Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

martes, 19 de enero de 2010

Carta de una madre a otra madre, en el País Vasco.

DE MADRE A MADRE:

Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la manifestación de ayer en favor de la reagrupación de presos de ETA y su transferencia a cárceles del País Vasco.

Vi como te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para ti ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.

Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuvisteis de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo y que contáis con el apoyo de comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONGs etc. etc.

Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.

Enorme es la distancia que me separa a mí de mi hijo.

Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia.

Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familia etc.

Si aún no lo sabes yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al instituto y que al pasar cerca de un coche aparcado, este hizo explosión a causa de la bomba lapa que tu hijo puso en los bajos de ese coche.

En la próxima visita cuando tú estés besando y acariciando a tu hijo yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba.

Ah! se me olvidaba:

Ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los días.

Otra cosa querida: ni en el cementerio, ni en mi casa nunca vino ningún representante de esas entidades que tan solidarias son contigo para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento y ni siquiera para decirme cuales son MIS DERECHOS.

La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.

Miguel de Cervantes Saavedra
 
Cierra España.

viernes, 15 de enero de 2010

SUCESOS 1934.5ª parte.

El pleito catalán y sus derivaciones


ABC, 26 de junio de 1934

Este pleito de Cataluña se parece mucho al cuento de aquel jorobado, que en Las mil y una noches se atraganta con una espina y es dejado por muerto en varias casas sucesivas.

Primero, el Parlamento catalán vota la ley de cultivos, especialmente perjudicial y molesta para los elementos que componen la Lliga. La Lliga asustada, carga con el engendro y lo deposita arteramente a la puerta del Gobierno español, después de tirar del cordón de la campanilla.

Aparece el señor Samper y se encuentra con la ley de cultivos colapsada en el umbral. Hay un consejo de familia. El señor Samper se echa sobre los hombros el desmayado cuerpo y lo arroja al patio del Tribunal de Garantías constitucionales.

El Tribunal de Garantías se apresura a trasladar el presunto cadáver a la misma escalera de la casa de la Constitución, para que ella responda de la muerte. Y en esto llegan los guardias de Harun Al Rachid. Pero este cuento es diferencia del otro en que nadie sabe cómo sacar la espina.

La verdad es que en todo este conflicto al resto de España ni le va ni le viene nada y que estamos pagando las consecuencias de una pugna meramente regional, en la que nos han complicado con esa habilidad semítica que los políticos catalanes poseen para defender todo lo que sea en un interés económico. Porque no es a Aragón, ni a Galicia, ni a Extremadura, ni a Castilla a quienes importa la solución que la Esquerra dió el pleito de la rabassa morta, sino a los catalanes mismos. Y si la Lliga busca ahora el amparo del Gobierno central no es porque no sea capaz de arrancar ella, en cualquier otra ocasión, la bandera de España del coche del presidente de la Generalidad, sino porque no tiene ahora otro ambiente donde buscar apoyo para sus pretensiones.

La primera verdad en este asunto es que, otorgada la autonomía a una región, no es posible negarle el derecho a legislar sobre sus problemas peculiares, específicos, que son el acento de su carácter y que tienen una fuerza esencial tan poderosa como la de aquellos que se refieren a la propiedad de la tierra. Yo pertenezco a una región donde también existen en este aspecto peculiaridades muy diferentes a las de otras regiones españolas. Y si Galicia obtuviese su autonomía, no puedo concebir que fuese eficaz y completa si se le hurtase la capacidad de resolver por sí propia un problema que siente y conoce mejor que nadie.

Pero parece que la Constitución ha reservado para las Cortes españolas el derecho a ese tipo de legislación. Al menos, que el Estatuto no autoriza a Cataluña a realizarlo, y que a eso se atuvo el Tribunal de Garantías. En tal caso, lo más lógico sería trabajar por una ampliación de facultades. Pero la lógica no tiene nada que ver con la política.

De la sesión de ayer puede extraerse una consecuencia: la de que nadie -como no sea el Gobierno, en el secreto de intenciones que no se creyó en la obligación de exponer- conoce la manera de salir suavemente del atolladero. Hubo tres peticiones: una, la del señor Goicoechea, que denunció preparativos belicosos de la Generalidad y sus secuaces, que dió cifras y datos concretos a propósitos de actitudes apriorísticamente heroicas de los «cien mil hijos de San Lluhí»; otra, la de los que sostuvieron que aludir a estas insolencias es preparar la guerra civil, como si más importantes que el hecho fuesen los comentarios; otra, la de los que pidieron que todo se arreglase en paz, pero sosteniendo la dignidad del Gobierno de España.

¿Cómo? Eso nadie lo apuntó. Todas las fórmulas fueron deleznables. ¿Conminar a los representantes de la justicia catalana para que no cumplan la ley derogada aquí y vuelta a votar allá? ¡Pero si esos representantes no obedecen más que a la Esquerra! Maura y Azaña lanzaron condenaciones, pero tampoco presentaron el menor síntoma de atisbar la salida. Su idea de que el Gobierno hubiese intervenido cuando la ley era un proyecto o apenas salida del horno del Parlamento catalán, si se hubiese llevado a la práctica, a su tiempo, hubiese sido todavía de peores consecuencias y, sobre ello, completamente anticonstitucional.

Esperemos curiosamente el resultado de este encuentro. Pero con precaución, en silencio, con los ojos bajos, los labios cosidos y las manos caídas. Porque -ya lo advirtió Cambó- es preciso tener mucho cuidado en no herir la sentimentalidad catalana. Ya sabemos cómo se alteraba la de ellos, aun con motivos tan prosaicos como las tarifas del Arancel, «Aunque parezca lo contrario -ha dicho Cambó- ningún pueblo es tan sentimental como el de Cataluña: nunca, nunca ha reaccionado por otros motivos que los sentimentales.»

Así es. Pero ¿qué habrá que decir entonces de nosotros, que llevamos quince días de perturbación política por culpa de la rabassa morta, que nos afecta tanto, personalmente, como la existencia en el trópico de la mosca del sueño, a la que odiamos únicamente por un sentimiento de humana solidaridad?

Cierra España.

jueves, 14 de enero de 2010

Falange Española pide ayuda para sentar a Garzón en el banquillo



Falange Española pide ayuda para sentar a Garzón en el banquillo


Escrito por FE JONS
jueves, 14 de enero de 2010


El Tribunal Supremo exige a Falange Española de las JONS una fianza de 6000 € para continuar el proceso contra el juez Baltasar Garzón por presunta prevaricación.

Dada la escasez de recursos de FE JONS, solicitamos tu colaboración para reunir el dinero y poner a Garzón ante la Justicia.

Ingresa tu donativo en la cuenta 0182 5458 56 0208505729 del BBVA.

Muchas gracias.

