viernes, 2 de octubre de 2009

España y el Peronismo. Maria Eva Duarte, Evita. ( 5ª parte).


El lado oculto de las complejas relaciones Franco-Perón


EL MITO DEL TRIGO DE EVITA

En el imaginario colectivo de los españoles de más edad sigue viva la imagen de Eva Perón en su gira por la España de 1947, un país aislado frente al resto del mundo, con graves dificultades de abastecimiento, incluso hambre, necesitada de los alimentos más fundamentales como el trigo o el maíz. Y el papel de la Argentina de Perón, proveedora de alimentos a un país al borde de la hambruna. Pero la historia de ese envío masivo de trigo tiene muchas aristas poco conocidas. Lo que empezó como un enorme favor de Perón para romper la soledad internacional del régimen de Franco terminó en un conflicto.

Tras el final de la Guerra Mundial las potencias vencedoras pasaron factura al franquismo por su anterior relación con el Eje. Por sorprendente que hoy pueda parecer en varios medios internacionales, corrió en 1945 el rumor de que la paupérrima España podría estar preparando armamento nuclear con asistencia de refugiados nazis, y hasta se señalaron los Montes de Toledo o el Pirineo como lugares en los que se trabajaba en esos proyectos. La situación tenía bastantes puntos de contacto con la de la actual Corea del Norte: un régimen aislado, una economía de extrema rigidez que no podía contar más que con sus propios recursos, en un país hambriento y además con muy malas cosechas por las terribles sequías. Polonia, entonces en el bloque del Este, se hizo eco de esos rumores, compartiendo críticas incluso con sectores representativos de las instituciones norteamericanas, preocupados por la falta de libertades, empezando por las religiosas que obstaculizaban en España el libre ejercicio de las confesiones protestantes. Se hablaba de España como “un peligro para la paz mundial”. La ONU no sólo impidió el ingreso de España en la organización sino que la Asamblea General instó a un boicot diplomático, que terminaron por cumplir casi todos los países, a excepción de Portugal, el Vaticano y Argentina. Pero ese boicot tuvo muchos matices: desde la embajada británica en Madrid se había propuesto a su gobierno que no secundara un duro boicot económico por la crítica situación alimenticia del país desde 1945 y el riesgo de que el Régimen puediera caer dando paso a una caótica y violenta revolución. En ese juego diplomático sólo Argentina estaría dispuesta a vender cantidades masivas de alimentos a España y en unas buenas condiciones económicas.


Mientras, Estados Unidos jugó sus propias cartas: deseaba el aislamiento de Franco pero no quería otra segunda parte de la Guerra Civil en un momento de inicio de la Guerra Fría y de creciente agresividad entre los bloques. ¿No se atrevió Norteamérica o Canadá a vender trigo a España por la mala imagen internacional que le podría traer, pero a cambio de exportar petróleo a Argentina hizo la “vista gorda” para que este país realizara esos suministros a España?, ¿explica esto el silencio occidental ante esa operación comercial de Perón que salvó a la España de la época de una situación insostenible dado que ningún otro país parecía dispuesto a comerciar con España? Es uno de los interrogantes de esta historia.

En 1946 antes de la toma de posesión de Perón, el gobierno saliente concedió a España un crédito de 30 millones de pesos que no se hizo público por temor a las reacciones de otros países. Por contra, con el líder justicialista en la Presidencia fue notoria la publicidad del acuerdo con España de un monto tan elevado para la época. Argentina concedía un crédito de 350 millones de pesos en tres años a un bajo interés, un préstamo de 400 millones a devolver en dos décadas para pagar parte de las importaciones de España en Argentina.Y lo hacía a los ojos de todo el mundo. Se vendían en 1947 a España casi medio millón de toneladas de trigo y una cantidad algo menor en el año siguiente, más 120.000 toneladas de maíz, carne, y otros alimentos. Todo ello ligado a los excedentes de Argentina. Con una claúsula que permitía a España, si encontrara mejores precios en otros países, reajustar el acuerdo. La contrapartida española ofrecía a Argentina aceitunas, textiles, y la construcción de barcos en astilleros españoles. Y lo más singular de todo, la concesión de zonas francas en puertos nacionales para que el país austral pudiera dar salida a sus productos en los mercados europeos; concretamente se llegó a hablar en 1948 de la cesión por 50 años de un puerto franco en Cádiz. También se establecieron algunos compromisos para que Argentina pudiera acoger a una importante cifra anual de emigrantes españoles. Era un acuerdo entre un país entonces poderoso, y un régimen europeo aislado y en extremas dificultades, con un severo sistema de cartillas de racionamiento.

