lunes, 7 de diciembre de 2009

SUCESOS EN 1933.13ª parte.

Los candidatos antimarxistas lanzan su manifiesto con vistas a las próximas elecciones: «Procedentes... de campos políticos diferentes y aun opuestos... coinciden en la necesidad inaplazable de este urgente llamamineto que hacen a todos los españoles»


ABC, 31 de octubre de 1933

«Electores de Madrid: Los candidatos designados por las organizaciones políticas y fuerzas sociales representadas en la coalición antimarxista utilizan un derecho y, a la vez, cumplen un deber al dirigirse al cuerpo electoral para solicitar de él su voto y su apoyo.

»Innecesario parece que los que abajo firman hagan ante el cuerpo electoral inventario detallado de las razones que justifican la presentación de esta candidatura y el concurso cumplido y entusiasta que para ella se pide. Bastará con que cada elector mire en su derredor, contemple la situación total del país y la particular creada a los ciudadanos, cualquiera que sea la clase a que pertenezcan y a la profesión u oficio que ejerzan, por errores, torpezas, negligencias y acciones conscientes omitidas o realizadas desde las alturas del Gobierno durante el vergonzoso e inolvidable bienio que acaba de cerrarse, para que cada cual se convenza de la necesidad de aportar su patriótico esfuerzo a una obra común, en la que va envuelto, no el alivio pasajero de una enfermedad, sino la salvación o la muerte de un enfermo, que es nada menos que España.

»La lucha electoral de Madrid no puede ser sino concreción y resumen de la que hay, a estas horas, planteada en toda la nación: la necesidad de optar entre las dos fuerzas de desigual empuje que entre sí pelean. De un lado, los que aman a España y anhelan, no ya conservarla, sino restaurarla, así en su riqueza como en su unidad y en sus más íntimas esencias espirituales; del otro, los que diciendo amar a España, han puesto, sin embargo, sus palabras como sus actos al servicio de la continuada y pertinaz tarea de arruinarla, fraccionarla y destruirla.

»No caprichosamente, sino por obediencia debida a imperativos de la realidad, se denomina antimarxista esta candidatura, y la coalición de fuerzas políticas y sociales que la sirve de soporte. Es, en efecto, el marxismo, con su concepción materialista y anticatólica de la vida y de la sociedad; con su sectaria hostilidad hacia los grandes valores tradicionales sobre los que debe descansar un necesario renacimiento del espíritu patriótico; con su mal disimulado desdén para todo sentimiento genuinamente nacional; con el desate temerario que ha provocado y conseguido de los odios y envidias connaturales en las luchas de clases; con su preocupación ciega de los mal entendidos intereses de uno sólo de los factores de la producción; con su desprecio del valer y de las actividades individuales y su instintivo aborrecimiento hacia toda jerarquía y hacia toda riqueza; con el antiespañolismo que, como un exudado nocivo, brota de todo su ideario y de sus actos como de sus propagandas; y, sobre todo, con la desgraciada, injusta y arbitraria gestión desarrollada en el ejercicio de una función, más que simplemente colaboradora, plenamente directiva, al frente de los negocios públicos, el que aparece como responsable, destacado y principal, de las vergüenzas y desdichas acumuladas a la hora presente sobre el país, a un tiempo temeroso de los riesgos del desplome definitivo de muchas esperanzas y aleccionado por el fracaso de las más torpes y aventuradas experiencias.

»Los candidatos de la coalición antimarxista defenderán resueltamente y a todo trance la necesidad de una inmediata derogación, por la vía que en cada caso proceda, de los preceptos, tanto constitucionales como legales, inspirados en designios laicos y socializantes, en realidad encaminados a destruir, así el inmenso patrimonio moral como la ya exhausta riqueza material de la sociedad española; trabajarán sin descanso para lograr la cancelación de todas las disposiciones confiscadoras de la propiedad y persecutorias de las personas, de las Asociaciones y de las creencias religiosas. Y, finalmente, solicitarán, como prenda de paz, la concesión de una amplia y generosa amnistía, tan generosa y amplia como la reclamada y obtenida por el socialismo en 1917.

»A impedir que los política anticatólica, antieconómica y antinacional, representada por el socialismo y sus subalternos auxiliares, más o menos descubiertos o subrepticios, prevalezca o siquiera influya predominantemente, como hasta ahora, en la gobernación del Estado, irán, vigorosa y enérgicamente encaminados, todos nuestros esfuerzos. Procedentes los que constituyen la candidatura antimarxista de campos políticos diferentes y aun opuestos, conservan íntegra su plena libertad para defender en el Parlamento o fuera de él las soluciones que ante los más palpitantes problemas de la actualidad preconiza su respectivo ideario. Pero coinciden en la necesidad inaplazable de este urgente llamamiento que hacen a todos los españoles: a los indiferentes, para que dejen de serlo; a los hombres de buena voluntad, para que nos ayuden; a los adversarios leales, para que nos escuchen, y, en definitiva, nos respeten.

»Antonio Royo Villanova, José María Gil Robles, Luis Hernando de Larramendi, Antonio Goicoechea, Juan Ignacio Luca de Tena, José Calvo Sotelo, Mariano Matesanz, Francisco Javier Jiménez de la Puente (conde de Santa Engracia), Juan Pujol, José María Valiente, Honorio Riesgo, Rafael Marín, Adolfo Rodríguez-Jurado.»

Cierra España.

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