sábado, 17 de octubre de 2009

Discurso sobre el artículo 2º del Estatuto de Cataluña


Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932


Muy bien; señores diputados, como sé muy poco de Reglamento, que no lo he leído ni una sola vez, en toda esta discusión o pequeña refriega que ha habido aquí sobre si se presentó una enmienda a tiempo o no se presentó a tiempo, si fue antes o fue después de otra, yo no entro ni salgo; lo único que quiero hacer es, en apoyo de lo que he de decir, leer aquella enmienda y explicar luego cuáles fueron las razones que nos hicieron formularla.

La enmienda que no pudo ser aceptada, según parece, porque se presentó después que ya se estaba discutiendo el artículo, la firmaban conmigo los Sres. Maura, Azcárate, Santa Cruz, Sánchez Román, Valdecasas, Giner de los Ríos y Sacristán. No fui yo quien la redactó; fue uno de estos señores. La enmienda dice así: "Los diputados que suscriben tienen el honor de proponer la siguiente enmienda al art. 2º del dictamen sobre el Estatuto de Cataluña: Art. 2.º El idioma catalán, es como el castellano, lengua oficial de Cataluña para las relaciones oficiales de Cataluña con el resto de España, así como para la comunicación de las autoridades del Estado con las de Cataluña la lengua oficial será el castellano. Toda disposición o resolución oficial dictada por órganos regionales en Cataluña deberá ser publicada y en su caso notificada en ambos idiomas. Dentro del territorio catalán, los ciudadanos tendrán derecho a elegir el idioma oficial que prefieran en sus relaciones con las autoridades y funcionarios de la Generalidad. De los documentos públicos autorizados en Cataluña se expedirá copia en catalán a instancia de parte."

Digo que la redacción no fue mía, porque estas redacciones de artículos deben ser encomendadas a gente perita en jurisprudencia, y yo no es que no sea abogado, no soy ni siquiera licenciado en Derecho. Lo único que yo indiqué fue mi deseo de oponerme a una parte del dictamen de la Comisión, que es la que dice así: "Dentro del territorio catalán, los ciudadanos, cualquiera que sea su lengua materna, tendrán derecho a elegir el idioma oficial que prefieran en sus relaciones con las autoridades y funcionarios de toda clase, tanto de la Generalidad como de la República." Esto implica que si todos los ciudadanos tienen derecho a elegir el idioma oficial que prefieran en sus relaciones con las autoridades de la República, estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no. Que les convenga es otra cosa; es una cosa completamente distinta; pero obligación, de ninguna manera.

Por ejemplo: aquí se ha comentado una vez el caso de un gobernador de Cataluña que sabía el catalán, porque era de una región donde se habla, y al dirigírsele en catalán dijo: "Eso no lo entiendo yo." Hizo mal en decir que no lo entendía; pero no en admitirlo, hizo bien; yo habrá hecho exactamente lo mismo. Como funcionario de la República, del Estado entonces, yo no admito que se me dirijan en catalán.

Hay algo que está por debajo de las leyes, y una imposición, y ahora puede venir otra, igualmente inadmisible. Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de "hable usted en cristiano", ahora puede ser a la inversa: "¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí."

Hay algo que está por debajo de las leyes, y a mí lo que haya en el fondo en el orden legislativo, no me importa grandemente. Creo saber algo de la forma en que van los idiomas cuando se ponen en lucha para fundirse; porque eso de las asimilaciones, son siempre mutuas: no hay uno que asimila al otro, son dos que se asimilan el uno al otro; y yo tengo mi idea de lo que haya de suceder. Naturalmente, es muy lógico que uno que vaya a vivir en Cataluña intente y haga todos sus esfuerzos para poder entenderse en la lengua de allá, entre otras cosas para poder penetrar mejor en el espíritu de aquellos con quienes tiene que convivir; pero lo que no se puede es ponerle en condiciones de que tenga que hacerlo por obligación. Se dice: es que si no lo hacen, son inadaptables o inadaptados. Perfectamente; es una desgracia que un hombre sea inadaptado o inadaptable; pero cuando hay uno inadaptado o inadaptable, hay que protegerle.

Esto no ocurre en otras partes. Aquí se citaba, por ejemplo, el caso del general Joffre, que en una ocasión llegó a Cataluña, no pudo entenderse con no sé qué autoridad que no sabía francés, y como él era catalán provenzal, se entendió en catalán. Perfectamente; pero ni al general Joffre, ni a casi ningún catalán francés ni provenzal, ni paisano mío vasco, se le ocurrirá jamás en Francia pedir que su lengua sea oficial, ni siquiera en la región suya. ¡Ah!, es que Francia -me decía cierto día uno- es una República monárquica. Ya entendí bien, claro está, lo que quería decir esto de "monárquica", y en ese sentido también lo soy yo; quería decir "unitaria". Ahora parece que se trata de imponer el catalán, y a mí me parecería bien, y ojalá trataran de catalanizar a toda España. Aquí se hablaba de cuando intentaron esta obra en Galicia; también llegó aquella acción a Salamanca, y yo dije algunas veces: "¡Ojalá, ojalá quisieran ellos dirigirnos! Podría ser el Piamonte de España."

Traigo esto a relación, porque un publicista catalán, que es de los que más influyen en su pueblo, al hablar de que ellos no podían ser el Piamonte, decía que el Piamonte se puso al frente de la unidad italiana porque no había la cuestión de lenguas. Estaba, y está, completamente equivocado; en el Piamonte se hablaba, y aun sigue hablándose, como vernácula, una lengua tan distinta de la toscana, de la lengua oficial italiana, como puede serlo el catalán del castellano. La prueba, es que el gran poeta piamontés Alfieri empezó hablando francés; luego, en su casa, con los criados y la gente del pueblo, piamontés, y yo muy tarde aprendió la lengua toscana. Me han dicho que ésta es una lucha de abogados. Perfectamente; supongamos que son luchas de abogados; ¿es que se puede hacer nada que dificulte o imposibilite el ejercicio de una profesión a un ciudadano español, castellano o catalán? Porque puede darse el caso, por absurdo y monstruoso que parezca, de que haya un catalán que diga: no quiero hablar en catalán. ¿Es que se le puede dificultar?

Muchas veces, debajo de esto de la lengua, hay un poco de lo que dice la Biblia del shibolet: ¡Pronunciadlo bien! ¡Cuidado! Claro que no es que se quiera hacer lo mismo que se hacía con los que no pronuncian bien el shibolet, que era quitarles la vida. Sabido es que aquel pueblo, aunque era el elegido de Dios, era bastante bárbaro, y aquí no llegamos a esa barbarie, aunque no seamos los elegidos de Dios. Pero ¿es que eso se puede dificultar, cuando hay dos pueblos, y el uno admite, no como imposición -eso yo lo creo- sino libremente, por estimar que le conviene, la obligación de conocer el castellano? Como todos conocen el castellano, es natural. Pero ahora viene la segunda parte: ¿obligación? Para nadie, ni allí, de conocer el catalán. Conveniencia, es otra cosa.

Claro que se dirá: hay un número de gentes que todavía no saben bien el castellano. En efecto, habrá bastantes. Hace poco que decía un catalán -y tenía razón-: ¡Hombre! En tantos siglos, los maestros castellanos no han sabido enseñar el castellano en Cataluña. Y yo decía: ¿Cómo? ¡Ni en Castilla! (Risas.) ¡No parece sino que los chiquillos de Castilla saben el castellano porque se lo han enseñado los maestros! (Risas.) Lo saben por otros cauces, y, algunas veces, a pesar de los maestros. (Risas.)

¿Es una lucha de abogados? Yo lo único que digo es que me parece inadmisible que se imponga una cosa cualquiera por fuerza, como eso que dice el artículo de "tanto de la Generalidad como de la República"; es decir, que el funcionario de la República tenga que verse obligado a entender el catalán. Ahora se habla de cordialidad, se habla de cortesía; pero eso, por lo visto, no reza con esto de las lenguas.

Que el que viva en Cataluña aprenda el catalán, a mí me parece bien. Si yo viviera allí y no lo supiera, lo aprendería. ¡Naturalmente! No he vivido en Cataluña, y sin vivir en Cataluña me he interesado en aprender el catalán, y es porque sacaba de ello una gran ventaja y un enriquecimiento del espíritu; porque había escritores catalanes que a mí me decían cosas que me interesaban, me convenían y hasta me recreaban, y era natural que lo aprendiera. Pero imposición obligatoria, no. Pues eso, si se me dice: ¿qué haría usted para defender el castellano en Cataluña? Yo diría: Aparte de que no necesita defensa, ¿qué haría yo para defender el castellano en Cataluña? No votar cosas de éstas, porque yo no hago mucho caso de esto. Es como lo de la Constitución; ya he dicho alguna vez, hablando de la Constitución, que me parecía una cosa de papel, y nada más. Por cierto, que hace poco me preguntaron: Pero, hombre, ¿qué ciempiés es ése que hicieron ustedes? Y yo dije: no; cuatrocientespies y uno, el que yo puse. (Risas.) Pero ¿qué he hecho yo para defender el castellano en Cataluña? Pues una cosa muy sencilla: decir en castellano cosas que interesa y gusta a los catalanes conocerlas dichas en castellano. Es la única forma noble y clara de defender una lengua. (Muy bien.)

Respecto a la suerte que hayan de correr la lengua castellana y la lengua catalana en Cataluña, yo tengo mis ideas, que no son del caso, porque éstas no son cosas de legisladores, sino cosas de biología ligüística. Creo saber algo de esto y sé que pueblo, lo que se llama pueblo, el campesino, no hay ninguno verdaderamente bilingüe, y cuando a un pueblo se le hace bilingüe acaba, primero, por mezclar las dos lenguas; después, por combinarlas hasta fundirlas en una.

Pero esto no es cosa que tiene que ver con lo que examinamos; de eso se ha hablado muchas veces, y si yo he venido hoy a decir esto es porque me creía obligado con una parte de opinión española que espontáneamente (porque estoy recibiendo todos los días cartas y excitaciones) me ha querido hacer su vocero. No son los que me votaron, aun cuando sé que los que me votaron son también de esta opinión; no son los que me votaron. Yo no he venido aquí, afortunadamente para mí y afortunadamente para los partidos, representando a partido ninguno, absolutamente ninguno; por consiguiente, no podría hablar en ninguna forma de nada que se parezca a un voto imperativo, que, además, no le hay. Pero (y esto es lo que principalmente me interesa decir) cuando yo oía hablar aquí hace poco a alguien, explicando el voto, de que venía a expresar la voluntad de los que le habían votado, no es bastante. Alguien podría decirme que no admite el voto imperativo. En efecto, a alguno, cuya enmienda se ha admitido, le he dicho yo que la mayoría, la inmensa mayoría de los de la provincia por donde ha salido diputado, está en contra de lo que él traía.