SUCESOS 1934.4ª parte.continuacion


Seguramente recuerdan algunos Sres. Diputados que, en torno a este problema, el Diputado que habla tuvo en las Constituyentes una actitud equidistante de todos los partidos, y, como he de ser ortodoxo conmigo mismo, las razones que he de dar serán mías: la conclusión será de toda la minoría; pero permitidme que al levantarme en su nombre recuerde que fué ella misma la que me autorizó a expresar mi pensamiento personal aquella tarde en que aún no se había entrado en la formulación concreta del art. 26 de la Constitución. En aquella tarde, señores de la minoría radical, ocurrió algo triste, y fué que el partido radical entró en el juego y quería ganar la copa del laicismo; y como quería ganar la copa, no formuló una sola enmienda que pudiera atenuar la expresión tajante del art. 26; fué el Ministro de Justicia quien quedó solo abriendo caminos, indicando rutas, sugestiones que, por razones de equidad, me parecía que debieron haber sido atendidas. Pero con posterioridad se formuló el art. 26 y fueron el Sr. Guerra del Río y algún otro Sr. Diputado de la minoría radical quienes lanzaron al hemiciclo, para adelantarse a cualquiera otra iniciativa, la fórmula más expresiva en virtud de la cual el art. 26 quedaba redactado en los términos más graves.

Después, claro, el partido radical, lo mismo que los sujetos individuales, puede haber hallado el momento de la contricción. ¿Es que, realmente, el partido radical encontró, en una contricción colectiva, el estímulo para ir hacia el camino de Damasco, o es que el partido radical, inmediatamente que se separa del Gobierno, principia a buscarse a sí mismo, a buscar una posición sustantiva y unas masas suyas que le sirvan de sustentación dentro del orden republicano? (El Sr. Ministro de Obras Públicas: ¿Me permite el Sr. De los Ríos?) Con el mayor gusto. (El Sr. Ministro de Obras Públicas: El recuerdo debería ser completo. Entonces, en nombre de la minoría radical, dije que defendía el criterio sustentado en el art. 26 de la Constitución, y al mismo tiempo pedí, en nombre de la minería radical, que se reconociesen los derechos pasivos de los que pertenecían al Clero, que dejaban desde aquel momento de ser funcionarios del Estado.- Muy bien.- Rumores.- Ese fué el criterio del partido radical en las Constituyentes y lo es ahora.- Muy bien.) El partido radical, desde entonces, principia una labor consistente en definirse a sí mismo en torno a los grandes problemas. Antes, al disentirse el art. 26... (El Sr. Ministro de Obras Públicas: Al disentirse el art. 26, sentado yo, con la minoría radical, detrás del banco azul, y ahí está el Diario de Sesiones.) Si es así, Sr. Guerra del Río, queda omitida la parte que se refiere a los haberes. (Fuertes rumores.) El partido radical fué el que lanzó al hemiciclo (él el primero) lo relativo a la disolución de una Orden religiosa y a la incapacidad de todas las demás para la cuestión de la enseñanza; después ha querido rectificar la posición que esto entrañaba, y en ese proceso de rectificaciones hemos llegado a una situación en que, para tener posición de Gobierno, el partido radical necesita estar recogiendo problemas, modalidades para tratar esos problemas y ritmo parlamentario que darles, al discutirse, de esos sectores de la Cámara. (Señalando a los de derecha.) Y esta es la razón por la cual ahora nos encontramos ante una proposición de esta naturaleza, proposición de una gravedad excepcional, tan excepcional, señores Diputados, que, establecido el procedimiento de la «guillotina» el año 1918, desde dicho año al 23 se aplica tres veces (Un Sr. Diputado: Y en el mes de mayo pasado, dos.- Rumores.), y en los dos años y medio de funcionamiento del Parlamento constituyente, dos veces. (El Sr. Gil Robles: Cuatro veces.) Preguntado aquí, oficialmente, por mí, el señor oficial mayor del Congreso declaró que sólo dos veces. (El Sr. Gil Robles: Cuatro veces se ha aplicado a propuesta de la mayoría del Gobierno de que S.S. formaba parte.- Fuertes rumores y protestas.) Y nos encontramos, Sres. Diputados, con que se trata de aplicar la «guillotina», que es la forma de máxima violencia en régimen parlamentario, a un proyecto de esta naturaleza. Me van a permitir SS.SS. que afirme con cierta autoridad moral en este instante (Rumores.) que se va a aplicar la «guillotina»... (El Sr. Comín pronuncia palabras que no se entienden.) Aquí la piedad no tiene que hacer absolutamente nada. (El señor Comín: La piedad sí tiene que hacer.) De lo que se trata, Sres. Diputados, es de aplicar la «guillotina» a un proyecto de ley en que, a mi juicio, y por la actitud notoria de las Constituyentes, rechazando todas las sugestiones que hube de hacer en el banco azul, al rechazarlas, manifiestamente se denotaba que una solución como la que se propugna en este instante está en desacuerdo implícito con el espíritu del art. 26.

Después, para mantener jurídicamente la legitimidad de este proyecto, habéis acudido a conceptos inadecuados. ¡Funcionario público! Pero ¿acaso es posible a un católico, en términos de Derecho canónico, admitir, dentro de la estructura de la Iglesia católica, la posibilidad de que el sacerdote sea funcionario público, siendo así que eso es netamente protestante, netamente constantiniano, y que repugna a la esencia del catolicismo? Y habéis acudido a algo que evidentemente tiene más importancia, que es a un sentido de equidad: en esa forma era como yo lo defendía antes de estar redactado el art. 26. Sin embargo, si por razones de equidad se defiende, ¿qué orden de prelación es el que habría de dársele a un régimen de socorro y ayuda? ¿Una prelación que correspondiese a quienes, sin tener familia, tienen una masa de fieles adeptos, dentro de los cuales fieles figuran los elementos más poderosos, económicamente, de la sociedad española, con la obligación moral de remunerar un servicio que ellos solamente van a disfrutar? ¿A ésos habría de corresponder la prelación, o a aquellos otros que tienen familia y un jornal aleatorio, sin que haya nadie que tenga el deber legal de subvenir a sus necesidades? Me parece profundamente impolítico lo que hacéis; profundamente impolítico, incluso para las derechas. ¡Cuán otra situación de ánimo podría haber sido la de todos y cuán otra la fuerza moral de la argumentación que hicierais, si hubiera precedido a una petición de esta naturaleza la articulación de un Estatuto de seguros sociales, con seguro de paro! Pero ahora es esto lo que se antepone: y es que prevalecen problemas políticos, de índole estrictamente política, sobre los demás de cualquier otra naturaleza. (Rumores.) Este proyecto requería haber dejado a la Cámara una posibilidad de discusión que se le niega, y a la minoría socialista, una posibilidad de defender enmiendas que totalmente queda cercenada no hay posibilidad de defender ni una.

