográfica sobre la figura de José Antonio, Luis Alvarez Gutiérrez –también por entonces miembro del departamento de Historia Contemporánea y entre los redactores de la citada colección de Cuadernos bibliográficos– se volvía a preguntar por “las razones que pudieron mover a iniciar el proceso y ejecutar la sentencia contra José Antonio”, ya que “todo parecía aconsejar la conmutación de la pena capital” y concluía: “Queda ahí un campo abierto a la inves-14 Ibid., “Carta a don Agustín Mora. Por qué se llamó “El ausente” a José Antonio Primo de Rivera”, p. 145. 15 Ibid., p. 146.

16 En Convulsiones .., t. II, p. 145.

17 José Luis JEREZ RIESCO (comp.), La Falange del silencio. Escritos, discursos y declaraciones del II Jefe Nacional de la Falange, Madrid, Ediciones Barbarroja, 1999.

18 Alocución de Manuel HEDILLA (16 febrero 1937), en La Falange del silencio, pp. 107-115.

78 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol tigación”19. Treinta años después no parece haberse añadido nada nuevo. Las mismas dudas y las mismas fabulaciones, entre las que incluye, entre otros Tusell atribuyéndole la autoría o la transmisión de la noticia al propio Franco, aquella según la cual “José Antonio había sido secuestrado y castrado por los rusos, con lo que probablemente exteriorizaba su acomplejada aprensión hacia él”20.

3. El diálogo entre Menéndez y Danzi siguió por la información, evidentemente exagerada por parte del primero, del número de afiliados que tenía la Falange – nada menos que “alrededor de seiscientos mil” – y por el modelo de España que se quería construir, “la gran España falangista, esto es, fascista”. Aquí el italiano interrumpió:

Cuanto usted me dice está en contradicción con las declaraciones que hizo el otro día Su Excelencia el Jefe del Estado a los periódicos americanos. Si he entendido bien, el Generalísimo ha dicho que la España de mañana no será fascista en el estricto sentido de la palabra. [La respuesta no era fácil:] Esto me lleva a un terreno muy delicado. Pero, con todo, no dudo en entrar en él. Confío de todos modos en su discreción. El Generalísimo Franco ha hecho tales declaraciones para los ingleses. Él estima mucho la amistad inglesa. El día más bello de su vida será aquel en que los ingleses reconozcan al gobierno de Burgos. Nosotros estamos en los antípodas. Inglaterra quiere una España débil, una España frágil. Nosotros la queremos fuerte y potente. Estamos convencidos de la necesidad de una colaboración cada vez más estrecha entre Italia y España, especialmente por cuanto se refiere al Mediterráneo.

Fuera de esto, cuanto Franco pueda decir o hacer, no nos preocupa. Franco es el hoy. Nosotros somos el mañana. Franco es un hombre honesto y capaz, militarmente hablando, pero en absoluto está a la altura de los cometidos a que debe atender tener el Jefe de un Estado.

No tiene, por otra parte, gran entusiasmo por nuestra revolución en el pleno sentido de reivindicación de los sagrados derechos del trabajo. No tiene ninguna experiencia y carece de cultura histórica y política. Está en una relación demasiado íntima de amistad y de reconocimiento con los representantes del capitalismo y del militarismo español. Se mantiene sobre todo como el amigo de Gil Robles. Pero la Falange no permitirá jamás que Gil Robles regrese a España. Si Gil Robles volviese a España lo sentiré mucho por él.

La fisura entre ese sector de la Falange y el gobierno quedaba perfectamente clara. Las decisiones inmediatas –el decreto de Unificación– y la reacción de ese sector de la Falange –la llamada “noche de los cuchillos largos” de Salamanca– que supuso la condena a muerte, luego rebajada a su prisión en Canarias, del “sucesor” de José Antonio, Manuel Hedilla, marcaron rasgos claramente definidores del régimen de Franco. Desde luego lo que no sabía Menéndez es que desde al menos un 19 Luis ALVAREZ GUTIERREZ: “Ensayo bibliográfico sobre José Antonio”, en Estudios de Historia Contemporánea, Madrid, CSIC. Instituto “Jerónimo Zurita”, 1976, tomo I, p. 479.