Que no están enterados. Eso de si están o no enterados… Cuando aquí se dice, se ha dicho alguna vez, que había que dar a conocer el Estatuto a los que están en contra, yo he pensado muchas veces que había que darlo a conocer a los que lo han votado, porque un Estatuto no se vota por articulado: se vota por una tendencia, pero por articulado, no.

Y es lo que quería decir, porque todo lo demás está discutido. Hay una cosa que es mucho más grave; no que uno venga aquí a exponer la doctrina que no parece correcta del voto imperativo. He leído, y después me han confirmado, que en una conversación que el señor presidente del Consejo de Ministros tuvo con el señor Maura, hablando de si tendría tantos o cuantos votos -los que sean, yo no me acuerdo-, hubo de decirle el Sr. Maura: "¿Está usted seguro? Porque yo sé que algunos faltarán." "¿Se lo han dicho?" "A mí me han dicho más de uno de los que van a votar que no faltarán, sino que van a votar, no contra lo que creen que es la voluntad de sus electores, sino contra su conciencia, y eso es indigno." (Muy bien, muy bien.- Aplausos) No hay disciplina de partido que pueda someter de esa manera la conciencia de un ciudadano; esto es verdaderamente indigno. Lo he oído alguna vez: votarán contra su conciencia, que no es contra el parecer de sus electores, sino contra su conciencia. No me han convencido.

¡Ah!, pero voy más lejos. En una ocasión recuerdo que algunos amigos catalanes se quejaban, con mucha razón, con muchísimas razón, de que se les quisieran conceder las cosas así como por limosna, para quitarse de encima un pedigüeño inoportuno. En efecto, de ese modo no se puede aceptar; pero yo les digo si es que se pueden aceptar los votos de gentes que rinden la conciencia ante no sé qué esperanzas o qué temores. Conseguir de esa manera una victoria es algo que yo no lo aceptaría nunca. (Muy bien.) No se rinden por el convencimiento, sino por mantener una cierta disciplina. Y no hablemos de eso, de si corre o no corre peligro la República, porque eso no son más que camelos. (Risas.)

En el fondo, ya he dicho, tengo mi opinión respecto al asunto. Ahora, respecto a lo otro, a esa concepción de disciplina de partido, la disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones, y yo digo que tan desdoroso es para los que rindan así su conciencia contra su convicción (y son varios los que me lo han dicho) como para los que acepten este voto. No tengo más que decir: (Muy bien.- Aplausos.)

Cierra España.


Discurso en el Frontón Central de Madrid


Indalecio Prieto - 14 de febrero de 1933

La Comisión organizadora de este acto me ha conferido el honroso encargo de su dedicación, encargo que yo acepté sin vacilaciones y que cumplo ahora muy gustosamente. No somos los socialistas propicios a ninguna clase de homenaje de tipo personal. Ellos no constituyen en sus actos costumbres, sin embargo de lo cual, ante la excepcionalidad de las circunstancias que en este acto concurren, nuestro partido nos autorizó a asistir teniendo presente la significación que este homenaje tenía, nacido en el instante mismo en que el Sr. Azaña, como jefe de Gobierno, acaba de ganar una batalla parlamentaria. (Aplausos.) Mas este acto se disminuiría en su ponente grandeza si se convirtiera en un homenaje neta y exclusivamente personal. Y si así fuera, hubieran de ser mis palabras la belleza de un panegírico que, dada mi peculiar manera de ser, se os alcanza bien que yo no soy el panegirista más adecuado; pero, además, dado el carácter del Sr. Azaña, aun cuando tuviera esa pretensión panegirista, no me sometería yo a la tortura de tener que soportar un chaparrón de alabanzas. Tiene este acto una más alta, una más honda, una más profunda significación, que es la que me corresponde a mí explicar ahora muy brevemente.


Como al Sr. Azaña no se le ha podido achacar más defecto que el de su desdén, el de su supuesto desdén, ello ha constituido un ensalzamiento de sus virtudes, porque en las horas amargas y duras del Poder no tiene siempre el gobernante el espacio suficiente que necesita para su liberación y serenidad. Pero esto tiene un concepto, un valor infinitamente superior, y es que constituye, a mi entender, un nuevo concepto del deber y del derecho del gobernante, que constituye esto el desterramiento de aquella política en virtud de la cual hay que ir por el mundo para conquistar o para mantenerse en el Poder repartiendo sonrisas y halagos que justifiquen como un cúmulo de encumbramiento (Ovación.), cuando la cúspide del Poder no es otra cosa que el cumplimiento de un deber penoso, que tiene desde luego el derecho de exigir de los demás ciudadanos el cumplimiento del suyo, y para estos menesteres de una política moderna, reciamente sincera, no hay que andar desdibujando el rostro ni plegándolo en rictus de sonrisas ni repartiendo halagos a la muchedumbre, sino decirles escueta y acremente, si es preciso, la verdad que se abriga en el corazón. (Gran ovación.)

Pero, a veces, y en este dominio espiritual que tenemos los que aquí nos congregamos, no creo que procederíamos con lealtad, como una cosa sincera, si no descubriéramos hasta lo más íntimo de nuestros espíritus la verdad que en ellos palpita.

Yo tengo que decir claramente y proclamar que en esos cargos que se han hecho al Sr. Azaña no ha palpitado más que un sentimiento mezquino, que se llama así: envidia. (Ovación.) Y crean, señores, que ahí queda concluida la meta del panegírico, porque de ahí no quiero, ni debo, ni puedo pasar.

He aquí claramente la extraordinaria significación política que, a mi juicio, encierra este acto, y hablando, como hablo, por designio de la Comisión organizadora, pero en representación de mis correligionarios, presentes en gran número en este homenaje, tengo que decir cuál es mi criterio respecto a la significación de este actual, cuál es su trascendencia y cuál su amplitud en la política española. Nosotros, los socialistas, gobernamos con Azaña, requeridos por él, en el cumplimiento de un compromiso que bien planeado quedó en el Parlamento con la declaración ministerial. Cuando hemos podido sospechar que la colaboración de los socialistas, ante las invectivas de determinados elementos podía constituir una situación embarazosa, una dificultad o un obstáculo para que la marcha de los Gobiernos republicanos siguiera aquel ritmo que no debía quedar interrumpido, hemos declarado lealmente, sin poner en nuestras palabras pasión alguna, que nosotros no constituimos ni significamos ningún obstáculo para esas soluciones que los elementos de la República quisieran adoptar a fin de continuar la marcha emprendida por la República. Hemos despejado esa situación en la sesión parlamentaria al final de la cual surgió la idea de este homenaje. Nosotros venimos aquí a proclamar con vosotros que no está quebrada por ningún acento de debilidad nuestra solidaridad política con el Sr. Azaña y con los elementos que bajo su presidencia constituyen el Gobierno. Nosotros venimos aquí a decir a la opinión pública el propósito firme de conservar el Poder hasta el mismo momento en que el señor Azaña, de cuya lealtad tenemos sobradas pruebas, lo considere oportuno. Nosotros venimos a prestarle nuestra colaboración y a decirle en estos momentos en que la envidia, el encono y el despecho lo combaten, que cuenta con nuestra adhesión inquebrantable. (Pronuncia otras palabras, que no se dejan oír por la estruendosa ovación que el público le tributa.)

Nosotros, los socialistas, no podemos aspirar a una República incolora, sin contenido político, genuinamente democrático y sin substancia social verdaderamente tangible, y, naturalmente, nosotros tenemos que tener un contacto, hoy desde el Poder, y mañana, si nos llega esa hora, fuera de él, un contacto indispensable con las fuerzas republicanas auténticamente izquierdistas. (Muy bien.) Nosotros estamos y estaremos conjuntamente distanciados de cuentos quieran desvirtuar la República, de cuantos quieran sustraer la substancia democrática de la República, de cuantos quieran robarle su contenido social. Hoy nuestro deber es el de confirmar públicamente este pacto con los elementos con los cuales formamos el Gobierno de la República. Mañana, cuando hayamos de separarnos, seguramente nos separaremos con un abrazo, prenda de la amistad conquistada en un período de luchas duras en que la intimidad de nuestros pensamientos ha ido, por razón misma de la intensidad de la lucha, constituyendo un solo espíritu; pero nosotros no tenemos que presentar hoy, despejada la situación parlamentaria, ninguna sensación de interinidad ni ningún deseo, sino el cumplimiento de nuestro deber. (Gran ovación.) Cuanto mayores sean las dificultades, cuanto más ostensibles los obstáculos, más fuerte y más vivo ha de ser el deber de cumplir por nuestra parte aquel compromiso a que nos obligamos cuando constituimos el Gobierno bajo la presidencia del Sr. Azaña. Pero es que, además, incluso desde un punto de vista general de la política española, nos es indispensable a los socialistas la existencia de núcleos auténticamente izquierdistas con la República, a los cuales, en unas horas, prestaremos, como prestamos ahora, nuestra colaboración en el Poder, y en otras, nuestra ayuda desinteresada desde la oposición, señalando con mojones y con lindes inconfundibles l que es un izquierdismo, que para nosotros no puede estar en declaraciones puramente verbalistas, porque ya la República, que está próxima a cumplir los dos años de actuación, ha podido contrastar conductas, y para nosotros serán auténticamente izquierdistas aquellos que con sus actos lo hayan comprobado y no aquellos que no han sabido más que desorientarla. (Ovación.) No creemos nosotros que la labor de la República en España está concluida. Por el contrario, la suponemos simplemente iniciada. Esperamos de ella, dentro de la flexibilidad de nuestro texto constitucional, amplias conquistas en el orden político y en el orden social. Necesitamos el contacto íntimo con los núcleos izquierdistas de la República, dentro y fuera del Poder, porque si la República quedara desprovista de estos núcleos, simplemente quedarían unas falanges indeterminadas en su cometido político que no ofrecieran a las masas proletarias ninguna clase de garantías en cuanto al avance por el camino de su redención, forzosamente, fatalmente las masas proletarias quedarían prendidas en la ilusión de un espejismo iluso, cuyas consecuencias serían de una honda perturbación para el país, sin dejar en esta perturbación la simiente de una renovación social profunda.

Y por eso aspiramos a la sustentación de los núcleos izquierdistas. Nosotros, que les ofrecemos dentro y fuera del Poder nuestra colaboración, estamos absolutamente seguros de realizar así, serenamente, sencillamente, conscientemente, una honda labor patriótica.

¿Qué es lo que hemos realizado los socialistas en el Poder? A las afirmaciones que por ahí se hacen, yo os diré que, efectivamente, puede que exista mucha gente esperanzada en que nuestra participación en el Poder habría de constituir un semillero de conflictos por nuestras apetencias imperialistas; pero, frente a eso, nosotros hemos tenido el alto sentido de la realidad, y por la labor que hemos realizado en el Gobierno hemos conseguido una patente de capacidad que ningún enemigo apasionado puede discutir. (Gran ovación.)

Los socialistas somos una fuerza, no solamente importante por nuestro número, sino por nuestra disciplina; por nuestra unión inquebrantable, que no han podido quebrantar estos dos años de permanencia en el Poder, a pesar de los constante peligros que han acechado frecuentemente la acción del Gobierno y que nos han envuelto de una manera personal en una responsabilidad que en ningún caso queremos eludir. Y bien; esta nuestra fuerza, numéricamente valiosa, más valiosa aún por su cohesión, por su unidad, por su disciplina, es la que queda ofrecida aquí solemnemente para que la República siga su camino de avance por estas sendas de la democracia y del bien social, en las cuales ningún espíritu francamente democrático puede poner nunca límite. Y claro está, nuestra aversión la hemos de proclamar también sinceramente hacia aquellos que hayan puesto un guardarropa en el cual puedan lucir sus huéspedes un traje republicano que momentos antes llevaba los distintivos monárquicos. Queremos republicanos auténticos, no en la democracia, sino en la conducta, contrastada por aquel valor que indudablemente se adquiere ante la adversidad de las circunstancias. Estemos siempre con quienes lleven esta ostentación. No podremos estar nunca ni con los asustadizos ni con los encubridores. (Gran ovación.) Tenemos aún que recorrer, juntos con nuestros compañeros de Gobierno, mucho camino, muchísimo camino. Y para seguirlo no nos faltan ni cabeza ni entusiasmos. Embrazados a vosotros seguiremos por ese camino en el cumplimiento de nuestro deber. Sabemos que ahora tenemos que pelear juntos contra un ataque compacto contra los derrotados del 14 de abril, contra los despechados, contra los envidiosos. (Ovación, que no deja oír las últimas palabras del Sr. Prieto.)

Este es el resumen de mis palabras: Adelante, adelante, hombres de buena fe y de republicanismo intachable, que ahora se sientan con nosotros en la vanguardia cariñosa y afectuosamente, y a los cuales les diremos adiós dejando en los poyos del camino que ellos hayan señalado como límite de sus ambiciones. Nosotros lo tenemos en un horizonte muy lejano, hacia el cual, bajo la luz esplendorosa de nuestra ilusión, seguimos adelante, dejando atrás a los hombres de buena fe que crean que vamos más allá de lo que era su apetencia; pero quitando violentamente los estorbos que nos salgan al paso.

Al frente de esos hombres de buena fe nos complace ver ahora a la más pura representación de la democracia, a este hombre adusto, seco, pero leal, al que decimos: adelante, adelante. (Al terminar se oye una gran ovación.)


Cierra España.

El Decreto de la Alhambra


"El Decreto de la Alhambra"


Los Reyes Fernando e Isabel, por la gracia de Dios, Reyes de Castilla, León, Aragón y otros dominios de la Corona- al príncipe Juan, los Duques, Marqueses, Condes, órdenes religiosas y sus Maestres, señores de los Castillos, Caballeros y a todos los judíos hombres y mujeres de cualquier edad y a quienquiera esta carta le concierna, salud y gracia para él.

Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos. Por lo tanto, en el año de 1480, ordenamos que los judíos fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, esperando que con esta separación la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos que se estableciera la Inquisición en estos dominios; y en el término de 12 años ha funcionado y la Inquisición ha encontrado muchas personas culpables además, estamos informados por la Inquisición y otros el gran daño que persiste a los cristianos al relacionarse con los judíos, y a su vez estos judíos tratan de todas maneras a subvertir la Santa Fe Católica y están tratando de obstaculizar cristianos creyentes de acercarse a sus creencias.

Estos Judíos han instruido a esos cristianos en las ceremonias y creencias de sus leyes, circuncidando a sus hijos y dándoles libros para sus rezos, y declarando a ellos los días de ayuno, y reuniéndoles para enseñarles las historias de sus leyes, informándoles cuándo son las festividades de Pascua y cómo seguirla, dándoles el pan sin levadura y las carnes preparadas ceremonialmente, y dando instrucción de las cosas que deben abstenerse con relación a alimentos y otras cosas requiriendo el seguimiento de las leyes de Moisés, haciéndoles saber a pleno conocimiento que no existe otra ley o verdad fuera de esta. Y así lo hace claro basados en sus confesiones de estos judíos lo mismo a los cuales han pervertido que ha sido resultado en un gran daño y detrimento a la santa fe Católica, y como nosotros conocíamos el verdadero remedio de estos daños y las dificultades yacían en el interferir de toda comunicación entre los mencionados Judíos y los Cristianos y enviándolos fuera de todos nuestros dominios, nosotros nos contentamos en ordenar si ya dichos Judíos de todas las ciudades y villas y lugares de Andalucía donde aparentemente ellos habían efectuado el mayor daño, y creyendo que esto sería suficiente de modo que en esos y otras ciudades y villas y lugares en nuestros reinos y nuestras posesiones sería efectivo y cesarían a cometer lo mencionado. Y porque hemos sido informados que nada de esto, ni es el caso ni las justicias hechas para algunos de los mencionados judíos encontrándolos muy culpables por los susodichos crímenes y transgresiones contra la santa fe Católica han sido un remedio completo obviar y corregir estos delitos y ofensas. Y a la fe Cristiana y religión cada día parece que los Judíos incrementan en continuar su maldad y daño objetivo a donde residan y conversen; y porque no existe lugar donde ofender de más a nuestra santa creencia, como a los cuales Dios ha protegido hasta el día de hoy y a aquellos que han sido influenciados, deber de la Santa Madre Iglesia reparar y reducir esta situación al estado anterior, debido a lo frágil del ser humano, pudiese ocurrir que podemos sucumbir a la diabólica tentación que continuamente combate contra nosotros, de modo que, si siendo la causa principal los llamados judíos si no son convertidos deberán ser expulsados del Reino.

Debido a que cuando un crimen detestable y poderoso es cometido por algunos miembros de algún grupo es razonable que el grupo debe ser absuelto o aniquilado y los menores por los mayores serán castigados uno por el otro y aquellos que permiten a los buenos y honestos en las ciudades y en las villas y por su contacto puedan perjudicar a otros deberán ser expulsados del grupo de gentes y a pesar de menores razones serán perjudiciales a la República y los más por la mayoría de sus crímenes sería peligroso y contagioso de modo que el Consejo de hombres eminentes y caballeros de nuestro reinado y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro supremo concejo y después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los Judíos y Judías deben abandonar nuestros reinados y que no sea permitido nunca regresar.

Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes.

Y hemos ordenado que ninguna persona en nuestro reinado sin importar su estado social incluyendo nobles que escondan o guarden o defiendan a un Judío o Judía ya sea públicamente o secretamente desde fines de Julio y meses subsiguientes en sus hogares o en otro sitio en nuestra región con riesgos de perder como castigo todos sus feudos y fortificaciones, privilegios y bienes hereditarios.

Hágase que los Judíos puedan deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias en el plazo estipulado por lo tanto nosotros proveemos nuestro compromiso de la protección y la seguridad de modo que al final del mes de Julio ellos puedan vender e intercambiar sus propiedades y muebles y cualquier otro artículo y disponer de ellos libremente a su criterio que durante este plazo nadie debe hacerles ningún daño, herirlos o injusticias a estas personas o a sus bienes lo cual sería injustificado y el que transgrediese esto incurrirá en el castigo los que violen nuestra seguridad Real.

Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos Judíos y Judías a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro artículo prohibido por las leyes del reinado.

De modo que ordenamos a todos los concejales, magistrados, caballeros, guardias, oficiales, buenos hombres de la ciudad de Burgos y otras ciudades y villas de nuestro reino y dominios, y a todos nuestros vasallos y personas, que respeten y obedezcan con esta carta y con todo lo que contiene en ella, y que den la clase de asistencia y ayuda necesaria para su ejecución, sujeta a castigo por nuestra gracia soberana y por la confiscación de todos los bienes y propiedades para nuestra casa real y que esta sea notificada a todos y que ninguno pretenda ignorarla, ordenamos que este edicto sea proclamado en todas las plazas y los sitios de reunión de todas las ciudades y en las ciudades principales y villas de las diócesis, y sea hecho por el heraldo en presencia del escribano público, y que ninguno o nadie haga lo contrario de lo que ha sido definido, sujeto al castigo de nuestra gracia soberana y la anulación de sus cargos y confiscación de sus bienes al que haga lo contrario.

Y ordenamos que se evidencie y pruebe a la corte con un testimonio firmado especificando la manera en que el edicto fue llevado a cabo.

Dado en esta ciudad de Granada el Treinta y uno día de marzo del año de nuestro señor Jesucristo de 1492.

Firmado Yo, el Rey, Yo la Reina, y Juan de Coloma, secretario del Rey y la Reina quien lo ha escrito por orden de sus Majestades.


Cierra España.

PATENTE DE CORSO

Las tiendas desaparecidas


ARTURO PÉREZ-REVERTE
XLSemanal  11 de Octubre de 2009

Cada vez que doy un paseo veo más tiendas cerradas. Algunas, las de toda la vida, habían sobrevivido a guerras y conmociones diversas. Eran parte del paisaje. De pronto, el escaparate vacío, el rótulo desapercido de la fachada, me dejan aturdido, como ocurre con las muerte súbitas o las desgracias inesperadas. Es una sensación de pérdida irreparable, aunque sólo haya echado vistazos al escaparate, sin entrar nunca. Otras de esas tiendas son negocios recientes: comercios abiertos hace un par de años, e incluso pocos meses; primero, los trabajos que precedían a la apertura, y después la inauguración, todo flamante, dueños y dependientes a la expectativa, esperanzados. Ahora paso por delante y advierto que los cristales están cubiertos y la puerta cerrada. Y me estremezco contagiado de la desilusión, la derrota que trasmite ese triste cristal pegado al cristal con las palabras se alquila o se traspasa.

En lo que va de año, la relación es como de una lista de bajas depués de un combate sangriento. Entre las que conozco hay una parafarmacia, dos tiendas de complementos, una de música clásica, una estupenda tienda de vinos, una ferretería, una tienda de historietas, tres de regalos, dos de muebles, cuatro anticuarios, una librería, dos buenas panaderías, una galería de arte, una sombrerería, una mercería e innumerables tiendas de ropa. También -ésa fue un golpe duro, por lo simbólico- una juguetería grande y bien surtida. Me gustaba entrar en ella, recobrando la vieja sensación que, quienes fuimos niños cuando no había televisión, ni videoconsola, ni nos habíamos vuelto todos -críos incluidos- completamente cibergilipollas, conservamos del tiempo en que una juguetería con sus muñecas, trenes, soldados, escopetas, cocinitas, caballos de cartón, disfraces de torero y juegos reunidos Geyper, era el lugar más fascinante del mundo.

Ahora hablamos de crisis cada día. Hasta los putos políticos y las putas políticas -que no es lo mismo que políticas putas, ahórrenme las putas cartas lo hacen con la misma impavidez con que antes afirmaban lo contrario. En todo caso, una cosa es manejar estadísticas; y otra, pisar la calle y haber conocido esas tiendas una por una, recordando los rostros de propietarios y dependientes, su desasosiego en los últimos tiempos, la esperanza, menor cada día, de que alguien se parase ante el escaparate, se animara y entrase a comprar, sabiendo que de ese acto dependían el bienestar, el futuro, la familia. Haber presenciado tanta angustia diaria, la ausencia de clientes, el miedo a que tál o cúal crédito no llegara, o a no tener con qué pagarlo. El saberse condenados y sin esperanza mientras, en las tiendas desiertas que con tanta ilusión abrieron, languidecían su trabajo y sus ahorros. Morían tantos sueños.

Eso es lo peor, a mi juicio. Lo imperdonable. Todas esas ilusiones deshechas, trituradas por políticos golfos y sindicalistas sobornados que todavía hablan de clase empresarial como si todos los empresarios españoles tuvieran yate en Cerdeña y cuenta en las islas Caimán. Ignorando las ilusiones deshechas de tanta gente con ideas y fuerza, que arriegó, peleó para salir adelante, y se vio arrastrada sin remedio por la tragedia económica de los últimos tiempos y también por la irresponsabilidad criminal de quienes tuvieron la obligación de prevenirlo y no quisieron, y ahora tienen el deber de solucionarlo, pero ni pueden ni saben. De esa gentuza encantada consigo misma que no sólo carece de eficacia y voluntad, sino que sigue impasible como don Tancredo, procurando ni parpadear ante los cuernos del toro que corretea llevándose a todo cristo por delante. Un Gobierno cínico, demagogo, embustero hasta el disparate. Una oposición cutre, patética, tan corrupta y culpable de enjuagues ladrilleros que trajeron estos fangos, que resulta difícil imaginar que unas simples urnas cambien las cosas. Sentenciándonos, entre unos y otros, a ser un país sin tejido industrial ni empresarial, sin clase media, condenado al dinero negro, al subsidio laboral con trabajo paralelo encubierto y a la economía clandestina. Con mucho Berlusconi en el horizonte. Un rebaño analfabeto, sumiso, de albañiles, putas y camareros, donde los únicos que de verdad van a estar a gusto, sinvergüenzas aparte, serán los jubilados guiris, los mafiosos nacionales e importados, y los hooligans de viaje y tres noches de hotel, borrachera y vómito incluidos, por veinticinco euros. Para entonces, los responsables del desastre se habrán retirado confortablemente al cobijo de sus partidos, de sus varios sueldos oficiales, de sus pingües jubilaciones por los servicios prestados a sí mismos. A dar conferencias a Nueva York sobre cómo nos reventaron a todos, dejando el paisaje lleno de tiendas cerradas y de vidas con el rótulo se traspasa. Así que malditos sean su sangre y todos sus muertos. En otros tiempos, al menos tenías la esperanza de verlos colgados de una farola.

Cierra España.




El bombardeo de Jaen. parte final (Victimas represion Republicana)


El gobierno que según ellos era legitimo y por orden del mismo, decide después del bombardeo de Jaén, represalia al personal civil, en su gran mayoría en el cementerio de Mancha Real, fusilándolos en dicho lugar en los días 2, 3, 4, 5 Y 7 como escarnio para todo aquel, que no compartía su idea de Republica, lo anterior por desgracia fue un acto de guerra, el cual no queda muy claro del porque de este suceso, lo segundo fue un asesinato en toda regla, contra civiles desarmados que no compartían la idea de una republica la cual se estaba convirtiendo en una provincia mas de la extinta URSS,la mayoria eran personas trabajadoras como indican dos de las paginas de las cinco que corresponden a estos asesinatos.

Agradezco al autor la gentileza que ha tenido conmigo al enviarme fotocopias de su trabajo.

28.- A. M. J. (Fondo Arco de los Dolores). 'Refugio antiaéreos, 1937'. Leg. 803.

29.- Ibid. 30.- ibid.

31.- A. M. J. Libro de Actas del Ayuntamiento: Pleno. Sesión del día 14 de mayo. Intervención del consejero Sr. Consuegra Camacho.

32.- Testimonio de don Juan Castellano de Dios.

33.- A. M. J. Libro de Actas del Ayuntamiento: Pleno. Sesión del día 28 de mayo.

Enviado por Miguel Angel (Morón de la Frontera) a mi correo por Email.

Cierra España.

El bombardeo de Jaen 4ª parte (Victimas bombardeo de Jaen)



 

Los datos de las dos primeras fuentes citadas arriba, como muchos otros, me han sido facilitados por don Manuel López Pérez, con la generosidad que le caracteriza, ayudándome en gran medida en la realización de este trabajo, por lo que le doy desde aquí mis más sinceras gracias.


18.-Testimonio de don Antonio Martínez Lombardo que en aquel momento era mozo de la farmacia del Hospital Provincial. Los médicos del Hospital Provincial adoptaron el acuerdo de establecer diversos puestos de socorro, para prevenir otros posibles bombardeos. "Establecido esto, cada médico sabrá donde ha de dirigirse rápidamente con lo que el servicio de ayuda médica a los heridos sería prestado más rápidamente y en mejores condiciones". A.M.J. Libro de Actas del Ayuntamiento: Pleno. Sesión del día 2 de abril de 1937. Intervención del concejal Sr. Castillo García-Negrete.