Pues bien, en estas condiciones, yo, en nombre de la minoría socialista, formulo una protesta enérgica ante España contra el atropello que con nosotros se comete; pero, además, quiero terminar haciendo una pregunta que, desgraciadamente, veo que no va a poder ser contestada; una pregunta al Sr. Presidente del Consejo, que una vez más insiste en su ausencia. (Rumores.) Yo no podía creer que la «guillotina», aplicada a este proyecto de ley, fuera a ser la instauración de la «guillotina» como forma ordinaria de procedimiento reglamentario; no la ha sido jamás; tan no lo ha sido, que cuando surge la «guillotina» por primera vez, el año 81, en Inglaterra, se la da el nombre de «golpe de Estado»; tal gravedad se considera que corresponde a la aplicación de una medida de esta naturaleza. Pero es que esta mañana todos hemos podido leer que el Sr. Presidente del Consejo ha dicho, después del Consejo de Ministros, que se ha acordado que en esta semana salgan tres proyectos de ley, sobre dos de los cuales ni siquiera se ha iniciado la discusión. ¿Es esto así? (El Sr. Ministro de Obras públicas: No.)

El Sr. Presidente: No es así, con todo respeto, porque el Presidente de la Cámara ha hablado con el Sr. Presidente del Consejo de Ministros y se cree, delante de un espíritu tan recto como el de D. Fernando de los Ríos, obligado a decir la verdad. El Sr. Presidente del Consejo de Ministros no me ha dicho, como Presidente de la Cámara, nada que se parezca a eso, y yo tendría que cooperar a ello como un factor parlamentariamente indispensable. En tal sentido, creo obligada esta aclaración.

El Sr. De los Ríos: Bien, Sr. Presidente; pero una cosa es que no se lo haya dicho y otra cosa es que pueda existir esa resolución. (El señor Ministro de Obras Públicas: No existe.) Comprenderá el Sr. Ministro de Obras Públicas que es desde la cabecera del banco azul desde donde procede formular de una manera clara y terminante eso, porque si se estableciera la «guillotina» aquí, como se quiere establecer fuera, ello cambiaría sustancialmente todo lo que significa el régimen tradicional parlamentario.

Es posible que haya el designio -no sé de quien- y vaya a ser servido ese designio -por un momento de alucinación o de inconsciencia- para destrozar lo que puede tener de eficiente el régimen parlamentario, respecto del cual no es el momento de pronunciarse, y tal vez por ese camino indirecto se quiera hacer imposible la estancia en esta Cámara de minorías que se vean sistemáticamente atropelladas. Esto, dada la terminante declaración de la Prensa, y la atribución de tal propósito al Sr. Presidente del Consejo, cree la minoría socialista que exige una declaración de quien puede hacerla, y, por lo pronto, nosotros formulamos nuestra protesta más vigorosa. (Aplausos.)

El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Sr. Santaló.

El Sr. Santaló: Señores Diputados, jamás pude sospechar que la iniciativa para atropellar el derecho de las minorías ante un proyecto de tal importancia como el que se debate, surgiera y fuese defendida por un grupo republicano de la Cámara; no podía sorprenderme un intento de esta naturaleza surgido de otro sector; pero que esa iniciativa, esa proposición incidental la suscriban republicanos radicales y la defiendan republicanos radicales, que se han llamado sistemáticamente laicos, que han querido defender la soberanía del Poder civil, esto es algo tan incomprensible y tan lamentable, que nosotros, a la protesta que formulamos con toda energía por el atropello que se comete, unimos también nuestra protesta por la deslealtad que con la opinión pública ha tenido el partido radical. (Rumores y protestas.)

Esta minoría fijó ya su criterio en relación con el proyecto que se debate, en términos que no dejaban lugar a ninguna duda; llevó la voz de esta minoría el ferviente republicano compañero nuestro Sr. Tomás y Piera; antes había hecho oír su voz, con todas las consideraciones de justicia, de humanidad y de piedad en relación con los funcionarios de la Iglesia, no del Estado, que, como se acaba de repetir, no lo han podido ser nunca, un hombre tan ponderado, tan ecuánime como el doctor Humberto Torres. Y ahora nos encontramos aquí con que, después de reconocer la anticonstitucionalidad de lo que se intenta, sin dejar oír la voz y los razonamientos de una minoría como la socialista. De una minoría como Izquierda Republicana, de una minoría como Esquerra Republicana, va a aplicarse, por lo menos prematuramente, que yo diría temerariamente, ese fatídico -como le ha llamado algún Diputado radical- instrumento de la “guillotina”.

Pues bien, a todos los argumentos que se han hecho aquí de anticonstitucionalidad, rebatiendo los del Sr. Ministro de Justicia, que apoya su proyecto de una manera incomprensible, afirmando el carácter de funcionarios públicos de los clérigos, cosa que representa una verdadera herejía, como reconoció un vocal monárquico en la Comisión de presupuestos, yo he de añadir que, por lo menos, hay que sumar a estos argumentos el de que lo que ahora se va a aprobar, lo que ahora se va a conceder a la Iglesia católica es un verdadero atentado a la soberanía del Poder civil. (Rumores y protestas.) Y lo es por lo siguiente: todos sabéis cómo la Iglesia católica ha abandonado, desde hace años, el sueño de constituir una monarquía universal controlada desde Roma (Rumores.); pero no olvide nadie que esta misma Iglesia no renuncia a tener un arbitraje dentro de cada nación, y advierto, señores protestantes (Risas y denegaciones.), que abundáis en la tesis del Sr. Ministro de justicia... (El Sr. Menéndez Fernández: Sois herejes; queréis hacer a toda España pagana. Entre varios Sres. Diputados se cruzan palabras que no se perciben.- El Sr. Presidente reclama orden.) Y advierto, repito, Sres. Diputados, que considero perfectamente lícita esa aspiración de la Iglesia; pero también me parece lícito que, frente a esa aspiración de la Iglesia en intervenir las cosas del Estado, se levante la opinión republicana abogando por su absoluta independencia. Frente a la aspiración de la Iglesia, esa otra aspiración de los grupos civiles republicanos de España de oponerse a toda ingerencia confesional para asegurar la plena autoridad y dignidad de la soberanía nacional. (El Sr. Varela: Que nadie combate.) Tal es la doctrina nuestra, y por eso voy a terminar, como resumen de estas palabras, contra el atropello que se comete por iniciativa de un grupo republicano, protestando, en nombre de esta minoría, de que se atente contra la Constitución, falseando la verdad, con la tesis defendida por el Sr. Ministro de Justicia al considerar a los clérigos funcionarios públicos. (Aplausos.)

El Sr, Presidente: El Sr. Bolívar tiene la palabra.

El Sr. Bolívar: No voy a salir en defensa de este régimen parlamentario; soy enemigo de él, porque esto es una charca indecente. (Risas y protestas.) Vengo, desde luego, a hacer una protesta enérgica porque, valiéndoos de vuestra seudodemocracia, queráis evitar que en estos momentos exprese el partido comunista su opinión respecto al problema que se debate, para que los obreros y campesinos de España se convenzan una vez más cuál es el camino que tienen que seguir para conseguir la completa emancipación. El Parlamento no es más que un procedimiento para crear ilusiones, para tratar, inútilmente, de convencer de que por esta vía de la democracia burguesa el proletariado va a conseguir su emancipación; pero cuando no os conviene prolongar mucho la discusión de un asunto porque el pueblo puede tomar parte en él, aplicáis estos artículos del Reglamento votando en contra del pueblo y con el estado de alarma. Levantad el estado de alarma para que se manifieste el pueblo, y seamos si es partidario o no de que se concedan al Clero esas pensiones... De ahí vuestra prisa en aprobar este asunto antes de que se levante el estado de alarma y a espaldas del pueblo, a espaldas del pueblo trabajador, no del pueblo vuestro, que es el pueblo explotador de los trabajadores. (EL Sr. Comín: ¿Y el 19 de noviembre?) El 19 de noviembre fué la protesta contra los crímenes que diariamente estáis vosotros cometiendo. Rumores.); el 19 de noviembre es una página gloriosa del pueblo trabajador, que ha indicado el camino que tiene que seguir para emanciparse. ¿Quién ha organizado el atentado de Zaragoza? Habéis sido vosotros mismos. (Protestas.) ¿Quién organiza los atentados que se cometen a diario en Málaga, sino vosotros mismos? (Nuevas protestas.- Varios Sres. Diputados: Su señoría.- El Sr. Presidente reclama orden.)

Yo no soy partidario, como he dicho, de este régimen parlamentario podrido. Sin embargo, voy a señalar una inexactitud dicha por el Ministro de Obras públicas en una interrupción a D. Fernando de los Ríos. Voy a leerla, aun cuando yo no tenía necesidad de hacer esa rectificación. Aparece en el Diario de Sesiones del 10 de octubre de 1931 que el Sr. Guerra del Río, a propósito del art. 26 de la Constitución, dijo lo siguiente: «Podemos decir desde ahora que el Estado respeta, que el Estado garantiza el sueldo de los que hasta este momento lo vienen cobrando, pero que no pagará ninguno más.» (Rumores.) No he terminado todavía. (Risas.) «Esta es la solución por que nosotros nos inclinamos: señalar un plazo para que dentro de él los católicos organicen el pago de sus servidores y, al finalizar ese plazo, deje el Estado de pagar.» (Rumores.- El señor Alvarez Angulo: ¿Qué tal, Sr. Guerra del Río?.- Varios Sres. Diputados: Eso era para los sueldos enteros.)

Voy a concluir. Después de haber formulado mi más enérgica protesta, he de hacer el llamamiento acostumbrado a los obreros y campesinos de toda España para que, deponiendo sus distintas ideologías, se unan en un apretado frente único y barran esta charca podrida, que no sirve más que para sostener al Clero, a la plutocracia y a los grandes terratenientes. Creo que ha llegado la hora de que todos los obreros y campesinos españoles se lancen a la calle a exteriorizar su protesta y prescindan del Parlamento, porque aquí es imposible luchar con vosotros. Donde únicamente se puede luchar es en la calle. En ella solamente el pueblo trabajador puede imponerse y conseguir su total emancipación. (Fuertes rumores

Cierra España.

sábado, 9 de enero de 2010

SUCESOS 1934.4ª parte

El Congreso de los Diputados discute -intensa y violentamente- los haberes pasivos del Clero, a los que se oponen las izquierdas


Diario de Sesiones, de 4 de abril de 1934

Continuando la discusión del dictamen de la Comisión de Justicia sobre el proyecto de ley regulando los haberes del Clero parroquial, dijo

El Sr. Presidente: Se va a dar lectura de nuevo a una proposición que se leyó ayer.

Leída la proposición pidiendo que se diese por suficientemente discutido el dictamen, dijo

El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Sr. Pérez de Rozas para defender la proposición.

El Sr. Pérez de Rozas: Muy pocas palabras para defender la proposición de que se acaba de dar lectura, en la cual he tenido el honor de poner mi firma en unión de otros Sres. Diputados.

Un deber de disciplina y un convencimiento de la necesidad de la presentación de esta proposición me obligan a hacer uso de la palabra, como he dicho, brevísimamente, para apoyarla, haciendo uso también del resorte reglamentario que pone en nuestras manos, en las manos de la Cámara, la necesidad de acabar con una discusión que está perfectamente esclarecida. No es necesario gastar aquí muchos argumentos en apoyo de esta proposición; es necesario ir a su aprobación rápidamente, porque nosotros creemos que ha llegado el momento de dar a España la sensación de que el Parlamento tiene cosas que discutir y tiene una labor seria que realizar (El Sr. Alvarez Angulo: En favor de los curas. Protestas.), y no debemos perder el tiempo en discusiones bizantinas. (Rumores.- El Sr. Alvarez Angulo: Vais contra los obreros y contra los intereses del país.- Nuevos rumores y protestas.) Teníamos descontadas esas interrupciones a plazo fijo y, por tanto, no han de hacer mella ninguna en el modesto Diputado que está en el uso de la palabra. (Continúan los rumores y protestas.- El Sr. Presidente reclama orden reiteradamente.- El Sr. Alvarez Angulo: Su señoría no tiene ningún título sino el de ser amigo de Foronda.)

El Sr. Alvarez Angulo está sentado en ese sitio por la generosidad de los votos de las derechas y nuestros. Fué S. S. a pedírnoslos. (El Sr. Alvarez &Angulo: Eso no es cierto.- Signen las protestas y contraprotestas.) Me tiene sin cuidado que S.S. se indigne, porque yo no me pienso indignar. (El Sr. Alvarez Angulo: Su señoría no se merece que yo me indigne.- El Sr. Rey Mora: A ver si contamos las conferencias que el señor Alvarez Angulo dió en América en honor de Primo de Rivera.- El señor Alvarez Angulo: Precisamente hoy he hablado de eso con un periodista.- Rumores.- El Sr. Presidente reclama orden.- El Sr. Alvarez Angulo: A vosotros se os dejó que presentarais todas las enmiendas que quisisteis; a nosotros, no.- Continúan las protestas y contraprotestas.- El Sr. Alvarez Angulo: Esto es un atropello.- El Sr. Martínez Moya: ¡Vosotros atropellasteis a España!.- El Sr. Alvarez Angulo: Vosotros discutisteis lo que quisisteis.- Nuevas protestas.)

El Sr. Presidente: Señores Diputados, yo invito a todos a que se guarden los unos a los otros el respeto que es indispensable en una Cámara deliberante. No creo que nadie estime que responderá a su deber... (Muchos Sres. Diputados pronuncian palabras que no se entienden y que impiden oír a la Presidencia.)

El Sr. Menéndez: ¡Guillotina, pena de muerte, tarifas ferroviarias. cerillas! Eso es lo que hacéis vosotros.

El Sr. Rey Mora: ¡Casas Viejas!

