martes, 6 de octubre de 2009

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 17ª parte.




ESPAÑA, HOY


Triste es que España, autora de pueblos y sembradora de rutas originales de grandeza, Se encuentre dominada, "colonizada", a estas alturas del mundo, por la invasión anacrónica de esos supuestos dogmáticos precisamente en los momentos en que una crisis universal sacude a las naciones con el estertor de una agonía que dará a luz nuevas formas. Reconocemos que el ambiente público, sugestionado en la "postdictadura" por la esperanza redentora de la acción popular, es propicio provisionalmente al sufragio universal. No se hará esperar mucho el escarmiento. Si en la antigua etapa monárquica vio España fracasar algunas docenas de legislaturas antes de consentir, alborozada, en la supresión del Parlamento, la nueva etapa republicana con su vorágine demagógica gastará mucho más pronto la ilusión demoliberal y veremos al Parlamento, inepto para toda labor útil, caer estrepitosamente ante la temprana repugnancia, pública.

Prepárese la juventud para sustituirle con formas de autoridad viril y democracia también viril que destierre definitivamente, a un tiempo, la autocracia personalista y la corrupción populachera del sufragio individualista.

Nuestra fecunda historia, empalmada con las jóvenes experiencias de la economía corporativa. nos dará la solución de un régimen de sinceridad eficacia de imperio.

(Libertad, núm. 17, 5 de octubre de 1931.)

La coeducación o emparejamiento escolar es un crimen ministerial contra las mujeres decentes. Es un capítulo de la acción judía contra las naciones libres. Un delito contra la salud del pueblo, que deben penar con su cabeza los traidores responsables

¡ OBREROS !

La prensa marxista os engaña. Estáis haciendo un juego indigno a los enchufistas inmorales, que os desorientan a diario con mentiras libertarias.

El socialismo es una burocracia burguesa y antinacional, que a todos arruina, menos a los que ocupan los buenos cargos.

LA SOLUCIÓN

CUANDO en la confusión de una catástrofe de tierra o mar el pasaje, alocado por la tragedia, se pregunta qué solución cabe en medio de ella, no es inverosímil que el motor del vehículo, aunque averiado, continúe su ritmo impertinente, inút11, como una nota de sarcasmo puesta en medio de la angustia general.

Tal sucede hoy en el cuadro de las tristezas españolas. El motor del Estado, con su Parlamento impertinente, su ritmo ministerial rutinario y enfermizo y su coro: de prensa servil y aun de "malditos", reclutados entre el pueblo, se esfuerzan en mantener una sarcástica apariencia de normalidad. No nos engañemos: la catástrofe es real y a todos alcanza. El daño causado al pueblo por la hipócrita voracidad parlamentario-socialista es tan cuantioso que afecta a todos los componentes de la economía y a todos los prestigios de civilización. Y es tan rápido que, por vestir el negro color de la tradición, clama contra los culpables la pronta ejemplaridad de un castigo sangriento. Es necio que el espíritu generoso ciudadano conceda nueva confianza al sistema desbaratador de nuestro patrimonio de civilización y riqueza, como sería imbécil conceder plazo o tolerancia a los malhechores adueñados de la propia finca. Hay que preguntarse, como lo hace en realidad el país, volviendo la espalda con asco a los traidores, ¿cuál es la solución?.. De ninguna manera una reincidencia perenne en el parlamentarismo. No podemos confiar en el sufragio universal, como institución perpetua, porque es el origen de los males, que no se eliminarán mientras subsista el fracasado sistema liberal: el sufragio es la alegre viña del escándalo, donde el más despreocupado hace mejor negocio, cambiando votos por meras palabras. En este campo, abonado para todas las traiciones, prospera la hidra marxista, que sin el barullo de las elecciones muere por asfixia.

La desgracia, el enemigo nacional, es el marxismo. Y de éste no se libra el país sino por extirpación voluntariosa, desalojando del país, por traidores y disolventes, sus propagandas : la solución está, pues, en una dictadura antimarxista. No es extraño que a muchos sorprenda y decepcione esta palabra, tomándola, como hasta aquí se ha hecho, por un recurso desesperado, por una militarada en la que el remedio se encomienda, cobardemente, a la taumaturgia imposible de un general.

No es eso: nada de dictaduras autocráticas, personales, y mucho menos de clase, ni obrera ni burguesa. Hablamos de una dictadura popular, del pueblo. Un gobierno fuerte, ganado en la calle por la lucha franca, impuesto férreamente por el arte de los patriotas y por la adhesión del pueblo, y poseedor no de unas fórmulas mediocres de paz y buena voluntad, sino de un querer histórico y total para encaminar a la raza por nuevos rumbos de grandeza; poseedor también de una concepción económica radical que cancele el problema de las clases, reforzando desde el primer momento la producción, sin necesidad de una hecatombe previa, como necesita el marxismo.

Este movimiento no se trama en camarillas ni en cuartos de banderas: no se implanta por resorte, sin previa noticia ciudadana. Tampoco es necesariamente estéril como las dictaduras de ese tipo.

Se gana en la calle como decimos, arrojando, cueste lo que cueste, la máscara de la cobardía que nos tiene ignominiosamente sujetos a la procaz dictadura marxista, marchando abiertamente a liberar al pueblo de la engañosa disciplina con que las fuerzas internacionales -antinacionales explotan su ingenua fe y entretienen su miseria creciente.

¡Queremos una dictadura nacional, de origen popular, que liquide el mito histórico del parlamentarismo y extirpe del suelo patrio la traición marxista!

(Anónimo. Libertad, núm. 18, 12 de octubre de 1931.)

En el día de hoy, 12 de octubre, Fiesta de la Raza, enviamos un saludo a los pueblos hispanos de América.

Cierra España.

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