20 TUSELL: Franco en la guerra civil, p. 146. Cuadernos de Historia Contemporánea 79 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol mes antes Danzi estaba al corriente de lo que pensaba Franco al respecto, tras haber consultado con él mismo sobre esta importante cuestión. Está perfectamente claro en el texto del telegrama que Danzi cursa el 9 de enero, cuyo texto traducido dice:

“Adhiriéndose a mi propuesta, el general Franco ha decidido fundir las asociaciones políticas de las cuales él será el jefe oficial. Merced a tal iniciativa el general Franco se presentará como fundador para actuar en una vasta reforma y buscará de obtener la fusión de los partidos en un organismo político sobre la plantilla del partido fascista” 21. Evidentemente Danzi jugaba con ventaja.

4. La última cuestión planteada por Danzi era también una carga de profundidad para su interlocutor: “Perdone, señor Menéndez, si le interrumpo. Quisiera saber, a título de mera curiosidad, si los fusilamientos en masa que suceden en los enclaves ocupados por los nacionales vienen dispuestos por la Falange. He sabido, recientemente, de diversos fusilamientos llevados a cabo por falangistas en la zona de Málaga”. La operación sobre Málaga se había producido precisamente en los primeros días de 1937, con importante participación italiana, en un total de nueve batallones al mando del general Roatta, que antes había sido jefe del servicio secreto militar italiano. La tarde del 7 de febrero algunas unidades italianas ya estaban dentro de la ciudad. En los días posteriores, tomada completamente, Málaga fue objeto de una durísima represión, sólo comparable a la que se produjo tras la toma de Badajoz.

¿Fueron falangistas sus principales actores y responsables, como afirmaba Danzi? Inmediata la respuesta de Menéndez:

Hacia tal pregunta respondo de la forma más rotunda que está prohibido a los falangistas fusilar sea a quien sea. Usted habrá asistido probablemente a episodios de reacción totalmente personal de gente cuyos familiares hubiesen sido masacrados por los rojos. Pero yo le aseguro que los falangistas pueden desde luego arrestar y entregar prisioneros a la autoridad constituida. Pero, en su doctrina, la Falange es absolutamente contraria a las masacres.

Falange debe tener sus mártires. Tiene sus mártires. Tiene sus caídos. Pero no puede ejercer el papel de verdugo. Esto, sobre todo, en previsión de un mañana en el cual se deberá examinar la necesidad de admitir en las filas de la Falange a centenares de millares de trabajadores que hoy, de buena fe o no, militan bajo las banderas de Moscú, de la FAI o de otras organizaciones rojas. A este propósito le diré que estamos al corriente del trabajo que se está haciendo para hacer comprender al pueblo español cómo, en antítesis del comunismo, existe un gran ideal de justicia y de dignidad humana. Estaremos verdaderamente felices de asociarnos con usted, de poder colaborar con usted en esta preciosa obra que se podría calificar verdaderamente de “civilización”. Ella puede aconsejarnos y encaminarnos.21 Texto original: Aderendo mia proposta generale Franco ha deciso fondere associazione politica di cui egli sarà capo ufficiale. Mercè tale iniziativa generale Franco si farà fondatore attuare vasta riforma e cercherà ottenere fusione partiti in un organismo político su falsariga partito fascista. Telegrama núm. 78 (9 enero 1937), en Fascistas en España. La intervención italiana en la guerra civil a través de los telegramas de la Missione Militare Italiana in Spagna, ed. de Javier TUSELL e Ismael SAZ, Madrid, CSIC. EEHA en Roma, 1981, p. 88. 80 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol [Final del coloquio:] Interpreto cuanto usted me dice, señor Menéndez, como expresión de cortesía que le agradezco. Pero no creo que usted y sus colaboradores tengan necesidad de consejeros. Por cuanto he podido comprobar, la actividad propagandística de la Falange está muy bien organizada e implantada.