El Sr. Presidente: ¡Orden! ¡Orden! La Presidencia no puede competir en pulmones con los 40 Diputados que hablan a un tiempo. O Sus señorías guardan el respeto que es debido a la Presidencia y la prestan su cooperación, o ésta abandonará su sitio, en el que, sin la debida autoridad, no tiene empeño en mantenerse. (Aplausos.)

El Sr. Pérez de Rozas: Lamento mucho que la minoría socialista, para la que tengo todos mis respetos... (Varios Sres. Diputados: ¡Muchas gracias! No nos importa el respeto de S.S.) No por lo que vosotros sois; sino por las fuerzas que representáis. (Nuevas protestas y contraprotestas.) Vuelvo a decir que lamento mucho que la minoría socialista se haya prestado y se esté prestando al juego de dos personalidades que obran tras la cortina y que la manejan hábilmente; la una por no haber podido lograr sentarse entre nosotros; la otra, por sentarse aquí, a veces, gracias a la generosidad del Sr. Prieto. Estos dos señores son los que manejan hábilmente el tinglado, para que vosotros vengáis aquí a hacer una obstrucción como ésta, a pesar de que estáis convencidos de que no podéis ni debáis hacerla. (El Sr. Menéndez: Estamos en el secreto.) Yo agradecería mucho al Sr. Menéndez que no me llevase a un terreno al que no quiero ir, porque yo he sido Gobernador de Asturias... (El Sr. Alvarez Angulo: ¡Qué miedo! ¡Hay que descubrirse ante el señor gobernador! ¡Pobre Asturias!.- El Sr. Menéndez: ¿Y qué va a decir S.S.? ¿Que evitó el atropello?.- Un Sr. Diputado: Os ha llamado borregos.- Grandes protestas y contraprotestas.- El Sr. Menéndez Fernández: El Sr. Pérez de Rozas, que anda con insidias, debe aclararlas, porque yo voy a aclarar lo que hace S.S. en contra del Sr. Martínez Barrio y de sus compañeros.- Protestas en los radicales.- Su señoría es el jefe de la intriga y de la traición.- Nuevas protestas.) Y termino diciendo que con la misma razón que en las Cortes Constituyentes se aplicó el art. 23 para aprobar los artículos 31 y 32 del proyecto de ley de Congregaciones religiosas, con la misma razón nosotros proponemos que se aplique en esta discusión. (Fuertes rumores.- El Sr. Alvarez Angulo: ¡Viva el socialismo!.- El Sr. Rey Mora: El socialismo de S.S. es como para estar riéndose durante tres siglos, Sr. Alvarez Angulo.- Grandes protestas.)

El Sr. Presidente: El Sr. Cordón Ordás. tiene la palabra.

El Sr. Cordón Ordás: Con la defensa que ha hecho el digno Diputado radical de la presentación del voto que se discute, no sé qué contestarle (Rumores.), porque no hay razón que justifique el atropello que se intenta cometer contra las minorías ante un proyecto de ley claramente anticonstitucional. (Grandes protestas.)

Las dos minorías de oposición más importantes de la Cámara, la minoría socialista y la minoría de esquerra catalana, ni siquiera han podido defender una sola de sus enmiendas. Yo tengo presentadas 18 enmiendas, y no habrá ni uno solo de los Diputados que se sientan en esta Cámara que pueda decir que mis enmiendas son de tipo obstructivo. Todas ellas tienen un clarísimo fundamento y tienden a investigar si, en efecto, es necesario que se le exija al contribuyente español ese sacrificio, que en nada, absolutamente en nada, como con justicia decía ayer el Sr. Calderón, beneficia al Clero rural y que, en cambio, ocasiona un gran perjuicio al crédito de las instituciones republicanas. ¿Qué pretende el partido radical, patrocinador de este atropello? Yo no me lo explico. Cinco veces consecutivas se trató en la Cámara Constituyente, por los señores representantes entonces de una exigua minoría de derechas, el problema que ahora se trata en este proyecto de ley, desde que comenzó la discusión del art. 26 de la Constitución vigente hasta el artículo 44 de la última ley de Presupuestos aprobada por aquella Cámara. Expusieron cuantas razones tuvieron por conveniente; problema hubo que se debatió durante varias sesiones consecutivas, en forma de votos particulares, en forma de enmiendas, y nadie impidió que todos los argumentos que tuvieran que exponer los expusieran, y a mí se me impide demostrar, como pretendía: primero, que la Iglesia católica no necesita para nada de ese auxilio del Estado laico; segundo, que por incumplimiento del art. 38 del Concordato (Fuertes rumores.) de 16 de marzo de 1851 le debe la Iglesia al Estado de 2.000 a 3.300 millones de pesetas (Más rumores.); tercero, que es perfectamente aplicable el precepto por virtud del cual la Iglesia tiene que dar al Estado español el 20 por 100 de todos sus bienes, más los intereses de demora. (Continúan los rumores y las protestas.- Un Sr. Diputado: ¿Y la prescripción?) No hay prescripción en este caso, porque, según acuerdo de un Concilio de León, la prescripción no existe para la Iglesia católica. (Rumores.- Un Sr. Diputado: Pero era para ella.) Sí, es la ley del embudo, que practicó siempre la Iglesia en todas sus relaciones con el Estado.

Se me ha impedirlo demostrar ante esta Cámara que la Iglesia tiene múltiples, extraordinarios medios de recolección de dinero para atender sobradamente a sus ministros. Los tiene en esos acervos píos, cuyo interés debió entregarse al Estado para atender a las necesidades del presupuesto de Culto y Clero y que no se ha entregado. Nueve millones tiene la diócesis de Madrid; 33 millones tiene la diócesis de Avila; 12 millones tiene la diócesis de Astorga, y así sucesivamente. (Rumores y protestas.) Las cofradías sobre las cuales canónicamente se pueden imponer tributos por la Iglesia son en España riquísimas. Basta un solo ejemplo, el de la venerable Orden Tercera de Penitencia de San Francisco, en Madrid, que tiene ella sola más casas que entre Romanones y Allende juntos, que son los más ricos propietarios; igualmente las Fundaciones, las Capellanías y la Obra Pía, en la cual, por cierto, existen más de 200.000 documentos que contienen páginas extraordinarias de la Historia de España y que el Estado no tiene en su poder.

Con todos estos y otros muchos medios la Iglesia puede llenar cumplidamente las necesidades de sus eclesiásticos. Lo demuestra, Sres. Diputados, el hecho de que exista próximamente una doble población de religiosos de las Ordenes monásticas, de hombres y mujeres, que de Clero secular; y esos religiosos, que no reciben ningún auxilio del Estado, viven perfectamente; lo demuestra el hecho de que en Madrid, donde hay treinta parroquias, haya exactamente cinco veces más de iglesias particulares, sin contar las iglesias y los oratorios familiares, que se sostienen muy bien, sin necesidad de auxilio alguno del Estado.