Aunque más allá de lo material, Perón prestó un importante servicio político a Franco: rompió el aislamiento, incluso trató de mediar con otros países para que suavizaran las tensas relaciones con España. Así las cosas, la visita a España de Eva Perón era la culminación de una de las operaciones simbólicas más relevantes tanto para el franquismo de posguerra como para la imagen de Eva, que sin formar parte del gobierno de su marido tenía un decisivo papel como estandarte representativo del movimiento e imagen del mismo. Pero no era oro todo lo que llegaba a relucir: dentro de la administración peronista no todos eran partidarios de ofrecer un cheque en blanco a un régimen en cuarentena. Dentro del propio justicialismo aparecían sensibilidades extremadamente diferentes, galvanizadas por la figura de Perón, que había sido capaz de crear un movimiento nacionalista, acusado de fascista por sectores de opinión mundial e interior, con elecciones ganadas apoteósicamente, la construcción de un poderoso sindicalismo burocratizado (con sorprendentes integraciones en un país que en las primeras décadas del siglo había tenido un sindicalismo anarquista con presencia). El ministro de Exteriores, Bramuglia, nada simpatizante de Franco, tuvo que dar explicaciones diplomáticas a Norteamérica sobre el viaje de Evita a España sugiriendo que se había organizado sin dar tiempo a que su diplomacia pudiera opinar. Sólo cabía un papel que Evita representó a la perfección: el símbolo. En sus intervenciones y discursos en España hablaba de la mujer, de los trabajadores, de los lazos entre dos países hermanos... Pero se cuidó mucho de hacer expresas declaraciones de apoyo al Régimen. Este sí supo utilizar muy bien ese valor simbólico: Evita venía a corroborar el apoyo de Argentina a una España “incomprendida por el resto del mundo”.

La gira tuvo caracerísticas que en el mundo de hoy resultarían insólitas. Nada menos que dos largas semanas de recorrido por distintos territorios: Madrid, Andalucía, incluyendo Granada y La Rábida, Santiago de Compostela, Barcelona... Recibida siempre como la protagonista de un espectáculo teatral en el que se desenvolvía como una auténtica estrella operística (1). Y Franco prestaba la figuración, las masas. En la Plaza Mayor de Madrid se le ofrecio el homenaje de todas las provincias españolas, con la exhibición y el regalo de un cincuentena de trajes hechos a su media que representaban los típicos de la totalidad del país (vestidos que se conservaron en un museo en Argentina), el arzobispo Eijo Garay impuso a Eva y a Carmen Polo, mujer de Franco, el escapulario de la Virgen del Carmen. Se cuenta que en El Pardo, Franco le mostró un gran tapiz que ella recibió sorprendida como regalo (la pieza fue devuelta tras la caída de Perón). En todas las ciudades Evita fue obsequiada con trajes, alhajas, asistió a muestras típicas, concentraciones, representaciones teatrales, recepciones siempre en olor de multitudes, como bien atestiguan las numerosas imágenes de la prensa y el No-Do de la época.

Pero no todo era lo que aparentaba ser: la cancillería argentina puso su empeño en que el viaje no fuera sólo a España, sino dentro de una gira que la llevó por distintos países europeos y el Vaticano. Más allá de la espectacularidad de las recepciones entre la personalidad de Evita y la de sus anfitrionas se venía a demostrar que provenían de culturas muy distintas. Evita había tenido un pasado de “culebrón”, más allá de sus espectaculares atuendos y las ropas de moda que lucía, frente al papel de damas de la más rancia derecha de la que la mayoría de ese poder procedía. A los pocos días empezaba a hacerse evidente esa divergencia de estilos, como preludio a alguna de las maledicencias que empezarían a llegar a oídos de la corte del Pardo, como las que hablaban de una “relación muy especial” de Evita con el embajador español, José María de Areilza, que había llegado a Buenos Aires en la primavera de 1947. ”Os ofrezco mi corazón de mujer, empapado en la nueva justicia que hemos dado a los obreros en mis ciudades y mis campos”, dijo Evita a modo de saludo. Pero no había en sus discursos referencias directas al Régimen, y si a la “madre patria”.


Por Manuel Espín
 
Cierra España.

España y el Peronismo. Maria Eva Duarte, Evita. ( 4ª parte).



Además de simpatías políticas, el gobierno de Perón vio un provecho económico en el contrabando de científicos alemanes para trabajar en fábricas argentinas y plantas de armamentos.


El primer avión de motor de combate introducido en Sudamérica - el "Pulqui" - fue construido en Argentina por el diseñador de aviones alemán Kurt Tank de la firma, Focke-Wulf. Sus ingenieros y pilotos de pruebas llegaron vía el servicio de emigración ilegal en Berna.

Pero otros científicos Nazis que alcanzaron las orillas protegidas de Argentina eran simplemente sádicos. Un médico, El Doctor Carl Vaernet, había conducido experimentos quirúrgicos sobre homosexuales en el campo de concentración Buchenwald. Vaernet castraba a los hombres y luego insertaba glándulas sexuales metálicas que infligían muertes atormentadoras a algunos sus pacientes.

Para los suizos, los motivos para sus acogedoras relaciones nazis argentinas eran políticos y financieros, tanto durante como después de la guerra. Ignacio Klich, el portavoz de una nueva comisión independiente que investigaba la colaboración nazi argentina, dijo que él cree que el negocio de tiempo de guerra entre Alemania nazi y Argentina fue manejado rutinariamente por fiduciarios suizos.

Aquella sospecha ha sido confirmada por archivos suizos liberados al Senado estadounidense así como por papeles de la Oficina suiza de Compensación y la correspondencia entre el Ministerio de Asuntos Exteriores suizo y la legación suiza en Buenos Aires.

Un objetivo de la investigación de la comisión es Johann Wehrli, un banquero privado de Zurich. Durante la segunda Guerra Mundial, uno de los hijos de Wehrfi abrió una sucursal en Buenos Aires que, sospechan los investigadores, fue usada para canalizar el capital Nazi en Argentina.

El dinero según se dice, incluía botín de los judíos y otras víctimas Nazis. (Más tarde, el gigantesco Unión Bank de Suiza absorbió el banco de Wehrli.)

Los Defensores suizos discuten que la diminuta Suiza tenía poca opción, sino trabajar con los poderosos gobiernos fascistas sobre sus fronteras durante la guerra. Pero la ayuda de la posguerra parece más difícil de justificar, cuando el motivo más obvio era el dinero.

Según un informe secreto escrito por un comandante de ejército estadounidense en 1948, el gobierno suizo sacó un fuerte beneficio proporcionando a los alemanes los documentos falsos necesarios para escapar a Argentina. La nota una página citaba a un informador confidencial con contactos en los gobiernos suizo y holandés como diciendo, "el gobierno suizo estaba no sólo deseoso de deshacerse de ciudadanos alemanes, legal o ilegalmente dentro de sus fronteras, sino además que ellos sacaron un beneficio considerable en deshacerse de ellos.”

El informador dijo que los ciudadanos Alemanes pagaron a funcionarios suizos tanto como 200,000 francos suizos por documentos de residencia temporal necesarios para abordar vuelos de Suiza. Además, aquella nota y otros documentos sugieren que las Líneas aéreas Reales holandesas KLM podían haber llevado ilegalmente a Nazis sospechosos a la seguridad en Argentina, mientras que Swissair actuó como un agente de reserva.

De vuelta en Argentina, las críticas muy favorables para el viaje europeo de Evita cimentaron su reputación como superestrella. Esto también le trajo inmensa riqueza prodigada a ella por Nazis agradecidos. Su marido fue reelegido presidente en 1951, por cuyo tiempo grandes números de Nazis estaban firmemente instalados en el aparato militar industrial de Argentina.

Evita Perón murió de cáncer en 1953, provocando desesperación entre sus seguidores. Los militares temerosos la enterraron en secreto en un lugar secreto para impedir que su tumba se convirtiera en un lugar nacional santo.

Mientras tanto, una caza febril comenzó para su fortuna personal. El hermano de Evita y guardián de su imagen, Juan Duarte, viajó a Suiza en búsqueda de su capital oculto.

Después de su vuelta a Argentina, Duarte fue encontrado muerto en su apartamento. A pesar del control de su marido de la policía - o tal vez debido a ello - las autoridades nunca establecieron si Duarte fue asesinado o se había suicidado.

En 1955, Juan Perón fue derrocado y escapo al exilio en España donde él vivió como un invitado de Franco. Perón al parecer tuvo acceso sobre algunas de las cuentas secretas suizas de Evita porque él sostuvo un modo lujoso de vivir.

El dinero también puede haber lubricado el breve regreso de Perón al Poder en 1973. Perón murió en 1974, dejando atrás el misterio de la fortuna Nazi de Evita. En 1976, el ejército derrocó al vicepresidente de Perón, su última esposa, Isabel.

Paradójicamente, el culto de Evita todavía prosperó. La idolatría cegó a sus seguidores a las consecuencias de su flirt con los Nazis.

Aquellos fascistas envejecidos lograron mucho mas de lo que los estrategas de ODESSA habían esperado. Los Nazis en Argentina mantuvieron la antorcha de Hitler, encendida, obtuvieron nuevos convertidos en los militares de la región y pasaron a la ciencia avanzada de tortura y operativos "de brigada de muerte ".

Cientos de estudiantes Peronistas de izquierda y sindicalistas estaban entre las víctimas de la junta neofascista argentina que lanzó la Guerra Sucia en 1976.

Cuando la junta comenzó su "guerra sin fronteras" contra la izquierda en otras partes de América Latina, usó a Nazis como soldados de tropas de asalto. Entre ellos estaba Klaus Barbie, el Carnicero de Lyon de la Gestapo quien se había instalado en Bolivia con la ayuda de la red de "ratline".

En 1980, Barbie ayudó a organizar un golpe de estado brutal contra el gobierno democráticamente elegido en Bolivia. Las cabecillas de la droga y una coalición internacional de neofascistas financiaron el golpe de estado.

El papel de Soporte principal fue jugado por la Liga Mundial Anti-comunista, conducida por el fascista de la primera guerra mundial el criminal de guerra Ryoichi Sasakawa de Japón y el Reverendo Sun Myung Moon.

Barbie buscó ayuda de la inteligencia argentina. Uno de los primeros oficiales argentinos en llegar, el Teniente Alfred Mario Mingolla, más tarde describió el papel de Barbie al periodista alemán Kai Hermann.

 Antes de nuestra salida, recibimos un expediente sobre [Barbie]," dijo Mingolla. " Allí decía que él era de gran empleo para la Argentina porque él jugó un papel importante en toda América Latina en la lucha contra el comunismo. "

Justo como en los buenos viejos días, el Carnicero de Lyon trabajó con una generación mas joven de neofascista italianos. Barbie comenzó una logia secreta llamada "Thule", donde él sermoneó a sus seguidores debajo de esvásticas a la luz de las velas.

El 17 de julio de 1980, Barbie, sus oficiales neofascistas y derechistas del ejército boliviano expulsaron al gobierno de centro izquierda. El equipo de Barbie persiguió y mató a funcionarios del gobierno y líderes del trabajo, mientras los especialistas argentinos volaron a demostrar las últimas técnicas de tortura.

Como el golpe de estado dio a los cabecillas de la droga boliviana el reinado libre del país, la operación se conoció como el Golpe de Cocaína. Con la ayuda de Barbie y sus neofascistas, Bolivia se hizo una fuente protegida de cocaína para el surgiente cártel de Medellín.

Dos años más tarde, Barbie fue capturado y extraditado a Francia donde murió en la prisión.

La mayor parte de los otros viejos Nazis están muertos, también. Pero el extremismo violento que los Perón trasplantaron en Sudamérica en los años 1940 todavía atormenta la región.

En los años 1980, los militares argentinos ampliaron sus operaciones a América Central donde colaboraron con la CIA de Ronald Reagan en la organización de fuerzas paramilitares, como los contras nicaragüenses y las " brigadas de muerte " hondureñas.

Hasta hoy, como dictadores de la derecha en América Latina son llamados para rendir cuentas sobre atrocidades pasadas, las nuevas democracias deben moverse cautelosamente y mantener la cautela sobre los derechistas en los militares potentes de la región.

Los fantasmas de los Nazis de Evita nunca están lejos.



Por Georg Hodel revista if, enero / febrero de 1999


Cierra España.

España y el Peronismo. Maria Eva Duarte, Evita. ( 3ª parte).

Después de sus vacaciones romanas, Evita esperaba encontrar a la Reina Isabel de Gran Bretaña. Pero el gobierno británico se negó por miedo a que la presencia de la esposa de Perón podría provocar un debate embarazoso sobre las inclinaciones pro nazis de Argentina y el abrigo a Hitler en la pre guerra de la misma familia real. En cambio Evita se desvío a Rapallo, una ciudad cerca de Génova en la Rivera italiana.

Allí, ella fue invitada de Alberto Dodero, dueño de una flota de barcos Argentina conocida por transportar algunas de las cargas más desagradables del mundo.

El 19 de junio de 1947, en medio del viaje de Evita, el primero de los barcos de Dodero, el Santa Fe. Llegado a Buenos Aires y descargo cientos de Nazis en el puerto de su nuevo país. Durante los pocos años siguientes, los barcos de Dodero llevarían miles de Nazis a Sudamérica incluyendo a algunos de los criminales de guerra de Hitler, más viles como Mengele y Eichmann, según el historiador argentino Jorge Camarasa.

El 4 de agosto de 1947, Evita y su séquito se dirigieron al norte ala majestuosa ciudad de Ginebra un centro de finanzas internacionales. Allí, ella participó de más reuniones con protagonistas del aparato de fuga Nazi.

Un diplomático suizo llamado Jacques Albert Cuttat dio la bienvenida a la antigua cantante romántica. El encuentro fue una reunión de mala muerte, ya que Evita había conocido a Cuttat cuando él trabajó en la Legación suiza en Argentina desde 1938 hasta 1946.

Los documentos recién liberados del Banco central de Argentina mostraron que durante la guerra, el Banco central suizo y una docena de bancos suizos privados mantenían sospechosas cuentas de oro en Argentina. Entre los titulares de cuentas estaba Jacques Albert Cuttat.

Los archivos suizos acusaron A Cuttat de conducir negocios privados no autorizados y de mantener cuestionables contactos de guerra con conocidos Nazis. A pesar de aquellas alegaciones, el gobierno suizo promovió A Cuttat como jefe de protocolo del Servicio extranjero suizo, después de su vuelta de Argentina a Suiza. En aquella capacidad, Cuttat escoltó a Eva Perón a reuniones con funcionarios mayores suizos. El par fue a ver al ministro de Asuntos Exteriores Max Petitpierre y a Philipp Etter, el presidente suizo. Etter le dio una cálida bienvenida A Evita hasta acompañándola al día siguiente en una visita a la ciudad de Lucerna, "la entrada a los Alpes suizos."

Después de que sus deberes "oficiales" habían terminado, Evita desapareció de la vista publica. Supuestamente, ella se unió a algunos amigos para descansar y distraerse en las montañas de S. Moritz.

Pero los documentos que relatan su viaje suizo revelaron que ella siguió haciendo contactos de negocio que promoverían tanto el comercio argentino como la relocalización de los cómplices de Hitler. Ella fue invitada del "Instituto Suizo-Argentino" en una recepción privada en el Hotel "Baur au Lac" en Zurich, la capital bancaria del sector de habla alemana de Suiza.

Allí, el Profesor William Dunkel, presidente del Instituto, dirigió una audiencia de más de 200 banqueros suizos y hombres de negocio - más Eva Perón - sobre las maravillosas oportunidades en Argentina.

Documentos de archivo suizos Recientemente liberados explicaron que había detrás del entusiasmo. El embajador de Perón en Suiza, Benito Llambi, había emprendido una misión secreta para crear una especie de servicio de emigración para coordinar la fuga de los Nazis, en particular aquellos con habilidades científicas.

Llambi ya había conducido conversaciones secretas con Henry Guisan junior, un agente suizo cuyos clientes incluyeron a un ingeniero alemán que había trabajado para el equipo de misiles de Wernher von Braun. Guisan ofreció a Llambi los cianóticos los cohetes alemanes "V2" y "V3".

Guisan mismo emigró a Argentina donde él estableció varias firmas que se especializaron en la consecución de material de guerra. Su ex-esposa más tarde dijo a los investigadores, "tenía que atender a los socios de mi marido anterior a los que preferiría no dar la mano. Cuando empezaban a hablar de negocios tenía que dejar el cuarto. Sólo recuerdo que millones estaban en juego."

Los archivos de inteligencia del Departamento de Policía de Berna muestran que la oficina de emigración secreta Nazi estaba localizada en Marktgasse 49 en el centro Berna, la capital suiza. La operación era dirigida por tres Argentinos- Carlos Fuldner, Herbert Helfferich y el Doctor Georg Weiss. Un informe de la policía los describió como " Nazis 110 por ciento.

El líder del equipo, Carlos Fuldner, era hijo de inmigrantes alemanes a Argentina quien había vuelto a Alemania para estudiar. En 1931, Fuldner se unió a la SS y más tarde fue reclutado en la inteligencia alemana extranjera.

En el final de la guerra, Fuldner escapó a Madrid con un avión cargado de arte robado, según un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense. Entonces se mudó a Berna donde él se hizo pasar por a un representante de la Autoridad de Transporte aéreo Civil Argentino. Fuldner estaba en el lugar para asistir a la primera ola de emigrados Nazis.

Uno de los primeros Nazis en llegar a Buenos Aires vía "ratlines" fue Erich Priebke, un oficial SS acusado de una ejecución en masa de civiles italianos. Otro fue el líder croata Ustashi ante Pavefic. Ellos fueron seguidos por el comandante de campo de concentración Joseph Schwamberger y el sádico doctor de Auschwitz, Joseph Mengele.

Más tarde, el 14 de junio de 1951, el barco de emigrante, " Giovanna C, " llevó al arquitecto del Holocausto Adolf Eichmann a Argentina donde él se hizo pasar por un técnico bajo un nombre falso. Fuldner encontró para Eichmann un trabajo en Mercedes Benz.

(Los agentes de inteligencia Israelí capturaron a Eichmann en Mayo de 1960 y lo hicieron desaparecer hacía Israel para ser procesado por asesinato masivo. Él fue condenado, sentenciado a muerte y ahorcado en 1962.)

Aunque el papel exacto de Evita en la organización de los "ratlines" Nazis permanece un poco borrosos, su viaje europeo conectó los puntos de los protagonistas en la red de fuga. Ella también ayudó a limpiar el camino para arreglos más formales en la colaboración Suizo-Argentina-Nazi.

Hay evidencia adicional contenida en la correspondencia diplomática de la posguerra entre Suiza y Argentina. Los documentos revelan que el jefe de la Policía Federal suiza, Heinrich Rothmund, y el anterior oficial de inteligencia suizo Paul Schaufelberger participaron en las actividades del servicio Argentino de emigración ilegal en Berna.

Por ejemplo, un telegrama urgente de Berna a la Legación suiza en Roma decía: " el Departamento (suizo) De policía quiere enviar a 16 refugiados a Argentina con el barco de emigración que deja Génova el 26 de marzo [1948]. Punto. Todos ellos llevan carnets de identidad suizos y tienen el visado de vuelta. Stor. "


Por Georg Hodel revista if, enero / febrero de 1999

Cierra España.

España y el Peronismo. Maria Eva Duarte, Evita. ( 2ª parte).



El 6 de junio de 1947, la primera Dama Argentina Eva Perón partió a un viaje brillante por Europa. La encantadora ex actriz fue agasajada en España, besó el anillo del Papa Pío XII en el Vaticano y se codeó con los ricos y famosos en las montañas de Suiza.


El 6 de junio de 1947, la primera Dama de Argentina Eva Perón partió a un viaje brillante por Europa. La encantadora ex actriz fue agasajada en España, besó el anillo del Papa Pío XII en el Vaticano y se codeó con los ricos y famosos en las montañas de Suiza.

Eva Perón, conocida como "Evita" por sus seguidores que la adoraban, fue aparentemente a un viaje para reforzar lazos diplomáticos, de negocio y culturales entre Argentina y los líderes importantes de Europa.



Pero había una misión paralela detrás del viaje prominente, una que ha contribuido a un medio siglo de extremismo violento en América Latina. Según registros que ahora surgen de archivos suizos y las investigaciones de cazadores de Nazis, un lado no publicado de la gira mundial de Evita era coordinar la red para ayudar a los Nazis a reubicarse en Argentina.

Esta nueva evidencia de los lazos acogedores de Evita con los Nazis prominentes corrobora la sospecha hace mucho sostenida de que ella y su marido, el Gral. Juan Perón, pusieron el trabajo preliminar para un resurgimiento sangriento del fascismo a través de América Latina en los años 1970 a 1980.

Además de manchar la leyenda de Evita la evidencia amenaza con infligir más daño a la imagen de Suiza de neutralidad valerosa. El centro internacional bancario todavía se tambalea por los descubrimientos sobre su colaboración en la guerra con Adolf Hitler y la usura suiza a sus víctimas judías.

Los registros de archivo indican que la ayuda de Suiza a los cómplices de Hitler no se detuvo con el derrumbamiento del Tercer Reich. Y la vieja conexión Suizo-Argentina-Nazi alcanza al presente de otro modo. "El súper juez" español Baltasar Garzón procura abrir otros registros suizos sobre cuentas bancarias controladas por oficiales militares argentinos que condujeron la llamada " Guerra Sucia " que mató "y desapareció" a decenas de miles de Argentinos entre 1976-83.

Durante la Segunda guerra mundial el Gral. Perón un líder militar populista - no oculto su simpatía por la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler. Aún cuando el Tercer Reich se desmorono en la primavera de 1945, Perón permaneció pro fascita leal, haciendo disponibles más de 1,000 pasaportes en blanco para colaboradores Nazis que escapan Europa.

Con Europa en el caos y los Aliados cerca de la victoria, decenas de miles de jerarcas Nazis salieron de la vista, intentaron mezclarse con refugiados comunes y comenzaron a conspirar escapes de Europa a Argentina a través de "ratlines" clandestino.

En el final argentino de aquel viaje estaba Rodolfo Freude. Él también era el secretario privado de Juan Perón, uno de los benefactores principales de Evita y el jefe de seguridad interna argentina.

El padre de Freude, Ludwig, jugó otro papel clave. Como director administrativo del Banco Alemán Transatlántico en Buenos Aires, él condujo a la comunidad pro Nazi Alemana en Argentina y actuó como el fideicomisario para cientos de millones de símbolos del Reichs Alemanes que a los ayudantes superiores del Fuehrer enviaron a Argentina cerca del final de la guerra.

Hacia 1946, la primera ola de fascistas derrotados se ubicaba en nuevas casas argentinas. El país también era inundado con rumores de los Nazis agradecidos habían comenzado a reembolsar a Perón financiando su campaña para la presidencia, la que él ganó con su sorprendente esposa a su lado.

En 1947, Perón vivía en el palacio presidencial de Argentina y oía súplicas de miles de otros Nazis desesperados por escapar de Europa. El escenario estaba puesto para uno de los más perturbadores levantamientos de barcos en la historia humana.

Los registros de archivo revelan que Eva Perón dio un paso adelante para servir como emisario personal del Gral. Perón a este secreto Nazi. Ya, Evita era una leyenda argentina. Nacida en 1919 como niña ilegítima ella se hizo prostituta para sobrevivir y conseguir papeles protagónicos. Como ella subió en la escala social amante por amante, ella aumentó resentimientos profundos hacia las elites tradicionales.

Como amante de otros oficiales del ejército, ella llamo la atención del hermoso hombre fuerte militar Juan Perón. Después de un amorío público, ellos se casaron en 1945. Como la segunda esposa de Perón, Evita se formó como " la reina de los pobres, " protectora de aquellos que ella llamó " mis descamisados”. Ella creó una fundación para ayudar a los pobres a compra artículos desde juguetes hasta casas.

Pero su caridad se extendió, también, a los aliados Nazis de su marido. En junio de 1947, Evita fue a la Europa de posguerra. Un objetivo secreto de su primer gran viaje de ultramar al parecer reunía muchos cabos sueltos de la relocalización Nazi.

La primera parada de Evita en su viaje europeo era España, donde el Generalísimo Francisco Franco - el modelo y el mentor de su marido - la saludó por todo el protocolo solemne de un jefe de estado.

Un fascista que favoreció los poderes de Eje, pero mantuvo la neutralidad oficial en la guerra, Franco había sobrevivido el proveer un asilo para los desposeídos del Tercer Reich. La España de Franco era un importante escondite temprano para los Nazis que se escurrían del asimiento de los Aliados y necesitaban un lugar para quedarse antes seguir a casas más permanentes en América Latina o Medio Oriente.

Mientras en España, Evita según se informa se encontró en secreto con los Nazis que eran parte del séquito de Otto Skorzeny, el líder de comandos Austriacos de choque conocido como Scarface debido a una cicatriz de duelo a través de su mejilla izquierda.

Aunque bajo la detención Aliada en 1947, Skorzeny ya era el líder pretendido de la organización clandestina, Die Spinne o la Araña, que usaba millones de dólares saqueados del Reichsbank para pasar de contrabando a Nazis de Europa a Argentina.

Después de la escapatoria en 1948, Skorzeny establece la legendaria organización ODESSA que dio un toque en otros fondos Nazis ocultos para ayudar a hombres Ex-SS a reconstruir sus vidas - y el movimiento fascista - en Sudamérica. La siguiente parada de Evita fue igualmente adecuada. La belleza carismática viajó a Roma para una audiencia con el Papa Pío XII, un encuentro Vaticano que duró más que el beso habitual sobre el anillo.

Entonces, el Vaticano actuaba como una estación en un camino crucial repartiendo documentos falsificados para fugitivos fascistas. El Papa Pío fue considerado simpatizante con el anti-comunismo resistente de los fascistas aunque él había mantenido una discreta distancia pública de Hitler.

Un informe de Ministerio de Asuntos Exteriores sumamente secreto de Mayo de 1947 - un mes antes del viaje de Evita - había llamado al Vaticano "la organización más grande complicada en el movimiento ilegal de emigrantes, incluyendo a muchos Nazis. Jerarcas ex Nazis más tarde públicamente agradecieron al Vaticano por su ayuda vital.

En cuanto a la audiencia Evita-Pío, el anterior Cazador nazi del Ministerio de justicia John Loftus ha imputado que la Primera Dama de las Pampas y Su Santidad discutieron el cuidado y la alimentación de los Nazis fieles en Argentina.

Por Georg Hodel revista if, enero / febrero de 1999


Cierra España.