19.- COBO ROMERO, Francisco. "Las dificultades...".

20.- Testimonio dé don Juan Castellano de Dios.

21.- Ibid.

22.- HERNÁNDEZ, Miguel. "La ciudad bombardeada". FRENTE SUR. 8 de abril de 1997.

23.- A.M.J. Libro de Actas del Ayuntamiento: Pleno. Sesión del día 2 de abril de 1937. Intervención del Alcalde José Campos Perabá.

24.- El bombardeo de Jaén no tuvo la repercusión en la opinión pública que le hubiera correspondido por ser el que causó mayor número de víctimas hasta ese momento, debido a la campaña de prensa que a nivel internacional promovió la República ante el bombardeo de Guernica, tratando de conseguir el aislamiento internacional del Gobierno de Burgos.

La Comisión Recaudadora de las ayudas destinadas a los damnificados del bombardeo estaba compuesta por: José Campos Perabá, alcalde; José Olmedo Martínez, Manuel Valenzuela Cuevas, José Aroca Núñez y Rafael Sagrista Bonilla, concejales; Francisco Pamos Uclés, Miguel Ruiz Aguilar, Bartolomé García Pozuelo, Antonio Catena Sanjuán y Sebastián Sicilia Fernández, por el Frente Popular Local; y José González Romero, tesorero. El día 7 dé mayo se llevaban recaudadas 36.059’40 ptas. según "LA MAÑANA" de ese día.

25.- CUESTA MONEREO, José y OLMEDO DELGADO, Antonio. General Queipo de Llano (Aventura y audacia). 2ª ed. Barcelona. A. H. R. 1958. Pág. 245-246.

26.- SALAS LARRAZÁBAL, Jesús. Guernica...

27.-COBO ROMERO, Francisco. Conflictividad campesina en la provincia de Jaén durante el período 1931¬-1939. Tesis doctoral. Universidad de Granada, 1991. Inédita. El autor ofrece la lista de fusilados en represalia por el bombardeo de Jaén, tomando como fuente el "Informe remitido por el director de la Prisión Provincial de Jaén al Fiscal Instructor de la Causa General de Jaén". ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. Causa General de la Provincia de Jaén. Caja 1009. Pieza 3.

Cierra España.


Cada perro que se lama su cipote


Esta claro, que el gobierno español no tiene intención de proteger los pesqueros españoles que trabajan ganándose la vida en las costas somalíes, cuando hablo de proteger no me refiero a la actuación de la armada en esas costas, de todos es sabido que según las ordenes recibidas por el ministerio de defensa a tales efectos las están cumpliendo al pie de la letra, me refiero a la adopción que hace unos días los armadores y pescadores le han propuesto a defensa y a su titular de albergar dentro de estos pesqueros a personal de las fuerzas armadas, para que se encarguen de la seguridad de estos, como realizan otros países con sus pesqueros.


La ministra de Defensa, Carme Chacón, descartó el lunes la presencia de militares en los barcos pesqueros españoles para combatir la piratería en aguas del océano Índico, donde una embarcación permanece secuestrada desde el pasado viernes.


Se les propone otro remedio, la contratación de vigilantes de seguridad para tal misión, por parte de los armadores, eso si, instruidos por la armada para poder manejar y portar armas de largo alcance y material en definitiva que depende o es considerado armamento militar, lo cual quiere decir que es un gasto, que no se quien debe asumir, además de que su trabajo implicaría el realizar esas funciones de seguridad fuera del territorio nacional, lo que no se es hasta que punto es legal esta actuación de seguridad, ya que fuera de España no tienen autoridad ninguna, a no ser, que interior, les otorgue un documento especial que les atribuya dichos conceptos, derecho que solo y mediante una normas y protocolos de actuación, juntos con acuerdos internacionales y de diferentes organismos, solo les son concedidos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado ( guardia civil y policía nacional) dependientes del ministerio de interior y a las fuerzas armadas como participes de acuerdos internacionales o dependientes de organismos oficiales como la OTAN o ONU.

Aunque por otro lado se podría contratar a la empresa americana Blackwater , empresa que con un alto numero de exmilitares trabaja entre otros y fundamentalmente para el gobierno de USA, Blackwater asegura ser “la más completa compañía de militares profesionales para tareas de refuerzo de la ley, seguridad, pacificación y operaciones de estabilidad, en todo el mundo”. Así que para que vamos a coger a empresas como securitas, Prosegur, etc.., que lo único que han realizado en estos años es lo habitual de una empresa de seguridad española, dejo a un lado los servicios de escoltas privadas que han podido realizar y que siguen realizando, algunos en vascongadas, que desde luego no tienen nada que ver con la actuación de los piratas somalíes armados hasta los dientes sobre todo con armas de largo alcance y pesadas, los cuales no se cortan un pelo en abrir fuego y mandar a pique el barco que intentan capturar, así que aunque se ponga vigilantes de seguridad privados estos en conceptos de actuación militar no tienen ni pajolera idea, por el contario se podría contratar a los anteriormente arriba citados, que de actuaciones militares en conflictos militares y de seguridad en disparar y luego preguntar saben un huevo, pero a ver quien es el que les paga la pasta que suelen cobrar por su trabajo de seguridad.


Aunque como no, lo mejor según la ministra de defensa es contratar e instruir a los vigilantes de seguridad españoles, como si de un centro comercial se tratara en el tema de su seguridad, pues no se que será mejor, por mi, prefiero que le entreguen las armas a los pescadores que ellos solitos seguro que sabrán utilizarlas y defenderse mejor que estos.

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