domingo, 22 de noviembre de 2009

Hedilla, Franco y el decreto de unificacion.5ª parte.Continuacion.

2. Otro de los puntos claves de la conversación es el que se refiere al propio fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, fusilado tras un proceso en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936, pero de cuyo hecho, a más de tres meses de distancia, parecía no haber seguridad, especialmente en las mismas filas de la Falange, como Danzi puede percibir, sobre todo después de esas palabras sobre cuando “José Antonio recupere su puesto”. La duda sobre la suerte que hubiera podido correr José Antonio, le lleva a plantearlo directamente a su interlocutor, a quien considera hombre enterado:


Considero oportuno referirme a los detalles que constituyen las fases del coloquio con el señor Menéndez. El señor Menéndez es uno de los fundadores del falangismo, amigo personal de José Antonio Primo de Rivera y de Raimundo Fernández Cuesta, ahora prisionero en Alicante pero que, en el caso de que De Rivera fuese asesinado (cosa que por otra parte Menéndez excluye) se convertiría en Jefe de la Falange. Menéndez ejercía como abogado en Madrid y era, con los dos hombres citados, uno de los máximos exponentes del falangismo antes del 18 de julio. Parece un hombre inteligente, culto y astuto.

Tiene una sólida preparación política. [La pregunta viene inmediata:] ¿Pero de dónde saca usted la convicción de que José Antonio esté vivo? [La respuesta de Menéndez es también pronta y rotunda:] El mes de mayo pasado el señor De Rivera había demostrado en varias ocasiones una vivísima simpatía por 76 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol

Indalecio Prieto. Este último había mostrado antes en algunos de sus discursos una clara sintonía falangista. Durante el periodo de su permanencia en la Cárcel Modelo de Madrid, cuando yo mismo estaba arrestado, José Antonio Primo de Rivera me confío expresamente que consideraba probable la adhesión al falangismo de Indalecio Prieto.

Por tanto debe existir un fluido personal de simpatía entre estas dos personas. Es incluso muy probable que sea el mismo Indalecio Prieto el que se oponga al fusilamiento de José Antonio. La muerte de José Antonio no aportaría ninguna ventaja a los rojos. Un José Antonio vivo es siempre una buena carta, incluso para jugar en caso extremo.

Prescindiendo de esto, están todavía vivos algunos jefes del movimiento falangista de primera hora, Raimundo Fernández Cuesta, secretario del Partido, detenido en la cárcel de Madrid, Miguel Primo de Rivera, detenido en la cárcel de Alicante, mientras que su hermano Fernando ha sido asesinado por los rojos. Y de todo esto tenemos noticia segura.

En cualquier caso, vivo o muerto José Antonio, el falangismo es la única fuerza vital revolucionaria en España. Aunque nosotros no tengamos un jefe de la grandeza de Mussolini, podemos disponer de un centenar de intelectuales, técnicos, etc… que son sin duda los más aptos para que el falangismo pueda afrontar mañana el más vasto programa revolucionario y en consecuencia asumir el poder”.

¿Era pura estratagema dilatoria de Menéndez? Los biógrafos de José Antonio han mantenido que la noticia de su muerte se supo inmediatamente, al menos en la zona republicana, “aunque no se le diese mucha importancia”, comenta Ian Gibson11. De la misma forma se sabe que en el Cuartel General de Franco se tuvo inmediata noticia.

Dada la escasa simpatía y por supuesto los recelos del general hacia el líder falangista, “el problema – apunta Gibson – que se presentó a Franco, era saber si divulgar o no en zona nacional la noticia de su fusilamiento”12. Indalecio Prieto, ya en el exilio mejicano, en 1947 y dentro de un artículo titulado “El testamento de Primo de Rivera”, se referiría explícitamente a un artículo de José Antonio en el que con el título “Prieto se acerca a la Falange” y comentando el discurso que Prieto diera en Cuenca en uno de mayo de 1936, afirmaba: “El discurso del tribuno socialista se pudo pronunciar casi de la cruz a la fecha en un mitin de Falange Española. Algunos párrafos, párrafos enteros, me han oreado el espíritu como encuentros felices con viejos amigos que uno había dejado de ver. Aquí en mi celda tengo la colección del diario Arriba, donde está impreso el texto literal de los discursos pronunciados en actos de la Falange. Es un deleite comprobar cómo frases casi textuales nuestras y sobre todo pensamientos característicos han sido transplantados al discurso del orador de Cuenca”. Para reafirmar esta coincidencia, José Antonio insiste: “¿Qué lenguaje es este? ¿Qué tiene que ver con el marxismo, con el materialismo histórico, con Amsterdam ni con Moscú? Esto es preconizar exactamente la revolución con sentido nacional. La revolución nacional. La de la Falange”13.  En carta a otro exiliado, Agustín Mora, llegado a Veracruz a bordo del Guinea en junio de 1942, Prieto hace una larga referencia a José Antonio, cuyos últimos escritos redactados en la prisión en víspera de su fusilamiento le fueron entregados. En esa carta Prieto recuerda sus intentos para evitar la muerte de José Antonio, así como 11 Ian GIBSON: En busca de José Antonio, Barcelona, Planeta, 1980, p. 237.12 Ibídem, p. 238.13 En Indalecio PRIETO: Convulsiones de España, Méjico, Ediciones Oasis, 1967, t. I, p. 136. Cuadernos de Historia Contemporánea 77 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol la de su hermano y su cuñada, gestión en la que, como el mismo Prieto afirma, no estaba solo: “El presidente de la República, don Manuel Azaña, y el jefe del Gobierno, don José Giral, luchaban de modo inútil a fin de evitarlo. El gobernador se veía impotente para complacerles. Sus esfuerzos eran nulos ante el llamado Comité de Orden Público que ejercía la autoridad efectiva, como otros comités en diversos territorios”14. Precisamente uno de los puntos que toca en dicha carta es revelador de ese silencio que siguió a la muerte de José Antonio y por el que se interesa Danzi.

Cierto día, instalado ya el Gobierno en Valencia [escribe Prieto] el ministro de Justicia, Manuel de Irujo, me pidió que recibiera a uno de sus hermanos que traía misión urgente y reservada. “Pero su hermano –pregunté a Irujo– ¿no estaba preso en Pamplona?”. “Le han puesto en libertad para hablar con usted –me contestó–; él se lo explicará”. A los pocos minutos el hermano de Irujo hallábase en mi despacho. Se le acababa de excarcelar, mediante acuerdo entre los falangistas y requetés navarros, para comprobar si era cierto que a Primo de Rivera no se le había fusilado, sustituyéndosele en el acto de la ejecución por otro reo, y si yo le tenía oculto y bien guardado. Esto, según mi visitante, era convicción firmísima entre los falangistas y precisamente por ello daban en llamar El Ausente a José Antonio. Mas querían corroboración oficial de mi parte, dispuestos a mantenerla en secreto. Yo desengañé al emisario, diciéndole que en el fusilamiento no hubo simulación y que la sentencia se había cumplido”15.Tomás López Zafra, que había sido secretario del juzgado especial instructor del sumario, negaría la intervención especial de Prieto en víspera del cumplimiento de la sentencia, a no ser que se refiriera a otra intervención anterior de Prieto en el mes de agosto, sobre la que él mismo habla16. La lectura de los escritos y discursos de Manuel Hedilla, recopilados recientemente17, no hace sino corroborar la insistencia con que dentro de la Falange se hacía referencia a un José Antonio simplemente “ausente” y al que se aludía siempre como el “Caudillo”: “Y entre balazos y martirios de un lado y silencios hipócritas de otro, aparecía de pronto la hermosa y soberbia figura de nuestro Caudillo lleno de aquella arrogancia viril, (…) un enviado celeste, con su camisa azul, sus fuertes puños de atleta, su noble y alta frente destacada” – evidentemente no se retrataba a Franco – clamaba la oratoria de Hedilla para terminar con un voto de fidelidad a “José Antonio, en su ausencia”18. Hace unos años, en una revisión historiográfica sobre la figura de José Antonio, Luis Alvarez Gutiérrez –también por entonces miembro del departamento de Historia Contemporánea y entre los redactores de la citada colección de Cuadernos bibliográficos– se volvía a preguntar por “las razones que pudieron mover a iniciar el proceso y ejecutar la sentencia contra José Antonio”, ya que “todo parecía aconsejar la conmutación de la pena capital” y concluía: “Queda ahí un campo abierto a la inves-14 Ibid., “Carta a don Agustín Mora. Por qué se llamó “El ausente” a José Antonio Primo de Rivera”, p. 145. 15 Ibid., p. 146.

16 En Convulsiones .., t. II, p. 145.

17 José Luis JEREZ RIESCO (comp.), La Falange del silencio. Escritos, discursos y declaraciones del II Jefe Nacional de la Falange, Madrid, Ediciones Barbarroja, 1999.

18 Alocución de Manuel HEDILLA (16 febrero 1937), en La Falange del silencio, pp. 107-115.

78 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol tigación”19. Treinta años después no parece haberse añadido nada nuevo. Las mismas dudas y las mismas fabulaciones, entre las que incluye, entre otros Tusell atribuyéndole la autoría o la transmisión de la noticia al propio Franco, aquella según la cual “José Antonio había sido secuestrado y castrado por los rusos, con lo que probablemente exteriorizaba su acomplejada aprensión hacia él”20.

3. El diálogo entre Menéndez y Danzi siguió por la información, evidentemente exagerada por parte del primero, del número de afiliados que tenía la Falange – nada menos que “alrededor de seiscientos mil” – y por el modelo de España que se quería construir, “la gran España falangista, esto es, fascista”. Aquí el italiano interrumpió:

Cuanto usted me dice está en contradicción con las declaraciones que hizo el otro día Su Excelencia el Jefe del Estado a los periódicos americanos. Si he entendido bien, el Generalísimo ha dicho que la España de mañana no será fascista en el estricto sentido de la palabra. [La respuesta no era fácil:] Esto me lleva a un terreno muy delicado. Pero, con todo, no dudo en entrar en él. Confío de todos modos en su discreción. El Generalísimo Franco ha hecho tales declaraciones para los ingleses. Él estima mucho la amistad inglesa. El día más bello de su vida será aquel en que los ingleses reconozcan al gobierno de Burgos. Nosotros estamos en los antípodas. Inglaterra quiere una España débil, una España frágil. Nosotros la queremos fuerte y potente. Estamos convencidos de la necesidad de una colaboración cada vez más estrecha entre Italia y España, especialmente por cuanto se refiere al Mediterráneo.

Fuera de esto, cuanto Franco pueda decir o hacer, no nos preocupa. Franco es el hoy. Nosotros somos el mañana. Franco es un hombre honesto y capaz, militarmente hablando, pero en absoluto está a la altura de los cometidos a que debe atender tener el Jefe de un Estado.

No tiene, por otra parte, gran entusiasmo por nuestra revolución en el pleno sentido de reivindicación de los sagrados derechos del trabajo. No tiene ninguna experiencia y carece de cultura histórica y política. Está en una relación demasiado íntima de amistad y de reconocimiento con los representantes del capitalismo y del militarismo español. Se mantiene sobre todo como el amigo de Gil Robles. Pero la Falange no permitirá jamás que Gil Robles regrese a España. Si Gil Robles volviese a España lo sentiré mucho por él.

La fisura entre ese sector de la Falange y el gobierno quedaba perfectamente clara. Las decisiones inmediatas –el decreto de Unificación– y la reacción de ese sector de la Falange –la llamada “noche de los cuchillos largos” de Salamanca– que supuso la condena a muerte, luego rebajada a su prisión en Canarias, del “sucesor” de José Antonio, Manuel Hedilla, marcaron rasgos claramente definidores del régimen de Franco. Desde luego lo que no sabía Menéndez es que desde al menos un 19 Luis ALVAREZ GUTIERREZ: “Ensayo bibliográfico sobre José Antonio”, en Estudios de Historia Contemporánea, Madrid, CSIC. Instituto “Jerónimo Zurita”, 1976, tomo I, p. 479.

20 TUSELL: Franco en la guerra civil, p. 146. Cuadernos de Historia Contemporánea 79 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol mes antes Danzi estaba al corriente de lo que pensaba Franco al respecto, tras haber consultado con él mismo sobre esta importante cuestión. Está perfectamente claro en el texto del telegrama que Danzi cursa el 9 de enero, cuyo texto traducido dice:

“Adhiriéndose a mi propuesta, el general Franco ha decidido fundir las asociaciones políticas de las cuales él será el jefe oficial. Merced a tal iniciativa el general Franco se presentará como fundador para actuar en una vasta reforma y buscará de obtener la fusión de los partidos en un organismo político sobre la plantilla del partido fascista” 21. Evidentemente Danzi jugaba con ventaja.

4. La última cuestión planteada por Danzi era también una carga de profundidad para su interlocutor: “Perdone, señor Menéndez, si le interrumpo. Quisiera saber, a título de mera curiosidad, si los fusilamientos en masa que suceden en los enclaves ocupados por los nacionales vienen dispuestos por la Falange. He sabido, recientemente, de diversos fusilamientos llevados a cabo por falangistas en la zona de Málaga”. La operación sobre Málaga se había producido precisamente en los primeros días de 1937, con importante participación italiana, en un total de nueve batallones al mando del general Roatta, que antes había sido jefe del servicio secreto militar italiano. La tarde del 7 de febrero algunas unidades italianas ya estaban dentro de la ciudad. En los días posteriores, tomada completamente, Málaga fue objeto de una durísima represión, sólo comparable a la que se produjo tras la toma de Badajoz.

¿Fueron falangistas sus principales actores y responsables, como afirmaba Danzi? Inmediata la respuesta de Menéndez:

Hacia tal pregunta respondo de la forma más rotunda que está prohibido a los falangistas fusilar sea a quien sea. Usted habrá asistido probablemente a episodios de reacción totalmente personal de gente cuyos familiares hubiesen sido masacrados por los rojos. Pero yo le aseguro que los falangistas pueden desde luego arrestar y entregar prisioneros a la autoridad constituida. Pero, en su doctrina, la Falange es absolutamente contraria a las masacres.

Falange debe tener sus mártires. Tiene sus mártires. Tiene sus caídos. Pero no puede ejercer el papel de verdugo. Esto, sobre todo, en previsión de un mañana en el cual se deberá examinar la necesidad de admitir en las filas de la Falange a centenares de millares de trabajadores que hoy, de buena fe o no, militan bajo las banderas de Moscú, de la FAI o de otras organizaciones rojas. A este propósito le diré que estamos al corriente del trabajo que se está haciendo para hacer comprender al pueblo español cómo, en antítesis del comunismo, existe un gran ideal de justicia y de dignidad humana. Estaremos verdaderamente felices de asociarnos con usted, de poder colaborar con usted en esta preciosa obra que se podría calificar verdaderamente de “civilización”. Ella puede aconsejarnos y encaminarnos.21 Texto original: Aderendo mia proposta generale Franco ha deciso fondere associazione politica di cui egli sarà capo ufficiale. Mercè tale iniziativa generale Franco si farà fondatore attuare vasta riforma e cercherà ottenere fusione partiti in un organismo político su falsariga partito fascista. Telegrama núm. 78 (9 enero 1937), en Fascistas en España. La intervención italiana en la guerra civil a través de los telegramas de la Missione Militare Italiana in Spagna, ed. de Javier TUSELL e Ismael SAZ, Madrid, CSIC. EEHA en Roma, 1981, p. 88. 80 Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, 71-80 Manuel Espadas Burgos España, 1937. Acotaciones a un diálogo ítaloespañol [Final del coloquio:] Interpreto cuanto usted me dice, señor Menéndez, como expresión de cortesía que le agradezco. Pero no creo que usted y sus colaboradores tengan necesidad de consejeros. Por cuanto he podido comprobar, la actividad propagandística de la Falange está muy bien organizada e implantada.

Menéndez: De todos modos, el señor Hedilla hablará de todo esto con usted.

Danzi: Ayer tarde, señor Menéndez, Radio Madrid ha hablado de un coloquio mantenido entre Hedilla y el jefe de los tradicionalistas. ¿No es verdad?

Menéndez: Creo que es prematuro hablar de esto. Mi opinión es que los requetés acabarán por fundirse con nosotros de la misma manera en que el Nacionalismo se fundió con el Fascismo tras la Marcha de Roma. Tras lo cual daremos un Gobierno a nuestro país.

La entrevista de Danzi con Hedilla se produciría sin más consecuencias que las que ya sabemos, entre ellas las dramáticas para el hasta entonces sucesor de José Antonio y para la propia inserción de la Falange en el modelo autocrático afirmado en torno al general Franco. Terminemos con unas palabras de Javier Tusell, a cuya memoria también estas líneas quieren rendir homenaje: “Hubo un partido que, al principio, tuvo la pretensión de ser el único ocupante del escenario político y el inspirador de la acción del régimen en sus aspectos esenciales. La verdad es, sin embargo, que desde una etapa inicial esa pretensión se vio derrotada (…) El partido no había conquistado al Estado, sino que había sucedido exactamente lo contrario”22. Javier TUSELL, “Introducción al franquismo”, en Fascismo y franquismo cara a cara. Una perspectiva histórica (eds. J. Tusell, E. Gentile, G. Di Febo y coord. Por S. Sueiro), Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, p. 30.

Cierra España.

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