sábado, 2 de enero de 2010

Onésimo Redondo Ortega


“Debemos acorralar con un genuino movimiento revolucionario todas las formas de usura, incluso esa moderna, que consiste en pagar al labrador un mínimo bastante para que no muera y siga trabajando, pero insuficiente para que sostenga los hijos que da a la Patria.”


(Onésimo Redondo Ortega; Quintanilla de Abajo, 1905 - Labajos, 1936) Político español. En 1928 se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca. Fundó en Valladolid las Juntas castellanas de actuación hispánica (1931), que publicaron el semanario Libertad, y se unió al grupo La conquista del estado de Madrid, para la formación de las JONS. En los incidentes del 10 de agosto de 1932 fue deportado a Portugal, donde permaneció hasta el año siguiente. El semanario Igualdad sustituyó a Libertad, suspendido por el gobierno. En las elecciones de 1933 se presentó como candidato a diputado independiente a Cortes, pero se retiró para no fraccionar los votos. Entre tanto funcionaban ya, por iniciativa suya, el Sindicato Triguero y el Centro de Estudios Castellanos que él mismo dirigía.

En febrero de 1934 tuvo lugar la fusión de las JONS y Falange Española. Redondo intervino en el acto del 4 de marzo de 1934 en el Teatro Calderón de Valladolid. Aceptó la jefatura de José Antonio Primo de Rivera y puso al servicio de Falange Española de la JONS todo su afán, su entusiasmo y su empuje. Continuó su labor en la revista Libertad y dedicó especial atención al SEU (Sindicato español universitario). Fue de nuevo candidato a diputado en las elecciones de febrero de 1936. Derrotado, fue detenido en Ávila, en marzo de 1936. Tras ser liberado por los nacionalistas marchó al frente, donde murió.

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Onésimo Redondo nació en Quintanilla de Abajo (Valladolid) –hoy Quintanilla de Onésimo- en el año 1905.

Era hijo de padres labradores y las dos grandes pasiones de su vida fueron el campo y Castilla, a la que consideraba cuna del Imperio español y de la futura Revolución Nacional. Onésimo era el prototipo del hombre que vive y muere por unos ideales.

Onésimo ya desde muy joven tenía fama de hombre aislado y solitario. Los que le conocieron siempre le recordaron fundamentalmente leyendo y paseando por el campo.

Era más bien alto, de complexión fuerte, de mirada penetrante, firme y soñadora. Tenía el rostro asceta y de un iluminado; ágil de pensamiento, rígido de costumbres, austero sencillo, humilde, fuerte en el mando, valiente, decidido y de ademanes severos y marciales: el hombre ideal para despertar Castilla de su letargo y la antítesis de los charlatanes y politicastros afeminados – de derecha o de izquierda- de la democracia. A Onésimo le repugnaba profundamente la charlatanería parlamentaría, los periodistas, a los que denominaba "periodistas de la pluma", las grandes urbes, la crítica y la murmuración. Despreciaba la democracia y aspiraba a crear una nueva Orden de monjes-guerreros como en la Edad Media.

Era un hombre de una profunda espiritualidad, pero de una espiritualidad viril y heroica, vivida y practicada sin los exhibicionismos o gazmoñerías típicos de los gilipollas cuellotorcidos de Acción Católica o del Opus Dei. Rendía culto a la fortaleza física, la forma muscular y atlética que consideraba indispensables y paralelas a la educación política. Hacía gimnasia cotidiana y salía al campo en largas caminatas. Amaba profundamente la Madre Naturaleza y le gustaba aislarse entre bosques y montañas. Abstemio total –no bebía alcohol ni fumaba-, una de sus aficiones era la de catar el agua de los manantiales del campo y la de hacer excursiones por el monte con sus camaradas.

En 1927-28 Onésimo estuvo como asistente de las clases de español de la Escuela Superior de Mannheim, la Handels-Hochschule, en Alemania. Varias cosas le llamaron la atención durante su estancia en Alemania. Entre ellos, la labor de los sindicatos, el sentido de la disciplina y el espíritu de trabajo que tenían los alemanes. En cambio le repugnaban profundamente la libertad de costumbres y la corrupción que existían bajo la asquerosa y repulsiva Republica de Weimar. Vino muy impresionado por el movimiento nacional-socialista al que admiraba. También admiraba los bosques Baviera y las montañas de la Selva Negra, y las tierras del Rhin. Onésimo comparaba aquel espectáculo con el escenario que ofrecían los campos castellanos y se afirmó en el deseo de repoblar Castilla de árboles.

Al regresar de Alemania, Onésimo Redondo entra en contacto en Valladolid con el "Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja". Onésimo reorganizó el Sindicato de arriba abajo, dándole impulso y carácter convirtiéndole en poco tiempo en una de las entidades más poderosas y mejor dirigidas, consiguiendo romper el monopolio que tenía la industria azucarera hasta entonces y que afectaba a los intereses de los agricultores. Onésimo hizo ganar nada más y nada menos que 20.000.000 de pesetas de la época a agricultores de Palencia y Valladolid.

En junio de 1931 crea el semanario "Libertad" que él mismo calificó de "antiburgués y revolucionario", y en agosto del mismo año crea el movimiento de las "Juntas Castellanas de Actuación Hispánica", de carácter nacional-revolucionario y antidemocrático. Es a partir de entoncescuando contacta con Ramiro Ledesma y su grupo, "La Conquista del Estado", fundado por el mismo Ramiro en marzo de 1931.

