viernes, 16 de octubre de 2009

Movimiento español JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista) 23ª parte.

"MIL VECES ANTES EL COMUNISMO..."


¿Antes que quién? El ministro judaizante lanzó airadas palabras, frente a las de un diputado tradicionalista. Ese ministro sabe bien y reconoce lo que es el comunismo. Acudió a Rusia a contemplar de cerca los primeros pasos de su de3-envolvimiento. Vio y describió al pueblo de aquella bárbara nación consumirse de hambre y limpiar miseramente sus llagas bajo el despiadado despotismo de un régimen de policía brutal.

Él, Fernando de los Ríos, es quien nos ha pintado, entre otras, las humillantes escenas del mercado de los harapientos en Moscú. Bien es verdad que el disimulado sefardita, ministro de Instrucción en España, pone en sus impresiones sobre Rusia apenas la tibia repugnancia del artista indiferente, sintiendo seguramente en el fondo la voluptuosa delectación de quien experimenta en cuerpo ajeno el poder histórico de su raza favorita -la judía- dedicada a atormentar a un pueblo. Por eso, colocado en el banco del Poder del Estado español, sabiendo que cuenta para sus planes sobre España con multitudes ciegas de infelices trabajadores marxistas y con la avarienta colaboración de políticos y periodistas traidores, dicta sobre España la sentencia de odio conocida: " Antes el comunismo que vosotros."

No nos extrañará que la obtusa mentalidad del tipo medio liberal que domina entre los que leen Prensa y hablan de política haya pasado por encima de esa frase con la acostumbrada indiferencia que vamos adoptando para asimilar las novedades más absurdas y violentas. Quizá nos ha tranquilizado saber que el ministro judío-socialista antepone el comunismo solamente a la docena de diputados vascos con quienes se encaraba. " ¿Qué tenemos que ver con ellos ni qué esperar de los tradicionalistas?", dirá el burgués y, desde luego, el obrero. Bien está, pues, la exclamación del hebreo: "Primero los comunistas que los católicos..." * * *No se necesita, sin embargo, ser ni sabio ni malicioso para leer el deseo y la fría intención de quien ha franqueado las puertas de su latente pensamiento político. Ni cuesta gran trabajo agrupar en esto al intelectual granadino con el otro capitán marxista -Prieto-, que, según algunos periódicos, pronunció la misma frase, y, en general, con toda la política republicano-socialista que domina y acapara la institución parlamentaria. Esa intención conjunta y bien patente de los que ahora oprimen dictatorialmente al país quiere decir: "Antes que un Gobierno de derechas auténticas, representativo de la esencia tradicional de España, de la honradez cristiana en las costumbres y de la libertad propia de los pueblos civilizados..., EL COMUNISMO," La colérica interrupción del prohombre judío al diputado vasco no es un grito aislado de espontaneidad irresponsable, ni mucho menos desligado de toda la conducta del régimen parlamentario-socialista. Es, precisamente, el resumen de las finalidades de este régimen: La expresión cruda de adónde se nos lleva; al comunismo, o sea a la negra fosa soviética que De los Ríos visitó en 1920, por la obsesión gubernamental de alejar de España a las derechas, de cortar brutalmente la tradición, de desespañolizar a la nación en venganza de las derrotas que nuestra Historia ha infligido al judaísmo y al erasmismo, superviviente en Fernando de los Ríos.

A los lectores asiduos de LIBERTAD les basta recordar la tenaz alarma con que venimos hablando de la complicidad bolchevizante de los políticos V la prensa para extraer todo el peligroso significado del célebre anatema gubernamental.

(Anónimo. Libertad, núm. 33, 25 de enero de 1932.)Hay más de cien millonarios en Valladolid. Entre todos no son capaces de crear -no digamos "sostener", porque no haría falta- un diario que informe al público con honradez y le oriente con patriotismo.¿Qué puede esperar la nación de esa burguesía ?Para salvarse es necesario destruirla (*)(*) Reproducido en Onésimo Redondo, pág. 46

LÓGICA MASÓNICA



EL RÉGIMEN DE LIBERTAD

EL pecado típico de un régimen de absolutismo consiste en despreciar, en negar los bienes de libertad a los "súbditos".

El régimen de absolutismo reconoce, cuando más, la posesión y disfrute de los bienes económicos, de las riquezas. Pero el soberano coarta o secuestra los bienes de libertad, o sea el derecho a vivir y a relacionarse cada uno según las lícitas inclinaciones de su espíritu. Es un régimen indigno, de esclavitud.

Por el contrario el régimen a que funda el poder en la democracia y pone al pueblo como base de sustentación tiene opuesta consideración de los bienes de libertad, que son anteriores y superiores al poder del Estado. Nada puede éste contra el derecho a opinar, a asociarse y reunirse, a residir individual y colectivamente, escribir y enseñar... Por eso la forma republicana de Gobierno es tan amada de todos los españoles libres y enemigos de la cerrilidad absolutista de los cavernícolas: porque la República supone el reconocimiento sagrado e inviolable de esos grandes bienes de libertad o derechos del hombre.

Todos los sacrificios, todas las persecuciones, todas las mentiras y todas las estafas políticas que han producido el a1umbramiento del régimen de libertad, nada son al lado de lo que España ha conseguido: una existencia digna.

Secuestro de bienes particulares, prohibición de periódicos nacionales, multas a voleo, confinamientos en lugares inhabitables, disolución de Asociaciones y supresión de escuelas, violación del derecho a reunirse contra muchedumbre de cientos de miles -sin duda de millones- de españoles, son capítulos magnos de la breve historia del régimen de libertad, tan pacífica como gloriosamente conquistado por la sin par ciudadanía española. El Gobierno actúa democráticamente como simple representación de las cortes, v éstas como mandatarias del pueblo soberano, que es el que participa de los bienes descritos, por haber sabido elegir, en una memorable jornada de civilidad, los hombres que a costa de tantos sacrificios y renunciamientos mantienen enhiesta en las Constituyentes la virtud republicana por excelencia: la democracia.

Pero no basta hasta aquí la obra del Estado, que, como decíamos, es mero traslado al Poder dignificado de los valores democráticos del pueblo. Este se encarga de completar la obra oficial en la callada y profunda elaboración cotidiana de la República viva, de la República lograda. Los motines sangrientos, las huelgas ilegales, el asalto a los cortijos y el robo de la aceituna son otros tantos ejemplos, entre muchos, de que la ciudadanía se incorpora a la elaboración rápida y firme de una superior existencia política.

* * *
Quien habiendo leído lo anterior aprecie una intención satírica en nuestras alabanzas, una significación invertida en nuestras afirmaciones, es que no sabe leer en la nueva realidad de la lógica masónico-liberal. Hablamos en serio, como habla toda la prensa que diariamente hace la apología de la nueva España. El régimen de democracia ha sido logrado y la satisfacción de gozar los bienes de libertad, tantos siglos ausentes, nos circunda. Los millones de españoles que otra cosa vean, crean y lamenten son cerebros anquilosados, residuos supervivientes de un pasado indigno. No tienen derecho a opinar ni a vivir. Para ellos bien está la persecución.

(Anónimo. Libertad, núm. 34, 1 de febrero de 1932.)

Las maniobras de los monárquicos, el supuesto ataque a la República, no existen: todo el mundo lo sabe.

Pero el caciquismo dominante necesita pretextos para prolongar su dictadura, argumentos para oprimir a los que odia y ocasiones para despistar a la opinión.

Las maniobras monárquicas son la pantalla para ocultar el juego inmoral de los nuevos caciques. Ellos son los que "maniobran".

Cierra España.


No hay comentarios:

Publicar un comentario