martes, 6 de octubre de 2009

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 16ª parte.



LA MISIÓN DEL SOCIALISMO


El socialismo significa, fatalmente, la ascensión a la cumbre de una nación de lo más ilustre de sus mediocridades, y la elevación de unas simples hipótesis tan pueriles como malignas a la categoría de normas de gobierno.

El liberalismo afiigió a Europa en lo económico hasta provocar el marxismo, por la creación de una inmensa legión de desamparados, y en lo político, creando una guerra interior perpetua, por la elevación amañada de una mayoría electoral al despotismo del Estado. El socialismo conserva este abuso permanente de poder de las mayorías y sustituye la despiadada postergación del trabajo por la despiadada persecución al capital.

Es la cumbre de la civilización materialista, vinculada al interesado afán sufragista de amaestrar a las masas con la predicación de derechos, con la bulla de las libertades y reivindicaciones. Nacido del liberalismo y conservando todas las enormidades del farisaico credo demo-liberal, significa un paso más en la insensata y alegre emancipación del concepto humano de los deberes familiares y políticos: por eso su ocaso es tan próximo a su aurora y mediodía, que bastará un cuarto de generación, diez años de vida, para ser testigos de su fugacidad.

No esperamos que el escarmiento sea tan rápido como el fracaso: todas las naciones acogidas al credo racionalista, a la divinización de la vida industrial, están condenadas necesariamente a pasar por el doloroso invierno de la experiencia marxista si han de purgar el curso de sus ya seculares aberraciones, cuya última etapa desemboca en la sima comunista.

LA POSICIÓN DE ESPAÑA

Sólo España, entre los pueblos occidentales con cultura propia, aparecía, en el fondo de la totalidad de su pueblo, al margen del desenfreno progresista, que, incorporado hace siglo y medio a las costumbres de gobierno, ha sido el secreto de ese divorcio permanente entre el régimen y la nación, entre los políticos y el interés de la Patria. La realización de la Revolución abrileña. tomada por tantos, de buena fe, como histórica realización para encontrar el propio camino, el gobierno genuinamente español, ha sido, tristemente, la mayor victoria hasta aquí conseguida de la perversión parlamentario-socialista sobre el pueblo engañado por la calumnia científicamente explotada y por la extremación de las promesas irrealizables. Por eso su triunfo ha sido rápido y casi total, pero su fracaso es fulminante, como se va viendo. Celebremos, por España, el trágico paso del socialismo por el Poder: conviene, aunque resulte doloroso, que así nos adelantemos al escarmiento mundial, para recoger en breve tiempo la lección y reanudar el curso de nuestra Historia, acudiendo a las reservas propias de nuestra cultura imperial, ni racionalista, ni atea, ni mucho menos socialista.

(Libertad, núm. 16, 28 de septiembre de 1931.)

Los profesionales del escándalo esperan con morbosa deleitación sadista la semana en que se va la discutir el problema religioso.

Mientras los jabalíes afilan sus colmillos y el tenor prepara su romanza, los obreros se mueren de hambre y la industria nacional se paraliza. No puede seguir ni un momento más esta farsa indignante.

POLITICOCRACIA

EL ESCLAVISMO DEMOCRÁTICO

COMO no tenemos fe en la superstición del sufragio universal, rechazamos la intervención de la mujer en los comicios. El "un hombre, un voto", extendido hoy a "una persona, un voto", como fórmula de salud pública, es el resumen de un turbión de hipotéticas falsedades y supuestos infantiles: es la raíz de la llamada democracia liberal, negación de la verdadera democracia. A los que sienten aptitud, ambición y probabilidad de conquistar posiciones políticas, seduciendo a la muchedumbre de ignorantes, les conviene reducir la vida política -y aun toda la vida- del ser humano a este supuesto antinatural: "el individuo es libre y es igual bajo el Estado". Unica libertad, la del individuo. Única soberanía, la del individuo, también, pero delegada en el Estado -o sea en los políticos- por medio del voto. El voto engendra la plena soberanía; frente al Poder, conquistado por la suma mayoría de votos sueltos, ya no hay más libertades que las que consienta el partido dominante. El absolutismo parlamentario, construido así con la mecánica falaz de las papeletas electorales, domina en toda la dilatada existencia social situada entre el votante -que desfloró su soberanía en la urna- y el Estado Todopoderoso.

La Familia, la Escuela, la Propiedad, el Trabajo. la Asociación libre, todas las libertades y formas de convivencia quedan de rodillas ante el Poder’, que dispone de cárceles y ametralladoras.

Esta es la traza exacta de la llamada "democracia liberal", que es, de hecho, una "políticocracia absolutista". Sus principios o, más exactamente, sus supuestos -emisión libre y consciente del voto, poder constituyente de la mayoría de los individuos-, después de ser un tejido burdo de arbitrariedades mentales, contienen una lógica tan brutal, que autorizan las intromisiones más despóticas de la clase dominadora en la vida y voluntad de los dominados: es el fatalismo esclavista, elevado a principio de civilización.

La humanidad, bajo el mito del sufragio universal, resulta prisionera moral de ese mito y sierva físicamente de sus consecuencias. Porque a nadie le es posible sustraerse al dogma de la soberanía se puede votar en contra del candidato popular adverso, mas el voto contra el sistema, que es lo que importa, no tiene alcance práctico. ¿Qué derechos tiene el elector que no quiere a ningún candidato porque todos le parecen funestos? La papeleta en blanco, que es la sumisión, con manos atadas, a los mismos que detesta. Aunque la mayoría de los electores deteste a todos los elegidos -como viene a suceder en la España de hoy-, es forzoso aguantar la soberanía de los repudiados. No hay razón de bien público que abone el despotismo de los partidos dominantes, pero no importa. Basta que el dogma del sufragio, casado con la farsa electoral -trama caciquil y música demagógica, les hayan hecho soberanos. Su "poder constituyente" lo puede todo. Creemos que hasta hacer de los hombres mujeres y de las mujeres hombres...

Cierra España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario