Reproducimos íntegramente el artículo de Diego Mazón publicado en el periódico la RAZÓN con fecha de 16-12-2009:
Dirigentes del Ministerio instan a los responsables de la colección a ajustarse a la Memoria Histórica. Piden también la supresión de las citas a Miguel Primo de Rivera
Defensa prohíbe al Museo del Ejército citar a Franco
El coronel encargado del museo llegó a pedir su relevo por «tergiversación» de la Historia de España.
El Ministerio de Defensa sigue su particular cruzada para evitar que el nuevo Museo del Ejército de Toledo se salga del discurso marcado por la Ley de la Memoria Histórica. Primero fue la supresión de la colección que recordaba la resistencia de Moscardó y sus hombres al asedio de las milicias republicanas sobre el Alcázar de Toledo, sede del futuro museo; luego la eliminación de las placas dedicadas a «los héroes del Alcázar», y ahora llegan los recortes y las censuras a los textos explicativos de la colección, especialmente en la sala dedicada al siglo XX.
Los responsables del Museo y los de la Dirección General de Relaciones Institucionales del Ministerio de Defensa mantuvieron durante el primer semestre del año una agria polémica por los textos explicativos de esta sala. La discusión parte de un gráfico concreto, cuyos textos decían: «Durante la dictadura del General Primo de Rivera finalizó la guerra de Marruecos y la monarquía constitucional se transformó en una monarquía autoritaria. Con la Segunda República (…) no se consigue sentar las bases de un nuevo modelo de Ejército. Asimismo, ninguna de las dos formas de gobierno logra implantar un sistema político estable que unido a la progresiva radicalización de las opciones políticas en medio de una crisis internacional de la democracia desembocó en una guerra entre los españoles».
Esta cita ya suscitó las críticas de los responsables ministeriales. A continuación, la exposición señalaba: «Con la llegada del régimen franquista, el Ejército se ajusta a la estructura de un ejército de paz».
El 11 de febrero pasado se entregó al director general de Relaciones Institucionales de Defensa, durante su visita al Museo, los textos que acompañarían a cada sala. Veinticuatro horas después, éste, Santos Castro, ya estaba llamando al general comisionado jefe del programa del Museo para expresarle su malestar por la denominación de las salas, al tiempo que le trasladaba la orden de la ministra, Carme Chacón, de revisarlas.
En marzo, el subdirector general de Patrimonio Histórico Artístico de Defensa, Álvaro Martínez-Novillo, empieza a plantear las pegas oficiales al texto antes citado. En primer lugar, muestra su sorpresa porque aparezcan los nombres de Primo de Rivera y Franco y no otros como Martínez Campos, Prim, Espartero o Godoy. «Citar a don Miguel –en referencia a Primo de Rivera, señala– me parece fuera de escala por más que en su mandato se “terminase” la cuestión de Marruecos», para recordar a continuación los «rebrotes» de Ifni y la Marcha Verde, hecho este último «que para nosotros tiene muchísima más importancia que lo que pasó en Alhucemas».
En cuanto a Franco, subraya, «creo que si se le menciona expresamente en un texto de este tipo debería ser porque mantuvo a España fuera de la II Guerra Mundial». Y todos estos matices responden a que «hay que tener en cuenta que este texto mural final es el más comprometido y nunca pasará desapercibido».
La primera respuesta de los responsables del Museo descarta cualquier variación por considerar que los textos se ajustan a la Historia. La contestación de Martínez-Novillo eleva en esta ocasión el tono: «El art. 15.1 de la Ley 52/2007 –conocida como de la Memoria Histórica– es muy terminante en cuanto a las “menciones conmemorativas, de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la Represión de la Dictadura”». Así, sentencia que «no se pueden ni deben citar en textos murales como ejemplo a soldados que, por las razones que fueran, vulneraron el ordenamiento constitucional vigente en su momento. Por ello, si se quiere citar el desembarco de Alhucemas, se citará sin referencia expresa al dictador. Y esto no es censura, sino respeto y acatamiento al marco legal vigente mientras no se demuestre lo contrario», subraya. Como colofón, el subdirector de Patrimonio reitera la importancia de este panel del siglo XX para la imagen general del Museo.
La discusión acaba, según los documentos a los que ha tenido acceso LA RAZÓN, con la respuesta del coronel encargado del proyecto. En esta señala que «con respecto a la guerra 1936-39 se ha tratado de mantener un equilibrio cuantitativo y cualitativo entre los bandos enfrentados». A continuación advierte: «La variación de estos criterios, presentando uno sólo de los bandos enfrentados, requiere la redacción de un nuevo discurso museográfico, lo que provocará retrasos y gastos». Y concluye: «Caso de que, pese a lo expuesto, se opte por variar el discurso histórico, el coronel que informa solicita respetuosa, pero firmemente, ser relevado de la jefatura del equipo por negarse con los mismos respeto y firmeza a participar en la ocultación o tergiversación de la Historia».
http://www.1936-1939.com/?p=2901
Cierra España.