En octubre de 1931 se produce la primera fusión de la Historia del movimiento Nacional-sindicalista: Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo tras fusionar sus respectivos movimientos, fundan la organización "Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista"(JONS). La nueva organización sería dirigida por un consejo nacional que, en realidad, se convirtió en un duunvirato en el que tanto Ledesma como Redondo continuaron dirigiendo sus respectivos grupos más o menos autónomamente.

En 1932 Onésimo se vio obligado a exiliarse a Portugal al estar más o menos implicado en el intento de golpe de Estado del General Sanjurjo contra la nefasta y ridícula República que había en España, y que no era nada más que una Camuflada dictadura de gentecilla sin honor y sin alma.

En febrero de 1934 se produjo la segunda fusión de la Historia del Movimiento con la Falange de José Antonio, naciendo así la organización "Falange Española de las JONS" que en un principio sería dirigida por un triunvirato formado por José Antonio, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda. Onésimo se conformó con pasar a un segundo plano como miembro destacado del Consejo Nacional y de la Junta Política del Movimiento además de las heroicas Falanges Castellanas.

En octubre de 1934, José Antonio era elegido por el Consejo Nacional como jefe absoluto del Movimiento Nacional-Sindicalista. Su primera decisión como jefe fue la de imponer la Camisa Azul como uniforme hábito de esta nueva Orden monástico-militar que era la Falange Española de las JONS. Una hermandad sagrada de fanáticos creyentes y combatientes.

Onésimo Redondo, más inclinado políticamente a Ramiro que a José Antonio, en un principio secundó la escisión de Ramiro en enero de 1935 intentando separar las JONS de la Falange, pero finalmente, pasados los primeros momentos de confusión, Onésimo permaneció fiel a la disciplina de la Organización y Ramiro sería expulsado del movimiento Nacional-Sindicalista por traidor .

Como León Degrelle en Bélgica, Onésimo inició su carrera política inicialmente en "Acción Nacional", rama política de "Acción Católica", aunque como és lógico acabaría rompiendo con esa gentuza: el espíritu combativo y rebelde de Onésimo mal podría casar con el de los hombrecillos de "Acción Católica" más dados a las aguas templadas, al conformismo, la componenda y los lloriqueos. Ya en 1933 calificó a "Acción Nacional" de "partido burgués".

La espiritualidad guerrera y solar de Onésimo era la antítesis de la espiritualidad enfermiza y telúrico-demoníaca del nacional-catolicismo, verdadero cáncer de la España moderna .

Tras la victoria de la chusma marxista del Frente Popular en las elecciones populares de febrero de 1936 – que fueron una farsa-, comienza la persecución oficial a gran escala de la Falange. El 14 de marzo 1936 la Dirección General de Seguridad clausura todos los centros de Falange de toda España y detiene a los principales dirigentes, entre ellos José Antonio, que ya no saldría de prisión. Ese mismo año se detuvo también a Onésimo y a dos falangistas más .

Una vez en la cárcel, Onésimo impuso una vida bastante metódica a sus camaradas de prisión. Por la mañana hacían deporte. Por las tardes leían o jugaban al ajedrez, y de vez en cuando apaleaban a los presos comunes. Onésimo se preocupaba por la formación cultural de sus camaradas detenidos y les aconsejaba con frecuencia lecturas. Hay que señalar que Onésimo nunca abandonó la dirección del Sindicato Remolachero, incluso dentro de la cárcel.

Una vez estallada la Revolución Nacional contra de la democrática republica y la hidra marxista, el 18 de julio de 1936, los falangistas encarcelados en la prisión provincial de Ávila –entre ellos Onésimo- son puestos en libertad.

Una vez llegado a Valladolid, Onésimo desarrolló una febril y fanática actividad. Desde la Academia de Caballería dirigía las milicias falangistas y organizaba la intendencia y el reclutamiento. Pronunció bastantes discursos y alocuciones por radio.

Onésimo fue al Alto de los Leones de Castilla para infundir ánimos a los falangistas que allí luchaban en la Santa Cruzada contra la democracia y el marxismo que acababa de empezar.

Las batallas de Somosierra y el Alto de los Leones son las primeras, cronológicamente hablando, de la Cruzada. Ambas se distinguieron por su ferocidad.

El 23 de julio de 1936 murió este Héroe de Leyenda, asesinado por la canalla marxista cuando se dirigía al frente, en el pueblo castellano de Labajos (Segovia).

La muerte de Onésimo –como la de José Antonio- también estuvo rodeada de cierto misterio, por inesperada y fulminante y por el desconcierto que reinó entre los que le acompañaron en sus últimos momentos. Todo ello hizo que este capítulo se viese oscurecido durante mucho tiempo. Una vez más se vuelve a repetir la leyenda del Héroe que nunca muere y que su desaparición es más aparente que real . El Caudillo de Castilla tenía tan sólo 31 años cuando desapareció... los mismos que tenía Ramiro Ledesma cuando también fue cobardemente asesinado por una cuadrilla de extrema izquierda el 29 de octubre de 1936, III aniversario de la fundación de Falange. José Antonio caería también, tras una farsa de juicio, el 20 de noviembre de 1936 a la edad de 33, naciendo el mito del "Ausente".

Cierra España.

3 comentarios:

  1. "El ideal de hombre que muere por sus ideales".
    Lástima que ya no quede gente así en España.

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  2. No lo creas, soldado vikingo, aún quedan Onésimos en la blanda y necia España de hoy. Las raíces no han muerto. Y desde sus sepulcros, los caídos y los muertos de la gran España harán saltar a los Onésimos de siempre. Dios no ha abandonado a su España.

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  3. ??????? ¬¬
    ESPAÑA FRANCO A MUERTO

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