Menéndez: De todos modos, el señor Hedilla hablará de todo esto con usted.

Danzi: Ayer tarde, señor Menéndez, Radio Madrid ha hablado de un coloquio mantenido entre Hedilla y el jefe de los tradicionalistas. ¿No es verdad?

Menéndez: Creo que es prematuro hablar de esto. Mi opinión es que los requetés acabarán por fundirse con nosotros de la misma manera en que el Nacionalismo se fundió con el Fascismo tras la Marcha de Roma. Tras lo cual daremos un Gobierno a nuestro país.

La entrevista de Danzi con Hedilla se produciría sin más consecuencias que las que ya sabemos, entre ellas las dramáticas para el hasta entonces sucesor de José Antonio y para la propia inserción de la Falange en el modelo autocrático afirmado en torno al general Franco. Terminemos con unas palabras de Javier Tusell, a cuya memoria también estas líneas quieren rendir homenaje: “Hubo un partido que, al principio, tuvo la pretensión de ser el único ocupante del escenario político y el inspirador de la acción del régimen en sus aspectos esenciales. La verdad es, sin embargo, que desde una etapa inicial esa pretensión se vio derrotada (…) El partido no había conquistado al Estado, sino que había sucedido exactamente lo contrario”22. Javier TUSELL, “Introducción al franquismo”, en Fascismo y franquismo cara a cara. Una perspectiva histórica (eds. J. Tusell, E. Gentile, G. Di Febo y coord. Por S. Sueiro), Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, p. 30.

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Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.5ª parte.

España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol


Manuel ESPADAS BURGOS

Instituto de Historia. CSIC mespadas@ih.csic.es

De la misma manera que agradecí la deferencia que para mí fue la invitación a participar con mi palabra en el homenaje que la Facultad de Geografía e Historia tributó el pasado mes de mayo de 2006 a dos amigos tan apreciados como Guadalupe Gómez-Ferrer y Antonio Fernández, tengo de nuevo que hacerlo a la invitación que ahora recibo de sumar unas páginas al volumen que con el mismo motivo de su jubilación–administrativa que no, por fortuna, intelectual ni docente– le ofrecen amigos y compañeros de la Facultad.

