Como final de este Capítulo conmovedor para los de "La Vieja Guardia" de Castilla, impresionante para los extraños por la grandiosidad desproporcionada de los que luchaban por la nueva idea, damos a continuación el
Manifiesto político de las J.O.N.S.
POR QUE NACEN LAS JUNTAS
"El hecho de advertir cómo día tras día cae nuestra Patria en un nuevo peligro, aceptando la ruta desleal que le ofrecen partidos políticos antinacionales, nos obliga hoy a hacer un llamamiento a los españoles vigorosos, a todos los que deseen colaborar de un modo eficaz en la tarea concretísima de organizar un frente de guerra contra los traidores.
Invocamos esa reserva fiel de que todos los grandes pueblos disponen cuando se advierten roídos en su entraña misma por una acción disolvente y anárquica. Acontecen hoy en nuestro país cosas de tal índole, que sólo podría justificarse su vigencia después de un combate violento con minorías heroicas de patriotas. El hecho de que estas minorías no hayan surgido, nos hace sospechar que entre los núcleos sanos de nuestro pueblo nadie se ha ocupado hasta hoy de propagar con pulso y coraje la orden general de ¡Servicio a la Patria!.
Las "Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista" nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de que no existe en el panorama político fuerza alguna que garantice la defensa de los ideales hispánicos. No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de España, ni a que se dé los mandos nacionales a hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negación.
LA PATRIA AMENAZADA
Se impone, pues, organizar un bloque nacionalista que reconozca la urgencia de estos dos fines: Subvertir el actual régimen masónico, antiespañol, que ahoga la vitalidad de nuestro pueblo, hoy indefenso e inerme frente a la barbarie marxista, imponer por la violencia la más rigurosa fidelidad al espíritu de la Patria.
Para que estos propósitos no sean meras palabras sino que alcancen eficacia ejecutiva, las Juntas consideran como su primer deber, la formación de un ejército civil, las Milicias nacional-sindicalistas, que de un modo técnico y regular, con entusiasmo y sacrificio, garanticen la victoria de los ideales nacionales.
Nuestro partido aspira a constituir una barrera infranqueable contra los asaltos extranjerizantes del socialismo y contra la bobería mendaz del liberalismo demócrata. El empuje de las Juntas se nutrirá de afán nacionalista, con odio implacable contra los ideales y los grupos que han hecho de nuestro gran pueblo un pueblo ineficaz, sin alientos ni coraje para nada.
ABAJO EL MARXISMO
Las J.O.N.S, consideran como sus enemigos naturales e inmediatos a todos los grupos y organizaciones que se inspiran en el materialismo marxista. Esta lepra descastada, antinacional, que envenena al pueblo con ilusiones groseras, que destruye en el pueblo los gérmenes de fidelidad a la Patria, merece el exterminio radical, y las Milicias nacional-sindicalistas efectuarán ese castigo como una ejemplaridad contra los traidores.
La teoría de la lucha de clases es uno de los mayores crímenes de la inteligencia judía. Su simplicidad ha hecho que la adopten con entusiasmo todos los cerebros limitados del mundo. Hay, pues, que restaurar entre nosotros el culto de los valores supremos, entre los cuales está el culto de la Patria, negado y atropellado por la peste marxista.
LA UNIDAD INTANGIBLE DE ESPAÑA
Somos intransigentes en la afirmación de la España una. Todo cuanto contribuya a despertar nacionalidades artificiosas e imposibles será considerado por nosotros como un delito de alta traición. Nos batiremos contra las tentativas de los separatismos y juramos que antes de conseguir estos desmenuzar la unidad de España habrá sangre de sacrificio, la nuestra, porque interceptaremos su camino con nuestro pecho de españoles.
Nuestro emblema, un manojo de flechas cruzado por un yugo, recoge del escudo de los Reyes Católicos la emoción sagrada de unidad que presidió el genio histórico de estos monarcas.
La acción de las Juntas tendrá por lo menos la eficacia de impedir en España estas dos victorias infamantes: el predominio socialista y el triunfo ramplón de los separatismos.
LAS MILICIAS NACIONAL-SINDICALISTAS
Ya aludimos antes al propósito de las J.O.N.S. de organizar un ejército civil de juventudes, las milicias nacional-sindicalistas. Es una de nuestras consignas permanentes la de cultivar el espíritu de una moral de violencia, de choque militar, aquí, donde todas las decrepitudes y todas las rutinas han despojado al español de su proverbial capacidad para el heroísmo. Aquí, donde se canta a los revolucionarios sin sangre y se apaciguan los conatos de pelea con el grito bobo de "ni vencedores ni vencidos." "Las Juntas" cuidarán de cultivar los valores militares, fortaleciendo el vigor y el entusiasmo guerrero de los afiliados y simpatizantes. Las filas rojas se adiestran en el asalto y hay que prever jornadas violentas contra el enemigo socia1ista. Además, la acción del partido necesita estar vigorizada por la existencia, de una organización disciplinada y vigorosa, que se encargue cada día de demostrar al país la eficacia y la rotundidad de las "Juntas". Nuestro desprecio por las actuaciones de tipo parlamentario equivale a preferir la táctica heroica que puedan desarrollar los grupos nacionales. Del seno de las "Juntas" debe movilizarse con facilidad un número suficiente de hombres militarizados, a quienes corresponda defender en todo momento el noble torso de la Patria contra las blasfemias miserables de los traidores.
Varios camaradas nuestros, especializados en técnica militar, organizan a toda prisa las MILICIAS NACIONAL-SINDICALISTAS, en las que encuadraremos a todos los españoles que secunden nuestra acción.
QUIENES DEBEN FORMAR PARTE DE LAS J.O.N.S.
Naturalmente, las "Juntas" que estamos organizando no son incompatibles con la República. En nada impide esta forma de gobierno la articulación de un Estado eficaz y poderoso que garantice la máxima fidelidad de todos a los designios nacionales.
Toda la juventud española que haya logrado evadirse del señoritismo demo-liberal, con sus pequeños permisos y salidas al putrefacto jardín marxista y sienta vibrar con pasión la necesidad de reintegrarse al culto de la Patria.
Todos los que adviertan el crujir de las estructuras sociales hoy vigentes y deseen colaborar a un régimen económico antiliberal, sindicalista o corporativo, en que la producción y en general la regulación toda de la riqueza, emprenda las rutas de eficacia nacional que el Estado, y sólo él, indique como favorables a los intereses del pueblo.
Todos los que posean sensibilidad histórica suficiente para percibir la continuidad sagrada de los grandiosos valores hispánicos y se apresten a defender su vigencia hasta la muerte.
Todos los que sufran el asco y la repugnancia de ver cerca de si la ola triunfal del marxismo, inundando groseramente los recintos de nuestra cultura.
Todos los que logren situarse en nuestro siglo, liberados del liberalismo fracasado de nuestros abuelos.
Todos los que sientan en sus venas sangre insurreccional, rebelde contra los traidores, generosa para una acción decisiva contra los que obstaculicen nuestra marcha.
¡¡Todos, en fin, los que amen el vigor, la fuerza y la felicidad del pueblo!!
QUE PRETENDE EL NACIONAL-SINDICALISMO
El nombre de "Juntas", que damos a los organismos de la acción de nuestro partido, alude tan sólo a la estructura de éste. La palabra "Ofensiva" indica, como hemos advertido ya antes, el carácter de iniciativa que ha de predominar en su actuación. Ahora bien, ¿y el nacional-sindicalismo?. El carácter hispano, nacionalista de nuestro partido, es algo que advierte el más obtuso en cualquier párrafo de nuestro manifiesto. El motor primero de nuestro batallar político es, efectivamente, un ansia sobrehumana de revalorizar e hispanizar hasta el rincón más oculto de la Patria.
Asistimos hoy a la ruina demo-liberal, al fracaso de las instituciones parlamentarias, a la catástrofe de un sistema económico que tiene sus raíces en el liberalismo político, estas verdades notorias, que sólo un cerebro imbécil no percibe, influyen naturalmente en la concepción política y económica que nos ha servido para edificar el programa de nuestro nacional-sindicalismo.
La supuesta crisis del capitalismo es para nosotros más bien crisis de gerencia capitalista. De ahí nuestro empeño en robustecer las corporaciones, los sindicatos, como respuesta al fracaso de la economía liberal. Sólo polarizando la producción en torno a grandes entidades protegidas, esto es, sólo en un Estado sindicalista, que afirme como fines suyos las rutas económicas de las corporaciones, puede conseguirse una política fecunda. Esto no tiene nada que ver con el marxismo, doctrina que no afecta a la producción, a la eficacia creadora, sino tan sólo a vagas posibilidades de distribución.
El nacional-sindicalismo postula el exterminio de los errores marxistas, suprimiendo esa mística proletaria que los informa, afirmando, en cambio, la sindicación social de productores y acogiendo a los portadores de trabajo bajo la especial protección del Estado.
Ya tendremos ocasión de explicar en nuestras propagandas con claridad y detenimiento la eficacia social y económica del nacional-sindicalismo, única concepción capaz de atajar la crisis capitalista que se advierte.
Cierra España.
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