Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S
lunes, 12 de octubre de 2009
Patente de corso.
La general pescanova
ARTURO PÉREZ-REVERTE
XLSemanal 4 de Octubre de 2009
Estoy con la ministra de Defensa. Hasta la muerte. A mí tampoco me parece bien que nuestros pesqueros en el Índico lleven a bordo soldados españoles que los defiendan de los piratas. Otros países, como Francia, sí lo hacen; pero todo el mundo sabe que los franceses son unos fascistas de toda la vida, y les gusta mucho darle al gatillo, como si estuvieran siempre en Dien Bien Fú. Unos peliculeros fantasmas, es lo que son. Nada que ver con la sobria serenidad española. Además, como muchos gabachos salen rubios, desprecian a los subsaharianos afroamericanos de color y no les importa darles matarile sin complejos; como cuando pillaron a aquellos pobres somalíes que sólo disparaban y secuestraban para ganarse la vida, los pobres, y les dieron las suyas y las del pulpo, en vez de pagar humanitariamente el rescate, como hicimos nosotros, y hasta luego Lucas. Pero España, no. Aquí las fuerzas armadas las tenemos para otras cosas. Para combatir seis horas bajo fuego de morteros en Afganistán, por ejemplo, y que luego la ministra del ramo sostenga, mirándote con firmeza castrense a los ojos, que aquello no es misión de guerra, sino actuación humanitaria de paz cuyas reglas de confrontación, según los protocolos coyunturales intrínsecos, requieren cierta esporádica contundencia. Por eso allí al enemigo no se le llama enemigo, sino elemento incontrolado. O como mucho, cuando la ministra va a hacerse alguna foto y abrir telediario, diablillos traviesos y picaruelos gamberretes. Talibancillos díscolos que con una pizca más de democracia occidental serán pronto ciudadanos de provecho, con crédito en el banco y barbacoa los domingos. Por su parte, los soldados que patrullan cada día jugándose los aparejos los llaman de otra forma. De hijoputas para arriba. Pero, cuando eso ocurre, la ministra no está allí pegando tiros y comiéndose el marrón. Comprendámosla. Está aquí, y no lo oye.
En cuanto a los pesqueros, ya digo. La ministra de Defensa –un día tengo que averiguar, por curiosidad, qué es lo que defiende, exactamente– ha dicho a los armadores que, si sus barcos quieren seguridad, pesquen en grupo, todos amontonados en el mismo sitio. De ello puede deducirse que no tiene ni remota idea de lo que es un pesquero faenando, pero eso no altera el concepto básico. Y el concepto indiscutible es que habrá, desde luego, más seguridad si los diecisiete atuneros españoles se quedan todos juntos en el mismo sitio, borda con borda, que si andan por ahí dispersos, a la buena de Dios, estropeando el dispositivo chachi que los protege. Que luego pesquen o no pesquen es lo de menos, porque por encima de esos detalles está el de la securitas, securitatis. Y si además se amarran unos a otros y ponen en el centro del paquete a la fragata Canarias, perfecto. Más seguros, imposible. A ver qué pirata se lleva por el morro un barco trincado de esa forma. Luego igual tocan a un atún por barco o vuelven todos a puerto con las bodegas vacías; pero, eso sí, protegidos de cojones. Lo que hace falta, como ven, es más voluntad constructiva, más ideas y menos demagogia.
Respecto al personal protector, tres cuartos de lo mismo. Dice la ministra, con buen juicio, que de soldados nada. Que los barcos lleven guardias de empresas privadas, si quieren. Al principio era sólo con porras, esposas y cosas así. Perfil bajo. Discreto. Pero en vista de las protestas de los armadores –otros fascistas que te rilas– el ministerio ha dicho bueeeno, vale. Transijo por esta vez. Ahora los autoriza a llevar escopetas. Fusiles de largo alcance, ha dicho alguien, como si los hubiera de corto. Es verdad que, frente a los RPG y las armas automáticas de los piratillas traviesos, eso no sirve para nada. Para ese tipo de zafarranchos hay que estar al día en el asunto del bang, bang. Como la infantería de Marina, por ejemplo, que toca esa tecla desde antes de Lepanto –otra operación contra piratas, por cierto–, y cuyo propio nombre lo indica. Pero oigan. Es lo que hay. Si los seguratas no dan la talla, que los pesqueros se gasten la pasta contratando a mercenarios con experiencia bélica, como Bush en Iraq, y allá se las compongan. Y si no, que abanderen los barcos en Francia. También la ministra tiene derecho a dormir tranquila, conciliando el sueño; y sólo imaginar que un soldado español se cargue a un negro anémico, aunque el tostado lleve un bazooka al hombro, se lo quita. Se le abren sus carnes morenas. A ver qué iban a decir los periódicos y algunas oenegés al día siguiente, al enterarse de que el soldado Atahualpa Fernández, natural de Lima, y la cabo Vanesa Pérez, de San Fernando, infantes de marina de la Armada española destacados en el atunero Josu Ternera, le habían metido un par de cargadores de HK calibre 5,56 entre pecho y espalda a un somalí flaco y desnutrido que, para poder comer caliente y sin otra opción en la vida perra, no tenía más remedio que tirar cebollazos de lanzagranadas contra el puente del pesquero. La criatura.
Cierra España.
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Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932
Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934
Alejandro Lerroux, Mis memorias.
Alejandro Lerroux, Mis memorias.
Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)
Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".
La memoria analfabeta es muy peligrosa
Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.
- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en
Arturo Pérez-Reverte
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