Tanto por la especialidad de ambos como por el propio campo de atención y de ejercicio de la mía, he elegido un apunte para un tema que precisamente a causa del setenta aniversario de aquel momento histórico, el más dramático de nuestra reciente historia, que fue la guerra civil, está hoy de nuevo en la atención del debate histórico y en los propósitos de una renovada investigación. Una de mis áreas de atención, acentuada por una larga estancia en Roma, ha sido la Italia contemporánea y especialmente las relaciones hispano italianas. Por lo que se refiere a los años treinta y, en concreto, a la guerra civil esta atención se materializó en un interesante –y creo que historiográficamente rentable– proyecto como fue la colección de Cuadernos bibliográficos de la guerra de España que dirigiera el profesor Vicente Palacio Atard y publicara el departamento de Historia Contemporánea. En ella también participó uno de los destinatarios de este volumen de homenaje, Antonio Fernández. Entre otros objetivos, me interesé allí especialmente por la intervención de Italia en la guerra civil y por el amplio testimonio de tantos italianos en nuestro suelo, caso por ejemplo de Maurizio Bassi, Guido Mattioli, Giovanni Pesce, Sandro Volta, Filippo Anfuso, Sandro Piazzoni o figuras de mayor protagonismo como Pietro Nenni o Roberto Cantalupo, primer embajador de Italia ante el gobierno de Franco. En años posteriores, en Roma, los fondos del archivo del Ministero degli Affari Esteri así como del Archivio Centrale dello Stato me han proporcionado documentación sobre la que elaborar algunas aportaciones. Me centraré en un documento, procedente de este último fondo y correspondiente a la documentación allí 1 Sobre prensa y propaganda, en las dos zonas en conflicto pero especialmente en la franquista, ha publicado numerosas aportaciones Alejandro PIZARROSO QUINTERO. Entre ellas: “La propaganda radiofónica italiana en la guerra civil española”, en Haciendo Historia. Homenaje al profesor Carlos Seco, Madrid, Universidad Complutense, 1989, pp. 563-572; “Intervención extranjera y propaganda exterior de las dos Españas”, Historia y Comunicación Social, 6 (2001), pp. 63-96.72 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol conservada del Ministero di Cultura Popolare. Se trata de un coloquio en Salamanca, en la sede del Ufficio Stampa e Propaganda que, formando parte de la Missione Militare Italiana in Spagna y dependiente de la representación diplomática que presidía Roberto Cantalupo, se creó en dicha ciudad en diciembre de 19361. En el coloquio participan el director de dicho centro de la propaganda italiana en España, Guglielmo Danzi2, un periodista, amigo de Galeazzo Ciano, el ministro de Exteriores y yerno de Mussolini, y el coronel Tito Menéndez Rubio3, miembro del Directorio General y Jefe de Propaganda de Falange Española, hombre muy cercano a Manuel Hedilla, por entonces jefe de la Falange en “ausencia” de José Antonio. Danzi desempeñó la dirección de este centro desde mediados de diciembre de 1936 al 15 de julio de 1937, en que le sucedería el responsable de la sección de radio, Lamberti Sorrentino, que trasladaría tal oficina a San Sebastián, para desde allí volver a Salamanca en enero de 1938, ahora dirigida por el cónsul Carlo Bossi. Hay que recordar para la exacta ubicación de este coloquio el clima que habían creado en el seno de la Falange la prisión de José Antonio y su posterior fusilamiento, la confirmación de Manuel Hedilla como Jefe de Falange (2 Septiembre 1936) o decisiones del gobierno de Franco como el decreto de 20 de diciembre de 1936 que militarizaba a las diversas “milicias” combatientes, poniéndolas en la jurisdicción del código de justicia militar y bajo el mando directo de militares profesionales. Cuando se reorganiza el departamento de Prensa, el delegado nacional de Propaganda va a ser el citado Tito Menéndez Rubio.

1. Vayamos al documento, para fijarnos en sus puntos más interesantes:

Me complace informar a ese Ministerio de que en la tarde de ayer, 28 de febrero, he recibido la visita del señor Menéndez Rubio, miembro de la Jefatura Nacional y Jefe de Propaganda de la Falange Española, que me visita en nombre de Manuel Hedilla para manifestarme el deseo de los Jefes de la Falange de establecer contactos con el Partido Nacional Fascista. El señor Menéndez Rubio ha añadido, explicándome las razones de su visita, que los dirigentes de la Falange no son precisamente convencidos fascistas en el sentido originario –es decir, italiano– de la palabra, y de los devotos admiradores de Mussolini, pero están convencidos de que el futuro prestigio y la futura potencia de la Nación española procederán de una política totalitariamente italófila. Esta certeza impele hoy a los hombres representativos del Falangismo a encaminar sus pasos para hacer conocer a los italianos cuáles son el verdadero rostro y la verdadera alma de la Falange Española. Tito Menéndez Rubio me ha anunciado la próxima visita de Manuel Hedilla, jefe provisional de la Falange, el cual desea manifestarme su deseo de “hacer saber a Roma que pese a que los alemanes habían ayudado al movimiento falangista e intentado estrechar fuertes vínculos entre nazismo y falangismo, mientras que los italianos hasta hoy mismo se han desinteresado absolutamente de la Falange, ellos han intentado siempre con respecto a los jefes nazis mantener una actitud de cortés prudencia porque piensa que si la Falange precisa de una paternidad espiritual.

2 Guglielmo DANZI fue autor del libro Europa senza europei?, con prólogo de Benito Mussolini (Roma, Edizioni Roma, S.A.).

