{14} Seguramente, se refiere al segundo bombardeo efectuado en Alicante, durante la noche del 28 de noviembre de 1936, con el resultado de tres muertos y veintiséis heridos. En represalia, las masas asaltaron la Cárcel Provincial y fusilaron, en las tapias del cementerio, a 53 presos.
{15} Carlos Esplá Rizo (1895-1971), de Izquierda Republicana, fue nombrado ministro de Propaganda, en la remodelación del 4 de noviembre de 1936. Es posible que Esplá, que era alicantino, pensase que el indulto significase desautorizar al Tribunal de Alicante.
{16} Elizabeth Asquith (1897-1945), esta escritora era hija del Primer Ministro inglés Herbert Asquith y esposa del príncipe Antoine Bibesco, embajador de Rumania en Madrid (1927-1933). La princesa, según F. Ximénez de Sandoval, ‹‹habló personalmente por teléfono desde Londres con Manuel Azaña, con quien tenía también amistad, según relata éste en sus Memorias famosas. Azaña, desde Barcelona, respondió a la Princesa que sentía muchísimo la situación de José Antonio Primo de Rivera, por quien no podía interceder, “pues él era también prisionero”››; Cf. José Antonio. Biografía apasionada (Madrid, 8ª edición, 1980), p. 549. En sus Diarios, en la anotación correspondiente al 22 de abril de 1933, escribe Azaña: ‹‹Anoche, en la embajada de México, la Bibesco tuvo la ocurrencia de proponerme que me presentaría al hijo de Primo de Rivera››. Entre las pertenencias y papeles personales que dejó José Antonio en Alicante, recogidos por Indalecio prieto, había un telegrama firmado Elisabeth: ‹‹Je pense a toi. Love.›› (París, 29 de febrero de 1936). ¿Se trata de la princesa Bibesco?
{17} Se refiere sin duda a la carta que Miguel Primo de Rivera dirigió, el 19 de noviembre de 1936, al Presidente de la República, solicitando el indulto de su hermano. Escribe Miguel: ‹‹Yo estoy seguro que V.E. en su claro juicio, tiene bien señalados y conceptuados a los hombres públicos de España, y también lo estoy de que entre los pocos a quienes reconoce un espíritu abierto y tolerante, tan necesario en estos momentos, concede un puesto a mi hermano José Antonio››. El editor de los Papeles póstumos de José Antonio, su sobrino Miguel Primo de Rivera, anota que el hecho de que la carta ‹‹se conservara entre sus papeles hace pensar que no fue tramitada››. La explicación más plausible es que la carta que guardaba Miguel era una copia, si bien hay que reconocer que entre los papeles inéditos de Azaña no ha aparecido el original. De todas formas, como dice Enrique Rivas, ‹‹El inventario hecho por la Dirección General de Seguridad en 1940 incluye documentos (principalmente cartas) que no han sido hallados. También se tiene conocimiento de que algunos documentos están en manos de personas o instituciones que no han podido ser identificadas››.
{18} Manuel de Irujo y Ollo (1891-1981), del Partido Nacionalista Vasco, era ministro sin cartera y, según Julio Jáuregui, votó a favor del indulto de José Antonio (‹‹Irujo y José Antonio››, Diario 16, 27-08-1980).
{19} No he podido localizar este personaje. Es sabido que en Burgos se ubicaba la Junta Técnica, en funciones de gobierno de la zona ‹‹nacional››.
{20} Francisco Largo Caballero (1869-1946), dirigente socialista, como Presidente del Gobierno firmó el enterado del Consejo de Ministros, lo que equivalía a la denegación del indulto. Largo no quiso asumir su responsabilidad y, años después, mentirá: ‹‹Estábamos en sesión con el expediente sobre la mesa, cuando se recibió un telegrama comunicando haber sido fusilado Primo de Rivera en Alicante. El Consejo no quiso tratar de una cosa ya ejecutada y yo me negué a firmar el enterado›› Cf. Mis recuerdos (México: 1954).
{21} Ángel Ossorio y Gallardo (1873-1946), antiguo maurista, había sido ministro de Fomento (1919) y, durante la Dictadura, fue nombrado consejero de Estado (1928), a pesar de la dura oposición que había mostrado al General Primo de Rivera. Curiosamente, en sus Memorias (1945) no menciona este nombramiento. En el período republicano, fue diputado y presidió la Comisión Jurídica Asesora (1931), ya durante la guerra civil, fue embajador en Bélgica, Francia y Argentina. Azaña, en sus Memorias políticas y de guerra, anota [el 17 de junio, 1937]: ‹‹Cuando Ossorio supo, porque yo se lo conté, mi intervención personal para librar a José Antonio del asesinato que iban a perpetrar algunos fanáticos de Alicante, se quedó callado. “¡Cómo! ¿Le parece que he hecho mal? ¿Me he excedido?”, “No sé, no sé...”, “¿Resultará que ha sido una pifia”. “Por qué no…?”›› Ossorio nunca perdonó al dirigente falangista que mantuviera una actitud crítica a su gestión como decano del Colegio de Abogados de Madrid. Sobre la intervención de Azaña, que evitó que José Antonio y su hermano Miguel fuesen paseados, a principios de agosto de 1936, puede consultarse el documento que obra en el Archivo Carlos Esplá y que reproduje, como anexo b), en mi trabajo ‹‹Federico Enjuto Ferrán…››, op. cit.
{22} Es obvio que Azaña, cuando se refiere a que ‹‹lo ha matado Alicante››, no culpa a todos los habitantes de la ciudad. Como escribió, en 1961, el que fuera alcalde republicano de Alicante, hasta dos meses antes del fusilamiento de Primo, Lorenzo Carbonell Santacruz: ‹‹La triste y lamentable guerra civil del 36 al 39, en la que todos los españoles expansionaron su locura, proporcionó a Alicante la gran desgracia de que en ella se fusilara al gran joven J. Antonio Primo de Rivera. No lo mataron los alicantinos ni Alicante; fue la circunstancia de la lucha, ajena a la voluntad de Alicante y de los alicantinos›› (carta al Director de la Misión de Operaciones de los Estados Unidos en España, reproducida por Vicente Ramos en su libro Lorenzo Carbonell, Alcalde popular de Alicante, p. 250-251).
{23} Según T. López Zafra, secretario del Juzgado Especial que instruía el sumario, García Oliver, que iba acompañado del subsecretario Sánchez Roca, dijo a Federico Enjuto y a Vidal Gil que José Antonio debía ser condenado a muerte; Cf. declaración prestada por López Zafra en la Causa General. La entrevista de la Comisión con el ministro, en Valencia, debió tener lugar en la noche del sábado siete de noviembre. Según Sánchez Recio, la designación de García Oliver como ministro de justicia fue el factor determinante para que en la administración de justicia se impusiera la “normalidad revolucionaria”; Cf. Justicia y guerra en España. Los tribunales populares (1936-1939), p. 14. En realidad, García Oliver no tenía ningún interés especial en desear la muerte del dirigente falangista. Lo que ocurría era que el Gobierno carecía de toda autoridad sobre los comités de milicianos de la ciudad levantina. Así, según Sánchez Roca, el Gobierno ‹‹quería evitar, a toda costa, conflictos con los partidos locales, ya que los problemas de los frentes exigían toda su atención››; así lo cuenta José Rodríguez Olazábal, presidente de la Audiencia Territorial de Valencia durante la guerra, en su libro La Administración de Justicia en la Guerra Civil (Valencia, 2ª edición, 1996), p. 78. La situación se le complicaba al ministro por dos circunstancias: una, la difícil situación militar de Madrid, y, la otra, que precisamente los que mandaban en Alicante eran los anarquistas.
{24} Según Vicente Ramos, el ataque aéreo fue protagonizados por tres aviones: dos de protección y un bombardero, que, a muy baja altura, arrojó diez bombas. Durante el bombardeo, los buques alemanes e italianos, surtos en el puerto, mantuvieron su alumbrado. ‹‹A raíz de este primer bombardeo, muchísimos vecinos practicaron el éxodo nocturno a las casas de la huerta y lugares cercanos comenzando así a tener realidad lo que, no mucho más tarde, se denominó la “Columna del Miedo”››; Cf. La Guerra Civil (1936-1939) en la provincia de Alicante (Alicante 1974), tomo I, p. 139-142. Alan Hillgarth, vicecónsul británico en Palma (Mallorca), en el Memorándum Nº 17 on the situation in Majorca, fechado el 13 de noviembre de 1936, hace constar que ‹‹la noche del 4 al 5 de noviembre hubo una incursión aérea sobre Alicante, llevada a cabo por seis bombarderos desde Son Sant Joan. Los seis regresaron››; debo la información al monje e historiador Josep Massot i Muntaner, véase su libro El cónsul Alan Hillgarth i les Illes Balears (1936-1939) (Barcelona 1995), p. 98.
{25} Vidal Gil Tirado, a quien los nacionales le habían fusilado un hijo en Badajoz, ya había demostrado su dureza como Presidente del Tribunal Popular de Alicante. Gil substituyó a Juan Serna Navarro, éste era un hombre de gran entereza y de grandes conocimientos jurídicos, que, de acuerdo con Ruiz-Funes, pensaba pedir una pena de pocos años de cárcel para el procesado. Pocos días después del fusilamiento de Primo de Rivera, el Gobierno, a propuesta de García Oliver, recompensó a Gil y a Enjuto nombrándoles magistrados del Tribunal Supremo. Gil sería, seis meses después, el primer presidente del Tribunal Central de Espionaje, Alta Traición y Derrotismo, nombrado por Manuel de Irujo. Juan Serna, después de la guerra, sería condenado a doce años de reclusión mayor.
{26} El que fuera director de El Socialista, y ministro de Gobernación durante la guerra, Julián Zugazagoitia, escribe: ‹‹En Alicante habían pasado de los furiosos arrebatos colectivos en que se pedía la inmediata ejecución del caudillo falangista, a la convicción de que en tanto viviera la ciudad no sería bombardeada››; Cf. Guerra y Vicisitudes de los Españoles (edición de 1978), tomo I, p. 259.
{27}Jorge Enjuto, ya fallecido, fue secretario general del Partido Socialista Popular, cargo que desempeñó hasta la fusión con el Partido Socialista Obrero Español. Dirigió la Fundación Pablo Iglesias y ocupó la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares.
{28} En el Memorando Nº 14, de 25 de octubre, daba cuenta de que, el 20 de octubre, tres bombarderos Breda, con una autonomía de siete horas de vuelo, habían atacado Alicante. En el Memorando Nº 15, de 30 de octubre, rectifica y dice que debería haber dicho que: ‹‹El 20 de octubre tres bombarderos fueron en dirección oeste con un cargamento completo de bombas y regresaron cuatro horas y media después sin las bombas. Afirmaron que habían bombardeado Alicante›› [la cursiva es mía]; Cf. El cònsol Alan…, op. cit., p. 81-82 y 88, Obviamente, los italianos se apuntaron un tanto que no realizaron.
{29} Amós Salvador Carreras (1879-1963) firmó en nombre de Izquierda Republicana el programa del Frente Popular y fue ministro de Gobernación en la primavera de 1936.
{30} A diferencia de las derechas que lo motejaban de “monstruo”, Primo de Rivera sentía sincera admiración por el líder republicano. Así, Alejandro Salazar, jefe del SEU, en relación a la reunión de la Junta Política de FE del 20 febrero de 1936, anota en su Diario: ‹‹José Antonio está desconocido. Nos ha expuesto su fe ciega en Azaña. Cree que ha de conseguir una labor de revolución nacional››.
Cierra España.
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