El Socialista, 2 de enero de 1932
Sobre unos suceso. El verdadero culpable
La tierra extremeña se ha teñido estos días con sangre, consecuencia dolorosa de una situación de violencia a la que es urgente e imprescindible poner remedio. Por desgracia, hechos como los que lamentamos ahora han venido siendo, de algún tiempo a esta parte, demasiado frecuentes. Ha tenido en esto, como villanamente han procurado poner de manifiesto sus enemigos, poca fortuna la República. A la situación ruinosa en todos los órdenes que la monarquía legó al régimen nuevo vino a sumarse el pavoroso problema del paro en la agricultura, especialmente en las regiones andaluzas y extremeñas, en donde la crisis se hacía más aguda y difícil por la notoria mala fe que en muchos casos han empleado los propietarios para fomentarla. No necesitamos citar ejemplos que comprueban esta afirmación. Todo ello ha creado una situación de descontento en las zonas afectadas por la falta de trabajo. Es natural que una población campesina que se ve azotada por el hambre sienta la irritación que ha de producirle su propia desgracia. Y si a esa irritación instintiva se añade la indiferencia o la hostilidad con que aquellos que están más directamente llamados a procurar remedio contemplan ese espectáculo de angustia, entonces nada tiene de extraño que se produzcan hechos lamentables que en circunstancias normales hubieran podido evitarse sin esfuerzos.
No hay peor consejera que el hambre. Es verdad. Pero conviene añadir, a renglón seguido, que no hay nada que estimule tanto a la insuborninación como la injusticia. Sobre todo cuando la injusticia va acompañada de la burla. Y éste es el caso que se está repitiendo de día en día. No solamente no han encontrado apoyo alguno los obreros de aquellas reigones castigadas por el paro, sino que constantemente se han visto vejados en sus más elementales derechos de ciudadanía. Se está tratando de hacer creer que los sucesos luctuosos que se han desarrollado en tantos pueblos de España tienen una sola causa: los pretendidos desmanes de unos trabajadores hostigados en parte por la penuria, pero soliviantados, principalmente, por propagandas políticas avanzadas. Con esa explicación tan cómoda figurando en los informes oficiales se justifican todos los atropellos y las mayores enormidades. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Tan absurdo sería dar por válida esa versión como suponer nosotros, arrimando el ascua a nuestra sardina, que la intervención de las autoridades en conflictos de esa naturaleza es siempre, en todos los casos, arbitraria y despótica. Aunque no sean los más, tenemos ejemplos, lealmente reconocidos, que demuestran lo contrario. Ni la primera ni la segunda -menos aquélla que ésta- son afirmaciones que puedan hacerse a priori. La clave de la cuestión es otra, sobre la cual hemos insistido ya muchas veces y tendremos que insistir, por lo visto, muchas más aún. Se trata, sencillamente, de que no se ha desarraigado el viejo caciquismo rural, planta maldita que ha envilecido durante tantos años la vida española. Al contrario, lejos de ceder, cada día parece cobrar el caciquismo nuevos bríos. Con una extraordinaria facilidad de adaptación ha sabido reponerse pronto del quebranto que pudo causarle el cambio de régimen, y está reforzando de manera ostensible sus posiciones. Tímido y cauteloso en los primeros días de la República, vuelve a ser ya desvergonzado y cínico, como en sus mejores tiempos de desafuero. Ahí, y no en explicaciones interesadas, es donde hay que buscar la causa principal del descontento que existe en los pueblos y la razón de los sucesos sangrientos que se originan con tan dolorosa frecuencia. El de Castilblanco, más tremendo que ninguno por sus propociones, no es sino uno de tantos en la serie.
Por lo que se refiere a la actuación de la guardia civil, es evidente que adolece de un defecto gravísimo sobre el cual conviene meditar muy detenidamente en interés de todos, y, acaso más que nadie, en interés de la propia guardia civil. Durante la monarquía, la guardia civil se vió forzada, por exigencias de un régimen consustancial con la violencia y el abuso, a servir intereses particulares o ilegítimos que nada tenían que ver con la función propia que le estaba encomendada. Aunque no lo quisiera nada iba ganando con ello- la guardia civil ha tenido que ser una fuerza de protección en la que se escudaba el caciquismo. Cabía esperar costumbres de la política rural. Ya se ha visto que no. Los monárquicos de ayer son republicanos hoy. Por procedimiento tan sencillo han seguido en muchos pueblos los caciquillos de campanario su antiguo dominio. En donde no lo han conseguido aún, aspiran a conseguirlo el día de mañana. Y se da el caso absurdo de que haya muchos miembros de la guarcia civil que, por un explicable acomodamiento al través de varios años de relación y trato con aquellos alementos, sigan representándose a éstos provistos de más autoridad que quien la ejerce legítimamente por voluntad popular. Así ocurre que muchas veces puede más en el ánimo de un jefe de puesto una sugerencia del caciquillo que una orden de un alcalde socialista, por ejemplo. A independizar y alejar de esa influencia a la guardica civil deben tender los esfuerzos del Gobierno si se quiere evitar la repetición de hechos como los que motivan estas líneas.
Cierra España.
Ja fa temps que et anem seguint i et vigilem. Estem fent un estudi detallat del teu comportament. No trigarem a fer-ho públic. Primer catalans, després espanyols.
ResponderEliminarFins l'altra.
Vamos a ver,tu eres el inspector Gadget, el que se dedica a decir que nos vigilas y hacer analisis de lo que se escribe,mira,para empezar, la educacion dice que si hay alguien que no entiende el polaco, lo primero que se debe de hacer por educacion es hablar en el idioma oficial de este pais que es el castellano, porque al no entenderte puedo pensar que te estas cagando en mi puta madre, con lo cual, puede ser que te lleves un par de improperios por mi parte, lo cual no voy a hacer porque no merece la pena, lo que si voy a hacer es no pùblicar mas ni un comentario en polaco, porque ni lo entiendo, ni me interesa, aqui el idioma oficial es el castellano y tu si que lo entiendes, lo hablas y lo escribes,por lo tanto me da que pensar que te dedicas a amenazar,coartar e intimidar y esto, si que es consecuencia de delito,segun el articulo 20 de la carta magna del 78,en vigor aun, y por lo tanto denuciable, a que esto si que lo has entendido?,pues ya sabes,pajaro,a molestar a otro sitio.
ResponderEliminarcierra españa.
T'ho diré un cop i veuràs com sí que m'entens. Jo parlo i escric en català, res de "polonès" que això és a Polònia. Jo estic a Catalunya.
ResponderEliminarD'altra banda mira si això t'ho diré traduït al català perquè em entenguis.
Si tienes cojones denunciame. Que la justicia vea el tipo de blog que es este y todo lo que has escrito ¿vale? a ver a quién se le cae antes el pelo.
Adeu.
A ver imbecil,pelotas me sobran,para eso y para mas,por lo que veo sabes hablar, escribir y entender el castellano,tu idioma oficial, aunque de educacion andas falto,para empezar no creo que la justicia pueda decir nada de este blog,porque aqui,lo que se anotan son hechos historicos que tu y los tuyos os pasais por el forro de los huevos,ademas de que se escribe de los dos bandos,algo que tu no haces y los tuyos menos,pero claro esto para ti y tus secuaces es ser polticamente incorrecto,algo que me la bufa.otra cosa a mi el pelo se me cae.pero mas que pelo las canas.
ResponderEliminarcierra españa.