3 En otras ocasiones aparece como Meléndez. Así en Joan THOMÀS: Lo que fue la Falange, Barcelona, Plaza&Janés, 1999, pp. 119 y 133. Cuadernos de Historia Contemporánea 73 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol soliniana”. “Nosotros pensamos –me ha dicho el señor Menéndez– que la diferencia entre Hitler y Mussolini estriba en esto: Mussolini ha hecho Italia, mientras Alemania ha hecho a Hitler.

Fue este precisamente uno de los temas más controvertidos en el seno de las relaciones ítaloespañolas durante la guerra y, especialmente, en sus primeros meses. Una cosa era la ayuda, no sólo la material que todavía muchos años después se consideraba excesiva para los recursos de Italia4, sino la especialmente significativa en hombres, donde la participación italiana superó a la de cualquier otro país, si bien al principio fuera reticente y condicionada a lo que hicieran otros gobiernos5. Las “confidencias” de Roberto Cantalupo dejan muy clara la resistencia inicial de Mussolini a prestar la ayuda solicitada por Franco6. Cosa distinta era el modelo político o la sintonía ideológica con los protagonistas del levantamiento militar a la hora de diseñar un nuevo Estado7, pues como afirma un especialista en el tema como Gianluca André, en Roma no existió ningún programa concreto de fascistización de España. Ideas de este género fueron ciertamente acariciadas en los ambientes más ortodoxos del Partido, especialmente en la medida en que aumentaba la participación italiana en la guerra civil, pero –y esto es lo que cuenta– aquellas ideas no fueron seriamente recibidas por quien tomaba las decisiones, Mussolini, y todavía menos por quien era el encargado de aplicarlas, es decir, Ciano8.La actitud de Italia contrastaba con “la voluntad decidida de Falange de llegar al poder” que había hecho manifiesta el propio Hedilla9. Las reservas por parte de Franco eran más que expresas.

4 Vittorio VIDALI, el famoso “Comandante Carlos” del Quinto Regimiento, todavía en 1975 recordaba que “Mussolini destinó a los franquistas material bélico con tan ventajosa prodigalidad que cuando decidió entrar en aquella feroz guerra que llevó a Italia al abismo, el ejército italiano se encontró gravemente carente de medios, de municiones y de material de apoyo” (Prólogo a Berardo TADDEI: Veronesi nella Spagna repubblicana, Verona, 1975, p. 5).

5 Decisión que ha quedado bien analizada en obras como las de Ismael SAZ: Mussolini contra la II República, en especial la tenida como “marcha atrás” del gobierno francés tras su primera decisión de ayudar al gobierno de Madrid (p. 201). Si bien en material de guerra los efectivos alemanes fueron superiores, los más de ocho mil miembros de las milicias encuadrados en las camisas negras y los dos mil miembros del ejército regular, al mando de 257 jefes y oficiales en los primeros, y de 96 militares profesionales para los segundos, eran claro exponente en 1937 de esa importante presencia italiana en el conflicto.

6 Roberto CANTALUPO: Fu la Spagna. Ambasciata presso Franco (febbraio – aprile 1937), Milano, Mondadori, 1948.

7 Redactando estas líneas, al consultar el estudio de Javier TUSELL: Franco en la guerra civil española.Una biografía política (Barcelona, Tusquets, 1992), veo que ha tenido conocimiento de este documento en la versión que se encuentra en los fondos del Archivio del Minstero degli Affari Esteri, dentro de la sección Ufficio Spagna y que parece diferir en algún punto concreto, teniendo en cuenta que sólo cita algunas frases de la larga entrevista, de la transcripción, naturalmente en italiano, que utilizo para estas líneas procedente del fondo del Ministero de Cultura Populare, en el Archivio Centrale dello Stato, como por ejemplo la fecha de la reunión (1 de marzo) y el nombre del interlocutor español que unas veces aparece como Menéndez y otra como Meléndez.

8 Gianluca ANDRÉ: “L’intervento in Spagna e la politica estera fascista”, en Manuel ESPADAS BURGOS (coord.), Italia y la guerra civil española, Madrid, Centro de Estudios Históricos. CSIC, 1986, p. 25.