El Sr. Presidente: Señor Gordón Ordás, según el Reglamento, su intervención sólo puede durar cinco minutos... (Fuertes rumores y protestas en la minorías de izquierda impiden oír a la Presidencia y al señor Gorrión Ordás.- Entre Diputados de la minoría Socialista y de Esquerra y la Radical y de Derecha se cruzan frases que es imposible percibir.)

El Sr. Gorrón Ordás: Protesto contra ese atropello, por virtud del cual se coarta mi libertad.

El Sr. Presidente: El Reglamento dice textualmente, en su página 14, que la explicación del voto durará cinco minutos.

El Sr. Gorrón Ordás: Es cierto que lo dice el Reglamento, pero con las manos sobre la conciencia (Rumores.) puedo decir que es un atropello que se limite el tiempo a quien está defendiendo un principio esencialmente republicano y no se ponga dificultad alguna a quienes desde otros sectores hablan cuanto quieren, como quieren y cuando quieren. (Continúan los rumores y las protestas.)

El Sr. Presidente: El Reglamento lo habéis hecho vosotros. Yo lo cumplo y lo haré cumplir.

El Sr. Gordón Ordás: Yo no discuto si el Reglamento lo hemos hecho nosotros o S.S., que también era Diputado. (Un Sr. Diputado: Pero no lo votó.) Lo que digo es que aquí; ha habido quien ha invertido cerca de una hora en la explicación de un voto y no veo la razón por la cual se me impidió ayer terminar la defensa de una enmienda y hoy se me impide defender el voto de esta minoría, cuyos miembros sienten en el fondo de su alma el atropello insólito que se comete contra un Diputado... (Grandes rumores.- EL Sr. 0'Shea: Consta en el Diario de Sesiones que ibais a hacer la obstrucción.- Protestas en los socialistas.)

El Sr. Presidente: Señor Gordón Ordás, yo tengo a S. S. por un hombre digno y no creo que, aprovechándose de las circunstancias, pueda someter a la Presidencia de la Cámara a una coacción del género que podría desprenderse de sus palabras. Invito a S.S, a que cumpla el Reglamento; y a que termine dentro de un plazo prudencial que le puedo conceder brevísimamente.

El Sr. Gordón Ordás: Yo agradezco mucho esa concesión al Sr. Presidente y continúo. Decía el Sr. Maura dirigiéndose al Sr. Gil Robles, en una reciente intervención, algo relativo a los periódicos del Sr. Gil Robles.

El Sr. Presidente: Va a continuar brevísimamente S.S., porque si no me pondrá en el caso de llamarle al orden. Estoy dispuesto esta tarde, más que nunca, a cumplir inflexiblemente el Reglamento. (Protestas en las minorías de izquierda.)

El Sr. Prieto: ¿Esta tarde? (Rumores.)

El Sr. Gordón Ordás: El Sr. Gil Robles, con justísima razón, contestaba al Sr. Maura que él no tiene periódicos. Es verdad, son los periódicos los que le tienen al Sr. Gil Robles. El Debate, que es la edición española del Observatore Romano (Rumores.- Un Sr. Diputado: Mucho sabe S.S.) Sé más de lo que S.S. se figura. El Debate, y quiero llamar sobre ello la atención del partido radical, porque la opinión de estos señores de la minoría popular agraria en este proyecto de ley no me interesa (Siguen los rumores.), publicó el año pasado un artículo al que pertenece este párrafo:

«Por eso desearíamos que mientras la derecha ayuda al Gobierno a descombrar el camino que dejó intransitable la política anterior, se preocupe de la obra constructiva futura, en la que tendrá que hacerlo casi todo, empezando por la reforma de la misma Constitución del Estado.» (Aprobación en las derechas.)

Esta posición indica claramente el papel que el Vaticano os reserva a vosotros (Rumores.), que es el de acabar con toda la obra laica de la República para descombrar el camino en beneficio de estos señores. Porque, en efecto, en la sustitución de la enseñanza no habéis traído una disposición que la impida; pero la realidad es que no se hace absolutamente nada en este problema fundamental...

El Sr. Presidente: Señor Gordón Ordás, S.S. no puede continuar: le llamo al orden por primera vez.

El Sr. Gordón Ordás: Su señoría puede retirarme la palabra cuando lo estime por conveniente, no sin que conste mi protesta más enérgica...

El Sr. Presidente: Constará.

El Sr. Gordón Ordás: Y mi decidida fiscalización para que jamás por nadie, ni por ningún motivo, se quebrante en esta Cámara el Reglamento. (Rumores.)

El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Sr. De los Ríos.

El Sr. De los Ríos: La minoría socialista me ha encomendado la misión de formular esta tarde, en su nombre, la más enérgica protesta por la aplicación del art. 23 al proyecto de ley de Haberes del Clero. Yo desearía del Sr. Presidente que explicara el alcance que él da al art. 23, porque hasta ahora el art. 23 ha sido interpretado como una clausura de debate a la que se le fija un plazo: yo quiero saber si es esta misma la interpretación que da el Sr. Presidente.

El Sr. Presidente: La interpretación de la Presidencia es muy fácil en este caso, porque no tiene otra cosa que hacer que acomodarse al texto mismo del artículo que dice: «Cuando la mayoría absoluta de la Cámara, a propuesta de 15 Diputados, del Presidente o del Gobierno, estimen suficientemente discutido un artículo, se suspenderá la disensión de enmiendas, procediéndose, desde luego, a la votación de aquél (es decir, del artículo), una vez consumidos los turnos reglamentarios en el debate del dictamen de la Comisión.», Los turnos reglamentarios de totalidad están consumidos: de modo que una vez que se vote esa proposición, la Cámara, tramitado un solo turno, votará el artículo único que compone el dictamen. (Rumores y protestas.- Entre los Diputados de distintas minorías se cruzan palabras que no se perciben y que originan varios incidentes en el hemiciclo.) Ruego a los Sres. Diputados que ocupen sus escaños. Puede continuar el Sr. De los Ríos.

El Sr. De los Ríos: Siento muy vivamente, Sres. Diputados, haber sido designado por mi minoría para llevar esta tarde su voz; y lo siento por razones que no escapan ciertamente a la consideración de la Cámara. (Rumores.)

Cierra España.

“..DELESUR, …IN MEMORIAM…


Camaradas, patriotas, hace aproximadamente un año, en estas fechas, creo recordar sobre el 11 de Enero de 2.009, nos dejaba un gran camarada y patriota, por lo menos para mí, no tuve el honor de conocerlo personalmente, cosa que me hubiera gustado, pero de lo poco o mucho, según se vea que pude conocerle, me dejo una gran huella, a pesar de nuestras diferencias ideológicas, fue y siempre le considerare un gran camarada.

Algunos le conoceréis, o por lo menos habréis oído hablar de él, no puedo explicaros mucho de su vida, solo lo que he leído y sé. Milito en AJE, en la sección o delegación sur de Algeciras, de ahí su Nick en el ciberpatriotismo..DELESUR.., posteriormente se traslado a Madrid, donde poco a poco se fue desvinculando de AJE, y acercándose más al movimiento Nacional Socialista, y Nacional Revolucionario NS-NR, vinculado a movimientos y partidos como el MPS, a parte de su labor como militante y activista, estuvo muy unido al ciber-patriotismo, ya en su tiempo de militancia en AJE, diseño el primer foro on-line a nivel nacional, posteriormente ,en “infonacional”, tuvo un lugar destacado, como Administrador de la misma, tanto en foros, como en el Chat, época en la que tuve el gran honor de conocerle.

Durante ese tiempo, corto por desgracia, apenas tres meses, aprendí mucho de él, como ya he dicho a pesar de nuestras diferencias ideológicas, hechos que jamás olvidare.

Así mismo creó la pagina www.garrasblancas.es, la cual está cerrada actualmente, durante este tiempo, vinculado al MPS, se traslado a Barcelona, donde en esa época, abandonaría la pagina citada anteriormente, por diversos motivos, los cuales no voy a entrar en ellos, y se dedico a su nueva página, donde con el trabajo de ella, y de su vinculación al MPS, dedico la mayor parte de su tiempo, si algo no se le puede discutir, fue su lucha, su dedicación por completo tanto en el activismo y militancia, como en el ciberpatriotismo, fue merecedor de su nombramiento como Delegado del MPS, en Cataluña, aunque , creo que jamás llego a ocuparlo puesto que en esas fechas, enfermo, y una “virulenta varicela” acabo con su joven vida, a la edad de 33-34 años.

Camarada, hermano, y amigo Rafael, (Delesur, Bicedele, Tomas), allá donde te encuentres , quiero que sepas, que este LOBO_IBERO, jamás se olvidara de ti, y al igual que tu, tomara ese ejemplo de militancia, activismo y ciberpatriotismo, mientras que le queden fuerzas, para seguir luchando, por una España más Unida, Grande y Libre en lo Universal, y por esa Patria, Pan y Justicia, que tanto anhelamos, todos los camaradas y patriotas, para nuestra Nación y Patria,..ESPAÑA.

¡¡¡ RAFAEL GOMEZ SANCHEZ…..SIEMPRE PRESENTE!!!

¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

José Manuel (LOBO_IBERO)


Cortesia de CRUZADA HISPANICA

viernes, 8 de enero de 2010

Diego Martínez Barrio


«Un partido republicano, en cuanto instrumento de la democracia libre tiene por misión ser freno para las impaciencias de la izquierda y acicate para el inmovilismo de la derecha». (Palabras de Diego Martínez Barrio en su última intervención pública, poco antes de morir.)


«Para la mayoría del país Don Diego es una figura un tanto desvaída que no suscita animadversiones entre los socialistas ni en ninguno de los diversos sectores republicanos. Tan sólo la extrema derecha monárquica y católica ve con recelo y desconfianza su ascensión por el simple hecho de ocupar —según rumor persistente— un elevado puesto en la masonería. Pero aún siendo masón, la oligarquía española lo considera cien veces menos peligroso para sus intereses que puedan serlo sindicalistas, comunistas y socialistas e incluso que los demagogos del radicalismo, de la Esquerra catalana o del federalismo histórico»>.

«que el 14 de abril la mayoría de los españoles quisiera el cambio a la izquierda y en 1933 casi toda España votase el cambio a la derecha... y que en febrero de 1936 otra vez se girase a la izquierda, sólo puede entenderse desde la falta de una concienciación política, económica y cultural».

(Sevilla, 1883 - París, 1962) Político español. De origen humilde, trabajó como panadero, como tipógrafo y en el bufete de un procurador. Propietario de una imprenta, imprimió el semanario republicano El Pueblo. Inició su carrera política en 1903, año en que se afilió a la Unión Republicana, cuyo dirigente era el cordobés Alejandro Lerroux. Cuando esta formación política se rompió en 1907, la amistad que tenía con Lerroux y la innegable fascinación que sobre él ejercía le llevaron a colaborar en la formación del Partido Radical. Durante la Dictadura del general Primo de Rivera colaboró con todas las intentonas de la oposición.

Firmó el manifiesto del comité republicano de 1930 y se vio implicado en los sucesos que llevaron a la Sublevación de Jaca por parte de los capitanes Galán y García Hernández, lo que lo llevó a huir por un tiempo al extranjero. Trabajó por el advenimiento de la República, para lo que representó a los republicanos de Andalucía en el Comité Revolucionario que se reunió en San Sebastián bajo la presidencia de Alcalá Zamora.

Proclamada la República, se hizo cargo en el Gobierno Provisional de la cartera de Comunicaciones. Con Lerroux de presidente del Consejo de Ministros, fue ministro de la Gobernación y, en 1933, se hizo cargo de la presidencia del Consejo de Ministros. Desde esa posición, preparó las elecciones de noviembre de 1933, en las que triunfó el centro y la derecha. Por un tiempo breve (desde diciembre de 1933), fue ministro de la Guerra, pues en enero de 1934 volvía a la cartera de Gobernación.

Su actitud crítica respecto de los gobiernos radicales acabó por alejarlo del partido junto a un grupo de trece diputados; con ellos, y con militantes del Partido Radical Socialista, fundó la Unión Republicana. Disueltas las cortes tras la fallida Revolución de Asturias, se coaligó con la Izquierda Republicana de Manuel Azaña y los partidos marxistas para formar el Frente Popular.

Tras las elecciones de febrero de 1936, el triunfo del Frente Popular le llevó a la Presidencia de las Cortes; por otra parte, a la destitución de Alcalá Zamora, ocupó de forma interina la Presidencia de la República (desde el 7 de abril al 10 de mayo). Al producirse la sublevación del 18 de julio, pretendió llegar a un pacto con el general Mola, a quien correspondería un ministerio en el nuevo gobierno; sin embargo, su intento fracasó, aunque logró que la Región Militar de Valencia permaneciese leal a la República.

Durante la Guerra Civil fue uno de los consejeros de Azaña y presidió en varias ocasiones las cortes de la República; aparte, fue un destacado francmasón, que tuvo rango de Gran Oriente de España. Finalizada la guerra, se refugió en Francia para pasar más tarde a México y, al final, volver a Francia, donde sucedió a Manuel Azaña como presidente de la República Española en Exilio; en este país, concretamente en París, vivió humildemente hasta su muerte, acaecida al inicio de 1962.

Treinta y ocho años después de su muerte, los restos mortales de Martínez Barrios fueron inhumados en el cementerio de San Fernando en Sevilla (España), la ciudad donde nació y en la que había pedido ser enterrado junto a su primera y segunda esposa. La llegada del féretro estuvo arropada por miles de simpatizantes que quisieron rendir homenaje al último presidente de la Segunda República, además de personalidades políticas e intelectuales del país.
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El político sevillano Martínez Barrio, llegó a ser Presidente de la II República Española en el exilio. Pese a ello y a su trabajo al frente de varias carteras ministeriales y como jefe del gobierno, es desconocido para la mayoría de los andaluces.

Diego Martínez Barrio nació en Sevilla en 1883 en el seno de una familia humilde, trabajó desde los diez años en una panadería y más tarde de aprendiz de tipógrafo, y en el bufete de un procurador. Luego lograría ser dueño de su propia imprenta donde se imprimía el semanario republicano "El Pueblo". Se incorporó con 20 años al grupo que lideraba el cordobés Alejandro Lerroux dentro de la Unión Republicana que éste fundara junto con Salmerón. Al abandonar Lerroux la Unión Republicana y fundar en 1908 el Partido Radical, Martínez Barrio le sigue formando el partido en Sevilla donde logra ser concejal en dos ocasiones, desde 1910 a 1913 y desde 1920 a 1923.

Complicado en la sublevación de Jaca, tiene que huir brevemente al extranjero (1930) pero ya ha representado a los republicanos andaluces en el Comité Revolucionario reunido en San Sebastián y presidido por Alcalá Zamora, donde se ha logrado el llamado Pacto de San Sebastián que facilita la proclamación de la II República Española el 14 de abril de 1931.

Nombrado Ministro de Comunicaciones en el gobierno provisional, en 1933 es nombrado Ministro de Gobernación y después sustituye a Lerroux como Presidente del Consejo de Ministros desde el cual convocó las elecciones de noviembre, cuyos resultados, dieron el triunfo a las derechas.

Nombrado Ministro de Guerra el 16 de diciembre de 1934, el 14 de enero de 1934 pasó de nuevo a Gobernación. Su dimisión el 1 de marzo provocó una crisis total en el gobierno presidido por Lerroux y apoyado por la C.E.D.A., dos meses después abandonó el Partido Radical de Lerroux por la política moderada que este llevaba logrando ser seguido por muchos militantes andaluces y por trece diputados con los que funda el grupo parlamentario denominado Radical-demócrata. Con la llegada de militantes del disuelto Partido Radical Socialista, constituyó uno nuevo llamado Unión Republicana.


Disueltas las Cortes tras la revolución de Asturias y la unión Lerroux-Gil Robles, Martínez Barrio forma una coalición con la Izquierda Republicana de Azaña y los partidos marxistas: el Frente Popular, que vence en las elecciones de febrero de 1936 y es elegido Presidente de las Cortes, ejerciendo interinamente de Presidente de la República desde el 7 de abril al 10 de mayo de 1936 por la caída de Alcalá Zamora.

Destacado miembro de la Masonería española, el 18-19 de julio del 36 intenta con su prestigio personal, sus grandes dotes organizativas y políticas, y sobre todos su humanidad y moderación, formar un gobierno de concentración que agrupara a todos los partidos para anular la rebelión franquista, pero fracasa en su intento pese a que con sus constantes llamadas telefónicas logra la adhesión de los generales de la región de Valencia.

A la caída de la República Martínez Barrio se refugia en Francia, de ahí huye a México donde sucede a Manuel Azaña como presidente de la República en el exilio, y finalmente regresa a Francia donde muere modestamente en París, a comienzos de 1962.
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(Sevilla,1883-París,1962) Era tipógrafo y periodista. Era la mano derecha de Alejandro Lerroux en el Partido Radical Republicano. Fue gran maestre del Grande Oriente de España de la masonería. Fue teniente de alcalde republicano en el ayuntamiento de Sevilla. Fue miembro del Comité revolucionario de 1930, por lo que tras la sublevación de Jaca en diciembre de 1931 huyó a Hendaya y París.

En la II República fue Ministro de Comunicaciones con el gobierno provisional (1931). Fue diputado en todas las legislaturas republicanas. Con Lerroux fue Ministro de Gobernación en 1933, presidente del consejo de ministros, ministreo de la Guera entre diciembre y marzo de 1934, así como nuevamente Ministro de Gobernación en 1934, periodo en que se separó de Lerroux y fundó Unión Republicana (el 16/5/1934), que integraría dentro del Frente Popular. Fue presidente interino de la República tras la maquinación para destituir a Alcalá Zamora y hasta el nombramiento de Azaña, en otra operación para librarse ahora de éste.

Tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga, Azaña le encargó elaborar un gobierno para frenar el alzamiento nacional del 18 de julio, pero sólo le duró un día por su negativa a armar descontroladamente a los milicianos y las manifestaciones de milicianos socialistas y comunistas contra su nuevo gobierno moderado (con un programa que prohibía las huelgas, el desarme de las milicias, gobierno moderado, disolución de lsa cortes y referendum sobre el régimen político), así como que Mola (a quien ofreció un ministerio) le indicase que todo era ya irreversible, tras el cual le sustituyó José Giral. Con su caída, según Hugh Thomas "lo que quedaba de la España liberal había entrado en su agonía mortal", es decir, la zona republicana ya no defendía la democracia ni la Republica del 14 de abril. A continuación sin avisar a nadie abandonó Madrid y se fue a Valencia, pese a lo que quedó como presidente de las Cortes (nombrado el 3 de abril de 1936 después de las elecciones de febrero) durante toda la guerra (aunque durante la guerra sólo fue una ficción, ya que sólo se reunieron parte de los diputados del Frente Popular y ningún diputado de la oposición, que, o estaban encarcelados, asesinados, ocultos o en la zona nacional).

Tras la caída de Barcelona huyó a Francia, en 1940 a Cuba y luego a Méjico. Ya en el exilio y a causa de la dimisión de Azaña fue el Presidente de la supuesta República en el exilio en París hasta su muerte (desde 1945 vivió en París).

NOMBRAMIENTO DE PRESIDENTE INTERINO.- (Gaceta de Madrid de 8/4/36) "En la sesión celebrada por el Congreso de Diputados en el día de hoy, convocada con la antelación y en la forma que determina el artículo 106 de su Reglamento, para tratar del caso previsto en el último párrafo del artículo 81 de la Constitución, se ha sometido a la deliberación y acuerdo de la Cámara una proposición para que las Cortes, a los fines del último párrafo del citado artículo 81 declaren que no era necesario el decreto de disolución de Cortes de 7 de enero de 1936.

"Y habiendo el Congreso aprobado la propuesta por 288 votos de los 417 Diputados que actualmente lo constituyen, ha cesado en sus funciones como presidente de la República el Excmo. Sr. D. Niceto Alcalá-Zamora y Torres, y entrando a ejercer sus funciones con carácter de interinidad el de las Cortes, Excmo. Sr. D. Diego Martínez Barrio, en cumplimiento de lo que dispone el artículo 74 de la Constitución.

Palacio del Congreso, 7 de abril de 1936. El Vpte. del Congreso, en funciones de Presidente, Luis Jiménez de Asúa".

Cierra España.

Seguidores

Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte