Es lo que tiene hacer leyes que no demanda la sociedad. Como las solicitudes de indemnizaciones para los homosexuales, que por su condición, sufrieron acciones judiciales durante el franquismo no abundan, el Ministerio de Justicia ha dirigido una instancia a los tribunales de justicia de las diferentes comunidades autónomas con el fin de que sean ellos los que busquen los expedientes de homosexuales y transexuales “represaliados” durante el franquismo y la transición, que se encuentran en los archivos de diferentes tribunales.
Lo que silencian es que las normas franquistas en contra de los homosexuales, recogidas principalmente en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, reproducen la normativa promulgada por la mismísima II República en su ley de 1933 de Vagos y Maleantes, que muchos atribuyen, errónea o maliciosamente, al franquismo.
La mencionada ley de vagos y maleantes, o “la gandula” como vulgarmente se la conocía, fue aprobada en el año 1933, consensuada por todos los grupos políticos de la época, incluido el PSOE.
Respecto a los homosexuales esta era su previsión:
A los homosexuales, rufianes, proxenetas, mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán, para que las cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes:
a) Internado en un Establecimiento de trabajo o Colonia Agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en Instituciones Especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás.
b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio.
c) Sumisión a la vigilancia de los delegados.
Cierra España.
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