9 Javier TUSELL: Franco en la guerra civil, p. 102. 74 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol De la conciencia que se tenía del lado falangista respecto de ese aparente o real desinterés de Italia son muy claras las siguientes palabras de Menéndez:

Vengo a expresarle mi admiración y la de Hedilla por cuanto ustedes, italianos, están haciendo en pro de nuestra Patria. Admiración y reconocimiento de los españoles. Como falangistas, por otra parte, nos ha apenado constatar que Italia hasta ahora ha demostrado ignorar el valor de nuestro movimiento.

Danzi: Puedo asegurarle, señor Menéndez, que cuanto usted opina está totalmente lejano de la realidad. Basta hojear los diarios y las revistas italianas para convencerse. El falangismo ha suscitado desde hace tiempo no sólo la simpatía de nuestra juventud sino también el atento interés de los estudiosos y de los intelectuales. Los “puntos” de la Falange han sido traducidos y comentados por un joven escritor toscano y el libro editado –me parece– por Valdecchi, de Florencia, ha tenido amplísima difusión. En los cines italianos se han proyectado largos documentales sobre las organizaciones falangistas10.

El nombre de José Antonio Primo de Rivera es muy conocido entre nosotros. Pero la intervención italiana en España tiene grandiosos planteamientos ideales que superan hombres y circunstancias. Es la intervención de una civilización en defensa de otra civilización amenazada. Digamos sencillamente en defensa de una civilización hermana. El hecho en sí de que estemos aquí, consagrando con la sangre vertida nuestra presencia, atestigua que nosotros os reconocemos a vosotros, españoles, todos los medios necesarios para reconstruir mañana vuestra Patria liberada del bolchevismo. Pero el honor y el peso de la reconstrucción deberán descansar totalmente sobre vuestras espaldas. Doy por supuesto que estáis muy sensibilizados de ello. En la extrema reserva de Italia respecto a la política interna de la España Nacional debéis apreciar una prueba no sólo de nuestro leal desinterés, sino incluso de nuestra confianza en vosotros.

Menéndez: Para mí es una verdadera alegría oiros decir tales cosas. Pero creo percibir que hasta el momento ha faltado entre nosotros y el Fascismo cualquier contacto directo bien sea de carácter informativo, cultural o espiritual, por mucho que nosotros hubiésemos deseado tenerlo; y la prueba de cuanto afirmo está en el hecho mismo de queyo haya venido a informarle de que Hedilla se sentirá muy satisfecho de conocerle y de hablar con usted.

Danzi: Será un honor para mí encontrarme con el señor Hedilla

Menéndez: ¿Cómo cree usted que podría tener lugar ese encuentro?

Danzi: El señor Hedilla no tendrá más que comunicarme la hora en que mejor le convenga pasar por aquí y yo estaré dispuesto a atenderle

Menéndez: ¿No sería mejor buscar para este encuentro un “terreno neutro”? Se podría, por ejemplo, organizar una excursión al campo y encontrarse, como por casualidad, en cualquier pueblo vecino …

10 Ver Alejandro PIZARROSO: “La propaganda cinematográfica italiana y la guerra civil española”, en Fernando GARCÍA SANZ (coord.), Españoles e italianos en el mundo contemporáneo, Madrid, CSIC, 1990,pp. 263-278. También, Renato MORO: “L’immagine del franchismo nei cinegiornali e nei documentari dell’Italia fascista”, en Fascismo e Franchismo. Relazioni, immagini, rappresentazioni, a cura di Giuliana di Febo e Renato Moro, Rubbetino Editore, 2005, pp. 277-305.Cuadernos de Historia Contemporánea 75 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol.

Danzi: ¿Y por qué, señor Menéndez? Creo que la mejor cosa para el señor Hedilla sería honrar con su visita nuestros despachos. Aquí vienen todos: funcionarios del gabinete del Jefe del Estado y militares, periodistas y políticos. Es un continuo ir y venir de personas. Yo he establecido, entre otras cosas, incluso un pequeño “centro de información sobre el Fascismo”. Nada más natural que el Jefe de la Falange venga a visitar nuestras instalaciones. ¿No le parece?

