RESPONSABILIDADES
SE ha descorrido de nuevo el telón de la farsa.
La gran mentira de la Revolución de periodistas, que ha erigido, ¡al fin!, en jueces a los que necesitaban encumbrarse con el pie forzado de las responsabilidades, se ve obligada a sostener su prestigio falaz. Hay que ir adelante, pues, con el tema de las responsabilidades.
He aquí un caso más en que el lucro político lleva a prescindir de la conveniencia nacional - voceando en nombre de ella, como es natural- y a atropellar el derecho pidiendo justicia. Contra la conveniencia nacional va el proyecto de responsabilidades, porque España no necesita que unos grupos políticos persigan a otros, sino disciplinarlos a todos. No aprovecha a la Nación que se consumen venganzas, ahondando así los rencores que tienen extenuado al país, sino que una concordia superior eleve el ánimo de los hispanos a la construcción de una España grande, para todos.
Las Cortes Constituyentes no tienen su tiempo para consumirlo negativamente en expedientes persecutorios: su deber es rearticular el Estado por si es posible salvar la producción para salvar al Pueblo del hambre que se avecina.
Con el proyecto de responsabilidades se ve, como siempre, que los diputados, después de elegidos, se olvidan de los intereses del productor, sea empresario u obrero, porque su cuidado les aburre: lo que gusta a los parlamentarios, como a los periodistas, es el escándalo: no sienten el impulso debeneficiar al país, sino el placer de las venganzas.
¿ Se habla de obras públicas o se discute la tan del trigo? el Parlamento desierto; los diputados traicionan a sus electores. Pero si se trata de afligir con la injuria o con la cárcel al enemigo político, no faltará un diputado de su escaño.
El pobre Pueblo, que otra vez tuvo que confiar en el sufragio universal, se convencerá, como antes lo estaba, de que el sufragio elige por lo general a los peores españoles; es decir, a los que tienen la desvergüenza de prometer lo que saben que no han de dar: el parlamentarismo es una estafa al país como la que comete con los incautos el logrero que a fuerza de palabras consigue sacarles loscuartos para negocios fantásticos y se alza luego con el capital. Es misión de España disciplinar a su Parlamento o acabar con él antes que él acabe con la Nación. Las responsabilidades deben exigirlas los Tribunales, y si no las hay o no se encuentran, vivan libres los de antes como viven los de ahora, que no han hecho menores fechorías que aquéllos.
Es una farsa indigna de un pueblo libre hacerle tragar que a partir de cierta fecha todos los políticos son irresponsables y cualquier desmán es permitido: si antes un empréstito ministerial era una malversación, lo será también ahora. Y si el empréstito supone la pérdida de muchos millones de oro dados en prenda, deben restituirlos los personalmente responsables, ¿no?... Pues ése es el caso del empréstito Prieto.Pero lo que el Parlamento intenta - puesto que fue elegido para restablecer la ley- es que ya no rija ninguna para los políticos. Los de antes deben caer en el presidio o en el confinamiento; aunque la ley los librase, porque para eso son enemigos de los que mandan.
Y los que mandan deben estar respaldados de impunidad, aunque deshagan la Patria y empeñen sus caudales.
Nunca acabaremos de saber el grado de bajeza moral y de subversión de la Justicia a que un Parlamento de charlatanes puede arrastrar el prestigio de una Nación.
(Anónimo. Libertad, núm. 10, 17 de agosto de 1931.)
En épocas malditas para ellos, los revolucionarios que hoy tienen la sartén por el mango llevaron la cabo las más bajas maniobras para hundir la moneda nacional, con tal de arrastrar con ella al Gobierno. Se falsificaron fotografías para dar la impresión en el extranjero de que España entera no era más que una barricada; se declaró la guerra más indigna a las Exposiciones de Sevilla y Barcelona para impedir la afluencia de visitantes; se mintió descaradamente en declaraciones y artículos publicados en periódicos no españoles. A pesar de todo ello, nunca estuvo la libra a la altura alcanzada en época de democracia y con un ministro socialista.
Cierra España.
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