lunes, 5 de octubre de 2009

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 11ª parte.

ENTRONIZANDO LA ANARQUÍA


SE reducen a la cuarta parte las cárceles de partido. No nos oponemos a que desaparezcan todas, si es conveniente.

Pero debe señalarse con alarma, como muestra de que el Gobierno colabora por su parte con la anarquía reinante, ESE AFAN HUMANITARIO Y ANTIPENAL QUE SE RESPIRA OFICIALMENTE.

Hay una mujer encargada de las prisiones españolas, como si las prisiones hubieran de ser hospicios. Se han prodigado los indultos y amnistías; se han vaciado violentamente las cárceles. LOS TRIBUNALES Y EL CODIGO PENAL SE ENCUENTRAN EN VACACION PERMANENTE.

Y todo ello mientras aumentaba la criminalidad hasta hacerse inaccesible su control al poder de las estadísticas. Siempre los períodos de humanitarismo imbécil coinciden con la mayor carencia de humanidad en las costumbres. Somos, sin duda, hoy, el pueblo de mayor criminaliad de todos los llamados civilizados, porque vivimos en un estado de criminal guerra civil que oficialmente se ha reconocido respecto a una región extensa de Andalucía.

En estas circunstancias, es pintoresco, por no decir salvaje, que una señora se determíne, en nombre del Estado, a suprimir cárceles por innecesarias.

¿Es que el Gobierno se resuelve a dar por buenos los crímenes sociales y la lucha política como uno de los bienes que nos ha traído la revolución parlamentaria y marxista? Lo que sobran no son prisiones, sino cobardías y complicidades en las alturas con los numerosos elementos que debían poblarlas.

Hay que alejar de ese puesto a la ridícula directora humanitaria, como hay que arrojar de todos los mandos a una política que claudica con la inhumanidad desarrollada impunemente.

Lo primero, muy por encima de la República demagógica que los españoles honrados padecen, es LA JUSTICIA Y EL HONOR DE PUEBLO CIVILIZADO QUE VAMOS PERDIENDO.

Déjese la nación a otro régimen de mayor hombría y de más verdadero amor a España, ya que el actual, a fuerza de querer "hacer justicia" a sus enemigos, no se atreve a hacerla con los que a diario reconquistan para España el nombre de pueblo bárbaro.

Pedimos no tanto responsabilidades como vida de Derecho. NO IMPORTA AL PAIS QUE LA REPUBLICA SE VENGUE DE LA MONARQUIA, sino que se entronice de nuevo, por quien sea, el orden, .

el respeta a la propiedad y la inviolabilidad de la vida de los españoles, garantizados por el Estado español.

(Anónimo. Libertad, núm. 11, 24 de agosto de 1931.)

LA REPÚBLICA EN PELIGRO

HE aquí el comodín de la impunidad. Nos referimos a la impunidad política con que los gobernantes de hoy licencian a cada momento el concepto de libertad, que les valió para ser lo que afanosamente en la oposición procuraban.

Que "la República está en peligro" es una expresión monologada, sin juicio contradictorio: el Gobierno se lo dice cuando quiere y en el mismo acto salta todas las leyes para poner sobre ellas su capricho.

Ese es el triste paradero de las ilusiones liberales de muchos que votan, pero no mandan.

Bien lo saben quienes, con la deshonrada bandera de la Libertad, se proponen disfrutar una democracia desde lo alto del Poder. Su empeño, su necesidad única, es fabricarse una Cámara propicia, y en este arte de atrapar votos se progresa mucho todos los días. Así como nuestros clásicos caciques se valían del distrito histórico, del dinero y de la Guardia Civil, la demagogia utiliza la calumnia, el griterío, las grandes promesas -sobre todo de Libertad-, la coacción del motín y los censos preparados por decreto. Se trata de cazar votos, de domesticar ciudadanos, Y ya se sabe que en uno Y otro arte son utilizables el cebo, el veneno, el lazo, la estaca y aun la pólvora sola. Loimportante es no tener escrúpulos, sino afición, y seguir sin desmayo la presa de la mayoría, que al fin se alcanza.

Una vez arriba, Y con una mayoría de cazadores de votos triunfantes en la Cámara, el arte, como es natural, está en escamotear todas las promesas Y en ir soslayando todos los bellos compromisos, cargando al adversario con la culpa de no cumplirlos.

Hay también numerosos trucos en el régimen de demagogia, para salir triunfantes en este deporte político del escamoteo. Las reglas fundamentales del arte son: 1ª Invertir el orden de los problemas, desorientar al llamado pueblo, haciendo que pequeños escándalos con aspecto favorable a los dominadores, Y a menudo suscitados por éstos, ocupen el lugar que la opinión debiera prestar a los grandes fracasos en que los gobernantes resultarían cogidos.-2ª Que la Nación resista mucho, porque inevitablemente su descomposición acarrea la estrepitosa caída de los farsantes. Por esto los demagogos prosperan más tiempo cuando suceden a un régimen que dejó una Hacienda saneada, por ejemplo.

Discurrir amagos de guerra civil Y achacar a los mismos, después de inventados, la baja de la peseta es un truco capaz de sostener ante una mayoría de camaradas cinegéticos hasta el prestigio de un ministro que ha visto perder a la moneda en cuatro meses el 26 por 100 de su valor.

Llamar "herencia" del régimen precedente a todas las dificultades que la propia ineptitud no puede acometer es otro truco que mantiene meses enteros en la categoría de ministro de Fomento a un periodista mediocre como Alborno.

zY así, entre alegaciones calumniosas, alarmas "democráticas", imprecaciones farisaicas o rasgamiento de vestiduras, se pueblan de enemigos políticos las cárceles desalojadas de criminales, se secuestra la Hacienda de una clase de personas, se ponen en prenda los tesoros del Banco Nacional y se implanta, sin decirlo, el régimen comunista para la Prensa.

"La República está en peligro", arguye el Gobierno "liberal", y eso basta.

(Anónimo. Libertad, núm. 12, 31 de agosto de 1931.

Cierra España.






Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 10ª parte.




RESPONSABILIDADES


SE ha descorrido de nuevo el telón de la farsa.

La gran mentira de la Revolución de periodistas, que ha erigido, ¡al fin!, en jueces a los que necesitaban encumbrarse con el pie forzado de las responsabilidades, se ve obligada a sostener su prestigio falaz. Hay que ir adelante, pues, con el tema de las responsabilidades.

He aquí un caso más en que el lucro político lleva a prescindir de la conveniencia nacional - voceando en nombre de ella, como es natural- y a atropellar el derecho pidiendo justicia. Contra la conveniencia nacional va el proyecto de responsabilidades, porque España no necesita que unos grupos políticos persigan a otros, sino disciplinarlos a todos. No aprovecha a la Nación que se consumen venganzas, ahondando así los rencores que tienen extenuado al país, sino que una concordia superior eleve el ánimo de los hispanos a la construcción de una España grande, para todos.

Las Cortes Constituyentes no tienen su tiempo para consumirlo negativamente en expedientes persecutorios: su deber es rearticular el Estado por si es posible salvar la producción para salvar al Pueblo del hambre que se avecina.

Con el proyecto de responsabilidades se ve, como siempre, que los diputados, después de elegidos, se olvidan de los intereses del productor, sea empresario u obrero, porque su cuidado les aburre: lo que gusta a los parlamentarios, como a los periodistas, es el escándalo: no sienten el impulso debeneficiar al país, sino el placer de las venganzas.

¿ Se habla de obras públicas o se discute la tan del trigo? el Parlamento desierto; los diputados traicionan a sus electores. Pero si se trata de afligir con la injuria o con la cárcel al enemigo político, no faltará un diputado de su escaño.

El pobre Pueblo, que otra vez tuvo que confiar en el sufragio universal, se convencerá, como antes lo estaba, de que el sufragio elige por lo general a los peores españoles; es decir, a los que tienen la desvergüenza de prometer lo que saben que no han de dar: el parlamentarismo es una estafa al país como la que comete con los incautos el logrero que a fuerza de palabras consigue sacarles loscuartos para negocios fantásticos y se alza luego con el capital. Es misión de España disciplinar a su Parlamento o acabar con él antes que él acabe con la Nación. Las responsabilidades deben exigirlas los Tribunales, y si no las hay o no se encuentran, vivan libres los de antes como viven los de ahora, que no han hecho menores fechorías que aquéllos.

Es una farsa indigna de un pueblo libre hacerle tragar que a partir de cierta fecha todos los políticos son irresponsables y cualquier desmán es permitido: si antes un empréstito ministerial era una malversación, lo será también ahora. Y si el empréstito supone la pérdida de muchos millones de oro dados en prenda, deben restituirlos los personalmente responsables, ¿no?... Pues ése es el caso del empréstito Prieto.Pero lo que el Parlamento intenta - puesto que fue elegido para restablecer la ley- es que ya no rija ninguna para los políticos. Los de antes deben caer en el presidio o en el confinamiento; aunque la ley los librase, porque para eso son enemigos de los que mandan.

Y los que mandan deben estar respaldados de impunidad, aunque deshagan la Patria y empeñen sus caudales.

Nunca acabaremos de saber el grado de bajeza moral y de subversión de la Justicia a que un Parlamento de charlatanes puede arrastrar el prestigio de una Nación.

(Anónimo. Libertad, núm. 10, 17 de agosto de 1931.)

En épocas malditas para ellos, los revolucionarios que hoy tienen la sartén por el mango llevaron la cabo las más bajas maniobras para hundir la moneda nacional, con tal de arrastrar con ella al Gobierno. Se falsificaron fotografías para dar la impresión en el extranjero de que España entera no era más que una barricada; se declaró la guerra más indigna a las Exposiciones de Sevilla y Barcelona para impedir la afluencia de visitantes; se mintió descaradamente en declaraciones y artículos publicados en periódicos no españoles. A pesar de todo ello, nunca estuvo la libra a la altura alcanzada en época de democracia y con un ministro socialista.

Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 9ª parte.



DE LA JUNTA CASTELLANA DE ACTUACIÓN HISPÁNICA A LAS J. O. N. S.




AGOSTO A DICIEMBRE DE 1931



CONTRA LA HIPOCRESÍA COMUNISTA

RUSIA quiere extender a España su dictadura. Los ultracapitalistas judíos, que hacen del comunismo una gran industria para explotar al proletariado de países punteros, clavan sus garras en nuestra Patria.

Algunas docenas de hispanos traidores, asalariados por los déspotas de Moscú, se mueven con la agilidad que presta el oro ruso, al amparo de una libertad que no encuentran en país alguno de Europa.

Su misión está clara:

Crean conflictos a diario al Poder público para debilitarle. Obligando a nuestra absurda democracia a usar a cada momento los rigores de una represión cruenta, se proporcionan con la sangre de los obreros tema de escándalo para soliviantar a las masas. Reducen de intento todos los problemas nacionales a los incidentes que ellos van provocando, desvariando así la mente del obrero y agrandando siempre los conflictos.

Ellos son los principales culpables de la crisis económica, que procuran agravar para encender la desesperación en el obrero y producir el desconcierto de los Gobiernos y de la sociedad entera. Cumpliendo las órdenes enemigas transmitidas por Rusia, pintan con colores de paraíso la situación de este desdichado país, a la vez que labran la desgracia del nuestro.

Se puede conceder libertad a las ideas extremas pero la salud nacional y el honrado derecho del obrero no permiten que se difunda sistemáticamente una mentira seductora para los ignorantes, y que se emplee el dinero extranjero en disolver la Patria para ponerla al pie de unos déspotas atemperados a la barbarie rusa.

Debe ponerse silencio con violenta decisión a los que se empeñan en hundir al trabajador en la indigencia y a la sociedad en la indefensión para presentarnos como única, solución la grosera perspectiva del fracaso soviético. ¡ Jóvenes hispanos! Desplacemos del mando a la burguesía demo-liberal Que alimenta en su seno la serpiente comunista, negándose a reconocer el peligro para no temblar.

Pongámonos en pie de guerra para implantar urgentemente una política genuinamente hispánica, un radical antagonismo contra el secreto manejo de los grandes capitalistas judaicos. España debe afirmar su espiritualidad racial v salvar al mundo, en vez de sucumbir en unos años al empuje clandestino de un pueblo inferior.

¡¡Por España libre!!



¡¡Contra la dictadura de los mercenarios de Rusia!!



(Anónimo. Libertad. núm. 8, 3 de agosto de 1931,)



Van a venir dos socialistas franceses a dirigir nuestra política económica. ¿Es que somos una colonia del socialismo francés?

EL PELIGRO COMUNISTA

NUNCA ha sido virtud de nuestros Gobiernos la previsión: no esperemos que lo sea ahora, cuando todavía el nivel de aptitudes ministeriales - parecía imposible- ha descendido.

Las declaraciones de Prieto - el que contrató el petróleo ruso- negando el peligro comunista ponen en guardia a todo español conocedor del comunismo y conocedor del ministro.

Ya es proverbial la falta de tino de este señor: tan hábil se ha mostrado para alborotar en discursos "atrevidos", hasta escalar, aun sin pensarlo, el puesto que ocupa, como inexperto y alocado en sus predicciones y en su conducta ministerial: es el hombre de quien pudiera decirse que todo lo vio al revés y todo lo dijo inoportunamente.

Tenemos, por tanto, con su opinión, un voto de calidad en favor de la contraria.

Pero aunque Prieto no hubiese hablado, la marcha de las cosas harto enseña, y nosotros queremos hincar una y otra vez la pluma en las leales advertencias sobre el próximo riesgo de una cruenta dictadura obrera.

Planteamos a los que por miedo senil o por amor propio republicano cierran los ojos al peligro la siguiente pregunta: ¿qué esperáis para después del fracaso del actual régimen?..

Ni la restauración monárquica, que el pueblo no pide, ni la dictadura burguesa, que el proletariado, tarde o temprano, torpedearía con estruendo.

Hoy el problema es la incorporación del proletariado al mando del Estado: la demanda irrenunciable de poder que los obreros de todos los países tienen presentada y mantenida en la calle. La nación que acierte a dar satisfacción a esta demanda, conservando, no obstante, las funciones de las otras clases sociales, se habrá salvado del comunismo. La que no, caerá en el soviet ruso o en el soviet de tipo nacional, pero caerá, sin duda, en manos del proletariado: éste es el camino de España.

No ignoramos que muchos -la mayoría hoy: los infinitos republicanos "de orden"- niegan nuestro supuesto del fracaso de este régimen parlamentario y social-burgués. Alabemos su fe, no exenta, sin duda, de interés republicano.

Nosotros contemplamos, junto al enfurecido descontento de un gran sector de trabajadores, el empeño del régimen por complicar todos los problemas, aparte de su falta de capacidad para resolverlos.

Hay que decirlo claramente: A este régimen de masones no le interesa dar satisfacción a los obreros, sino perseguir a Cristo: la revolución hecha no es más que la guerra, contra los frailes y los templos.

Y así -está claro- le falta a la república burguesa, de un lado, la colaboración de la aristocracia y la clase media católica, y de otra parte, la gratitud y asistencia del proletariado, que se irá enrareciendo a medida que el desgobierno aumenta el hambre.

La persecución religiosa y el hambre son las dos márgenes del torrente que se precipita en la sima bolchevique.

(Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de Agosto de 1931.)

Muchos dicen que en España no, es posibleel Comunismo.Pero es posible, y acaso inminente, la dictadura del proletariado.


Es cuestión de nombre: ¡Defendamos la nación contra esta dictadura!...



Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 8ª parte.
















EL DOLOR DE ESPAÑA


TOMAMOS la pluma en este día vibrando de indignación. España pasa unas horas -que muy posiblemente sean sólo las primeras- de bochornosa y catastrófica agitación. Seguirá nuestro nombre sirviendo al extranjero de pintoresca ocasión para sus cómodas burlas: "guerrilleros en los tejados, cañones en las calles...".

El maldiciente deseo de nuestros enemigos exteriores abultará, como de costumbre, los sucesos -harto escandalosos esta vez para necesitar la ampliación malévola del adversario- y las noticias de España servirán por mucho tiempo de despiadada diversión. El mundo interrogará asombrado cómo es posible que hoy, cuando la gigantesca fatalidad de los desastres económicos obliga a las naciones a matizar todas las posibilidades de paz interior y de concordia internacional, sólo un pueblo europeo se ha creado problemas que no tenía, suscita en su seno oposiciones de primitiva agresividad y se obstina torpemente en caminar de espaldas a su brillante destino.



La política -no la República ni la Monarquíaacabará con la Nación si una fuerte conmoción espiritual del instinto de conservación hispánico no pone coto a las criminales orgías de libertad que darán con el pueblo en la servidumbre moral y en la miseria económica.


Nosotros nos levantamos, en presencia de los actuales conflictos, por encima de la pugna ocasional de dos organizaciones obreras, que es su causa inmediata. No nos interesa principalmente ni la vic- toria de una sobre otra ni el registrar esa insospechada maravilla de que la artillería pueda más que las pistolas.

Remontamos nuestra acongojada visión hacia las causas superiores de estas vergonzosas luchas fratricidas que manchan y mancharán, por mucho tiempo quizá, el suelo y la Historia patrios. Y renegando de la simpleza y ramplonería -muchas veces cubierta de felonía- con que la Prensa se contenta señalando como culpables a Va11ina. Pestaña o... Fuentes Pila.... ponemos una vez más el dedo en dirección de los verdaderos culpables: los gremios políticos y la Prensa.
España no tiene esos problemas fatales a que la claudicante o villana mentalidad de los oligarcas y periodistas dominantes atribuye los conflictos: crisis financiera endémica y paro "forzoso". Ni el Presupuesto tiene déficit ni una nación, no más pobre que otras prosperas, pero con la tercera parte de densidad que ellas, necesita tener desocupados a sus trabajadores y socorrerlos con limosnas o expoliaciones.


España padece durante toda una Edad, apenas interrumpida, las consecuencias de una progresiva especulación contra la conveniencia del pueblo, ejercitada por los gremios de la politica y la publicidad: la nación no es más que un teatro infeliz de la lucha de diversas pandillas que se lucran...

del mando y del Presupuesto, haciendo danzar macabramente a la raza al son de sus querellas. Esta es la explicación de la profunda guerra que divide a los espíritus y es la causa de que las mediocridades más escandalosas y desaprensivas sean las más propicias a encaramarse sobre todos.

Es una necedad pensar que el cambio de régimen ha solucionado en lo más mínimo ese problema, que es el único de España. No ha hecho más que aumentar el botín de las facciones con la eliminación de una magistratura hereditaria y ensanchar el campo de las apetencias al otorgar mayores libertades.

Por eso, poco importa en realidad la solución del presente episodio. Nada apenas gana la nación con que momentáneamente una facción elimine a la otra y los periodistas "de la situación" se libren de lo que hoy es un estorbo y ayer fue un trampolín. Lo que importa es purificar radical e históriamente el estadio político con un gesto de honradez hispana, llegando a extirpar cruentamente, si hace falta, a ]os eternos merodeadores de la farsa trágica, profesionales del negocio de la Libertad, que imposibilitan con sus interesadas mentiras la convivencia patriótica de todos los españoles.

(Anónimo. Libertad. núm. 7, 27 de julio de 1931.)

¡OBREROS!

HABÉIS traído la República con el anhelo de poseer más libertad: bien.

Habéis votado al Socialismo porque representa un movimiento de reivindicación para la clase: bien.

Pero no olvidéis que la república y el socialismo o son para vuestra libertad y bienestar o no son nada.

No consintáis que sirvan de trampolín para elea nuevos explotadores.

Rebelaos, pues, contra los jefes que por seguir sus caprichos políticos dejan sin pan a vosotros o vuestros compañeros, hundiéndoos en la sima del paro forzoso con la paralización de las obras públicas.

Los que mandan suspender las obras de pantanos y ferrocarriles por "economías", sirven a la burguesía y no al proletariado: Son unos traídores a la causa obrera.

Exigid a vuestros ministros y a vuestro partido la máxima libertad para desenvolver vuestra actividad de hombres en la educación de vuestros hijos. Ni el Estado ni nadie tiene derecho a la educación de los hijos por encima de la familia. Los que quieren privar al hijo del obrero de educación religiosa son fanáticos inquisidores de conciencias, traidores a la causa de la Libertad, siervos de la masonería. Ningún hombre puede obligar a otro a aborrecer a Cristo.

(Anónimo. Libertad, núm. 7, 27 de julio de 1931.)

 
Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 7ª parte.



LA DESERCIÓN DE LOS PERIODISTAS


EN estas columnas hemos hecho constar el grave inconveniente que para la Revolución republicana suponía el haber sido tramada y dirigida principalmente por periodistas. Hoy se descubre ya, al contacto con las realidades de gobierno y con los problemas positivos, la verdad de aquella observación.

Donde quiera que incumbe a los periodistas de profesión, de los que con tanto ingenio y poder supieron destruir un régimen, edificar lo que ha de servir para sustituirle, se evidencian la incapacidad y la deserción.

En vano buscarán hoy los ciudadanos que todo lo esperaban de la Revolución las vigorosas soluciones a todos los problemas, que prometía la Prensa destructora para después del triunfo. Lea cada uno su periódico favorito, y busque en él los proyectos aplicables del estadista, el esfuerzo constructivo de los técnicos, la respuesta capaz de los personal es de la situación a los inaplazables problemas de cada día...

Nada de esto se ve, sino política, política y política, de la primera página a la última: hoy, como ayer, el escándalo y la farsa lo abarcan todo. Aspavientos de indignación hipócrita para los actos del adversario, e infladas adulaciones a los méritos del correligionario y del cómplice. Cada periódico se ocupa de alimentar su venta y cada nuevo personajillo de acortar el camino de su ascensión política.

El régimen demoliberal hace innecesaria toda fatiga honrada en persecución de grandes ideales o de prestigiosos conocimientos ofrecidos al buen público. ¿Para qué trabajar seriamente si el pueblo encumbra a los que más vocean y prefiere a los que ve capaces de mayores insolencias? El negocio está en el escándalo, con sólo darle el nombre de revolución.

De ahí la admirable fecundidad de la fauna radical. Por todas partes, campeonatos de atrevimiento y competencias de barbarie: desde los comunistas campesinos, afiliados a las aburguesadas Casas del Pueblo de las capitales, hasta la delincuencia práctica del sindicalismo y la agitación profética de los comunistas, todos comercian con "los crímenes" de la Guardia Civil, de las Ordenes Religiosas y del capital privado.

A sabiendas de que el progreso se detiene, de que la producción se descoyunta y la nación retrocede con los negocios revolucionarios que paralizan todos los demás, se consiente entregar la vida del país a las desvariadas tentativas de la propaganda radical.

Protestamos de esas absurdas debilidades democráticas del régimen, y de las insolencias criminales de los revolucionarios de hoy, no porque nos asusten las afirmaciones radicales y los gestos fuertes para actuar en política, sino porque negamos que haya ni sinceridad revolucionaria ni ímpetu alguno constructivo en esa bulla anticlerical y farisaica: no hay más que apetito de alzarse sobre ruinas y mercantilismo periodístico. Tal es el vicio-clave de los que hoy todavía quieren revolución, y tal es la traición de los que ayer la quisieron y hoy la disfrutan.

* * *
Nada más elocuente para alumbrar esta verdad, que el gesto cobarde de esos varios ministros que forcejean por escapar del puesto de peligro donde les colocó la aventura revolucionaria tan alegremente emprendida cuando eran periodistas y conspiradores: Prieto, director de un periódico en Bilbao; Albornoz, colaborador de "La Voz"; Nicolau, periodista catalán..., son otros tantos ejemplos de revolucionarios tan exentos de solvencia constructiva como hinchados de ferocidad. La Revolución les puso al frente de los ministerios donde hay que mostrar a diario la patriótica capacidad del gobernante que no cosecha aplausos hablando, sino obrando y obrando bien. Ahora ya no se trata, señores periodistas-ministros, de destruir complaciendo al populacho que embriagamos de odio para que nos empinase a título de vengadores; se trata de sufrir calladamente, de sudar soluciones para los amargos problemas concretos...

La crisis del cambio; el conflicto entre la Hacienda, las obras públicas y el paro forzoso; la paralización industrial, la defensa arancelaria de los productores, la angustia de la Agricultura... Estas cuestiones ni han experimentado mejora, ni se ve en los periódicos mentores de la Revolución, cómo han de resolverse: creemos que no será con más libertad, más griterío periodístico, mayor humillación de la Iglesia católica y concesiones más adecuadas a la masonería dominante. Tampoco puede esperarse, salvo que perdamos la memoria y el conocimiento de los hombres, que lo arreglen esas Constituyentes elegidas bajo el imperio del terror "conjuncionista", llenas de señoritos madrileños y de gesticulantes de prensa y mitin. ¿Qué vamos a esperar cuando ni aun el Gobierno ha sido capaz de ponerse de acuerdo para proyectar la Constitución? Discursos y líos: el tiempo lo dirá.

* * *
Y es que no se puede entregar impunemente la trascendental incógnita de una Revolución a las mesnadas irresponsables del periodismo: Para que una revolución sea fecunda, no los periodistas de tramoya y los que comercian con la sátira, sino los hombres de acción positiva y los alimentados con grandes ideas unitivas, deben figurar al frente. Lo primero para inspirar la revolución hispánica creadora, es derogar la farsa demoliberal y apartar del caudillaje a los traidores ávidos de destruir en la oposición y seguros desertores en la hora de las responsabilidades constructivas.

(Libertad, num. 5, 12 de julio de 1931.)

Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 6ª parte.


INDALECIO Prieto ha excomulgado a las Vascongadas, El gran pancista, el genio de la socialdemocracia, encuentra insufrible que quede en la Península un foco de espiritualidad.

Le parece, sin duda, que el partido socialista, aliado con la burguesía comecuras, ha trabajado lo bastante para aborregar a los españoles en torno a un Parlamento tipo francés. Ni la prensa masónica ni el tirano socialista permitirán que en España haya quien todavía crea que tiene alma.

Hay, si señor, que renunciar a salvarse, porque para eso ha renunciado ya la mayoría de los españoles, según a Prieto le parece bien demostrado por lo que cantan las urnas.

¿Qué es eso de votar "por Dios y por los fueros" ? ¿Por la religión y la tradición? ¿Para eso son las elecciones?

Aquí no hay más Dios - dirá Prieto con su masculina energía - que el sufragio universal.

Y puesto que la mayoría de los españoles lo quiere, hay que expulsar de los goces de la democracia a los vascos: no gozarán de la libertad que para todos los burgueses que no creen en Dios y para todos los socialistas que divinizan la materia ha tratado la República.

Bien que Cataluña se descuelgue de Madrid, porque aquello será una república de izquierdas. Pero ¿un territorio reservado tranquilamente para los que temen a Dios? ¡ Eso no! La campaña de calumnias debe ser reforzada.

Seguramente los descendientes de Aitor no han visto nunca una caricatura de fraile gordo ni han probado esas mentiras que a los socialdemócratas de otras partes les curvan las uñas en cuanto ven a un cura por la calle.

Suponemos, por tanto, que la masonería dará orden de que se traduzcan al vascuence "La Traca" y "El Cencerro". Habrá que inundar las Vascongadas de sapos periodísticos sacados de las redacciones de Madrid, Valencia...: de donde los haya.

En Vasconia, como en todas partes, hay que hacer posibles los linchamientos de clérigos y el asalto de iglesias al primer rumor "alarmante" que se apodere de las turbas. .

Mientras tanto, ni España adorará con la sumisión que a D. Indalecio le gusta los mitos parlamentarios franceses ni habrá renunciado a toda ilusión de grandeza, como tiene decretado la masonería.

Por eso para Prieto, que ya debe estar cocido y escocido con el lío de la Hacienda y de los cambios, los problemas esenciales de la nación son renunciar a Marruecos y descristianizar las Vascongadas.

(Anónimo. Libertad, núm. 4, 4 de julio de 1931.)



Casi todas las plumas periodísticas son plumas mercenarias: envenenadores a sueldo con las espaldas resguardadas



QUIEN TIENE LA PRENSA, TIENE EL PODER AL MARGEN DE LAS CORTES

Si Unamuno no estuviera, por su mal y por su vanidad, colocado mansamente al lado de los vencedores seguiría hoy lanzando sus altaneras quejas contra la estrechez espiritual del momento.

La misma mezquindad de horizontes domina hoy en la política que cuando el rumbo patrio estaba puesto hacia el ocaso conservador: hoy seguimos mirando al ocaso, aunque nos llamemos radicales.

No importa que los moderados hayan cedido el paso a los progresistas. Seguiremos representando la misma función a cargo de distinta compañía: La intransigencia, culto al partido, baja preocupación de aniquilar al adversario, sed de venganza, farsa liberal... Todavía no se han reunido los constituyentes y ya relinchan los apetitos de la mayoría, ávida de arrancar todo recuerdo de la etapa enemiga.

Es una ilusión muy del siglo XIX pensar que eso es revolución. Precisamente este mezquino anhelo de revancha es lo más antirrevolucionario, la verdadera contrarrevolución. Como siempre, mientras la principal preocupación de los vencedores sea afligir a los que dominaron con distinto signo político, no presenciará España más que un relevo en el disfrute del Poder. Nada de revolución, sino persecución a las instituciones que no nos gustan, por esa sola razón: parcialidades antidemocráticas y cambio de personal administrativo. Toda la pequeñez inveterada de nuestro ritmo político seguirá igual, y eso aunque se impongan leyes más o menos radicales, que podrán aprovechar a los amigos, en daño de los adversarios, pero que no orientarán al pueblo para alcanzar una positiva elevación nacional.

España no necesita política de izquierdas ni política de derechas, sino política nacional, impulsada por un ideal superior a las tendencias.

"Se ha pronunciado España por la izquierda - dicen los triunfadores- y hay que dar satisfacción a la voluntad nacional..." Es verdad que se ha inclinado a la izquierda el espíritu de los españoles: la influencia de los enemigos de la Iglesia Católica ha llegado a preponderar a medida que el espíritu evangélico y las costumbres cristianas se perdían, sobre todo en el proletariado de las poblaciones grandes Y este resbalamiento hacia la izquierda, en lo moral, ha ganado la batalla aprovechando grandes oportunidades políticas.

Fracasado con el fracaso de la Dictadura el predominio de la tradición - acompañada de la fuerza- que actuó en nombre del bien objetivo, hubo de ganar popularidad el predominio de la revolución - asistida de la difamación- que se pronunciaba en nombre de la libertad. Esto ha sido la victoria de las izquierdas.

No es que la gran mayoría del pueblo se pronuncie por soluciones de izquierda, sino que la sed de paz, la fatal necesidad de ver pacificados los espíritus, ha impulsado el cuerpo social a caer paulatinamente al lado de los que mantenían el ataque con resolución implacable. No se podía vivir más así, después de fracasado el último experimento de las derechas. Estas perdieron su crédito con el desgaste de su dictadura, y el pueblo se volvió, con esperanza ciega, a confiar en los acusadores.

"Que gobiernen los que no dejan gobernar", se ha dicho una vez más.

Pero la oposición secular entre los dos sectores sigue latente. Por eso nada atentará más a la consolidación de un régimen, el que sea, a que un radicalismo político a lo siglo XIX. Con él ocuparán las facciones políticas el turno de su hegemonía provisional, pero no encontrará su camino España, que es lo que importa.

Este no puede estar más que en la concordia superior de los espíritus, prendida al hallazgo de un ideal fuerte, indiscutible dentro de las fronteras.

Mientras el pueblo no experimente este hallazgo, no hará la Revolución que España necesita para trabajar pacífica y fecundamente en la ruta de su grandeza.

Sólo entonces se habría abierto verdadera era constituyente. Esta se caracterizará no por ser de derecha ni de izquierda, sino por ser, por primera vez, España. Y será radical no contra un sector de españoles, sino contra los enemigos de la España secular y la España nueva, que sólo habrán acertado la ruta nacional cuando acierten a unirse.

(Anónimo. Libertad, núm. 5, 12 de julio de 1931.)

Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 5ª parte.


ES bochornoso que mientras el Ministro de Hacienda se alaba de suspender las obras en construcción, deambulen por las calles los obreros parados en busca de una limosna. La suspensión de trabajos públicos hecha por un Ministro socialista es una burla para las masas obreras.


¡ Trabajadores! Aprended que el problema del paro forzoso es una consecuencia de la socialdemocracia.

El socialismo en el Poder, lo mismo en España que en Alemania o Inglaterra, comienza por traicionar su programa de socia1ización y desarticula el funcionamiento combinado de todas las fuerzas económicas por dar satisfacciones políticas, más que sociales, a sus afiliados.

Esta es la causa de la paralización de negocios.

La llamada política de economías, que se traduce por "no más ferrocarriles, no más canales, no más puertos", es un reflejo de la pereza y del egoísmo burgués.

Deben reanudarse, sin demora, todas las obras públicas comenzadas...

La solución definitiva de esa extranjera enfermedad del paro forzoso, introducida en España porlas exigencias de una caduca política demoliberal, sólo puede darla un régimen de fuerza, genuinamente popular, que eleve a la máxima expresión el desarrollo de todas las fuerzas económicas, presididas por el Estado.

Pedimos un régimen de enérgica justicia social.

Queremos un Estado auténticamente español, concebido e impuesto por la España joven, sin inspiraciones estancadas del siglo XVIII, y libre de todo compromiso internacional marxista o judío...

Anónimo. Libertad. núm. 3, 27 de junio de 1931.)

TIRANÍA DEMAGÓGICA

QUEREMOS llamar enérgicamente la atención de nuestros, jóvenes sobre la tiranía socialista, que pretende ahogar la libertad del verdadero pueblo.

Allí donde las urnas no han dado pleno triunfo a las ansias de dominio de la minoría que domina a los obreros y quiere sojuzgar a las provincias, se ha recurrido a la algarada y a las amenazas de opresión para violentar el resultado o para tener amedrentados en lo sucesivo a los adversarios.

En Salamanca se han asaltado los locales del «Bloque agrario", se ha intentado matar a los diputados elegidos por el pueblo y un repugnante intelectual derrotado ha querido lanzar a los infelices obreros contra los conventos para satisfacer su degenerado despecho.

El mismo Gobernador Civil, que tomó parte activa en la contienda, ha publicado luego sus insidias contra el pueblo que votó a los agrarios.

Esto mismo ha sucedido también en Palencia.

Todo ello muestra que las elecciones no han podido realizarse con una libertad que la coacción de las masas socialistas hizo imposible, y hubiera hecho inútil el terror demagógico que no pueda sufrir una derrota serenamente.

Pongámonos en guardia contra tan insolentes pretensiones de absorción. Los que tengan la dignidad y el valor suficientes para no dejarse hacer esclavos de la tiranía de los internacionales deben defender, con mayor tesón cuanto más atrevida sea la provocación, la libertad de sus convicciones y el honor de la región.

(Anónimo. Libertad. núm. 4. 4 de julio de 1931.)

Hay que acabar con la delincuencia del populacho. Hay que extirpar la Prensa patibularia. Es la primera labor de Gobierno.




Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 4ª parte.


Basta de guerra indigna entre españoles.





Basta de complacencia senil con la obra traidora de los generados.




Ya que el Gobierno no defiende a la nación, debe hacerlo la Sociedad, hoy con su repulsa y mañana con la creación del nuevo Estado hispánico.




Hay que impedir con nuestras vidas o con las de los traidores que se consume la labor infame de destrucción emprendida por la Prensa enemiga.




(Anónimo. Libertad. núm. 3. 27 de junio de 1931.)

Los salvajes linchamientos de Santa Olalla (Toledo) han confirmado con trágica elocuencia la tesis de "El regreso a la barbarie" sostenida en estas columnas.




Por el honor del Pueblo pedimos una política de alta significación nacional que restablezca el imperio del respeto a la vida ajena.




Deben dar fin -antes que nada- todas las explosiones de odio cometidas por el populacho impunemente.




"La intangibilidad del pensador,




o del pretendido tal, ha desencadenado




así sobre la sociedad una nube




de envenenadores y destructores inaccesibles




al castigo que hicieron de su impunidad un dogma más."




(DAUDET.)

EN el número anterior (*) nos referimos, para combatible, a uno de los errores que dañan el vigor de la opinión pública en las falsas democracias: el de simplificar, con mentalidad decimonónica, las cuestiones políticas, suponiendo que el problema de hoy como el de hace ciento cuarenta años es liberar a la ciudadanía del supuesto absolutismo del poder.

Hoy vamos a comentar otra de las trágicas tonterías con que los pueblos alejados del conocimiento trascendental de sí mismos socavan - presos de la misma imbecilidad democrática - los elementos de su posible grandeza: Es el respeto a la llamada "opinión pública", cuyo reflejo, y a la vez fuente, se dice ser la Prensa.

He aquí la gran mentira, en cuyo cultivo pone su más voluptuoso amor, la casta beneficiada por el equívoco: ¡que los periodistas reflejan la opinión pública!... La trama no podía estar mejor urdida. (*) Véanse págs. 29, 32 de esta edición.

Dice la religión democrática: -"No hay más poder que el del Pueblo; su voz es soberana"... Y ¿quién es "el Pueblo"? ¿Sin duda el que consigue una mayoría de mandatos para las Cortes?...- Según: Los doctores de la ley democrática - los escribas del periodismo- contestan o no afirmativamente, a juego con la conveniencia de sus planes.

¿Hay que echar abajo a un dictador que disgusta al gremio de las rotativas?... Pues digamos al Pueblo que la única soberanía legítima, la de las Cortes, está suplantada ‘por la tiranía personal; hay que reconquistar la soberanía, y para ello, el pueblo, agitado, alucinado por los doctores de la contradicción diaria, debe seguirles, actuando en la calle.

Ya tenemos alcanzada la libertad; no hay más que leer la Premisa, donde se dibujan con sagrada cólera los horrores del pasado, y con ungida emoción las bienandanzas del porvenir, para convencieres de que la Nación, por fin, será feliz; toda "la opinión pública" ea parlamentaria... Las sibilas de la Prensa están acordes.

Pero... puede suceder que el Parlamento se haya elegido de modo que no estén satisfechos los oligarcas de la pluma; o que los magnates ocultos de la Prensa capitalista no hayan sacado bastante ración en la revuelta... o, simplemente, que los vividores del escándalo se cansen de ver a la Nación demasiado pacífica. Hay que volver, entonces, las cerbatanas contra el Congreso; hay que sabotear la "representación nacional", que -ahora- resultará no representar "al pueblo"; que fue elegida impuramente, o que se aleja con la mayor contumacia de los imperativos de aquél... Lo dicen los doctores con la misma solemne indignación, con idéntico gesto sibilítico que sirvió antes para decir lo contrario.

Y así, la Crítica Omnipotente, el poder superior de los que más chillan derriba legislaturas parlamentarias... o llega a entronizar un nuevo dictador, en pueblos tan profundamente extra - parlamentarios y con públicos tan viciosamente entregados a la voz de los escándalos, como son los nuestros.

De igual manera, las oligarquías de la pluma pueden mantener entre un remanso de alabanzas -y esto acaso lo veamos- una representación adulterada, que ejerza verdadera tiranía de partido... o que en sí misma subvierta su mandato para convertirse en instrumento traidor del populacho agitado en la calle...

No hay, pues, ni Constitución, ni Parlamento, ni Pueblo, donde, en realidad, se mueve la vida del Estado a compás del escándalo o de la insidia, cultivados profesionalmente por un grupo de desconocidos, puestos en la cumbre de la llamada "opinión pública".

El país suele encontrarse en situaciones tales, diferenciado en dos estratos de muy diferente valor y, fatalmente, de inversa influencia en la marcha del Estado, a lo que corresponde por su respectivo volumen y dignidad. De un lado, el estrato inferior, el que sustenta la Nación con su trabajo constante y pacífico, alejado de revueltas políticas porque harto tiene con trabajar todo el día para sostener familias y hacer Patria: Con éste, que es el verdadero Pueblo, no hace falta contar. Su nombre y sus funciones las usurpa el estrato superior, constituido por una masa minoritaria, alojada, de ordinario, en las ciudades, que, dócil a los dictados de la Prensa, enamorada del jaleo, se agita sin cesar en persecución de nuevas fórmulas y hostigada por diferentes apetitos: Este es el llamado falsamente, pero comúnmente "Pueblo", que se revuelve sin tregua, atacando cada día a un fantasma con el brío, de un toro enfurecido por el griterío del circo, y tropezando a cada acometida con un nuevo engaño...

Tal es la oligarquía de los periodistas. Difícil es prever a qué profundidad caerá la reputación y la entereza de un país encadenado por tan férrea conjuración de la hipocresía industrializada.

Desvariada la actividad de los ciudadanos por frenéticos odios políticos, y minada la juventud por el veneno pornográfico, por el criminal barreno de un nihilismo materialista, es obligada la marcha regresiva de la Sociedad. Cancelado, por otra parte, todo pensamiento nacional unitario, es claro que no se puede proyectar empresa alguna de grandeza entre el conjunto de las naciones: por esto se dice con tanta razón que la actitud de los oligarcas degenerados está inspirada por ocultos enemigos de la Patria. * * *

Ningún español desprovisto de la mentecatez a que tiene condenados la Prensa farisaica a la mayoría de sus lectores, osará calificar de exclusivamente sombrío el cuadro anterior. La inminente realidad se irá encargando de sacar a las embobadas gentes de orden de su incomprensible optimismo pancesco. No hay otro dilema: o la Nación se libra de la Prensa morbosa, o ésta consigue hundir para la vida de algunas generaciones el honor de España

A la juventud sana le corresponde contener con una disciplinada acción hispánica, esa oleada de degeneración.

Es urgente sacudir con intrépida severidad la maraña envenenada de los planes judaicos, aplastando sin compasión la Prensa antihispánica.

Es preciso purificar el ambiente público y devolver al pueblo hispano su magnífica soberanía, miserablemente regentada por los degenerados.

(Libertad, núm. 3, 27 de junio de 1931.)Cuando Abd-el-Krim asesinaba millares de Españoles, cuando los mutilaba vivos y muertos, algún periódico publicó sus retratos y ensalzaba su figura.

Cierra España.

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 3ª parte.


Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) fueron un movimiento político español de ideología fascista. De carácter totalitario y contrario a los partidos políticos, propugnaba la supremacía del Estado, pretendiendo articular este Estado en torno a un sindicato vertical. De carácter marcadamente nacionalista concretó esta ideología en el denominado nacional-sindicalismo.1


Las JONS surgieron en octubre de 1931 de la fusión del grupo liderado por Ramiro Ledesma Ramos, fundador del semanario "La Conquista del Estado" con las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, grupo fundado por Onésimo Redondo Ortega, antiguo propagandista de Acción Católica, organización que abandonó por considerarla moderada.
Desaparecidas las formas de dictadura patriarcal que han sido el régimen habitual del estado en los últimos años, se han entregado a la ciudadanía los destinos de la nación.


En esta hora, la actuación corresponde a los jóvenes por derecho propio, ya que la política de hoy es, ante todo, una milicia cívica.Al ataque violento hay que responder con serenidad y valentía. Ningún hombre menor de cuarenta años puede permanecer con dignidad en la penumbra ni dar a la política menos de lo que la defensa ardiente de las propias convicciones exija, aun la vida.

Libertad es de jóvenes y a los jóvenes se consagra preferentemente, no nos importa contar o no con una mayoría borreguil junto a las urnas, y repudiamos el concurso de las multitudes embriagadas de desorden por las calles.

Disciplina y audacia es nuestro lema las naciones pertenecen siempre a lasMinorías con fe y organización. Dándolo todo al ideal antes de comenzar, aNadie tememos.

¡ ¡ ¡por España grande, por España verdaderamente libre, a la lucha! ! !...

(anónimo. Libertad. Núm. 2, 20 de junio de 1931.- Reproducido en el mismo semanario. Núm. 87. 11 de junio de 1931, y en Onésimo Redondo. Págs. 10-11.)

DICEN los sindicalistas: La Revolución política está hecha; falta la Revolución social. En pugna con ellos, dicen, no obstante, lo mismo muchos socialistas y otros elementos, que para halagar a las masas se les aproximan como esos feroces parlantes de hace unas noches en la plaza de toros.

Dicen los comunistas: Negamos que la revolución política esté hecha. Esta y la revolución social sólo puede hacerla el Soviet.

Y unos y otros piden el desarme de la Policía y, por el contrario, el pertrecho de sus respectivos correligionarios, a quienes, todos de acuerdo, llaman "el Pueblo", para hacer con toda prisa la revolución social, aplastando la libertad de los demás, que deben permanecer desarmados. De este procedimiento es también partidario algún ministro.

Nosotros somos asimismo entusiastas de la revolución social. Lo queremos declarar desde el principio. Estamos conforme con que hay que revolver muchas instituciones: volcar cabeza abajo en el campo de lo social innumerables abusos. Y estamos enamorados de cierta saludable violencia, por el convencimiento de que en otra forma se escurrirán siempre los espectadores y acabarán al final de cada prueba flotando sobre sus oprimidos con el nombre trocado y la casaca siempre nueva.

Hay que acabar, sí, con esos hijos y nietos favorecidos de la desamortización que no han tenido tiempo ni de recorrer sus inacabables fincas, mientras en el municipio donde radican otros pasan hambre. Hay que ahogar la cruel tiranía del propietario sobre el colono cuando aquél no hace otra cosa que chupar la sangre vertida sobre la tierra trabajada por éste, que paga cada vez mayores rentas y gana menos.

Debemos acorralar con un genuino movimiento revolucionario todas las formas de usura, incluso esa moderna que consiste en pagar al labrador por sus productos un mínimo bastante para que no muera y siga trabajando, pero insuficiente para que sostenga decorosamente a los hijos que da a la Patria y condenado a no mudar nunca de suerte. El campo debe echarse encima de los acaparadores Que hacen grandes fortunas con solo estudiar sobre la mesa del café el modo de tiranizar a los productores con la especulación: de los azucareros que ganan el 100 por 100 y zurcen el rostro del remolachero con desprecios inhumanos...: de los "trust" que gravitan con sus tarifas implacables sobre las rentas, cada vez más escuálidas, de los consumidores no acogidos a monopolio alguno...

Hay que redimir, en fin, al que trabaja y revolver violentamente si es preciso, como lo será, a la burguesía encastillada en sus numerosos feudos económicos.

Pedimos, pues, la revolución social para que todo hombre apto encuentre trabajo dignamente remunerado y para que nadie se vea privado de la posibilidad cierta de elevar su condición según sus méritos y para que el campo - que es España - sacuda las cadenas de la hegemonía burguesa.

Pero si la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante superburguesa, como de las máquinas internacionales con sello marxista, que descaracterizarían la genuina revolución hispánica para hacernos siervos de Moscú.

Revolución social, enérgica, urgente, a cargo de la juventud española, eso sí. Pero con estas condiciones: 1ª Que no sirva para sustituir la hegemonía burguesa por la tiranía de una clase o un Sindicato. Es un crimen de lesa patria agitar la nación para mudar de despotismo.

2ª Que intervenga eficazmente el campo, porque sin la voz de la agricultura todo movimiento colectivo es una agresión al verdadero pueblo.

3ª Que presida esa obra de justicia social un superior anhelo hispánico, una idea nacional de unidad, como garantía de que la gran España sigue una ruta de encumbramiento y no es víctima de los tenebrosos proyectos que las fuerzas ocultas internacionales incuban para hundir a las naciones en la miseria consecuente a la lucha de clases.

(Anónimo. Libertad, núm. 2, 20 de Junio de 1031. Reproducido en Onésimo Redondo, págs. 11-14.)

HAY QUE ACABAR CON ESTA NUEVA DICTADURA

" La línea de demarcación entre la ley del pueblo y la ley del populacho es incierta." (GANDHI.)

HAY Un engaño pueril y, sin embargo, muy generalizado. Consiste en aceptar que la opresión, o sea el ataque a los derechos del individuo por una fuerza superior, que le coloca en la triste situación del hombre irredento, es un vicio peculiar del Poder Público. Con arreglo a la carcomida , mentalidad demócrataliberal que el judaísmo internacional suministra mediante su Prensa a las naciones decadentes, ese mito revolucionario es la oración matutina y vespertina del público contagiado por el engaño: ¡Libradnos, ¡oh revolución!, de la tiranía de los que mandan!...

Nosotros, que queremos poner toda nuestra energía en la tarea de arrumbar los mitos hipócritas con que la superburguesía masónica atormenta los cerebros débiles, señalamos como uno de los más funestos ese de contraponer pueblo y Gobierno, autoridad y libertad, haciendo girar la vida política y los problemas de justicia perpetuamente en torno de tales conceptos y a medida que la nación se hunde.

No pretendemos esclarecer ahora cuánta es la distancia entre esta senil febrilidad que agita a las falsas democracias, como la nuestra, y las ideasjóvenes vigentes en el mundo para regenerar las naciones y rehabilitar a algunas razas en el cumplimiento de su histórico destino. De este pensamiento, que nos es favorito, trataremos con amplitud en los números sucesivos de LIBERTAD.

Por hoy queremos solamente protestar de ese inicuo engaño, de esas gastadas monsergas liberales que soliviantan a las masas inocentes, desviando sus ímpetus de justicia del conocimiento de los verdaderos culpables. Hay opresión del individuo por un poder ilegítimo o irritante, sí : la violación de los derechos individuales es un hecho corriente e impune, por desgracia, y puede afirmarse que, a medida que avanzan los días, la libertad y seguridad de los ciudadanos está más ignominiosamente entregada a los Poderes arbitrarios.

Pero no se trata de lo que comúnmente se entiende por Poder, del Gobierno constituido, que a menudo no es tal Gobierno. que padece de una debilidad semejante a la del furioso atleta mitológico encadenado por fuerzas invisibles. Estas fuerzas son las que ejercen la tiranía sobre los ciudadanos y sobre el mismo Gobierno.

Si en España no hay, como efectivamente sucede, libertad jurídicamente garantizada, es porque la impiden a diario los que disponen del arma suprema para dominar hoy sobre el país y aun sobre los gobernantes: la calumnia, prodigiosamente difundida y maravillosamente rodeada de impunidad.

Ahí tenemos el caso del ciudadano Don Pedro Segura Sáenz, Cardenal Primado de las Españas.

Se trata del hijo de un maestro de escuela, que vivió con el pueblo y le sirvió que trabajó con espíritu francamente democrático, y sin cuidarse de que los periódicos cacareasen sus virtudes, en la regeneración de las Hurdes... No ha hecho uso de las armas, ni conspiró contra tal o cual régimen de gobierno, ni podría encontrarse español alguno que patentizase un agravio delictivo cometido por el patriota don Pedro Segura. Pero ha bastado que la calumnia despliegue sobre él sus fuerzas facciosas, que la espada Uránica de los periodistas irresponsables le señale con ira feudal, para que ese ciudadano no pueda tener un palmo de tierra donde pisar en una nación que hasta ahora se llamaba civilizada.

Hoy es un Cardenal; ayer, algunos exministros o expersonajes; mañana, uno, varios o millares de ciudadanos, a los que la calumnia, difundida, señale con sus voces cobardes; en veinticuatro horas la Prensa puede impunemente trocar a un ciudadano pacífico en un facineroso presidiable o en un corruptor repugnante a los ojos del populacho.

Desde ese momento la víctima ha perdido la calidad de ciudadano, sin que nada ni nadie le ampare. Las pruebas son innecesarias: el juicio está hecho al pie de cada quiosco de periódicos y la sentencia pronunciada por la boca de los lectores epilépticos.

¿Gobierno..? Nada puede hacer el que debe su existencia precisamente al imperio de la calumnia.

¿Ley? Sí; la del embudo; la única vigente cuando el Poder legislativo lo ejerce de hecho la Prensa de escándalo.

¿ Tribunales?... Desgraciadamente, su augusta protección llega a ser inválida ante las turbas acusatorias desde el instante en que caducaron para muchos españoles los principios de que "ningún español ni extranjero podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que las leyes prescriban", y de que "no será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle establecida por ley anterior a su perpetración".

Hubo una o dos dictaduras que molestaban sobre todo a los periodistas del escándalo, porque no las ejercían ellos. Aquéllas bien caídas están por haberse alejado del mandato del país y usurpado con indebida prolongación sus funciones. Pero quienes condenamos toda suplantación de las normas objetivas de justicia que garantizan el vivir pacífico de los ciudadanos tenemos que hacer un llamamiento al pueblo no manchado por el morbo incivil que fluye de las redacciones de los periódicos. Hay que instaurar, contra la despótica voluntad de los calumniadores de oficio, la dignidad propia de los países que viven en régimen de derecho. Hay que acabar con la dictadura de la publicidad, Que es la más degradada y la menos responsable.

(Libertad. núm. 2, 20 de junio de 1931.)

LA subsistencia de España como nación se halla amenazada gravemente por la Prensa enemiga, publicada en el territorio de la República.

Una invasión de papel impreso, organizada, sin duda, por los enemigos de la Sociedad hispana, se ocupa, cada día con mayor ardor, en corromper las bases de nuestra subsistencia racial: las publicaciones de tipo judío se reparten la tarea, dividiéndola en dos actividades: Una tiende a encender la guerra civil con sus campañas de odio político extremado. La otra quiere destruir a la juventud, haciéndola víctima del opio pornográfico. La región castellana está llamada a levantarse en nombre de la Patria, contra esta invasión de tipo moderno, organizada clandestinamente con dinero enemigo.

Cierra España.