Menéndez: Lo considero muy justo. Pero como hace muy pocos días el señor Hedilla ha declinado una invitación de los alemanes para acercarse a visitar su “Oficina de Prensa y Propaganda …

Danzi: El señor Hedilla puede venir aquí cuando quiera y puede también cumplir con los alemanes cuando mejor le parezca

Menéndez: ¡Ya! En suma, a usted no le agradaría ver a Hedilla fuera de aquí

Danzi: No es cuestión de gusto, sino de oportunidad. No está entre mis funciones la de asumir la iniciativa que usted me propone …

Menéndez: Queda entonces acordado que el señor Hedilla vendrá a verle. Le comunicaremos por teléfono el día y la hora. ¿Usted no conoce a Hedilla, verdad? Le diré en dos palabras quién es. Se trata de un trabajador auténtico, de un autodidacta. Estuvo entre los primeros en adherirse al movimiento. Era el jefe de la Falange en Santander. Honrado, limpio, valeroso, lo hemos elegido como símbolo de rectitud moral en espera de que, aniquilado el bolchevismo, José Antonio Primo de Rivera recupere su puesto. Entonces Hedilla volverá a ser un simple militante.

Cierra España.

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.4ª parte.

Con los carlistas virtualmente fuera de juego tras el destierro de España de su líder Manuel Fal Conde, el generalísimo decidió que había llegado el momento de acabar con la autonomía de la Falange. La Falange estaba ahora dirigida provisionalmente desde el inicio de la guerra por Manuel Hedilla, un ex mecánico gallego. Hedilla trataba por todos los medios de hacer de la Falange un movimiento totalmente independiente del Ejército. Eso significaba el enfrentamiento directo con Franco. El 17 de abril de 1937 Hedilla asumió la jefatura oficial de la Falange. Pero se encontraba completamente aislado y no tenía la preparación ni la capacidad necesaria para ocupar ese cargo. Sólo dos días después Franco anunció el decreto de unificación de la Falange y el carlismo en un movimiento nacional bajo su propia dirección llamado FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas). Hedilla se resistió y osó desafiar la autoridad de Franco. Fue detenido, juzgado y condenado a muerte aunque posteriormente se le conmutó la pena por la de cadena perpetua que cumpliría en las islas Canarias. Así terminó la llamada "conspiración de Hedilla". La boina roja de los carlistas y la camisa azul de la falange ya eran un solo uniforme. Franco habia asegurado así el triunfo de su conservadurismo autoritario y la unidad de sus seguidores, se habia erigido en dictador absoluto subordinando todos los grupos políticos a su voluntad.


La nueva España nacional con su flamante "Movimiento" al frente no alcanzó gran desarrollo en 1937. Carecía de ideología propia. La Falange era ahora un apéndice del ejército, el periódico del partido, "Arriba España" un simple medio de comunicación al servicio de Franco. Los responsables del carlismo en el consejo nacional eran todos del ala moderada y habían aceptado el decreto de unificación. De hecho, la Falange y los carlistas permanecieron marginados en todos los sentidos excepto en el formal, los movimientos juveniles respectivos no levantaron cabeza. A los monárquicos alfonsinos, por contraste se les veía pululando alrededor de los generales tratando de obtener algunos pretendidos apoyos a favor de su anhelada restauración monárquica.

En el aspecto militar 1937 fue un nuevo año de triunfos para la causa. Si bien en los primeros meses todos sus ataques a Madrid habían fracasado, a partir de abril con el inicio de las operaciones en el norte republicano y su total conquista a finales de octubre y el rechazo firme de las contraofensivas republicanas del verano hacían posible vislumbrar que la guerra podría ganarse en el nuevo año. Aunque en diciembre una nueva contraofensiva republicana había tomado posiciones frente a Teruel Franco se encontraba cada vez más en una posición de clara ventaja frente a sus enemigos. Esta era, pues, la situación de la España nacional a finales de 1937.

Cierra España.

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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte